Info|krisis.- Lo que hemos visto este fin de semana con la constitución de los nuevos
ayuntamientos no deja lugar a dudas: la derecha ha perdido poder, sigue siendo
el partido mayoritario, pero de mayorías relativas, mientras el centro y la
izquierda están fracturados, pero en buena parte del país, sumados, forman
mayorás. El PP está pagando ahora su error histórico que data desde los tiempos
de Fraga (probablemente el gran responsable del desastre de constitución que se
alumbró en 1979): “sin enemigos a la derecha”. Falto de aliados, el PP se encamina hacia un desastre electoral en
noviembre, a menos que en los próximos meses los pactos de izquierdas no dejen
lugar a dudas sobre su incapacidad para gobernar las ciudades en las que ayer
tomaron posesión. Y no está claro lo que ocurrirá. Lo único claro es que pintan
bastos sobre la coyuntura mundial (la crisis inmobiliaria brasileña se está
agudizando cada mes) cuando aun no se han disipado en España los efectos de la
crisis iniciada en 2007.
El primer aviso se produjo antes
de las elecciones municipales: la aproximación de C’s al PSOE en Andalucía
apenas quince días después de celebradas las elecciones regionales no dejaba lugar
a dudas. El partido que había nacido con la excusa de “luchar contra la
corrupción” (C’s) se aliaba ¡con el “partido de la corrupción”! Porque si en
Andalucía ha sido posible escándalos como el de los EREs o el de los cursos de
formación para parados, es solamente porque durante treinta y tantos años ha
gobernado de manera continuada un partido clientelar y corrupto. En Andalucía
no ha habido lucha por el poder, lo único que se ha producido es lucha en el
interior del PSOE por gestionar el poder: Escuredo, Borbolla, Chávez, Zarrias,
Griñán, Díaz… El PER ha mantenido al PSOE en el poder, pero no al margen de las
luchas intestinas por ese mismo poder. Sin olvidar, por supuesto, que el AVE
Madrid-Sevilla fue la “madre de todas las corrupciones” en Andalucía durante el
felipismo (el “Caso Juan Guerra” fue una simple anécdota). Todo aquello salió
gratis a los dirigentes socialistas que
se salvaron sin grandes problemas de las imputaciones y los años de cárcel que
hubieran sido preceptivos de haber existido justicia en Andalucía. Pero, ya se
sabe que fue por aquellas fechas cuando el jerezano Pacheco, líder del PSA,
sentenció que “la justicia era un cachondeo”… Y, ciertamente, lo era.
Aquellas aguas trajeron estos
lodos: cuando C’s se encontró con una inesperada bolsa de diputados dirigidos
por un oportunista de la peor especie que había recorrido todo el espectro
político en los diez años anteriores intentando hacerse un espacio a codazos
(sin conseguirlo), supo que había llegado su hora. Marín negoció el apoyo a
Susana Díaz a cambio de algunos ayuntamientos. Albert Rivera solamente le pidió
una cosa: que la formalización del pacto se hiciera después de las elecciones
municipales, o de lo contrario, C’s perdería ese perfil con el que se
presentaba en todo el territorio nacional (el partido anticorrupción, con americana
y pelo corto, nada de panas ni de coletas, nada de aspectos desgarbados y
tatus). Lo siguiente fue preservar la imagen democrática de C’s iniciando una
caza interior de brujas y purgando a todo aquel que hubiera tenido una
presencia episódica en listas de Falange o de PxC… Con ese marchamo, C’s ha
obtenido un gran éxito. Pero también ha perdido la virginidad. Especialmente en
Andalucía que, en los próximos meses constituirá su verdadero cáncer.
Las nuevas clases políticas, las
nuevas siglas emergentes, no parecen ser mucho mejores que las viejas, al menos
en sus contenidos. Buscan ocupar el poder, como sea y con quien sea. En un
momento en el que el salario medio de este país son 1.400 euros (haciendo la
media entre los sueldos de la Botín y de los sub-mileuristas, en realidad,
estamos hablando de sueldos medios de 800-1000 euros, una vez restadas las
mentiras estadísticas), cobrar 2.300 como “altruistamente” han declarado las
nuevas alcaldesas de Madrid y Barcelona, es decir poco, porque no se alude ni a
primas por asistencia a plenos y a comisiones de trabajo, dietas y acceso a “cajas
negras” o a porcentajes por comisiones. Y dudo mucho que alguno de los nuevos
cargos municipales denuncie que por cualquier contrato con la administración y
por toda intermediacion se cobran comisiones.
Por lo demás, una cosa es votar a
una lista y otra muy distinta ver el aspecto de los concejales una vez
elegidos, oírles hablar, no en campaña sino las tomas de posesión, conocer sus
tuits pasados, observar sus tatus, su aspecto presente… ha resultado demoledor
incluso para muchos de sus votantes. ¿Son alternativos? Sí, a condición de
considerar a los porreros compulsivos como signo de “alternativismo”. Porque algunos de los nuevos concejales de las
grande ciudades son solamente eso, porreros compulsivos. Podía esperarse: desde
que Alfonso Guerra comprobó en 1983 que tres millones de ciudadano votarían a
quien prometiera la “despenalización de las drogas”, han pasado 32 años: lo
justo para que los nacidos entonces pudieran ejercer de concejales entre porro
y porro. Luego les resulta raro que alguno llegue tarde a las votaciones porque
se ha dormido…
Con la constitución de 1978 se
inició una decadencia de la sociedad española. Decadencia cada vez más
pronunciada y acusada. Decadencia que implicaba también desintegración. No es
que la constitución fuera culpable de este proceso de caída acelerada, es que
la constitución ha favorecido este proceso que está implícito en todas las
formas de modernidad que se han apoderado de “Occidente”, queridas, promovidas
y provocadas por los actores económicos: solamente es posible dominar durante
mucho tiempo a una sociedad, a condición de atomizarla, desmovilizarla y
adormecerla: “nuevos modelos familiares”, pensamiento único y legalización del
porro. En este modelo de sociedad, votar implica que siempre gobernarán quienes
sintonicen con estas tendencias mayoritarias. Céline decía: “Nunca voto, siempre estoy convencido de que
los imbéciles son mayoría”.
Pero los “pactos” a los que están
llegando la “vieja banda de los cuatro” y la “nueva banda de los cuatro” son
absolutamente inimaginables. En Villena estuvo a punto de alumbrarse un acuerdo
de gobierno PP-Podemos, que finalmente no llegó a concretarse por la aparición
del primer tránsfuga de la legislatura. C’s se ha aliado con Podemos en unos
lugares, con los socialistas en otros, con los populares donde conviniera… sin
que Rivera se inmutara lo más mínimo: total, las elecciones generales se
celebrarán a finales del otoño y la memoria popular es corta. Podemos, después
de negar que alguna vez pudiera pactar con el PSOE lo ha hecho con ese mismo
PSOE que, por activa y por pasiva, había insistido en lo mismo. Sin olvidar que
las distintas marcas vinculadas a Podemos en las regiones periféricas, han
obtenido sus votos de sectores no soberanistas… pero, los entregaran al
soberanismo con un desinterés y una indiferencia absolutas por la “cuestión
nacional” y sin tener ni la más remota idea de lo que es una “nación”, ni un “destino
histórico”, ni nada mas allá de las cuatro reglas.
Se suele aceptar que la clase
política dirigente de Podemos está bien preparaba. Se trata de universitarios
con títulos superiores. Pero eso no basta para aceptar que alguien está preparado
para gobernar. Hace falta experiencia directa de gestión y sobre todo claridad
y lucidez mental. En lugar de eso, la constitución de los nuevos ayuntamientos
ha evidenciado demasiado olor a porro y a litrona, miseria cultural, pobreza
humana y aculturización que ha sorprendido incluso a los que no teníamos
particular encono contra Podemos. El fracaso está anunciado y será fulminante.
De aquí a las elecciones generales, muchos de estos gobiernos municipales (e
incluso autonómicos) habrán caído, se habrán evidenciado los primeros casos de
corrupción e incluso algún “reporter Tribulete” habrá sacado a la superficie
los sueldos reales de quienes hoy dicen que no superarán los 2.300 euros de
remuneración. ¿Cómo reaccionará el electorado al percibir que, una vez más,
siempre, eternamente resulta traicionado? Reaccionará distribuyendo su voto
entre las opciones actuales y opciones que aún estar por venir. Atomización e
inestabilidad, tal es nuestro destino político.
El problema es que estos nuevos
gobiernos de amateurs, contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, SI
pueden ser más nefastos que los viejos gobiernos municipales: a su falta de
preparación en gestión, a su amateurismo, profesan tópicos propios de la
izquierda más utópica, y, sobre todo, odian todo lo que no es lo propio. El
odio en política es una muestra de primitivismo. Cuando un porrero compulsivo
odia, sus tuits son los que hemos conocido estos últimos días escritos por
concejales que van a gobernar grandes ciudades.
En Barcelona, solamente queda
dictar alguna medida “ecológica” para cortar en seco la llegada de turistas
(que han situado a la ciudad ante la disyuntiva de muerte por sobredosis de
turismo o muerte económica). Y no dudamos que el nuevo gobierno municipal la
adoptará. Barcelona en apenas 10 años habrá desaparecido como ciudad europea.
La Sagrada Familia concluida mostrará su extraordinaria fealdad al último japo
que se atreva a llegar para fotografiarla, pero en su entorno ya no habrán
barceloneses. A menos, claro está, de considerar a mujeres cubiertas con velos
islámicos como las “nuevas barcelonesas”. CiU, PSC y ERC han dejado a la ciudad
de Barcelona sumida en una crisis irreversible: ya poco importa quién gobierne,
Barcelona no tiene salida airosa se adopten las medidas que se adopten y mucho
menos con un gobierno municipal como el recién estrenado. Y Barcelona es el
espejo de la decadencia para otras ciudades españolas. El vídeo Bye, bye Barcelona (https://www.youtube.com/watch?v=kdXcFChRpmI&feature=iv&src_vid=eH7GBl_m-oU&annotation_id=annotation_3650869879)
no ha sido elaborado por ningún reaccionario sino por un grupo de ciudadanos de
distintas tendencias preocupados por la deriva de la ciudad. Ninguno de ellos
tiene el valor de reconocer la irreversibilidad del proceso de decadencia, pero
el documento vale la pena verlo y horrorizarse por lo que está ocurriendo ante
nuestros años.
Hay que congratularse de que la
derecha haya perdido peso, sí. Ni Rajoy, ni antes Aznar, ni Fraga, lo hicieron
bien y de nada sirve discutir si los socialistas lo hicieron igual de mal o
peor. Fraga fue uno de los responsables de la constitución. Aznar ideó un
modelo económico inviable que era pan para entonces y hambre para el futuro. Y
Rajoy se ha preocupado tan solo de demostrar que el país era atractivo para los
grandes inversores, los señores del dinero y los fondos inmobiliarios. Es bueno
que hayan recibido el varapalo del electorado y la puñalada de las simetrías
electorales que ellos mismos crearon. Pero, que nadie se engañe: lo que sube es
igualmente problemática y acelerará el proceso de decadencia tanto a nivel
nacional como a nivel local. Y todo esto en medio del olor a porro cada vez más
persistente en nuestra sociedad, banalizado y convertido en cobertura que
oculta el hecho real: que la gente joven carece de futuro en este país y, lo
que es peor, que evidencia la ausencia de voluntad de la juventud para labrarse
un futuro en la que fue tierra de sus padres.
© Ernesto Milá – infokrisis – ernestomila@yahoo.es – Prohibida la
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