Info-krisis.- Si se repasa el “histórico” de
infokrisis se verá que desde 2008 teníamos muy claro que la irrupción de la
crisis económica, al persistir (y estaba claro que iba a persistir por la
particular estructura económica de nuestro país), iba a arrastrar una crisis
social en la que el elemento más destacado, pero no el único, sería el paro. En
2008, con todo, debemos confesar que nos resultaba imposible pensar que
llegaríamos y superaríamos los 6.000.000 de parados. Así mismo, ya desde 2008,
teníamos muy claro que cuando se rebasara una cifra de paro -que nosotros
establecíamos en torno a los 4.000.000- se abriría el paso a la crisis
política, superponiéndose las tres crisis: económica, social y política. Hemos
llegado a ese punto.
Los síntomas de la crisis
política son múltiples: desprestigio absoluto de los partidos políticos,
percepción por parte de los sectores más lúcidos del país que ni PP ni PSOE
pueden sacarnos de la crisis, escándalos y descrédito en torno a la clase
política, desprestigio y escándalos en torno a la monarquía, aceleración del
proceso de centrifugación nacional, percepción creciente de que el Estado de
las Autonomía se “come” literalmente al Estado del Bienestar, presencia de cada
vez más formaciones políticas en los parlamentos autonómicos y nacional
certificando la agonía de un régimen diseñado como de “bipartidismo imperfecto”.
Es innegable: estamos en un
momento de “fin de régimen”. Los únicos que se niegan a verlo son los partidos
políticos que han detentado en exclusiva la hegemonía política en este país
durante más de 30 años: la “banda de los 4” (centro-derecha nacional,
centro-izquierda nacional, nacionalismo vasco y nacionalismo catalán) ya no da
más de sí. El régimen, ideado para mantenerse en pie sobre estas cuatro
columnas no puede estabilizarse si sus apoyos ceden o están –como ocurre en la
actualidad- progresivamente erosionados.
Si el régimen resiste es porque
en España no existe ninguna “alternativa”: no hay fuerza política o social de
cierta envergadura que “conteste” la constitución de 1978, que la niegue o que
afirme que su prioridad consiste en remozarla de arriba a bajo. Tampoco existen
fuerzas sociales, ni una “sociedad civil” lo suficientemente fuerte como para
que pueda promover movimientos reformistas de masas (véase en el “histórico” de
info-krisis todo lo que escribimos hace dos años sobre “el macizo de la raza”).
Así pues, nuestro país está “pillado” ante un camino obstruido en el que las
formaciones tradicionales persisten en llevarnos (el “camino constitucional”, deslavazado,
envejecido, plagado de baches e inviable a corto plazo) y la imposibilidad de
marchar hacia alternativas a la vista de que no existen fuerzas políticas ni
sociales que puedan liderar el proceso de regeneración del sistema político
español.
La esperanza de la “banda de los
4” es que la crisis económica desaparezca (y no hay ningún motivo para que se
pueda superar a medio plazo). Generado de nuevo empleo, olvidadas las
estrecheces, se volverá a una situación en la que la masa pasiva “dejara hacer”
a la clase política y no se preocupará de su actividad principal, enriquecerse
y lucrarse con el dinero público. Desaparecida, en esta optimista perspectiva,
la crisis económica, desaparece igualmente la crisis social y, nadie se acuerda
de algo que seguirá denostado, pero que no suscitará odios y enconos, la crisis
política.
Pues bien, este argumento es
falaz. Parte de la base de que la crisis se superará en España. Y esto es
imposible, como mínimo antes de 10 años. Para poderse superar harían falta tres
elementos: primero, romper con la globalización (y ningún partido está
dispuesto a denunciarla); segundo, enunciar un modelo económico (y ningún
partido está en condiciones de hacerlo acaso porque ese modelo no existe dentro
de un sistema mundial globalizado); y en tercer lugar, abrir el crédito para
generar empleo (lo cual no ocurrirá porque los bancos no están interesados en
nada que no sea comprar deuda pública y así seguirán durante muchos años). No
hay, pues, salida económica. Por tanto, no se revertirá el proceso de la crisis
hasta quedar atrás la crisis social y la crisis política.
Así pues, ¿Cómo superar este
momento? Si el estadio final de la crisis es la crisis política, no habrá más
salida a la crisis que una regeneración política del país. Para ello es preciso
que cristalicen las energías de protesta en los próximos procesos electorales:
las elecciones europeas de 2014 y las municipales de 2015. Es evidente que en
esas convocatorias el panorama político español quedará profundamente alterado.
Cuando los partidos “mayoritarios”, sean “menos mayoritarios” y cuando los
juzgados anticorrupción hayan procesado a cientos de dirigentes políticos hoy
imputados, ya nada volverá a ser como antes.
Este país precisa comprobar que
las cosas pueden cambiar y que cambiarán en las elecciones en las que los
partidos mayoritarios son más vulnerables: las elecciones europeas y las
municipales. Es cierto que el sistema tiene todavía algo más de un año y medio
para reforzarse y generar una reforma electoral que le beneficie. Así que hay
que estar en guardia: para las municipales ya han establecido que hay que
disminuir el número de concejales (lo que beneficia a los mayoritarios) y para
las europeas hay que esperar algún golpe teatral que les garantice una cómoda
victoria.
Hemos llegado hoy al final del
ciclo infernal (crisis económico -> crisis social -> crisis política) y
llegados a este punto es preciso revertir el ciclo: solamente una regeneración
política conseguirá remontar la crisis económica, especialmente si esa regeneración
tiene claro que la globalización, la economía especulativa, el acuerdo de
adhesión con la UE y el modelo económico basado en turismo y en el ladrillo,
son los causantes de nuestra ruina. Solamente alterando el panorama político se
logrará mejorar la situación económica. Sí, porque también en esto hay que
reconocer la responsabilidad de la clase política del régimen en habernos
hundido en la pendiente de la crisis económica por sus errores y su mala cabeza
y responsable solidaria por no habernos sabido sacar de la crisis y hacer
esfuerzos para enterrar el Estado del Bienestar.
La primera cita histórica en
donde veremos si algo puede cambiar son las elecciones europeas de 2014. Luego
vendrá el optimismo o el crujir de dientes. De nosotros depende confirmar
nuestra miseria actual y a nuestra miserable clase política o renovarla.
© Ernesto Milá – infokrisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com