Con mucha frecuencia, periodistas y amigos extranjeros me
preguntan qué ha pasado y qué está pasando en Cataluña, cómo se ha originado el
problema y hacia dónde deriva. En Info-krisis hay en torno a 200
entradas sobre este tema, demasiado como para que alguien pueda leerlo. Así que
hemos optado por elaborar un pequeño resumen en el que se resume lo esencial de
la cuestión. Obviamente, se trata de un resumen esquemático y rápido. Pero las
precisiones pueden encontrarse en este mismo blog, en artículos concretos sobre
la mayoría de los puntos aquí tratados.
Antecedentes históricos
Vale la pena apuntar algunas notas históricas sobre el último siglo y el proceso de formación del nacionalismo moderado catalán y del radicalismo independentista. Esto es todavía más importante porque el independentismo del siglo XXI tiene su mirada y su inspiración puesta en sus líderes del primer tercio del siglo XX.
1. Por distintas circunstancias históricas, en Cataluña
se forma en la primera mitad del siglo XIX una burguesía industrial cuyo
destino y negocios están vinculados al Estado Español, en un momento en el
que solamente existen dos zonas con algo de industrialización en la Península
(Cataluña y el País Vasco). Esa burguesía carece de la densidad suficiente como
para construir una “nación”, pero sí para conseguir que el gobierno del Estado
aplique políticas “proteccionistas” que van reforzando a esa burguesía.
2. A mediados del siglo XIX aparece un movimiento
cultural regionalista (la “Renaixença”), inspirado en el romanticismo
alemán y protagonizado por intelectuales de ideologías liberales, masónicas y
carbonarias.
3. La sociedad catalana del siglo XIX es extremadamente
conservadora e identificada con el Estado Español y con su defensa a ultranza:
en Cataluña, es donde hay más oposición a las tesis de la Revolución Francesa,
donde aparece mayor resistencia a la invasión napoleónica. En Cataluña tiene
lugar la última revuelta absolutista pidiendo la restauración de la inquisición.
Las tres guerras carlistas (antiliberales) tienen mayor impacto en Cataluña que
en otras regiones del Estado.
4. La derrota carlista, uno de cuyos principios era el
“foralismo” (respeto a los fueros antiguos concedidos por los reyes a cada
región) propio del antiguo régimen, liberó un espacio político antijacobino,
con presencia del clero católico regional y apoyado por la alta burguesía.
De ahí surgirá el “regionalismo catalán”.
5. Por otra parte, una de las tendencias liberales que
aparecen durante la Primera República Española (1873-1874) fue el federalismo.
Buena parte de los promotores del federalismo español eran catalanes. A
nivel popular, esta corriente era extremadamente minoritaria en Cataluña a
finales del siglo XIX y el movimiento cultural catalanista aún más minoritaria.
6. A principios del siglo XX, la burguesía catalana había
crecido lo suficiente para aspirar a tener más peso político dentro del Estado:
el regionalismo cristalizó en la Lliga Catalana de Cambó, Prat de la Riba, etc,
muy influida por la reflexión nacionalista de Charles Maurras y de Action
Française. La Lliga se configura hasta 1936 como el gran partido de la derecha
regionalista catalana. El proyecto de la Lliga era: “Cataluña es la parte
‘seria’ del Estado, por tanto, debe de asumir la dirección de España”.
7. La “Semana Trágica” de 1909, había supuesto la
insurrección de clase obrera catalana. La burguesía tuvo que pedir auxilio al
ejército español para sofocar la revuelta. El ideal de independencia era
irrealizable en una situación en la que la clase obrera podía derrotar a una
burguesía que no contara con el apoyo del ejército español.
8. El antiguo federalismo catalán y sectores que admiraban
la insurrección irlandesa de aquellos momentos o los procesos de unificación
alemán e italiano del siglo XIX, aspiraban a ir “más allá del regionalismo” y
“más allá de la derecha”. A partir de la segunda década del siglo XX se fueron
definiendo posturas claramente independentistas que, finalmente, se
coagularon en torno a la figura de Francesc Macià y de los partidos Estat
Catalá, primero, y Esquerra Republicana de Catalunya después.
9. El proyecto independentista defendido por Macià,
fracasó en dos ocasiones durante la Segunda República (1931-1939): A) al
proclamarse la República, Macià, en Cataluña, proclamó el “Estado Catalán”.
Luego tuvo que dar marcha atrás y negociar a la baja un Estatuto de Autonomía. B)
En octubre de 1934, ante la subida de la derecha al poder, el sucesor de Macià,
Lluís Companys, se declaró en rebeldía y proclamó el “Estado Catalán dentro de
la República Federal Española”. La rebelión fue sofocada al cabo de ocho horas.
10. Mientras que para el Estado y para los partidos
democráticos, el Estatuto de Autonomía era una forma de “descentralización
político-administrativa”, para Macià y para ERC, era un escalón intermedio
hacia la independencia. Para estos, el “gobierno de la Generalitat” sería el
embrión del gobierno de un Estado Nacional clásico.
11. Durante la Guerra Civil (1936-1939), la Generalitat
de Cataluña se eclipsó: Companys se apoyó inicialmente en la CNT (sindicato
libertario controlado por los radicales anarquistas que generó una situación
muy parecida a la “República de los Consejos” de Baviera em 1919, con 9.000
asesinatos), luego, tras una guerra civil en Cataluña, dentro de la guerra
civil, los comunistas liquidaron a la CNT y a los trotskistas (1.000 muertos y
1.500 heridos). Companys entonces se apoyó en los comunistas. En noviembre de
1936, junto con la FAI había reprimido un intento de golpe independentista. Companys
en abril de 1939 era despreciado y odiado por todos los sectores republicanos
sin excepción.
12. Durante los cuarenta años de franquismo, el
independentismo y el nacionalismo catalán quedaron reducidos a focos muy
minoritarios y sin actividad política real, ni peso social. La alta
burguesía catalana colaboró con el franquismo y fue uno de sus grandes
beneficiarios. Sin embargo, el viejo proyecto de la Lliga fue reformulado en
pequeños círculos que pensaban en el postfranquismo y que tuvieron a Jordi
Pujol como “delfín”.
La “crisis catalana” se desencadena como resultado de una larga serie de errores cometidos tanto por el centro-derecha (PP) como por el centro-izquierda (PSOE). Es preciso entender esta dilatada fase como paso previo para el “proceso independentista”.
13. La constitución española fue elaborada para dar forma
a un sistema de “bipartidismo imperfecto” (dos partidos se alternan en el
poder, apoyados por un tercero cuando ninguno de ellos tiene mayoría absoluta)
que garantizaba la alternancia del centro-izquierda y del centro-derecha,
apoyados por el nacionalismo catalán: el “nacionalismo moderado”, coalición CiU
formada por dos partidos de carácter democristiano regionalista (UDC) y
nacionalista (CDC), adquirió una importancia excepcional y, prácticamente, Jordi
Pujol tuvo manos libres en Cataluña, a cambio de garantizar el gobierno del
resto del Estado.
14. Este modelo constitucional (aún en vigor) fue pactado en
los orígenes de la transición. Se aprobó un Estatuto de Autonomía y entre 1979
y 1999 todo fue bien: CiU gobernó cómodamente en Cataluña y apoyo al PP o al
PSOE, indistintamente, en el resto del Estado. A cambio pudo “catalanizar”
la región: impuso su ley de inmersión lingüística que hacía obligatoria y única
la enseñanza del catalán, pudo imponer planes de estudio concebidos como
verdaderos lavados de cerebro nacionalistas, pero, sobre todo, dispuso de los
enormes recursos del ente autonómico para subvencionar una “sociedad civil” de
carácter nacionalista.
15. A mediados de los años 80 se evidenció que los
intereses del nacionalismo catalán y los de la burguesía catalana eran
divergentes. Esta última seguía teniendo ligados sus intereses económicos
al resto del Estado, sin embargo, la administración autonómica en manos del
nacionalismo, no ocultaba que su intención era la “construcción nacional de
Cataluña” que, aunque no se dijera explícitamente, solamente podía concluir
-como aspira todo nacionalismo- a construir un Estado-Nación independiente.
16. Los problemas empezaron a aparecer a finales de los años
90, cuando el gobierno de centro-derecha de José Mª Aznar, sin mayoría en el
parlamento del Estado, precisó del apoyo de los diputados nacionalistas
catalanes. Inesperadamente, la fiscalía anticorrupción empezó a detectar
amplias bolsas de corrupción en la autonomía catalana y pruebas que implicaban
a las cúpulas de ambos partidos. Por fin, había estallado el problema que ya
se conocía desde mediados de los años 80: que Cataluña era la zona con más
niveles de corrupción pública de todo el Estado.
17. En 2003, el nacionalismo moderado perdió el control
político de Cataluña. El Partido Socialista de Cataluña (rama catalana del
PSOE) se hizo con la presidencia de la Generalitat mediante un gobierno de
coalición con independentistas de ERC y con comunistas-ecologistas. Por
increíble que pueda parecer, el nuevo presidente, Pascual Maragall, estaba enfermo
de Alzheimer (algo que se conocía como mínimo desde dos años antes) y el poder
efectivo recayó en el “conseller en cap” (jefe del gobierno autonómico),
Carod-Rovira, secretario general de ERC. Maragall siempre había querido
desbordar al nacionalismo, demostrando que él era más nacionalista y propuso un
“federalismo asimétrico” (España Estado Federal con Cataluña dotada de la mayor
autonomía), mientras que Carod propia “la independencia para el 2014” (300º
aniversario de la derrota de los partidarios de la dinastía Habsburgo para la
sucesión de la Corona de España, que tuvo a los partidarios de la dinastía
Borbón como vencedores, con todo lo que implicaba ambos modelos monárquicos).
18. El punto de encuentro entre Maragall y Carod fue
proponer a la sociedad catalana un “nuevo Estatuto” (aun cuando no existía
demanda social, ni interés en la calle por el tema). Para Maragall todo
consistía en “elevar el techo autonómico”, mientras que Carod aspiraba a dar un
paso más en la vía hacia la independencia.
19. Con Aznar y la derecha del PP en el poder, no había nada
que hacer, pero, providencialmente los extraños atentados del 11 de marzo de
2003 (112 víctimas mortales), hicieron que, en apenas 48 horas, 3.000.000 de
votos más se desplazaran hasta el PSOE, penalizando el papel de Aznar en la
guerra de Irak y su posicionamiento al lado de Bush y Blair. Llegó al poder
un hombre que decía no creer en las fronteras y que, por tanto, ignoraba lo que
representaba el nacionalismo: crear fronteras interiores.
20. El nuevo presidente del gobierno, J.L Rodríguez
Zapatero, de manera irresponsable se comprometió a aceptar lo que decidiera el
parlamento de Cataluña y, de repente se encontró con un “nuevo proyecto de
Estatuto” que prácticamente situaba a Cataluña a un paso de ser Estado
independiente. Luego, ZP dio marcha atrás y esto hizo que el proceso de
tramitación del Estatuto, se eternizara y finalmente, se presentaran recursos
de inconstitucionalidad que prosperaron y recortaron (como había ocurrido en
1931-32) el Estatuto propuesto por nacionalistas, socialistas e
independentistas.
21. La crisis económica, pésimamente gestionada por
Rodríguez Zapatero, favoreció al independentismo que terminó recuperando el
control de la Generalitat con Artur Mas, discípulo aventajado de Jordi Pujol. Mas
intentó negociar con el gobierno del Estado, entonces ocupado por Mariano Rajoy
(PP): dinero y fondos para Cataluña, a cambio de moderar las posiciones sobre
el “nuevo Estatuto”. Pero España vivía entonces el peor momento de la “crisis
de la deuda pública”, con la economía intervenida por la Unión Europea y sin
prácticamente margen para negociar.
22. Artur Mas tuvo que reconocer que ya no podía extraer más
fondos del Estado. Además, los tribunales estaban estrechando el cerco
contra las redes de corrupción administrativa con más y más casos abiertos por
desfalco, malversación de fondos, fuga de capitales, cobros de comisiones
ilegales y demás delitos económicos que afectaban a CiU, el partido de Artur
Mas. Así que éste optó por la vía de la independencia, dando por supuesto
que la crisis económica de 2008, la crisis bancaria de 2009 y la crisis de la
deuda pública, habían debilitado tanto al Estado Español que era posible
desgajarse de él o forzar una situación favorable a la independencia.
23. Artur Mas convocó un referéndum para el 9 de noviembre
de 2014. Este referéndum fue desautorizado por los tribunales del Estado
Español. Artur Mas fue procesado y posteriormente condenado por el Tribunal
Supremo por promover este acto. Artur Mas lo había planteado como un
“referéndum por la autodeterminación”, no como un “referéndum por la
independencia”. Y lo hizo avalado por 85 diputados autonómicos, teniendo en
contra a 41.
24. En ese momento, ya era evidente que el nacionalismo
moderado (partido al que pertenecía Artur Mas) estaba perdiendo el control de
la situación y que estaba transitando por una ruta que no había trazado él sino
sus socios más radicales: ERC de un lado (que seguía ateniéndose a la
consigna “independencia en el 2014”), por los radicales independentistas
situados fuera del partido (CUP) y por ICV, partido comunista-ecologista, que
no se definían como “independentistas” sino como “soberanistas”.
25. El gobierno del Estado había declarado que, según la
constitución, “la soberanía residía en el pueblo español”, por tanto, una
consulta solamente al “pueblo catalán”, era ilegal. Sin embargo, tras el
del 9-N de 2014, Artur Mas convocó nuevas elecciones “plebiscitarias” para el
27 de septiembre de 2015. CiU, entre tanto, se había desintegrado (UDC no
estaba a favor de la “vía soberanista”) y CDC tenía a sus direcciones
históricas procesadas y sus bienes incautados por delitos de corrupción, así
que el partido optó por disolverse y transformarse en Partido Democrático de
Cataluña. Entre este partido, ERC y varias formaciones de la “sociedad civil”
independentista se creó la candidatura Junts pel Sí (Juntos por el Sí)
que consiguió el 39% de los votos, mientras que los radicales independentistas
de la CUP (Candidatura de Unidad Popular) obtuvieron el 8%. En total un 47%.
28. A pesar de que los resultados electorales indicaban
que los independentistas carecían de fuerza social suficiente para declarar la
independencia, sus dirigentes realizaron una loca carrera para proseguir con el
proyecto. Resultó elegido presidente de la Generalitat de Cataluña un
político de perfil bajo, Carles Puigdemont, que prosiguió adelante con el
proyecto de celebrar un nuevo referéndum y utilizó el parlamento regional para
crear toda una serie de instrumentos jurídicos hacia ese objetivo… que eran
inmediatamente denunciados al Tribunal Constitucional y declarados ilegales por
éste.
29. El nuevo referéndum fue convocado para el 1 de octubre
de 2017, siendo declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. Sin embargo,
el gobierno autonómico siguió adelante con la convocatoria. Los partidos
contrarios al “proceso independentista”, no realizaron campaña y votaron
solamente los partidarios de la independencia. No hubo ningún control sobre
los resultados y las cifras de votantes son, visiblemente, ficticias. Se
produjeron algunos incidentes. Previamente, los tribunales ordenaron la
detención del “núcleo duro” promotor del proceso que fue procesado por delitos
de rebelión, desobediencia y malversación de fondos.
30. Inmediatamente después del 1 de octubre de 2017, el
independentismo catalán inició un proceso de descomposición interna: por un
lado ERC se distanció del PDCat; por otro, los radicales de la CUP llamaron a
distintas movilizaciones (que constituyeron sonoros fracasos); y, finalmente,
el PDCat se rompió en varias fracciones (unas favorables al ex presidente Puigdemont
exiliado en Waterloo, otras a la espera de poder reconstituir un partido
“nacionalista moderado”, los más dedicándose al “localismo” y a la gestión
municipal). La CUP considera que los resultados del 1 de octubre de 2017 son
“legales” y que, por tanto, existe una “República Catalana independiente” que
es preciso defender. Luego están las organizaciones de la “sociedad civil”
(Ómnium Cultural y Asamblea Nacional de Catalunya) que comparte posiciones de
los radicales: independencia por encima de cual otra consideración.
Hasta la publicación de la sentencia del juicio por el 1-O parecía evidente que el nacionalismo había entrado en crisis. A partir de las movilizaciones producidas puede parecer que se haya reactivado: en realidad las cosas han cambiado muy poco. Estos son los elementos esenciales de la actual situación:
31. El 14 de octubre de 2019 el Tribunal Supremo emitió la
sentencia contra los primeros acusados por la organización del referéndum del 1
de octubre de 2017. El juicio había sido emitido íntegramente por televisión. El
tribunal se pronunció a favor de condenarlos por delitos de “sedición,
desobediencia y malversación de fondos”, pero rechazó el de rebelión que
hubiera conllevado penas mayores. La sentencia contemplaba penas de cárcel y de
inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos. Falta todavía la
sentencia del Tribunal de Cuentas que establecerá las multas e indemnizaciones
por las cantidades defraudas y que ascenderán a varios millones de euros. Así
mismo, faltan conocer también las costas judiciales que deberán pagar los
condenados.
32. Esta sentencia llegaba en un momento en el que el
independentismo parecía haber entrado en recesión: menos asistentes a las
manifestaciones reivindicativas del 11 de septiembre desde hace tres años y,
sobre todo, pérdida de iniciativa estratégica.
33. Tanto los radicales de la CUP, como el gobierno de la
Generalitat, en manos de Quim Torra, un radical procedente del PDCat (al igual que
Puigdemont, político de perfil muy bajo), se han visto incapaces de
reconstruir una estrategia de secesión y han optado por estimular desde el
poder autonómico, las manifestaciones de protesta por las condenas, conscientes
del “ahora o nunca”: o se movilizan ahora y salvan lo salvable del “procés”
(alguna transferencia económica y/o concierto económico, o cierran este
episodio sin éxitos y con el fracaso a la espalda.
34. La gran contradicción es que, el mismo gobierno
autonómico que incita a manifestarse en las calles y cortar carreteras, es el
que… envía a la policía autonómica para reprimir a los manifestantes. Esto
se debe a la presión a la que está sometido el gobierno de Quim Torra que,
tiene sobre sus cabezas una nueva suspensión del Estatuto de Autonomía (según
el artículo 155 de la constitución) o bien la aplicación de la Ley de Seguridad
Nacional que implicaría su destitución inmediata y su procesamiento.
35. Los incidentes violentos que se han generado en las
últimas semanas, tienen una importancia menor: son espectaculares, pero detrás
no existe ninguna fuerza organizada capaz de capitalizarlos. Se ha tratado de
explosiones de violencia que tienen distintos orígenes, pero imposibles de
prolongarse en el tiempo. En Cataluña, todos los intentos de generar un
movimiento radical armado, estilo IRA o ETA, se han visto frustrados por el
carácter específicamente catalán poco dado a ese tipo de estrategias. El
independentismo siempre ha encarnado la “rauxa”, contraria al
tradicional “seny” catalán con el que se identificaba y era el leit-motiv
de la Lliga. La “rauxa” independentista siempre ha oscilado entre el
victimismo constante y las “flamaradas” periódicas.
Si esta ha sido la trayectoria del “proceso independentista”, vale la pena ahora realizar algunas consideraciones de carácter histórico y sociológico para explicar el porqué de su fracaso y el por qué no puede progresar ni llegar más lejos de donde ha llegado.
37. El único logro del proceso independentista ha sido
evidenciar la ruptura de la sociedad catalana en cuatro partes muy bien
diferenciadas, pero similares desde el punto de vista cuantitativo: el
independentismo, el unionismo español, la inmigración y el sector indiferente.
Si da la sensación de que el sector independentista es el mayoritario, se debe
al espejismo creado por 40 años de utilización nacionalista de los medios de
comunicación catalanes en favor de su proyecto o por los miles de millones de
euros inyectados desde la Generalitat para crear una “sociedad civil” catalana
favorable al independentismo.
38. Desde el punto de vista lingüístico, vale la pena
recordar dos cosas: el catalán es una lengua hispano-romance,
extraordinariamente próxima al castellano. Solamente es hablada habitualmente
por un 35% de la población, a pesar de que lleve más de 35 años enseñándose
en las escuelas. Como lengua minoritaria no puede competir con el castellano,
hablado por 600 millones de personas en todo el mundo. Desde hace dos décadas
se ha estancado el crecimiento del uso del catalán entre las jóvenes
generaciones, con cierta tendencia al retroceso. El nacionalismo ha hecho
cabalgar su causa sobre la lengua (el único factor diferencial en relación al
resto del Estado), por lo tanto, el independentismo catalán tiene un campo de
aplicación máximo y único en ese 35% de catalanoparlante.
39. El nacionalismo moderado, en los años 90 facilitó una
corriente de inmigración procedente de los países del Magreb en detrimento de
la migración procedente de Iberoamérica. El motivo era que un inmigrante
que llegaba a España hablando castellano, no se esforzaría en hablar catalán,
mientras que un inmigrante magrebí aprendería catalán para integrarse en la
sociedad catalana.
40. Este planteamiento perverso y suicida ha generado que en
estos momentos en Cataluña haya un millón de inmigrantes islamistas, dos
terceras partes de los cuales ya tienen pasaporte y nacionalidad española. Cataluña
es la zona con más islamismo del Estado. Y con un islamismo más
radicalizado… gracias al gobierno autonómico.
41. La Generalitat cree que podrá integrar a los inmigrantes
magrebíes con la misma facilidad con la que se integraron los inmigrantes de otras
regiones del Estado Español. Olvida que entre castellano y catalán existe
contigüidad lingüística y que no existen diferencias sustanciales entre la
“cultura catalana” y la “cultura castellana”, mientras que con la
inmigración magrebí existe una brecha de separación en todos los ámbitos.
42. La riada migratoria que ha sufrido Cataluña desde 1996
es de tal magnitud que puede afirmarse que la “identidad catalana” está hoy
más diluida que nunca en beneficio de unas concepciones “multiculturales” y
“mestizas” que encajan muy mal con el proyecto nacionalista. Desde 2003 ERC
siempre ha proclamado la existencia de un “Islam catalán” que, por definición,
es imposible.
43. Ahora bien, si el proyecto independentista ha fracasado
es, simplemente, por el los partidarios de la independencia no tienen
“fuerza social” suficiente para alcanzar su objetivo. Una cosa es formar un
gobierno independentista (basta con tener la mitad más uno de los diputados) y
otra muy distintas formar un Estado-Nación (lo que requiere un alto grado de
unanimidad entre la ciudadanía, como mínimo de ¾ partes del electorado).
44. Si tenemos en cuenta que hemos dicho que la sociedad
catalana está dividida en cuatro partes, cuantitativamente similares, los
independentistas han llegado a la conclusión de que solamente pueden crecer
integrando en sus filas a inmigración: de ahí que el islamismo catalán esté
ultra-subvencionado y que incluso el “ministro de Trabajo” de la Generalitat
sea marroquí.
45. El independentismo catalán no ha suscitado ningún
interés internacional relevante. Los rumores sobre la implicación de Soros
son falsos (nacen en la embajada soviética como respuesta a los rumores
generados por la embajada norteamericana en Madrid, según los cuales Putin está
detrás del intento secesionista…). Soros tiene más intereses inmobiliarios
-junto a Golman Sachs- en Madrid mucho mayores a los que tiene en Barcelona.
46. También en el terreno internacional, los
independentistas siempre han afirmado que la independencia no cambiaría nada en
relación a Europa y que Cataluña seguiría siendo miembro de la UE… algo que
la propia UE se ha encargado de desmentir, constituyendo la mentira más ingenua
del “procés”.
47. Desde el punto de vista económico, la secesión
supondría una catástrofe para Cataluña: España es el principal mercado de
lo que se produce en Cataluña, seguido por los países de la UE. La secesión
implicaría que estos clientes se verían inmediatamente asaltados por nuevos
proveedores dentro de la misma UE. La economía catalana -hoy ya en pérdida de
industrialización a causa del fenómeno globalizador- se vería absolutamente
asfixiada, especialmente por la losa que supone 1.250.000 inmigrantes
subsidiados cuya adhesión y tranquilidad depende de que el grifo de las ayudas
sociales siga abierto.
48. Antes del 1 de octubre, casi 3.000 empresas de primer
orden trasladaron su sede social de Barcelona a otras partes del Estado.
Muchas, incluso trasladaron sus plantas de producción a Aragón, Castilla o
Levante. En las últimas semanas de incidentes callejeros, otro centenar más ha
abandonado Cataluña. Las cifras económicas desde que se inició el proceso
independentista, son catastróficas para Cataluña.
49. El último argumento que explica la derrota del
independentismo catalán es que la “primavera de las naciones”, fue un
proceso que se dio en el siglo XIX y en las dos primeras décadas del XX, ligado
a la segunda revolución industrial. En la actualidad, nos encontramos en una
fase de solapamiento de la tercera a la cuarta revolución industrial (es decir,
de la revolución de la microinformática a la de la inteligencia artificial, las
biotecnologías, la criogenia, etc.). Lo que no ha entendido el nacionalismo es
que la época en la que una burguesía nacional aspiraba a la creación de un
Estado-Nación ya ha quedado muy atrás en la historia y que la “flecha de la
historia” avanza en dirección contraria.
50. Históricamente, Cataluña no ha sido nunca
independiente. En la Edad Media existieron “condados catalanes” feudatarios
de la Marca Hispánica o del Reino de Aragón, sin conciencia de formar una
“unidad política”. Nunca existió la “federación catalano-aragonesa”, sino
solamente la dinastía condal de Barcelona que estuvo al frente del Reino de
Aragón en el siglo XV. Tampoco existió jamás el “Reino de Cataluña”. Solamente
durante el siglo XVII, existió un fugaz movimiento que desgajó a Cataluña de
España para integrarla en el Reino de Francia. La situación se saldó con el retorno
de Cataluña a la Corona de España y con la pérdida de los territorios situados
en la otra vertiente de los Pirineos.
51. Desde el punto de vista antropológico, étnico,
religioso y cultural, incluso lingüístico, Cataluña y el resto de los
territorios de la Península Ibérica son uniformes, no existen “factores
diferenciales” suficientes como para justificar la creación de una
Nación-Estado diferenciada. Tampoco la geopolítica hace de Cataluña algo
diferente al resto de la Península. Una situación de diferenciación étnica se
da en el País Vasco, no en Cataluña.
52. Desde el punto de vista histórico, las reivindicaciones
catalanas se basan en dos momentos: la existencia de condados en el medievo (en
una situación completamente diferente a la actual) y en la caída de Barcelona
en poder de las tropas borbónicas en 1714. Pero este episodio pertenece a
una guerra “de sucesión” a la Corona de España (no a una guerra “de secesión”).
El pretendiente Habsburgo fue derrotado por el Borbón y la concepción
monárquica niveladora propia de éste, liquidó las instituciones históricas
catalanas procedentes del medievo… teniendo el paradójico resultado de un mayor
desarrollo económico para la región.
53. En 2019 el independentismo se resiste a dar la batalla
por perdida. No la puede ganar porque la flecha de la historia no apunta hacia
la formación de cientos de pequeñas Naciones-Estado, sino que -como ya señalaron
a principios de los años 30 los redactores de Die Tat, uno de los
órganos de la “revolución conservadora” alemana- se tiende a la formación de
bloques continentales. La historia no hay que considerarla en pequeñas
porciones de tiempo, sino en grandes espacios y, solamente puede interpretarse,
identificando las grandes corrientes que actúan en ella. El nacionalismo,
todo nacionalismo, va hoy contra la flecha de la historia. Y esta flecha nunca
da marcha atrás. La Nación Estado es una forma de desarrollo de las
comunidades humanas. Antes existieron los Reinos, antes los grandes imperios
que unían a partes muy distantes gracias a una “fides”. Estamos en el
tiempo en el que los Estados-Nación están siendo sustituidos por grandes
bloques geopolíticos continentales. Estos son los únicos que pueden resistir (si
se lo proponen) a la globalización económica.
54. Si alguien pregunta “¿qué está pasando en Cataluña?”,
la respuesta más simple es: “nada, desde el punto de vista histórico, una
tormenta en un vaso de agua”.