sábado, 2 de noviembre de 2019

GUIA DIDÁCTICA SOBRE EL “PROBLEMA CATALÁN” EN 54 PUNTOS


Con mucha frecuencia, periodistas y amigos extranjeros me preguntan qué ha pasado y qué está pasando en Cataluña, cómo se ha originado el problema y hacia dónde deriva. En Info-krisis hay en torno a 200 entradas sobre este tema, demasiado como para que alguien pueda leerlo. Así que hemos optado por elaborar un pequeño resumen en el que se resume lo esencial de la cuestión. Obviamente, se trata de un resumen esquemático y rápido. Pero las precisiones pueden encontrarse en este mismo blog, en artículos concretos sobre la mayoría de los puntos aquí tratados.

Antecedentes históricos
Vale la pena apuntar algunas notas históricas sobre el último siglo y el proceso de formación del nacionalismo moderado catalán y del radicalismo independentista. Esto es todavía más importante porque el independentismo del siglo XXI tiene su mirada y su inspiración puesta en sus líderes del primer tercio del siglo XX.
1. Por distintas circunstancias históricas, en Cataluña se forma en la primera mitad del siglo XIX una burguesía industrial cuyo destino y negocios están vinculados al Estado Español, en un momento en el que solamente existen dos zonas con algo de industrialización en la Península (Cataluña y el País Vasco). Esa burguesía carece de la densidad suficiente como para construir una “nación”, pero sí para conseguir que el gobierno del Estado aplique políticas “proteccionistas” que van reforzando a esa burguesía.

2. A mediados del siglo XIX aparece un movimiento cultural regionalista (la “Renaixença”), inspirado en el romanticismo alemán y protagonizado por intelectuales de ideologías liberales, masónicas y carbonarias.

3. La sociedad catalana del siglo XIX es extremadamente conservadora e identificada con el Estado Español y con su defensa a ultranza: en Cataluña, es donde hay más oposición a las tesis de la Revolución Francesa, donde aparece mayor resistencia a la invasión napoleónica. En Cataluña tiene lugar la última revuelta absolutista pidiendo la restauración de la inquisición. Las tres guerras carlistas (antiliberales) tienen mayor impacto en Cataluña que en otras regiones del Estado.

4. La derrota carlista, uno de cuyos principios era el “foralismo” (respeto a los fueros antiguos concedidos por los reyes a cada región) propio del antiguo régimen, liberó un espacio político antijacobino, con presencia del clero católico regional y apoyado por la alta burguesía. De ahí surgirá el “regionalismo catalán”.

5. Por otra parte, una de las tendencias liberales que aparecen durante la Primera República Española (1873-1874) fue el federalismo. Buena parte de los promotores del federalismo español eran catalanes. A nivel popular, esta corriente era extremadamente minoritaria en Cataluña a finales del siglo XIX y el movimiento cultural catalanista aún más minoritaria.

6. A principios del siglo XX, la burguesía catalana había crecido lo suficiente para aspirar a tener más peso político dentro del Estado: el regionalismo cristalizó en la Lliga Catalana de Cambó, Prat de la Riba, etc, muy influida por la reflexión nacionalista de Charles Maurras y de Action Française. La Lliga se configura hasta 1936 como el gran partido de la derecha regionalista catalana. El proyecto de la Lliga era: “Cataluña es la parte ‘seria’ del Estado, por tanto, debe de asumir la dirección de España”.

7. La “Semana Trágica” de 1909, había supuesto la insurrección de clase obrera catalana. La burguesía tuvo que pedir auxilio al ejército español para sofocar la revuelta. El ideal de independencia era irrealizable en una situación en la que la clase obrera podía derrotar a una burguesía que no contara con el apoyo del ejército español.

8. El antiguo federalismo catalán y sectores que admiraban la insurrección irlandesa de aquellos momentos o los procesos de unificación alemán e italiano del siglo XIX, aspiraban a ir “más allá del regionalismo” y “más allá de la derecha”. A partir de la segunda década del siglo XX se fueron definiendo posturas claramente independentistas que, finalmente, se coagularon en torno a la figura de Francesc Macià y de los partidos Estat Catalá, primero, y Esquerra Republicana de Catalunya después.

9. El proyecto independentista defendido por Macià, fracasó en dos ocasiones durante la Segunda República (1931-1939): A) al proclamarse la República, Macià, en Cataluña, proclamó el “Estado Catalán”. Luego tuvo que dar marcha atrás y negociar a la baja un Estatuto de Autonomía. B) En octubre de 1934, ante la subida de la derecha al poder, el sucesor de Macià, Lluís Companys, se declaró en rebeldía y proclamó el “Estado Catalán dentro de la República Federal Española”. La rebelión fue sofocada al cabo de ocho horas.

10. Mientras que para el Estado y para los partidos democráticos, el Estatuto de Autonomía era una forma de “descentralización político-administrativa”, para Macià y para ERC, era un escalón intermedio hacia la independencia. Para estos, el “gobierno de la Generalitat” sería el embrión del gobierno de un Estado Nacional clásico.

11. Durante la Guerra Civil (1936-1939), la Generalitat de Cataluña se eclipsó: Companys se apoyó inicialmente en la CNT (sindicato libertario controlado por los radicales anarquistas que generó una situación muy parecida a la “República de los Consejos” de Baviera em 1919, con 9.000 asesinatos), luego, tras una guerra civil en Cataluña, dentro de la guerra civil, los comunistas liquidaron a la CNT y a los trotskistas (1.000 muertos y 1.500 heridos). Companys entonces se apoyó en los comunistas. En noviembre de 1936, junto con la FAI había reprimido un intento de golpe independentista. Companys en abril de 1939 era despreciado y odiado por todos los sectores republicanos sin excepción.

12. Durante los cuarenta años de franquismo, el independentismo y el nacionalismo catalán quedaron reducidos a focos muy minoritarios y sin actividad política real, ni peso social. La alta burguesía catalana colaboró con el franquismo y fue uno de sus grandes beneficiarios. Sin embargo, el viejo proyecto de la Lliga fue reformulado en pequeños círculos que pensaban en el postfranquismo y que tuvieron a Jordi Pujol como “delfín”.


El “problema catalán” en los 40 años de democracia
La “crisis catalana” se desencadena como resultado de una larga serie de errores cometidos tanto por el centro-derecha (PP) como por el centro-izquierda (PSOE). Es preciso entender esta dilatada fase como paso previo para el “proceso independentista”.
13. La constitución española fue elaborada para dar forma a un sistema de “bipartidismo imperfecto” (dos partidos se alternan en el poder, apoyados por un tercero cuando ninguno de ellos tiene mayoría absoluta) que garantizaba la alternancia del centro-izquierda y del centro-derecha, apoyados por el nacionalismo catalán: el “nacionalismo moderado”, coalición CiU formada por dos partidos de carácter democristiano regionalista (UDC) y nacionalista (CDC), adquirió una importancia excepcional y, prácticamente, Jordi Pujol tuvo manos libres en Cataluña, a cambio de garantizar el gobierno del resto del Estado.

14. Este modelo constitucional (aún en vigor) fue pactado en los orígenes de la transición. Se aprobó un Estatuto de Autonomía y entre 1979 y 1999 todo fue bien: CiU gobernó cómodamente en Cataluña y apoyo al PP o al PSOE, indistintamente, en el resto del Estado. A cambio pudo “catalanizar” la región: impuso su ley de inmersión lingüística que hacía obligatoria y única la enseñanza del catalán, pudo imponer planes de estudio concebidos como verdaderos lavados de cerebro nacionalistas, pero, sobre todo, dispuso de los enormes recursos del ente autonómico para subvencionar una “sociedad civil” de carácter nacionalista.

15. A mediados de los años 80 se evidenció que los intereses del nacionalismo catalán y los de la burguesía catalana eran divergentes. Esta última seguía teniendo ligados sus intereses económicos al resto del Estado, sin embargo, la administración autonómica en manos del nacionalismo, no ocultaba que su intención era la “construcción nacional de Cataluña” que, aunque no se dijera explícitamente, solamente podía concluir -como aspira todo nacionalismo- a construir un Estado-Nación independiente.

16. Los problemas empezaron a aparecer a finales de los años 90, cuando el gobierno de centro-derecha de José Mª Aznar, sin mayoría en el parlamento del Estado, precisó del apoyo de los diputados nacionalistas catalanes. Inesperadamente, la fiscalía anticorrupción empezó a detectar amplias bolsas de corrupción en la autonomía catalana y pruebas que implicaban a las cúpulas de ambos partidos. Por fin, había estallado el problema que ya se conocía desde mediados de los años 80: que Cataluña era la zona con más niveles de corrupción pública de todo el Estado.

17. En 2003, el nacionalismo moderado perdió el control político de Cataluña. El Partido Socialista de Cataluña (rama catalana del PSOE) se hizo con la presidencia de la Generalitat mediante un gobierno de coalición con independentistas de ERC y con comunistas-ecologistas. Por increíble que pueda parecer, el nuevo presidente, Pascual Maragall, estaba enfermo de Alzheimer (algo que se conocía como mínimo desde dos años antes) y el poder efectivo recayó en el “conseller en cap” (jefe del gobierno autonómico), Carod-Rovira, secretario general de ERC. Maragall siempre había querido desbordar al nacionalismo, demostrando que él era más nacionalista y propuso un “federalismo asimétrico” (España Estado Federal con Cataluña dotada de la mayor autonomía), mientras que Carod propia “la independencia para el 2014” (300º aniversario de la derrota de los partidarios de la dinastía Habsburgo para la sucesión de la Corona de España, que tuvo a los partidarios de la dinastía Borbón como vencedores, con todo lo que implicaba ambos modelos monárquicos).

18. El punto de encuentro entre Maragall y Carod fue proponer a la sociedad catalana un “nuevo Estatuto” (aun cuando no existía demanda social, ni interés en la calle por el tema). Para Maragall todo consistía en “elevar el techo autonómico”, mientras que Carod aspiraba a dar un paso más en la vía hacia la independencia.

19. Con Aznar y la derecha del PP en el poder, no había nada que hacer, pero, providencialmente los extraños atentados del 11 de marzo de 2003 (112 víctimas mortales), hicieron que, en apenas 48 horas, 3.000.000 de votos más se desplazaran hasta el PSOE, penalizando el papel de Aznar en la guerra de Irak y su posicionamiento al lado de Bush y Blair. Llegó al poder un hombre que decía no creer en las fronteras y que, por tanto, ignoraba lo que representaba el nacionalismo: crear fronteras interiores.

20. El nuevo presidente del gobierno, J.L Rodríguez Zapatero, de manera irresponsable se comprometió a aceptar lo que decidiera el parlamento de Cataluña y, de repente se encontró con un “nuevo proyecto de Estatuto” que prácticamente situaba a Cataluña a un paso de ser Estado independiente. Luego, ZP dio marcha atrás y esto hizo que el proceso de tramitación del Estatuto, se eternizara y finalmente, se presentaran recursos de inconstitucionalidad que prosperaron y recortaron (como había ocurrido en 1931-32) el Estatuto propuesto por nacionalistas, socialistas e independentistas.

21. La crisis económica, pésimamente gestionada por Rodríguez Zapatero, favoreció al independentismo que terminó recuperando el control de la Generalitat con Artur Mas, discípulo aventajado de Jordi Pujol. Mas intentó negociar con el gobierno del Estado, entonces ocupado por Mariano Rajoy (PP): dinero y fondos para Cataluña, a cambio de moderar las posiciones sobre el “nuevo Estatuto”. Pero España vivía entonces el peor momento de la “crisis de la deuda pública”, con la economía intervenida por la Unión Europea y sin prácticamente margen para negociar.

22. Artur Mas tuvo que reconocer que ya no podía extraer más fondos del Estado. Además, los tribunales estaban estrechando el cerco contra las redes de corrupción administrativa con más y más casos abiertos por desfalco, malversación de fondos, fuga de capitales, cobros de comisiones ilegales y demás delitos económicos que afectaban a CiU, el partido de Artur Mas. Así que éste optó por la vía de la independencia, dando por supuesto que la crisis económica de 2008, la crisis bancaria de 2009 y la crisis de la deuda pública, habían debilitado tanto al Estado Español que era posible desgajarse de él o forzar una situación favorable a la independencia.

23. Artur Mas convocó un referéndum para el 9 de noviembre de 2014. Este referéndum fue desautorizado por los tribunales del Estado Español. Artur Mas fue procesado y posteriormente condenado por el Tribunal Supremo por promover este acto. Artur Mas lo había planteado como un “referéndum por la autodeterminación”, no como un “referéndum por la independencia”. Y lo hizo avalado por 85 diputados autonómicos, teniendo en contra a 41.

24. En ese momento, ya era evidente que el nacionalismo moderado (partido al que pertenecía Artur Mas) estaba perdiendo el control de la situación y que estaba transitando por una ruta que no había trazado él sino sus socios más radicales: ERC de un lado (que seguía ateniéndose a la consigna “independencia en el 2014”), por los radicales independentistas situados fuera del partido (CUP) y por ICV, partido comunista-ecologista, que no se definían como “independentistas” sino como “soberanistas”.

25. El gobierno del Estado había declarado que, según la constitución, “la soberanía residía en el pueblo español”, por tanto, una consulta solamente al “pueblo catalán”, era ilegal. Sin embargo, tras el del 9-N de 2014, Artur Mas convocó nuevas elecciones “plebiscitarias” para el 27 de septiembre de 2015. CiU, entre tanto, se había desintegrado (UDC no estaba a favor de la “vía soberanista”) y CDC tenía a sus direcciones históricas procesadas y sus bienes incautados por delitos de corrupción, así que el partido optó por disolverse y transformarse en Partido Democrático de Cataluña. Entre este partido, ERC y varias formaciones de la “sociedad civil” independentista se creó la candidatura Junts pel Sí (Juntos por el Sí) que consiguió el 39% de los votos, mientras que los radicales independentistas de la CUP (Candidatura de Unidad Popular) obtuvieron el 8%. En total un 47%.

28. A pesar de que los resultados electorales indicaban que los independentistas carecían de fuerza social suficiente para declarar la independencia, sus dirigentes realizaron una loca carrera para proseguir con el proyecto. Resultó elegido presidente de la Generalitat de Cataluña un político de perfil bajo, Carles Puigdemont, que prosiguió adelante con el proyecto de celebrar un nuevo referéndum y utilizó el parlamento regional para crear toda una serie de instrumentos jurídicos hacia ese objetivo… que eran inmediatamente denunciados al Tribunal Constitucional y declarados ilegales por éste.

29. El nuevo referéndum fue convocado para el 1 de octubre de 2017, siendo declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. Sin embargo, el gobierno autonómico siguió adelante con la convocatoria. Los partidos contrarios al “proceso independentista”, no realizaron campaña y votaron solamente los partidarios de la independencia. No hubo ningún control sobre los resultados y las cifras de votantes son, visiblemente, ficticias. Se produjeron algunos incidentes. Previamente, los tribunales ordenaron la detención del “núcleo duro” promotor del proceso que fue procesado por delitos de rebelión, desobediencia y malversación de fondos.

30. Inmediatamente después del 1 de octubre de 2017, el independentismo catalán inició un proceso de descomposición interna: por un lado ERC se distanció del PDCat; por otro, los radicales de la CUP llamaron a distintas movilizaciones (que constituyeron sonoros fracasos); y, finalmente, el PDCat se rompió en varias fracciones (unas favorables al ex presidente Puigdemont exiliado en Waterloo, otras a la espera de poder reconstituir un partido “nacionalista moderado”, los más dedicándose al “localismo” y a la gestión municipal). La CUP considera que los resultados del 1 de octubre de 2017 son “legales” y que, por tanto, existe una “República Catalana independiente” que es preciso defender. Luego están las organizaciones de la “sociedad civil” (Ómnium Cultural y Asamblea Nacional de Catalunya) que comparte posiciones de los radicales: independencia por encima de cual otra consideración.


La situación tras la sentencia por el juicio del 1-O
Hasta la publicación de la sentencia del juicio por el 1-O parecía evidente que el nacionalismo había entrado en crisis. A partir de las movilizaciones producidas puede parecer que se haya reactivado: en realidad las cosas han cambiado muy poco. Estos son los elementos esenciales de la actual situación:
31. El 14 de octubre de 2019 el Tribunal Supremo emitió la sentencia contra los primeros acusados por la organización del referéndum del 1 de octubre de 2017. El juicio había sido emitido íntegramente por televisión. El tribunal se pronunció a favor de condenarlos por delitos de “sedición, desobediencia y malversación de fondos”, pero rechazó el de rebelión que hubiera conllevado penas mayores. La sentencia contemplaba penas de cárcel y de inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos. Falta todavía la sentencia del Tribunal de Cuentas que establecerá las multas e indemnizaciones por las cantidades defraudas y que ascenderán a varios millones de euros. Así mismo, faltan conocer también las costas judiciales que deberán pagar los condenados.
32. Esta sentencia llegaba en un momento en el que el independentismo parecía haber entrado en recesión: menos asistentes a las manifestaciones reivindicativas del 11 de septiembre desde hace tres años y, sobre todo, pérdida de iniciativa estratégica.

33. Tanto los radicales de la CUP, como el gobierno de la Generalitat, en manos de Quim Torra, un radical procedente del PDCat (al igual que Puigdemont, político de perfil muy bajo), se han visto incapaces de reconstruir una estrategia de secesión y han optado por estimular desde el poder autonómico, las manifestaciones de protesta por las condenas, conscientes del “ahora o nunca”: o se movilizan ahora y salvan lo salvable del “procés” (alguna transferencia económica y/o concierto económico, o cierran este episodio sin éxitos y con el fracaso a la espalda.

34. La gran contradicción es que, el mismo gobierno autonómico que incita a manifestarse en las calles y cortar carreteras, es el que… envía a la policía autonómica para reprimir a los manifestantes. Esto se debe a la presión a la que está sometido el gobierno de Quim Torra que, tiene sobre sus cabezas una nueva suspensión del Estatuto de Autonomía (según el artículo 155 de la constitución) o bien la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional que implicaría su destitución inmediata y su procesamiento.

35. Los incidentes violentos que se han generado en las últimas semanas, tienen una importancia menor: son espectaculares, pero detrás no existe ninguna fuerza organizada capaz de capitalizarlos. Se ha tratado de explosiones de violencia que tienen distintos orígenes, pero imposibles de prolongarse en el tiempo. En Cataluña, todos los intentos de generar un movimiento radical armado, estilo IRA o ETA, se han visto frustrados por el carácter específicamente catalán poco dado a ese tipo de estrategias. El independentismo siempre ha encarnado la “rauxa”, contraria al tradicional “seny” catalán con el que se identificaba y era el leit-motiv de la Lliga. La “rauxa” independentista siempre ha oscilado entre el victimismo constante y las “flamaradas” periódicas.


Un proceso independentista sin base ni futuro
Si esta ha sido la trayectoria del “proceso independentista”, vale la pena ahora realizar algunas consideraciones de carácter histórico y sociológico para explicar el porqué de su fracaso y el por qué no puede progresar ni llegar más lejos de donde ha llegado.
37. El único logro del proceso independentista ha sido evidenciar la ruptura de la sociedad catalana en cuatro partes muy bien diferenciadas, pero similares desde el punto de vista cuantitativo: el independentismo, el unionismo español, la inmigración y el sector indiferente. Si da la sensación de que el sector independentista es el mayoritario, se debe al espejismo creado por 40 años de utilización nacionalista de los medios de comunicación catalanes en favor de su proyecto o por los miles de millones de euros inyectados desde la Generalitat para crear una “sociedad civil” catalana favorable al independentismo.

38. Desde el punto de vista lingüístico, vale la pena recordar dos cosas: el catalán es una lengua hispano-romance, extraordinariamente próxima al castellano. Solamente es hablada habitualmente por un 35% de la población, a pesar de que lleve más de 35 años enseñándose en las escuelas. Como lengua minoritaria no puede competir con el castellano, hablado por 600 millones de personas en todo el mundo. Desde hace dos décadas se ha estancado el crecimiento del uso del catalán entre las jóvenes generaciones, con cierta tendencia al retroceso. El nacionalismo ha hecho cabalgar su causa sobre la lengua (el único factor diferencial en relación al resto del Estado), por lo tanto, el independentismo catalán tiene un campo de aplicación máximo y único en ese 35% de catalanoparlante.

39. El nacionalismo moderado, en los años 90 facilitó una corriente de inmigración procedente de los países del Magreb en detrimento de la migración procedente de Iberoamérica. El motivo era que un inmigrante que llegaba a España hablando castellano, no se esforzaría en hablar catalán, mientras que un inmigrante magrebí aprendería catalán para integrarse en la sociedad catalana.

40. Este planteamiento perverso y suicida ha generado que en estos momentos en Cataluña haya un millón de inmigrantes islamistas, dos terceras partes de los cuales ya tienen pasaporte y nacionalidad española. Cataluña es la zona con más islamismo del Estado. Y con un islamismo más radicalizado… gracias al gobierno autonómico.

41. La Generalitat cree que podrá integrar a los inmigrantes magrebíes con la misma facilidad con la que se integraron los inmigrantes de otras regiones del Estado Español. Olvida que entre castellano y catalán existe contigüidad lingüística y que no existen diferencias sustanciales entre la “cultura catalana” y la “cultura castellana”, mientras que con la inmigración magrebí existe una brecha de separación en todos los ámbitos.

42. La riada migratoria que ha sufrido Cataluña desde 1996 es de tal magnitud que puede afirmarse que la “identidad catalana” está hoy más diluida que nunca en beneficio de unas concepciones “multiculturales” y “mestizas” que encajan muy mal con el proyecto nacionalista. Desde 2003 ERC siempre ha proclamado la existencia de un “Islam catalán” que, por definición, es imposible.

43. Ahora bien, si el proyecto independentista ha fracasado es, simplemente, por el los partidarios de la independencia no tienen “fuerza social” suficiente para alcanzar su objetivo. Una cosa es formar un gobierno independentista (basta con tener la mitad más uno de los diputados) y otra muy distintas formar un Estado-Nación (lo que requiere un alto grado de unanimidad entre la ciudadanía, como mínimo de ¾ partes del electorado).

44. Si tenemos en cuenta que hemos dicho que la sociedad catalana está dividida en cuatro partes, cuantitativamente similares, los independentistas han llegado a la conclusión de que solamente pueden crecer integrando en sus filas a inmigración: de ahí que el islamismo catalán esté ultra-subvencionado y que incluso el “ministro de Trabajo” de la Generalitat sea marroquí.

45. El independentismo catalán no ha suscitado ningún interés internacional relevante. Los rumores sobre la implicación de Soros son falsos (nacen en la embajada soviética como respuesta a los rumores generados por la embajada norteamericana en Madrid, según los cuales Putin está detrás del intento secesionista…). Soros tiene más intereses inmobiliarios -junto a Golman Sachs- en Madrid mucho mayores a los que tiene en Barcelona.
46. También en el terreno internacional, los independentistas siempre han afirmado que la independencia no cambiaría nada en relación a Europa y que Cataluña seguiría siendo miembro de la UE… algo que la propia UE se ha encargado de desmentir, constituyendo la mentira más ingenua del “procés”.

47. Desde el punto de vista económico, la secesión supondría una catástrofe para Cataluña: España es el principal mercado de lo que se produce en Cataluña, seguido por los países de la UE. La secesión implicaría que estos clientes se verían inmediatamente asaltados por nuevos proveedores dentro de la misma UE. La economía catalana -hoy ya en pérdida de industrialización a causa del fenómeno globalizador- se vería absolutamente asfixiada, especialmente por la losa que supone 1.250.000 inmigrantes subsidiados cuya adhesión y tranquilidad depende de que el grifo de las ayudas sociales siga abierto.

48. Antes del 1 de octubre, casi 3.000 empresas de primer orden trasladaron su sede social de Barcelona a otras partes del Estado. Muchas, incluso trasladaron sus plantas de producción a Aragón, Castilla o Levante. En las últimas semanas de incidentes callejeros, otro centenar más ha abandonado Cataluña. Las cifras económicas desde que se inició el proceso independentista, son catastróficas para Cataluña.

49. El último argumento que explica la derrota del independentismo catalán es que la “primavera de las naciones”, fue un proceso que se dio en el siglo XIX y en las dos primeras décadas del XX, ligado a la segunda revolución industrial. En la actualidad, nos encontramos en una fase de solapamiento de la tercera a la cuarta revolución industrial (es decir, de la revolución de la microinformática a la de la inteligencia artificial, las biotecnologías, la criogenia, etc.). Lo que no ha entendido el nacionalismo es que la época en la que una burguesía nacional aspiraba a la creación de un Estado-Nación ya ha quedado muy atrás en la historia y que la “flecha de la historia” avanza en dirección contraria.

50. Históricamente, Cataluña no ha sido nunca independiente. En la Edad Media existieron “condados catalanes” feudatarios de la Marca Hispánica o del Reino de Aragón, sin conciencia de formar una “unidad política”. Nunca existió la “federación catalano-aragonesa”, sino solamente la dinastía condal de Barcelona que estuvo al frente del Reino de Aragón en el siglo XV. Tampoco existió jamás el “Reino de Cataluña”. Solamente durante el siglo XVII, existió un fugaz movimiento que desgajó a Cataluña de España para integrarla en el Reino de Francia. La situación se saldó con el retorno de Cataluña a la Corona de España y con la pérdida de los territorios situados en la otra vertiente de los Pirineos.

51. Desde el punto de vista antropológico, étnico, religioso y cultural, incluso lingüístico, Cataluña y el resto de los territorios de la Península Ibérica son uniformes, no existen “factores diferenciales” suficientes como para justificar la creación de una Nación-Estado diferenciada. Tampoco la geopolítica hace de Cataluña algo diferente al resto de la Península. Una situación de diferenciación étnica se da en el País Vasco, no en Cataluña.

52. Desde el punto de vista histórico, las reivindicaciones catalanas se basan en dos momentos: la existencia de condados en el medievo (en una situación completamente diferente a la actual) y en la caída de Barcelona en poder de las tropas borbónicas en 1714. Pero este episodio pertenece a una guerra “de sucesión” a la Corona de España (no a una guerra “de secesión”). El pretendiente Habsburgo fue derrotado por el Borbón y la concepción monárquica niveladora propia de éste, liquidó las instituciones históricas catalanas procedentes del medievo… teniendo el paradójico resultado de un mayor desarrollo económico para la región.

53. En 2019 el independentismo se resiste a dar la batalla por perdida. No la puede ganar porque la flecha de la historia no apunta hacia la formación de cientos de pequeñas Naciones-Estado, sino que -como ya señalaron a principios de los años 30 los redactores de Die Tat, uno de los órganos de la “revolución conservadora” alemana- se tiende a la formación de bloques continentales. La historia no hay que considerarla en pequeñas porciones de tiempo, sino en grandes espacios y, solamente puede interpretarse, identificando las grandes corrientes que actúan en ella. El nacionalismo, todo nacionalismo, va hoy contra la flecha de la historia. Y esta flecha nunca da marcha atrás. La Nación Estado es una forma de desarrollo de las comunidades humanas. Antes existieron los Reinos, antes los grandes imperios que unían a partes muy distantes gracias a una “fides”. Estamos en el tiempo en el que los Estados-Nación están siendo sustituidos por grandes bloques geopolíticos continentales. Estos son los únicos que pueden resistir (si se lo proponen) a la globalización económica.

54. Si alguien pregunta “¿qué está pasando en Cataluña?”, la respuesta más simple es: “nada, desde el punto de vista histórico, una tormenta en un vaso de agua”.