lunes, 19 de febrero de 2024

18-F: ANÁLISIS A MARTILLAZOS DE LAS ELECCIONES GALLEGAS

Aunque el resultado de las elecciones gallegas no puede extrapolarse al resto de España, lo cierto es que, al conocerse los resultados, las perspectivas para el pedrosanchismo son muy negras. A lo largo de 2024 quedan otras tres citas electorales y de su resultado dependerá que, a finales de año, se convoquen nuevas elecciones. En efecto, las elecciones regionales vascas, las elecciones europeas y las elecciones catalanes, pueden determinar el futuro del pedrosanchismo que, de momento, ha recibido su primer varapalo: y, lo más importante, es que convierta al PSOE en “partido residual” en aquella comunidad. Porque, allí, el debate político ya no va a ser entre PSOE y derecha, sino entre independentistas y derecha. Tal ha sido el primer fruto envenenado de las iniciativas pedrosanchistas. A esto podemos añadir un análisis más detallado de los resultados.

1. DERECHA GANA A IZQUIERDA

La diferencia entre la suma total de los votos obtenidos el 18-J en Galicia es de 747.687 para la derecha (suma de los votos de PP, Vox y DO), mientras que el de la izquierda es de 711.695 (resultado de sumar los votos del BNG, PSOE, Sumar, PACMA y Podemos). La ventaja, por tanto, para la derecha es de 35.992 votos. Lo que, en términos porcentuales supone un 2’5% sobre el número de votantes que acudieron ayer a las urnas. No es excesivo, pero es suficiente para asegurar 40 diputados de la derecha (+ 1 de DO que nadie puede dudar que es un partido “de centro derecha”) y 34 al bloque de izquierdas (25 para BNG y 9 para PSOE). Por tanto, la derecha sigue siendo dominante en Galicia (ayer el PP nos recordó que era su “quinta mayoría absoluta”)


Resultados finales del 18-J

2. GANA LA DERECHA, PERO…

El problema es que, si comparamos los resultados de estas elecciones con los de las anteriores, veremos que el vencedor ha pedido dos diputados (si bien ha ganado 71.000 votos), mientras que el PBN ha ganado 54.000 votos, pero ha obtenido seis escaños más. Estos resultados se deben a que la participación, en esta ocasión, ha sido más alta que en cualquier otra convocatoria electoral anterior en aquella región: 18 puntos superior a 2020, a pesar de que el censo electoral ha disminuido en 5.000 personas. Lo importante es destacar que, en 2020, la diferencia entre derechas e izquierdas era de 51.775 (a favor de la derecha), en 2016 era de 73.941 votos (también a favor de la derecha), pero en 2024 es solamente de 35.992: lo que indica a las claras que en estas tres últimas elecciones el margen de votos de la derecha se ha ido reduciendo.

3. QUIEN CEDE VOTOS A QUIEN…

Esto permite ver que parte del voto socialista se ha desplazado al BNG, mientras que otra parte ha ido directamente al PP. El PP ha conseguido remover a parte de la abstención: un sector del electorado que, hasta ahora, se abstenía de acudir a las urnas, por conformismo, o porque preveía el resultado, ahora lo ha hecho, sin duda, por el impacto de las iniciativas de gobierno del pedrosanchismo y ha decidido manifestar su protesta (lo que explica, por sí mismo, el descalabro del PSOE). Sin embargo, la “parte del león” del electorado socialista ha sido mordida por el BNG: los votos (y diputados) que ha obtenido, proceden solamente de decepcionados del PSOE y de antiguos votantes de Podemos.

4. LA DERROTA NO ES SOLO DEL PSOE

Es, igualmente, importante destacar la derrota de la extrema-izquierda: dividida entre Sumar y Podemos, ambas formaciones han obtenido un número inferior de votos a los obtenidos por Vox (que también ha quedado fuera con 32.479 votos). Podemos ha quedado, incluso, por debajo de los “animalistas”, obteniendo la ridícula cantidad de 3.852 (residuo ínfimo de los 51.630 votos que obtuvo en 2020) y Sumar se ha quedado a 4.000 votos de Vox. Pero, lo importante es que Yolanda Díaz había puesto toda la carne en el asador en Galicia (su tierra) y que el 18-J no solamente ha fracasado el pedrosanchismo sino también su socio en el gobierno del Estado: Sumar. Es, pues, una derrota de la coalición que gobierna España.


Derrota del PSOE, pero también de Sumar: derrota del gobierno de coalición

5. LAS RAZONES DE LA DERROTA DEL GOBIERNO PEDROSANCHISTA

Es innegable que la gestión para formar gobierno, primero, y posteriormente, los pactos para asegurar una mayoría absoluta con nacionalistas e independentistas de todo el Estado, ha acarreado el que, incluso electores socialistas, vuelvan la espalda al PSOE. Es seguro, incluso, que el impacto emocional del asesinato de dos Guardias Civiles en Barbate y el descubrimiento de que Marlaska había disuelto unidades de este cuerpo que luchaban eficazmente contra el narcotráfico en el estrecho o el saberse que se habían regalado lanchas y vehículos policiales a Marruecos de mucha más calidad y eficacia que los que se entrega a la GC del Estrecho, hayan pesado como una losa sobre la decisión de cada elector. Pero también es cierto que el PSOE, desde el zapaterismo ha ido perdiendo “perfil social” y desplazando sus temáticas del terreno social al de las reivindicaciones “ultraprogresistas”: derechos LGTBIQ+, asunto de la vertebración del Estado, Agenda 2030, derechos de las minorías, etc, todo lo cual ha generado confusión en su electorado natural, decepción y sensación de vacío. El PSOE se arriesga así a seguir el destino de otros “socialismos” de la UE que han, literalmente, desaparecido del panorama político, desde la crisis de 2008-2011, especialmente en Francia e Italia.

6. SUMAR O LA GRAN DECEPCIÓN

En el caso de Sumar, hay que valorar las cosas de otra manera: Sumar no es más que el producto de una lucha de poder en el interior de Podemos. A pesar de que Sumar ha intentado recuperar el “perfil social” del que ha renunciado el PSOE, lo cierto es que, por el momento, la gestión de sus ministros, es completamente gris, irrelevante y mediocre. Y algo peor: la misma existencia de la coalición es el resultado de luchas personalistas por el poder dentro de la extrema-izquierda (sin olvidar los malos resultados de todos los ministros de Podemos en la anterior legislatura que oscilaron siempre entre lo dramático y lo ridículo). La extrema-izquierda es un sector en crisis y el electorado huye de formaciones en crisis. Va a ser muy difícil que las dos ramas (cada una de las cuales está forma por decenas de grupúsculos como integrados con el resto) sobrevivan en las próximas convocatorias electorales. Incluso puede pensarse que dirigentes de Sumar -Yolanda Díaz entre ellos- están pensando cómo dar el salto al PSOE para salvar sus situaciones personales de una quema que puede confirmarse en las próximas convocatorias electorales.

7. VOX, APENAS GANA 5.000 VOTOS

Con la sombra de las elecciones generales de julio, el electorado de derechas ha optado por seguir apoyando al PP. Se ha impuesto el “voto útil”. Era evidente que ocurriría así después de que, en julio, una de las razones que explican que el bloque de la derecha no llegara a la mayoría absoluta fueron la pérdida de entre media docena y una decena de diputados en provincias pequeñas que fueron a parar al PSOE a causa de los repartos de la Ley d’Hondt, cuando Vox no alcanzaba votos suficientes para tener un diputado, pero esos votos bastaban para restárselo al PP. Ahora, el electorado, aun habiendo demostrado cierta predisposición a votar a Vox (que ha obtenido más votos que toda la extrema-izquierda junta, Podemos + Sumar) ha optado por hacerlo al PP para evitar que pudiera reproducirse en Galicia la situación que se dio en el Estado y que llevó a recabar apoyos de la “no España”, esto es de nacionalistas e independentistas por parte del pedrosanchismo. Por otra parte, los 32.000 votos de Vox no le han dado ningún diputado, mientras que la mitad de esos votos, concentrados en Orense, le han valido un diputado a Democracia Orensana, el partido uniprovincial de centro-derecha que irrumpe en la política regional.

El CIS ha dejado de realizar encuestas para limitarse a lanzar "fakes"

8. LAS FAKES ELECTORALES NO SIEMPRE FUNCIONAN

En esta, como en cualquier otra campaña, el “juego sucio” ha estado presente en forma de “fakes”. Pero no han pesado a la hora del resultado final. La crisis de los “pellets de microplásticos” que la izquierda presentó como un nuevo “Caso Prestige”, quedó desmantelado inmediatamente (cuando se supo que el gobierno portugués había advertido al español del vertido tóxico y el gobierno español no informó a la Xunta). Luego siguió el revuelo armado por las declaraciones de Feijóo sobre las “negociaciones” con Junts sobre la amnistía (olvidando que se trató de una “toma de contacto” y no de una negociación y que las condiciones puestas por Feijóo a Puigdemont, hacían inviable de partida cualquier acuerdo), tema que fue explotado, incluso por Vox en su último intento de capturar votos del PP. Pero, como siempre, el fake más lamentable estuvo protagonizado por Tezanos y el CIS atribuyendo un crecimiento de 4 diputados al PSOE y una pérdida de 5 al PP en su intento de “modelar la realidad” en función de mentiras estadísticas. Todos estos intentos, acometidos por el pedrosanchismo, no han funcionado en Galicia.

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Si estas son los rasgos dominantes en estas elecciones, vale la pena, ahora, extraer algunas conclusiones políticas generales de estos resultados:

1) La tendencia que marcan estas elecciones es a alterar la “política de bloques” en España: si, hasta las elecciones de julio era evidente que se había entrado en una era de “derecha contra izquierda” (como en Francia, en Italia, en EEUU, en Brasil, etc.), estas elecciones marcan una significativa alteración pasando a “derecha contra independentismo”.

2) Los acuerdos del pedrosanchismo con el nacionalismo y el independentismo, no están engordando a su propia cuota electoral, sino a la de sus socios. No hay un “abrazo del oso”, sino más bien, un crecimiento de los partidos regionales nacionalistas e independentistas. Esta tendencia quedará confirmada en las elecciones catalanas, en donde la tendencia desde el “procés” era al “achicamiento” del espacio independentista que ha experimentado un “revival” desde los acuerdos PSOE-Junts. Los resultados en el País Vasco serán esenciales para comprobar esta tendencia.

3) Tal como había dicho en muchas ocasiones, la llegada de Zapatero primero y de Pedro Sánchez después, a la secretaría general del PSOE, era un suicidio para el propio partido que quedaba separado de sus orígenes, separado de su propia tradición y convertido en una formación con propuestas estrafalarias y excéntricas en todos los terrenos. Hoy, el PSOE no es ni “socialista”, ni “socialdemócrata”, es una construcción personal de Pedro Sánchez cuyo único horizonte vital es mantenerse en el poder lo más posible. No existe ningún sucesor in pectore, no existe disidencia interior (solo silencio cobarde de los “socialistas críticos”), no existen “tendencias”, ni, por supuesto, debate político. Da la sensación de que el PSOE ha llegado, como otros socialismos de Europa Occidental a su “estación término” y que, allí donde existe independentismo entrará en un proceso de “achicamiento” y donde no existe, los “barones locales” optarán por soluciones personales adecuadas a sus intereses. En otras palabras: no hay futuro para el PSOE después de Pedro Sánchez que aspira al calificativo de “enterrador” del socialismo español.

Cada vez que Zapatero o Sánchez aparecían en las elecciones gallegas, el PSOE perdía un diputado (que ganaba el BNG)

4) Estas elecciones regionales tienen una lectura a nivel de Estado: si Sánchez quiere mantenerse en el poder apoyado por nacionalistas e independentistas, el precio acaba de subir. Hoy, con el avance del BNG (un partido en el que hay de todo: regionalistas, nacionalistas moderados, independentistas, independentistas radicales, incluso partidarios de la “lucha armada”), la presencia de Sánchez en la Moncloa, depende cada vez más de la “no España”. Sánchez resistirá soslayando el resultado: pero le será imposible seguir ejerciendo el “dontancredismo” si las elecciones vascas, las europeas y las catalanas, no le reportan un éxito significativo para su política.

5) Sánchez necesita un triunfo incuestionable, no solo para el electorado, sino, sobre todo, para los poderes fácticos (especialmente para el poder económico, para los inversores extranjeros y para el IBEX). Y, hasta ahora, todo han sido derrotas. Cuando estos poderes comprueben que el pedrosanchismo significa "ruina", "crisis", "menos inversiones", "inseguridad empresarial" y que lo que permaneces en el pdoer va a ser una larga agonía, precipitarán su caída.

6) Sánchez precisa reforzar su gobierno (Yolanda Díaz como vicepresidenta y motor de un partido extraparlamentario en su propia tierra, es una reedición de los “ministrilles” de Podemos en la anterior legislatura: vergüenza e irrisión. En cuanto a Marlaska, mantenerlo en el cargo supone, además, la sospecha de que hay acuerdos con Marruecos -en materia de inmigración y de narcotráfico- que no se han hecho públicos (ni al electorado, ni a la Unión Europea) o, lo que es peor aún, chantajes por parte de “enemigo del Sur” por motivos que, por sí mismos, bastarían para barrer al pedrosanchismo y a Marlaska de un plumazo. Empieza a cobrar forma la idea de que existe un chantaje al gobierno y que este ha optado por la traición… Y esta sospecha -cierta o falsa- solamente puede contrarrestarse con ese éxito que el pedrosanchismo busca desesperadamente y que no ha encontrado en Galicia.