miércoles, 27 de enero de 2021

CRÓNICAS DESDE MI RETRETE: LA INSUMISION Y LA DESOBEDIENCIA CÍVICA ¿PARA CUÁNDO? ¡QUE SEA PARA YA!

 

Leo en una publicación francesa solvente que, en Suecia, donde no existe ni obligatoriedad de portar mascarilla-bozal, ni de cierre de bares, tiene la misma tasa de muertes por Covid-19 que en las Galias en donde la mascarilla es obligatoria y hay cierre de hostelería. Me enciendo cuando leo, en otra publicación, que el 80% de los contagios que se están produciendo en esta tercera ola proceden del ámbito familiar. Y ya es que me requemo cuando paseo por una gran ciudad y mi próstata dice que es hora de hacer pis: en los buenos viejos tiempos, con un cafelito o una cañita, se justificaba la visita al WC. Ahora me toca dar la nota en un árbol, porque lo que no estoy dispuesto es a aguantarme. De hecho, creo que todos hemos aguantado demasiado: y todo para nada.

¿Para qué sirve una oposición que se limita a protestar tímidamente y que ha refrendado las decisiones gubernamentales sobre confinamientos, cierres de hostelería y toques de queda?

¿Para qué sirven unas instituciones autonómicas que han demostrado ser todavía mas excéntricas que el gobierno de izquierdas como en Cataluña donde las “franjas horarias” han demostrado que el tornillo que perdieron los nacionalistas con la coña del “procés” todavía no lo han recuperado?

Sí, estoy más quemado que un bosque en vías de recalificación. Y estoy quemado porque empiezo a entrever que ninguna de las medidas que los gobiernos y comunidades autónomas llevan improvisando en los últimos once meses tienen la más mínima eficacia: tenemos más muertos por cada 100.000 habitantes que los países que no han adoptado ninguna medida de excepción. Y se puede demostrar. Como broma para ver hasta qué punto la gente asumía que lo correcto era seguir las órdenes de los payasos que han ido apareciendo en los informativos (desde Simón, hasta Illa, incluyendo a podemitas y cleptosocialistas), vale. Pero las cosas ya pasan de castaño oscuro. O nos empezamos visiblemente a rebotar o esto -como decía ayer Benoist- irá a más y pasaremos del desconfinamiento al reconfinamiento, para volver luego al confinamiento y así sucesivamente, hasta transformarnos en surfistas entre olas de Covid-19 y variantes.

En esto de las pandemias vale la pena aplicar el “principio de prudencia”. Prudencia sí, pero no estupidez, ni sumisión a ignorantes y analfabetos diagnosticados.

Si se intuye que el 80% de los contagios son por vía familiar (y lo más probable es que transmitidos por niños asintomáticos que vienen de la escuela con el virus sin que sus padres, ni ellos mismos lo sepan), lo que no procede es ASESINAR A LA HOSTELERÍA (y, de paso, amargan la vida a los españoles).

Si las estadísticas demuestran que las muertes por cada 100.000 habitantes son similares en países que no han adoptado medidas especiales que, en aquellos, como el nuestro, que se han lucido con sus medidas, lo normal no es seguir obligando al uso de la mascarilla, a cierres perimetrales absurdos, a franjas horarias ridículas, sino a levantar todas estas medidas porque peor ya no puede ir.

Lo que no se puede hacer es seguir como en los últimos once meses: aterrorizando a la población, imponiendo el uso de mascarillas (de las que ahora sabemos que las de tela no sirven, las de usar y tirar -que casi nadie usa y tira- tienen una eficacia limitada y solamente las FFP2 son tan caras como seguras. Porque, a todo esto, los bandidos que nos gobiernas ni siquiera han tenido el detalle de bajar o abolir el IVA de estos productos ¡como se ha hecho en Europa y después de que el gobierno de cleptómanos y cortos mentales nos haya dicho que no podían bajar el IVA “a causa de la legislación europea”), con un toque de queda como si los marcianos estuvieran a punto de invadirnos o si la jornada laboral del virus empezase a las 22:00, pero estuviera inactivo a las 21:59.

Illa ha sido un ignorante en materia sanitaria -tiene una modesta licenciatura en filo- y un malísimo ministro al que le ha caído en suerte el virus. Pensaba que todo iba a ser cobrar comisiones y arramblar con sobrecostes y se ha encontrado con un marronazo para el que ni estaba preparado, ni sabía encontrar colaboradores. Oficialmente andamos por los 60.000 muertos, aunque hay voces que hablan ya de 100.000 (cifra surgida de la diferencial entre muertos en el período anterior y en el actual). Pues bien, ese “ministro fracaso”, ese “ministro de los 100.000 muertos”, ese “ministro de la paralización de la sanidad pública” (por cierto, llevo esperando 20 días un análisis de sangre), ¡es el tótem del PSC para las próximas elecciones catalanas e, incluso, dice el CIS-Tezanos que tiene posibilidades de ganar!

Por que lo que se va a decidir en Cataluña es

- entre el bloque de los fracasados del “procés” (ERC, JxCat, CUP, etc, porque habrá otras siglas indepes)

- y el bloque de los fracasados del “Covid” (el PSC, C’s, PP)

Y luego está Vox.

Espero que Vox no se comprometa ni con uno ni con otro bloque. Es más, espero que Vox proteste, antes, después y durante la campaña electoral y espero y deseo que Vox o cualquier otro partido o cualquier asociación de la sociedad civil LLAMEN A LA DESOBEDIENCIA CÍVICA.

No voy a dramatizar: ni el bozal, ni las medidas restrictivas adoptadas por los gobiernos central y autonómicos son muestras de sumisión y de querer dominar a la población y reducirla al silencio. No, es algo mucho más simple: es la demostración palpable de que de las urnas salen solamente gobiernos tan inútiles, crédulos, simplones e ignorantes como quienes los han votado. Sánchez está ahí porque le han votado los españoles, el moños y sus girls están ahí porque los colgaos les han votado, no por otra cosa. Eso es “democracia”. Pero, me pregunto ingenuamente, ¿es posible tomar en serio los resultados electorales cuando se lleva produciendo en los últimos 30 años -como mínimo- un proceso creciente de empobrecimiento cultural de nuestro pueblo, de analfabetismo estructural y funcional creciente? La respuesta no puede ser más que negativa.

Pero este no es el fondo de la cuestión. El fondo de la cuestión es que este pueblo empieza a estar más harto que el mapa de Bonanza. Y España no es Francia: allí la vida cotidiana termina a las 19:00 y las 21:00 horas todo el mundo está en su casa. Pero esto es España: un país con otros hábitos. Si no hay urinarios públicos es porque cuando la vejiga aprieta siempre hay un bareto para acogernos. La vida que vale la pena vivir empieza cuando el sol declina. Este es el país de las cañas a un euraco (tiene gracia que cuando el podemita de turno anunció la subida del IVA en las carbonatadas dijera que era por “nuestro bien”, pero hoy sigue existiendo cerveza en los supers a 0’22 céntimos, uno de los principales atractivos de nuestro país para turistas ingleses: no moriremos de coma diabético, pero sí de coma etílico…). Si subes el IVA de las cañas, sería la revolución. PUES BIEN, ESA REVOLUCIÓN, LA INSUMISIÓN Y LA DESOBEDIENCIA CÍVICA ES LO QUE VALE LA PENA CONTEMPLAR AQUÍ Y AHORA.

Y llamo a la sociedad civil y a Vox a que demuestre que es un partido diferente a cualquier otro. Hay formas de hacerlo:

- entrevistarse con los presidentes del gremio de hostelería (o que estos tomen la iniciativa) y animarles a preparar una apertura generalizada de establecimientos.

- iniciar una campaña masiva contra el pago del IVA en las mascarillas y contra su uso obligatorio.

- iniciar una campaña de desobediencia cívica contra las “franjas horarias” y el cierre de la hostelería.

- difundir en TODAS las redes sociales (las que hasta ahora han sido hegemónicas y las nuevas que no aceptan la dictadura de la corrección política) llamamientos para la insumisión

- difundir testimonios científicos, no oportunistas ni sumisos, sobre lo que se sabe del virus, de los contagios, sobre la eficiencia de las vacunas ante las mutaciones del virus originario, y todo esto, por supuesto, huyendo de conspiranoias y de teorías del complot.

Éste, en verdad, no es tal, sino que podríamos llamarlo la “conjura de los necios”. Y hay muchos “Ignatius Reilly” entre los que gobiernan. FUERA CON ELLOS Y ABAJO SUS ESTÚPIDAS E INÚTILES MEDIDAS. ¡PRUDENCIA SÍ, PERO NO SUMISIÓN A LA IDIOTEZ CONVERTIDA EN DECRETOS!