miércoles, 11 de marzo de 2020

JOSE ANTONIO: VISTA A LA IZQUIERDA (3 DE 5) -> EL SEGUNDO ENCUENTRO JOSE ANTONIO - PESTAÑA Y ALGUNOS ERRORES


> El segundo encuentro entre Pestaña y José Antonio

Tras el primer encuentro de José Antonio con Pestaña en 1933, los intentos de José Antonio de contactar con la CNT se orientan hacía Abad de Santillán. Éste sospechó siempre que había sido el propio Pestaña el que le indicó que contactara con él. Apunta un detalle que, paradójicamente, a pesar de interesar a los falangistas, estos no han dado cuenta del mismo. Dice Abad: “Finalmente opté por rechazar esa reunión, aunque en todos los sitios donde les fue posible, la Falange llegó a pactos o acuerdos con la CNT, como en Sevilla o Barcelona o el caso de Málaga donde la intervención falangista en la lucha armada entre la FAI y el Partido Comunista por el control de la CNT, provocó una escisión que se estaba encuadrando en la falange en Julio de 1936”. Es la única referencia que hemos encontrado a esta “escisión” que, de haberse producido, hubiera conducido a alguna fracción de la CNT al entorno falangista.

Santillán era, sin duda, uno de los dirigentes anarquistas por los que José Antonio estaba más interesado. Su testimonio confirma, casi punto por punto lo ya apuntado por Pestaña, aportando algunos otros datos interesantes “…pudo haber y no lo hubo, un diálogo del anarquismo y del falangismo en su primera hora. Pero consciente de los vínculos ideológicos entre sus aspiraciones y las del sindicalismo libertario español, Primo de Rivera tuvo entrevistas con Ángel Pestaña pocas semanas después de la fundación de Falange, en el curso de una visita a Barcelona, y no pudo establecerse ningún acuerdo, en parte por la distancia que había entre uno que había nacido en cuna pobre y se había desarrollado en el trabajo constante, y el que había nacido en cuna dorada y no había tenido ningún inconveniente en su carrera por la vida, con el pan de cada día seguro. Se hicieron otros intentos de acercamiento a través de Ruiz de Alda y de Luys Santa Marina, pero Pestaña no tuvo confianza en la posibilidad de una cooperación con ese sector nuevo y juvenil de la vida política-social española” (1)

Miguel Primo de Rivera en su obra Papeles póstumos de José Antonio (2) dice en su anotación correspondiente al 3 de mayo de 1935: “Conferencia sobre sindicalismo en Barcelona. Intentos fallidos de aproximación a Ángel Pestaña y Diego Abad de Santillán”. Así pues, se produjeron otros contactos justo antes de que José Antonio hubiera emprendido su último viaje a Italia. Es probable que Pestaña, en sus confidencias a Lera y a sus camaradas del Partido Sindicalista, no mencionara este encuentro al haber participado más personas y, seguramente, haber convenido no difundir un episodio que, dada la radicalización de las posiciones en aquel momento, hubiera contribuido a aumentar el confusionismo y las maniobras provocadoras, tanto de la derecha como de la izquierda (al estilo del complot inventado por Azaña y Casáus en 1933). Con el paso del tiempo, todos los asistentes se fueron liberando de su compromiso de silencio, salvo Pestaña y José Antonio que habían muerto.


El encuentro debió causar cierto impacto entre los dirigentes de la CNT presentes. Diego Abad de Santillán, escribirá unos años después, que “Estallada la guerra cayó prisionero y fue condenado a muerte y ejecutado. Anarquistas argentinos nos pidieron que intercediésemos para que el hombre no fuese fusilado. No estaba en manos nuestras impedirlo, a causa de las relaciones tirantes que manteníamos con el Gobierno central, pero hemos pensado entonces y seguimos pensando que fue un error de parte de la República el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera; españoles de esa talla, patriotas como él, no son peligrosos, ni siquiera en las filas enemigas. Pertenecen a los que reivindican a España y sostienen lo español aun desde campos opuestos, elegidos equivocadamente como los más adecuados a sus aspiraciones generosas. ¡Cuánto hubiera cambiado el destino e España si un acuerdo entre nosotros hubiera sido tácticamente posible, según los deseos de Primo de Rivera!” (3).

Sin embargo, el párrafo inmediatamente situado antes de la frase citada por Miguel Primo de Rivera es quizás más interesante desde el punto de poder establecer los contactos entre la CNT y Falange Española. Empieza Abad de Santillán casi a modo de justificación, exhibiendo lo que parece el establecimiento de una distancia, pero también una disculpa y, a la vez, un encendido elogio: “A pesar de la diferencia que nos separaba, veíamos algo de ese parentesco espiritual con José Antonio Primo de Rivera, hombre combativo, patriota, en busca de soluciones para el porvenir del país. Hizo antes de julio de 1936 diversas tentativas para entrevistarse con nosotros. Mientras toda la policía de la República no había, descubierto cuál era nuestra función en la FAI, lo supo Primo de Rivera, jefe de otra organización clandestina, la Falange española. No hemos querido entonces, por razones de táctica consagrada entre nosotros, ninguna clase de relaciones. Ni siquiera tuvimos la cortesía de acusar recibo a la documentación que nos hizo llegar para que conociésemos una parte de su pensamiento, asegurándonos que podía constituir base para una acción conjunta en favor de España”  (4)

La lectura del libro de Abad de Santillán genera la impresión de que estaba mucho más interesado por la personalidad y el pensamiento de José Antonio que por Falange Española. En su libro demuestra no advertir las diferencias entre la Falange originaria y la estructura que nació del Decreto de Unificación. Los comentarios que suele prodigar hacia el partido –no así hacia José Antonio- son hostiles, si bien, se refiere siempre a la actuación del movimiento unificado por Franco al que sigue llamando “la Falange” (5).

Así como en 1933 el “fascismo español”, cuando tuvo lugar la primera entrevista entre Pestaña y José Antonio, era todavía un movimiento incipiente, con ciertas simpatías, especialmente entre la juventud y en los medios alfonsinos y primorriveristas, dos años después el partido había cristalizado e incluso había atraído a algunos antiguos militantes de la CNT. Algunas de las reservas que podía haber tenido Pestaña en 1933 parecían estar, como mínimo, más diluidas en la reunión de 1935. En dos años, la situación política española había variado extraordinariamente. En ese tiempo España había pasado de estar gobernada por el centro-izquierda republicano a estarlo por el centro-derecha (el “bienio negro”) que en esos momentos estaba tocando a su fin, se había producido la insurrección de Asturias, el conato secesionista catalán, mientras que en Alemania estaba bastante claro que la clase obrera se estaba beneficiando con las políticas económicas impulsadas por Hitler y su gobierno. El planteamiento de José Antonio de un “patriotismo integrador” soldada a la idea de “justicia social” era, desde luego, bastante mejor que la Segunda República sumida en el caos y en la inestabilidad. Por la mente de algunos anarcosindicalistas pasaba la idea de que, a fin de cuentas, el corporativismo, prescindía de los partidos y, en el peor de los casos, suponía situar a patronos y obreros frente a frente, sin el filtro intermedio de partidos políticos que, cada vez se mostraban más corruptos, egoístas y al servicio de cualquier interés salvo de los de la población.


https://eminves.blogspot.com/2014/05/romanticismo-fascista.html

> Algunos errores

Quien se equivoca es Felipe Ximénez de Sandoval que negó que José Antonio y Pestaña se encontraron. Seguramente no hubo ocasión de que José Antonio le comentara en alguna ocasión las dos entrevistas, sin embargo, en su Biografía Apasionada introduce varios elementos interesantes (6) afirmando que:
1) José Antonio no conoció directamente a Pestaña (sabemos que es un error, pero parece significativo que el jefe de la Falange no hablara a su subordinado sobre las entrevistas que ambos mantuvieron seguramente por haber fracasado o por haberse pactado que fueran reuniones privadas a las que no debería de darse publicidad.
2) Los falangistas creían verdaderamente que iban a producirse transvases de sindicatos enteros desde la CNT hasta las CONS (algo sobre lo que no existen datos: se produjeron incorporaciones aisladas, pero no migraciones significativas, ni mucho menos de sindicatos enteros.
3) El Partido Sindicalista se convirtió durante la guerra civil en una tabla de salvación para afiliados a falange (para “varis cientos” dice Pestaña).
4) Lo que si le constaba a Ximénez de Sandoval es que Ruiz de Alda conocía personalmente a Pestaña (no conocemos otras fuentes que confirmen este dato, lo que hemos referido antes sobre Adab de Santillán parece recogido de la Biografía Apasionada). Y en cuanto a las biografías de Pestaña no hacen ninguna alusión al héroe del Plus Ultra. Cabría decir lo de “testimonio único, testimonio nulo”).
5) Mucho más improbable aún es el testimonio de Miguel Primo de Rivera, según el cual en el “fichero reservadísimo” de afiliados figuraría el nombre de… Ángel Pestaña.
Reproducimos el párrafo en cuestión de la Biografía apasionada: “Encauzada la propaganda jonsista hacia los núcleos obreros puramente sindicalistas, pareció inminente varias veces el ingreso en nuestros Sindicatos de los elementos apartados de la CNT al unirse ésta a los terroristas de la FAI, acaudillados por Ángel Pestaña. José Antonio, que no llegó a hablar nunca directamente con este leader auténticamente obrero, sentía vivas simpatías por su persona, en la que reconocía cualidades poco comunes de honradez y convicción revolucionaria. Los últimos días de Pestaña y la actuación en el Madrid rojo de su Partido Sindicalista, donde ingresaron cientos de camaradas nuestros, demuestran la buena visión de José Antonio. Sin embargo, por razones que ignoro, nunca hablaron directamente ni se pudo realizar la fusión de ambos sindicalismos. Quien sí había estado al habla con él antes de nacer la Falange y quien animaba a José Antonio a captarle era Julio Ruiz de Alda. No me ha sido posible averiguar por qué no hablaron nunca José Antonio y Pestaña. Como me consta que José Antonio la deseaba, pienso si la entrevista se frustraría por temor de Pestaña o por la actuación de intermediarios poco hábiles o de mala fe (*). (*) Nota de la tercera edición.- En un artículo titulado «La verdad entera», publicado en Arriba por Miguel Primo de Rivera, se decía que en el fichero de la Falange que revisó por última vez a principios de 1936, protegido por la palabra «reservadísimo» y con una nota ‘para prestar la más consciente colaboración’, había otro nombre: Ángel Pestaña (18 de julio de 1961)” (7).

En cuanto al artículo al que alude Ximénez de Sandoval escrito por Miguel Primo de Rivera y titulado La Verdad Entera, fue publicado por el diario Arriba el 18 de julio de 1962, página 1 dice textualmente en sus últimos párrafos:
Los falangistas tienen ya un copioso fichero de afiliados que hay que guardar y proteger con riguroso secreto y con especialísima reserva. Yo revisé ese fichero por última vez a principios de 1936. Había que camuflar un buen número de nombres cuya presencia en nuestras filas podría acarrear graves daños a todos. Entre los afiliados de primera línea, que por aquel entonces eran varios miles en Madrid, había una ficha en la que se leía: "Alfonso Mariátegui. Duque de Almazán". La afiliación en primera línea suponía el aceptar toda clase de riesgos, y mi buen amigo el duque de Almazán los aceptó de buen grado, sirviendo y cumpliendo ejemplarmente. En el mismo fichero, protegido por la palabra "reservadísimo" y con una nota "para prestar la más conteniente colaboración", había otro nombre: Ángel Pestaña. ¿Ángel Pestaña, el famoso líder anarcosindicalista, y el duque de Almazán en la misma línea política? ¿Qué venía ocurriendo en nuestro país para que apareciesen juntos, encuadrados en igual propósito, estos dos hombres tan aparentemente dispares? Él hecho tiene para mí una explicación sencilla: La Falange había dicho la verdad entera, esa verdad que, sofocada y falseada por las medias verdades de los unos y de los otros, parecía no existir, pero que en la hora crítica convocó a muchos miles de españoles enteros, como el duque de Almazán y como Ángel Pestaña. Esta verdad entera y salvadora tendría hoy que encontrarla y decirla el llamado Occidente para salvar a un mundo que en tanto se asemeja a nuestra España de 1936. Verdad dura e incómoda. Verdad de renuncias y de sacrificios, pero verdad católica —universal— y eterna, a la que Franco ha dado veinticinco años de firmeza”
Artículo bienintencionado, pero ecléctico. Y sobre todo no avalado en lo relativo a Pestaña por ningún otro dato. Lo más probable es que de ser cierta la anécdota, se trataría de una ficha en la que José Antonio colocó los datos para localizar o para enviar material de propaganda a Pestaña, en ningún caso de una ficha de afiliación al partido

No es cierto, tampoco, lo dicho por Agatángelo Soler Llorca que atribuía a José Antonio el haber “prologado un libro de Pestaña”. Soler Llorca fue uno de los falangistas más conocidos de Alicante, procurador luego en las Cortes franquistas y uno de los pocos que votaron No a la investidura de Juan Carlos como sucesor de Franco a título de Rey tras la aprobación de la Ley Orgánica del Estado (8).

http://eminves.blogspot.com/2019/06/el-aguila-y-el-condor-memorias-de-un.html

NOTAS

(1) Alfonso XIII, la República, Franco, Diego Abad de Santillán, Ediciones Júcar, 1979, pág. 259.
(2) Papeles póstumos de José Antonio, Miguel Primo de Rivera, Así fue – La historia rescatada, Plaza & Janés, Barcelona 1996, pág. 54.
(3) Citado por Miguel Primo de Rivera, op. cit., pág. 336. El fragmento original corresponde a Por qué perdimos la guerra, Diego Abad de Santillán, Buenos Aires 1940, edición digital, pág. 11-12.
(4) D. Abad de Santillán, op. cit., pág. 11.
(5) Véase por ejemplo: “Ahora bien, la Falange Española no se puede comparar de ninguna manera, por su número y por su combatividad, con la F. A. I. y con la C.N.T., cuya acción en la guerra en tanto que tales, con la fuerza moral que da el compañerismo, la confianza, la solidaridad perfecta, habría sido multiplicada y en cambio se ha reducido a la mínima expresión en tanto que fuerzas regulares de un ejército al que le faltan tantas condiciones para ser eficiente”, Ídem, 129.
(6) Biografía apasionada de José Antonio, Felipe Ximénez de Sandoval, edición digital, pág. 171.
(7) Ximénez de Sandoval, op. cit., 170.
(8) Reproducimos todo el párrafo por lo de que significativo tiene, error incluido y con las valoraciones que incorpora: “En el momento en que empezó el follón, seríamos 90 falangistas, pero es que comunistas de hoz y martillo serían unos 65, y anarquistas de bandera roja y negra -que era muy parecido a lo nuestro, lo único es que ellos querían matar a los curas y nosotros no- menos aún... José Antonio incluso llegó a prologar el libro de Ángel Pestaña. Nosotros éramos negro y rojo, y ellos rojo y negro. Nuestra idea era el imperio espiritual de España, y la de ellos la Federación Anarquista Ibérica (¡querían tomar Portugal!). Y compartíamos el anti-marxismo. Ellos querían el comunismo libertario, pero también la reforma agraria y en esto coincidíamos. Los anarquistas tenían gente magnífica y gente muy bestia. ¿Cómo es posible que en Alicante fuéramos 90 falangistas y 65 comunistas, y luego se nos achacaran todas las atrocidades de la guerra? No hay más que lo de siempre: la avalancha a favor de la camisa azul y la avalancha a favor de la hoz y el martillo, por lo que se desvirtuó todo. Tuve amigos anarquistas que murieron en la Batalla del Ebro como bravos, pero también vi uno con el uniforme de regulares que me había llevado ante el Tribunal Popular con mono y pistola. En fin, para volverse loco. Lo que ocurre es que hay una cosa que son los socialistas, pero se olvidan de las checas que montaron ellos, que ya tenían la hoz y el martillo, pero en las que todos habían sido socialistas. Porque comunistas aquí no habían. A nosotros se nos acusaba de ser los fascistas de Hitler y Mussolini”.  Cf. http://www.alicantevivo.org/2010/01/ser-alicantino-duele-en-el-mas-alla-d.html