Me quejo de que el independentismo ha convertido a Cataluña
en un sainete. Veo el vídeo que se ha convertido en viral, de una triste
presentadora de TV3 -con especto de “nena faba”- que entrevista al exalcalde de
Medellín en catalán. El hombre, claro está, no entiende una lengua que no es la
suya, Así que Ada Colau se presta a hacer de traductora. Es TV3, la emisora en la que el 100% de sus programas son en lengua
catalana y el castellano (lengua vehicular elegida libremente por el 65% de
catalanes) está completamente desterrada, so pena de bronca al presentador que
la utilice. Alguien dirá: “Bueno, en
Cataluña es normal que se habla el catalán”. En efecto, que se hable sí,
que se enseñe también, pero no es tan normal que se imponga por algo tan
sencillo como que el 65% de los
catalanes, a pesar de entender la lengua propia de la comunidad (en un 95-98%),
LIBRE Y SOBERANAMENTE deciden expresarse cotidianamente en castellano. Y, de la misma forma que un gobierno
autonómico DEBERÍA gobernar para la TOTALIDAD de los catalanes y solamente lo
hace para una parte (para sentirse representado por el gobierno de la gencat
y por las instituciones autonómicas… hace falta -aquí y ahora- ser
independentista), así mismo, TV3, la
televisión pública que pagan TODOS los catalanes solamente representa y difunde
un mensaje independentista.
Lo peor que le puede
pasar a los indepes.cat es ver TV3 (o cualquier otro medio de comunicación
subvencionado por la gencat) y no advertir que el proceso ha fracasado. Los
más optimistas entre ellos, empiezan a ser conscientes de que el proceso está,
simplemente, embarrancado. Pero, cada
vez más catalanes y, desde luego, toda la Europa que se interesa mínimamente
por lo que pasa en Cataluña, son conscientes de que los últimos estertores del “procés”
están derivando hacia lo ridículo. Suele ocurrir que, cuando un proyecto
político embarranca y se manifiesta como inviable, sus últimos mohicanos, en su
afán por no renunciar a él, contra viento y marea, caen en actitudes surrealistas.
En el ámbito independentista parece como si no hubiera miedo
al ridículo. Vean el video viral de la
entrevista al ex alcalde de Medellín y lo que verán es a una presentadora que,
por estupidez o por miedo a la bronca, se niega a hablar en una lengua que
conoce perfectamente. No parece una rústica campesina, desde luego, bajada
de las faldas del Pirineo que jamás ha oído castellano. Lo más hilarante de la
situación, no es que Ada Colau haya tenido que ejercer de “traductora”, sino el propio nombre del programa: FAQS –
Preguntes. FAQS, no es, desde
luego, un acrónimo catalán, sino que corresponde a la expresión inglesa, habitual
en el mundo de la informática “Frequently Asked Questions” (preguntas
frecuentes o, si se prefiere, preguntes freqüents).
Voy a contar una historia verídica vivida en primera
persona. Universitat Catalana d’Estiu en Prades de Conflent (Departamento de
los Pirineos Orientales). Debió ser en el año 92, quizás en el 93. Era una
especie de “alarde” cultural de los “països catalans”. Se reunían nacionalistas
desde “Salses a Guardamar y desde Fraga a Mahón”, como gustaban decir. Yo andaba
por ahí interesado por una conferencia sobre “geopolítica dels països catalans”
dada por Josep Guia. Entre los elementos más exóticos que solían asistir aquella
“universidad de verano”, figuraban los procedentes de la isla de Cerdeña y, en
concreto, de la pequeña ciudad de Alguer en donde el 13% de la población sigue
hablando “alguerés”, una variante dialectal del catalán. Lo gracioso del asunto
fue que cuando los “nacionalistas catalanes”
del Alguer querían comunicarse con los “nacionalistas catalanes” de “Catalunya
Nord” (los departamentos franceses que en otro tiempo formaban parte del Reino
de España) solamente eran capaces hacerlo ¡en castellano o en francés!
La historieta demuestra que el nacionalismo catalán es,
sobre todo, lingüístico y que sus contradicciones se inician, no solamente con
el hecho de que universalmente la lengua catalana ha sido clarificada como “lengua
hispano romance”, sino que las distintas variedades dialectales del catalán
(nueve si hemos de aceptar la clasificación de Rovira Virgili en su monumental Historia
de Cataunya) están, en algunos casos, tan separadas unas de otras como
pueden estarlo del castellano. No me
extraña, por ejemplo, que la gencat de Pujol insistiera en que TV3 se viera en
la Comunidad Valenciana, pero no aceptara ni por asomo que la televisión
valenciana se viera en Cataluña… no fuera a ser que se comprobaran las
distancias entre una y otra “fabla” (y utilizo deliberadamente la palabra
aragonesa).
Este fin de semana no ha sido muy bueno para los
independentistas. Aún no ha terminado y, de momento, el
PDCat, residuo de la antigua CDC, ha sido expulsada del grupo liberal “por
corrupción”, pero también por su deriva “independentista”. Otro éxito más
de Puigdemont en su periplo por Europa. Y en cuanto al vídeo de FAQS –
preguntas con el alcalde de Medellín, las carcajadas se han oído hasta en el
Alguer. El independentismo (única realidad en la que ha confluido el “nacionalismo
moderado” con el “separatismo” de los años de Macià y de los hermanos Badía)
tiene poco sentido del humor y nulo sentido del ridículo.
Por si esto fuera poco, Puigddemont y Torra dicen que “sólo confían en la calle”: ni en las instituciones, ni en las elecciones, ni en nada más que en que la gente acuda a la calle y esperar que los medios subvencionados, donde vean 1 pongan 10… Menudo “independentista” el tal Puigdemont que quería soplarle a los chinos 11.000 millones que hubiera supuesto una independencia dependiente del capital amarillo. Ya decía Josep Guía en aquella conferencia que he mencionado en Prades que, la independencia catalana solamente sería posible con apoyo extranjero. Pero, cabría decir, que una secesión que implique una hipoteca de pago problemático, no es independencia sino pasar a depender de otro.
En su negativa a reconocer su fracaso, en el sostenella y no
enmendalla, se está “sectarizando”, esto es, convirtiéndose en una secta
exclusivista solamente apta para “muy creyentes”. Es el preludio de su
desmoronamiento: finalmente, toda secta termina adquiriendo las dimensiones
propias de una secta: su transformación en cenáculo para unos pocos, que
eternamente ejercen de Jeremías, el profeta de los lamentos y la desesperación,
el de la incomprensión y el victimismo.
Lo más positivo del vídeo es que la Colau siempre podrá
dedicarse a traducir del castellano al catalán, cuando se le desmorone ese
engendro de En Comú-Podem, que ha
transformado Barcelona en un estercolero (mala noticia para la Colau: La Vanguardia cuenta hoy que en la popular
calle de la Riera Baixa, en el Raval, los “captadores de clientes” de los Clubs
de Cannabis se dirigen preferentemente a menores… es dramático, porque en esos
locales no se permite el consumo de una cerveza, pero no hay problema en
ponerse hasta el culo de cannabis). Y mejor no aludamos a los “narcopisos”, tolerados
por el Ayuntamiento como si fueran casas de caridad.
Todo esto, que puede parecer inconexo y sin ligazón
aparente, créanme, no son más que reflejos del caos que vive Cataluña y que no
se resuelve ni con 155, ni con independencia, ni con los 11.000 millones chinos, sino con un milagrito del niño Jesús, harto
difícil para los que ni creemos en dios ni en el diablo. No hagan esfuerzos en ver algo serio en todo esto, no lo hay. Ni
serio, ni peligroso. Surrealista, en cambio, sí. Con un toque dramático, claro
está.