Nunca más volví a tener relación con Falange si bien mantuve relaciones personales con algunos falangistas. Realmente, el plural es muy aventurado a la vista de que fue realmente fue con pocos. Cuando en 1987 pusimos en marcha la revista DisidenciaS (de la me cabe el honor de decir que los seis números aparecidos supusieron una ruptura con todo lo que se había hecho hasta ese momento), participaron algunos falangistas (el grupo Tercera Posición de Valencia que, para ser fiel al nombre, eran justamente tres camaradas), Miguel Ángel Vázquez y Juan Antonio Aguilar. Para algunos falangistas era evidente que se trataba de evolucionar de la misma forma que para gentes que procedían de CEDADE o del Frente de la juventud, la evolución era la única aventura que podía garantizar la subsistencia política. Con una tirada inicial de 2.000 ejemplares unas 64 páginas, en sus contenidos, en su concepto estético, era otra cosa que, desgraciadamente, abandonamos (si bien Aguilar ha rescatado la cabecera para otra revista editada en el momento en que escribo estas líneas) en cuanto se puso en marcha el Círculo Nueva Europa.
La continuación de este texto está en el libro Ultramemorias