miércoles, 11 de octubre de 2017

CRISIS CATALANA - PARADA Y FONDA 2





Chatham House es la sede del Royal Institute of Internacional Affairs, el principal puntal mundialista del poder "secreto" en el Reino Unido que tiene como corresponsa al Council Foreing Relations (Conmsejo de Relaciones EXteriores), el grupo mundialista más antiguo que la Trilateral o el Club de Bildelberg, y del que los Rockefeller son propietarios" del: pocos son los presidentes de los EEUU que resultan elegidos sin su bendición. Era evidente que el "procés" no podía arrancar sin el visto bueno de las fortunas venerables de aquel lugar... Suárez pasó por allí antes de abordar la transición y el propio Carrillo habló sobre el eurocomunismo en la misma tribuna antes de emprender la voladura del PCE. Allí, los políticos que quieren hacerse un lugar bajo el sol de las democracias necesitan "vender" bien sus ideas y sufrir el examen de los "amos del mundo". Puigdemont, por su parte, decepcionó en su paso por el RIIA. Como vimos ayer "los amos del mundo" no se equivocaron.

El discurso de Puigdemont en la fase terminal de la crisis:

1. UN TIPO AL QUE LE VIENE GRANDE EL BERENJENAL QUE HA LIADO

Ayer no vimos nada parecido a un “molt honorable senyor president”, lo que vimos ayer fue a un pobre diablo superado visiblemente por una situación ante la que empieza a sentir temblor en las piernas y de la que no sabe cómo salir. Lo aplaudieron al llegar... y los mismos le pitaron al salir. En redes sociales, incluso en las favorables, no ha sido mejor tratado. El que “un catalá de Girona” haya sido comparado a “Chiquito de la cagada” con el “aquí llega Puigdemor”, o las fotos de los indepes antes y después de los 10 segundos que mediaron entre la declaración de independencia y la suspensión de la misma, deberían redimensionar sus ambiciones políticas. Amortizado y sin futuro, mejor que vuelva al negocio familiar o lo traslade a Transilvania (luego verán el motivo de la alusión).

2. EL HABITUAL DISCURSO VICTIMISTA

El discurso de ayer tuvo una primera parte en la que hizo gala, como era de prever, del victimismo habitual propio de cualquier nacionalista. “Democracia y libertad”… tales eran los leit-motivs del referendo, recordó. Error: nadie en Cataluña tiene la sensación de estar “oprimido” por mucho que haga un esfuerzo de imaginación o los medios que viven de la teta de la gencat sigan una y otra vez difundiendo fotos de los porrazos del 1-O. Quizás quienes deberían sentirse “oprimidos” son los que querían que sus hijos fueran educados en el idioma familiar, o los que se han visto multados por rotular sus establecimientos en castellano, o quienes hubieran deseado que las subvenciones de la gencat se distribuyeran equitativamente y no sólo a coñas nacionalistas e independentistas. Así que sobre esto de las “libertades” y de la “democracia” habría mucho que hablar. 

3. DEFENDIENDO LO INDEFENDIBLE

La gran mentira del discurso de Puigdemont ayer fue considerar que los resultados del referéndum del 1-O demuestran algo más que lo que demostraron los resultados del 9-N o incluso los de aquellos referéndums por pueblos en 2009-2010. Lo que venía a decir Puigdemont es que un referéndum que se había obstaculizado por todos los medios y que se había realizado sin ninguna garantía, ¡oh, maravilla de maravillas! daba un resultado diáfano y demostraba la voluntad de los catalanes de llegar a la independencia. Glosó el que “el pueblo catalán” acudiera a las urnas en medio de mamporros, secuestro de urnas… Curiosamente no aludió a que nadie ofreció a los partidarios del no, o de la abstención o del voto en blanco, espacios electorales en los medios para comunicar sus posiciones. Ni quiera que la gencat diera por descontado, en todo momento, que iba a vencer el SI y el referendum era un trámite formal cuyo resultado ya se daba como cierto por anticipado con la "ley de desconexión"... Es el habitual “yo me lo guiso, yo me lo como” tan carpetovetónico. Por las razones que fuera, la obstinación en celebrar el referéndum llevó a una situación de referéndum imposible y de resultado indemostrable e incomprobable… e inútil. Aferrarse desesperadamente a los resultados del 1-O es muestra de los paisajes extraterrestres en los que se mueve Puigdemont y el resto del independentismo

4. LA GRAN MENTIRA

Pero cuando Puigdemont inició su retahíla de medias verdades y mentiras descaradas fue cuando trazó el camino que ha llevado a la crisis: el punto de arranque fue, para él, el “nou estatut”… Presentado, dijo, como “aspiración de la sociedad catalana hacia su autogobierno”, Puigdemont recordó que fue votado el 18 de junio de 2006 ¡por apenas el 48,85% de los votos y con un 20,76% de votos en contra y un 5,34% de votos en blanco! Dicho de otra manera: cuando menos de la mitad del electorado acude a las urnas y una cuarta parte de los que lo hacen votan en contra, con lo que ese estatuto será "aprobado"… pero se demostrará que nace sin apoyo social suficiente. Vale la pena recordar que el Estatuto de 1979 registró una afluencia del 59,7% del electorado, con una adhesión del 88% y un 11,5 entre votos nulos, noes y en blanco. Se percibe claramente la curva descendente: el Estatuto de 1979 interesaba, sí, pero a la mitad del electorado; el de 2006 tuvo un apoyo en bruto de 1.899.897 votos y la hostilidad, el desinterés o la burla de 3.410.103 catalanes… cifras que, por sí mismas, hubieran indicado a quien tuviera ojos y viera (o quisiera ver) la imposibilidad de “profundizar” por ese camino, ante la indiferencia de la mayoría de la población. Aún así, lo intentaron. Ayer se vio el resultado.

5. LA LÓGICA ABSURDA DEL PALETO

El su conjunto, el discurso de Puigdemont demostró demasiado a las claras, no solamente lo que estaba en la médula de su personalidad, sino del mundo nacionalista y que podemos definir como la “lógica absurda del paleto”. El paleto es ese tipo pueblerino, cejijunto, con boina calada, que cree que es el centro del universo y que su huerto es el Axis Mundi. El paleto es un tipo que no termina de entender el mundo en el que ha sido arrojado; el pensamiento crítico no se ha hecho para él, vive de sofismas indemostrables y tópicos banales que considera tienen el rigor de verdades científicas incuestionables o de dogmas religiosos inamovibles; está convencido de que se lo merece todo, pero como tiene la sensación de que hay alguien por encima de él, se siente mal, tiene envidia, rencor y resentimiento y aspira a ser como el que está encima suyo.

Si vive en el barrio de un pueblo, trabajará por segregarse y crear un nuevo ayuntamiento. A fin de cuentas, no es raro: España es el escenario de sempiternas rivalidades entre Villarriba y Villabajo o entre Sabadell y Tarrasa. Recuerdo de pequeñito las rivelidades entre Sant Pere de Ribes y Sitges... Como paleto que es, cree que lo suyo es superior y tiende a despreciar cualquier otra cosa que no sea manifestación de eso, por mucho que sea cursi, kitsch, ridículo o dicomonónico.

El paleto tiene tendencia a pensar que lo suyo debería exportarse a todo el mundo y que vale para todos, en especial para grupos étnicos que él mismo ha traído y a los que cree que podrá “catalanizar” (musulmanes, africanos), con la misma facilidad que ha “catalanizado” a andaluces y gallegos... Desconsidera cualquier otra opción: “como me lo merezco todo, no estoy dispuesto a dar nada”. Es así que TV3 es SOLO en catalán, pero TVE o las radios que emiten en Cataluña deben de tener espacios en catalán obligatoriamente por mucho que la demanda de ocio en castellano sea increíblemente superior. 

El paleto de aquí es “demócrata” pero no evitar nunca el imponer su criterio por la vía autoritaria (y la inmersión lingüística es solo la enésima muestra de ese savoir faire). No quiere que le impongan nada, pero no duda en imponer a otros. No le basta con disponer de todos los recursos que el Estado da a Cataluña y que él sea el único gestor, sino que quiere disponer de todos los recursos de Cataluña y utilizarlos a su antojo.

Todo lo malo, para él, pasa en la otra orilla del Ebro. A esta, no pasa nada grave. Y si pasa, la culpa es “del otro”. Vive de tópicos nacidos en el último tercio del XIX que han quedado muy atrás en la historia: “la laboriosidad catalana”, “el seny”, “la seriedad del catalán”, cosas que fueron ciertas en otro tiempo pero que hoy ya no lo son tanto.

Todo esto genera una lógica propia que no tiene nada que ver con la lógica aristotélica o, simplemente, con el sentido común: vive dentro de una realidad que él mismo se ha construido y que solamente tiene leves puntos en común con la realidad que percibimos los no nacionalistas e incluso los que sienten Cataluña como patria pero son capaces de realizar análisis objetivos. El paleto “de la ceba” (que sería el reflejo especular del “charnego”) confunde lo que le gustaría que fuera Cataluña, su imagen teleológica y excluyente, con lo que es en realidad: un conjunto atomizado de dos comunidades lingüísticas autóctonas y de una nueva foránea que tiende a desfigurar a ambas: la inmigración masiva, que, para colmo, en Cataluña, por decisión soberana de la gencat es mayoritariamente islamista…

7. PALETOS CATALANES Y PALETOS RUMANOS MISMO COMBATE

De toda esta historia queda un misterio por resolver: si para cualquier analista resultaba evidente que una “República Catalana” era inviable y que, con las cifras electorales de las últimas autonómicas, lo más razonable era pensar que no existía suficiente consenso y que había que plantear objetivos más realistas ¿cómo es posible que Puigdemont no lo advirtiera? La respuesta habitual es que, a él, al igual que a Junqueras, el nacionalismo les ciega y les convierte en una especie de Daredevil, el super-héroe invidente. Dicho con otras palabras: ¿en qué se basó esta clique de aventureros inconscientes para tirar adelante un proyecto que tenía todos los visos de embarrancar? O más concretamente: ¿Quién les prometió apoyo y les dio seguridades?

Se ha hablado de George Soros. Soros es lo suficientemente hijoputa para hacer algo así y mucho más incluso. Pocos financieros tienen las manos tan manchadas de sangre como él. A él se debió parte de la responsabilidad en la desintegración de Yugoslavia. Pero Soros es un negociante: no le gustan las malas inversiones y una simple mirada sobre Cataluña le indicaría, a él lo mismo que a cualquier observador objetivo, que el mapa catalán está demasiado fracturado para apostar por unos o por otros y esta no es tierra con gente capaz de protagonizar conflictos a la yugoslava.

¿Algún fondo de inversión? También se ha hablado de 30.000 millones “donados” a la “República Catalana” para aguantar durante los tres primeros años. No nos lo creemos: ningún fondo apostaría en una causa tan visiblemente perdida y sin apoyos internacionales de ningún tipo. Quizás algún aventurero, algún vendedor de humo, algún estafador de altos vuelos, como aquel Bloch que apareció por Cataluña en 1931, Maciá se lo quitó de encima y se lo endosó a Companys quien por su culpa tuvo que dimitir de su cargo de parlamentario en Madrid después de protagonizar al alimón un escándalo sobre especulación de la peseta. Me creo que la conselleria de finanzas haya sido visitada por este tipo de estafadores.

Puedo creer en la incompetencia del equipo económico de la gencat y en especial del grupo que rodea a Junqueras… pero ¿y Puigdemont? A fin de cuentas el ayuntamiento de Girona es como la gencat pero en pequeño. Y aquí es donde entran las consideraciones personales que no me gusta recordar pero que alguien debe de hacerlo.

En Cataluña se suele decir que los de Gerona “son cerrados” (molt tancants). Es uno de esos tópicos que a veces aciertan. Con Puigdemont, por ejemplo… Pero la ecuación personal del personaje es más compleja de lo que parece. Hace poco un diario publicó una foto de la madre y de las hermanas de Puigdemont en su tienda en Gerona: era imagen propia del tendero catalán, una honesta familia pequeño-burguesa de las de antes, de las que habrían votado a la Lliga, apoyado a la Mancomunitat, luego a Macià, llorarían en el confortable salón la salida de Companys por las alcantarillas y tratarían de pasar desapercibidos durante la guerra civil y en los cuarenta años siguientes, para ver si luego colocaban al “noi” en algún carguillo de la nueva gencat… Su biografía es de tal pobreza: que si escribía crónicas futbolísticas a los 16 años para Los Sitios (¡era prensa del Movimiento franquista!, por cierto), que si trabajó en El Punt o en Preséncia… no precisamente sobrados de lectores. Que si se opuso a la “operación Garzón” en 1992 (desarticulación de Terra Lliure antes de que se hicieran daño)… No parece que le sobren títulos universitarios: que si “estudió” filología catalana, que si abandonó los estudios para “dedicarse al periodismo”, ambigüedades propias de políticos con poco lustre…

Pero es que luego está su circunstancia: su esposa, Marcela Topor, rumana llegada de Transilvania. Y es que nuestro honesto gerundense está casado con una rumana de la que solamente hace poco se han conocido algunos detalles. Que es de religión ortodoxa es normal en Rumanía. No es tan normal el que sea supersticiosa para algunos, vidente para otros y “maga” fanática del “mundo de los espíritus”La Razón contó hace poco que Marcela le regaló a su marido en su toma de posesión un “gallo de Horezu”, talismán de la buena suerte (ver artículo completo en La Razón). Se añade: Su marido la comparte y al parecer desde mucho antes de conocerla: según algunos de sus compañeros de colegio, le gustaba vestirse de nigromante y leer libros de magia. Ahora está casado con una mujer que afirman es "profética" y que "predice el futuro en función de la naturaleza", tanto que adelantó a sus más allegados que su marido llegaría a lo más alto de la política catalana. (informalia).

¿No será que la “vidente” le ha pronosticado a Puigdemont un glorioso futuro como presidente de la “República Catalana”? A ver si todo este embrollo va a terminar siendo el resultado de una santa alianza entre paletos catalanes y paletos rumanos. No sería nada raro: Ángel Colom, el hombre que ha traído a un millón de magrebíes a Cataluña, es también un individuo supersticioso, que, al menos en los 90, tenía una buena biblioteca sobre el tema y estaba atraído por las mancias. El propio Jordi Pujol era famoso que, entre salto y salto de cama con “la Pati”, dándole esquinazo a la “madre superiora”, la Ferrusola, consultaba a la vidente Adelina que le “limpiaba el aura” y le “restauraba los chakras”…

Ya lo decía Spengler: cuando la religión tradicional cae, no lo sustituye el materialismo, sino las supersticiones. Y en este terreno habría que terminar recordando que una de las ficciones del independentismo es pensar que todavía existe una “Iglesia Catalana” y que Montserrat sigue siendo el “corazón espiritual de Catalluña”. Pero esta es, por supuesto, otra historia.

7. LA PUNTILLA: BEIRAS, OTEGUI, LA ASAMBLEA INDEPENDENTISTA ANDALUZA…

El problema del independentismo es que se ha mostrado incapaz de reconocer el hecho esencial del momento actual: en Cataluña, aquí y ahora, no existe FUERZA SOCIAL suficiente como para que el independentismo pueda declarar la independencia de Cataluña. Se entiende por “fuerza social” el impulso que una sociedad tiene para hacer realidad determinado proyecto que es, por su propia naturaleza, colectivo. Suele ocurrir en ambientes de oposición: si en 1976-1977 no fue posible la “ruptura democrática” se debió a que la oposición antifranquista no tenía fuerza social suficiente para forzarla. Pero el reconocer que el independentismo carece de fuerza social para su proyecto le llevaría a conclusiones indeseables, la primera de todas, el reconocimiento de que el “frente independentista” NO PUEDE HABLAR EN NOMBRE DE TODOS LOS CATALANES y lo que es peor, que HAY CATALANES QUE NO SOLAMENTE NO SON INDEPENDENTISTAS, SINO QUE NO CONTEMPLAMOS DESGAJARNOS DEL ESTADO ESPAÑOL.

Obviamente, la izquierda española con sus referencias a “democracia y libertad” son considerados como el “aliado objetivo” del independentismo en el resto del Estado. De hecho, la evolución de la crisis hubiera sido diferente si en Madrid se sentara un gobierno socialista-podemista… Hubiera habido referéndum, sí, pero no hubiera sino tan claro si el SI a la independencia se hubiera impuesto en Cataluña. Buena parte de la izquierda no quiere saber nada con aquellos que aspiran a crear más fronteras entre los pueblos.

Existe, obviamente, otra izquierda que se ha manifestado a favor de Puigdemont: son los Otegui, son los Beiras, es la Asamblea Independentista Andaluza, es Echenique… Es curioso como el nacionalismo vasco ha permanecido alejado del “procés catalán” y en un voluntario y deliberado tercer plano: ellos ya tuvieron un “Plan Ibarreche” y sabían cómo acabaría la cosa, además, la presencia de borrokas en el “procés”, les hacía desconfiar. Eran, en definitiva, conscientes de que si los “catalanes” ganaban o si perdían, eso generaría una reacción nacionalista española que podía afectar en el País Vasco. En lo que se refiere a Beiras, haría bien en buscar un buen psiquiatra y debería regresar a los tranquilizantes porque a su edad tanta efervescencia le puede pasar factura. En cuanto a la presencia de Otegui… era justo lo que necesitaba el catalanismo “moderado” para no tenerlas todas consigo. De los independentistas andaluces resulta imposible hablar sin recurrir a la guasa. Otro tanto en lo que se refiere a Echenique, triste individuo que precisa clases de cultura general.

Hoy cabe reconocer que los “apoyos” que ha cosechado el independentismo, tanto en España, como en el resto de Europa, han sido minúsculos, hasta el límite de lo inexistente. Los independentistas no se lo han creído hasta que en estos días están empezando a despertar de su sueño. Lo peor de algunos sueños placenteros es que, tanto o temprano, salvo en las novelas de terror, tienes que despertar.