miércoles, 30 de septiembre de 2015

Diario de la Desesperanza (XX)


Uno se levanta y se da cuenta de que el tiempo ha cambiado. La temperatura ha caído, la lluvia cae y ráfagas de viento la convierten en hiriente. Donde debería haber un azul radiante, todo está gris, apagado y triste. Así veo a mi tierra hoy 30 de septiembre de 2015. Es una realidad, pero también forma parte de una metáfora. Todos querríamos que en nuestra tierra luciera el sol, pero España vive el otoño de su existencia. Un otoño avanzado. Es cierto que la póliza de seguridad de la unidad de España viene dada por su pertenencia a la Unión Europea… pero también es triste que esta unidad dependa de una entidad internacional que, precisamente, es responsable de la falta de soberanía que padecemos. Garantizar nuestra unidad a cambio de renunciar a nuestra soberanía. Y de paso renunciar también a nuestro bienestar, porque sería difícil no advertir que parte de los males de nuestra economía derivan de no haber previsto a mediados de los años 80 de qué íbamos a vivir. ¿La responsabilidad? Esencialmente de Felipe González, que negoció mal la entrada de España en la UE. ¿Y ahora qué? Ahora, simplemente, no hay salida… ¿o alguien cree que la hay?


No tengo muy claro que todo forme parte de una “gigantesca conspiración”, más me parece que todo lo que está ocurriendo forma parte de una formidable cadena de errores que, para corregir cada uno de ellos, se tienen que adoptar medidas cada vez más erráticas. No soy partidario de la “renta básica”: dar algo a cambio de nada no puede ser un ideal… Pero, claro, es cierto que ni hoy ni en el futuro habrá “trabajo para todos” (con la mecanización creciente de los procesos productivos 100 millones de trabajadores podrán cubrir todas las necesidades del planeta, así que…). Así que habrá “renta básica” antes o después. Se igualará “por lo bajo”, no por lo alto. Estamos muy lejos de la percepción de Herbert Marcusse en los 60 cuando decía que las condiciones económicas hacían que por primera vez en la historia la “utopía” era posible porque la humanidad producía bienes y riquezas para asegurarla, incluso jornadas de trabajo cortas pero bien remuneradas. Para Marcuse, la Utopía consistía en igualar salarios “por lo alto”, repartiendo la riqueza. No es eso lo que tendremos. Para colmo, el problema es que para garantizar con una “renta básica” la paz social se precisan otras medidas complementarias: legalización de las drogas a bajo precio, empobrecimiento de las calidades culturales de la sociedad, atomización de la sociedad y pérdida de identidad… No es una conspiración: es una cadena de errores.

Que el ejército ya no es lo que era, lo sabemos todos, empezando por los militares y que cada vez más los ejércitos lo fían todo a la tecnología antes que a la calidad de los reclutas, se sabe también. Es el precio que hay que pagar por asimilar el ejército a cualquier otra profesión.  Era evidente que, desde el momento en el que la democracia quisiera implantar sus valores en el ejército, la disciplina, la capacidad de sacrificio, la jerarquía y el mando, quedarían seriamente dañados y sustituidos por el igualitarismo, la representatividad y las ocho horas de jornada laboral. Por otra parte, lejos estoy de cualquier machismo, pero la incorporación de pleno derecho de la mujer a las fuerzas armadas no ha contribuido a mejorar las cosas. Y quizás sea porque las FFAA no es el lugar más adecuado para la mujer. Hay problemas fisiológicos evidentes. Menos mal que los drones, la cyberwar y las nuevas tecnologías compensan algo el problema. Pero, al final, en caso de conflicto, la “fiel infantería” es a la que le toca estar presente. Casos como los de la “comandante Zaida Cantera o este otro nuevo caso en Canarias,  no hacen nada para mejorar la imagen del ejército. Pero, a estas alturas, ¿debemos seguir llamando “ejército” al ejército? ¿no sería mejor llamarlo “fuerzas auxiliares de la partidocracia” o “empresa de contratas internacionales del gobierno de turno”?

¡Atención! De este tema están empezando a aparecer cada vez con más frecuencia noticias. Eso quiere decir que va a haber en breve novedades. El sistema de pensiones peligra. Teníamos la certeza. Desde que hace veinte años empezó a circular la falsedad (que todavía repiten algunos) de que gracias a la inmigración se pagarán las pensiones, era evidente que las cosas irían mal (porque en ningún país la inmigración ha contribuido a pagar las pensiones sino a rebajar el valor de los salarios y a convertirse en una aspiradora de recursos sociales, es decir, a lo contrario que se proponía). La otra falsedad que circula es que “vivimos más”: no, vivimos lo mismo, lo que pasa es que la menor mortandad infantil  hace que las estadísticas sobre la media de edad vayan subiendo. Las pensiones se hunden porque la economía está cambiando: cada vez es menos productiva y más especulativa. Los puestos de trabajo se reducen y la población aumenta (siguen llegando inmigrantes para que los salarios sigan bajando). En esas condiciones claro que el sistema de pensiones no es viable. De hecho, la única sociedad viable en estos momentos es tipo Mad Max… Y ya que estamos en eso: ¿cómo es que los “agentes sociales” se han callado todos estos años? ¿Cómo es que han firmado todos los acuerdos que el gobierno de turno les ha presentado para firmar? ¿Cómo es que todos estos gobiernos no han tomado medidas? Y sobre todo: ¿por qué no se ha tomado ninguna medida más allá de los parches de cada cinco años? Respuesta: los sindicatos han callado a cambio de subsidios cada vez mayores y en cuanto a los gobiernos… ¿ignoráis que no planifican nada y que su horizonte son los 4-8 años que están en el poder y que luego puede caer el diluvio que ellos ya han comprado paraguas, chubasquero y lancha?

La CUP es Herri Batasuna a la catalana. Sin embargo, no ha surgido ni del terrorismo, ni de aquella forma catalana que fue “Terra Lliure” (caso único en el terrorismo mundial: sobre cinco víctimas que causó, cuatro eran propia y tres murieron por manipulación de explosivos).  El éxito nace de otra cosa: del fracaso de la sociedad, de la clase política y de las instituciones catalanas; nace también del fracaso de la izquierda catalana. El problema es que diagnostican mal las situaciones y sus propuestas están en lo que Lenin llamó “el izquierdismo: enfermedad infantil del comunismo”. Luego su nacionalismo independentista es una extraña mezcla de sentimentalismo insostenible desde la izquierda. Solamente podrían convertirse en la Syriza catalana a condición de no mezclarse mucho con el “partido de la corrupción”. Los desengañados de ERC van a parar allí… a falta de ir a parar a Podemos (espacio declarado desierto cuando la “nueva izquierda” pacto con la “arque-oizquierda” de ICV). Por eso crece CUP y por eso Artur Mas depende de este grupo. ¿Cuál es su estrategia en este momento? Destruir Junts pel Si (CDC+ERC+las tietas+misterproper) y dar al proceso independentista un aire más anticapitalista y de izquierdas. Extraña mezcla de realismo, voluntad política, lucidez estratégica, con sentimentarismo soberanista, irrealidad e indecisión. ¿Qué son las CUP, a fin de cuentas? Una muestra más de la crisis de la izquierda.