lunes, 16 de diciembre de 2019

PARA ENTENDER MEJOR A LOS EEUU: LOS TRES GRANDES “DESPERTARES RELIGIOSOS” - EPILOGO: "LA NUEVA ATLANTIDA" Y EL AMERICANISMO


En 1623, Sin Francis Bacon publicó un relato novelado que tendría gran influencia en la formación de un estado de ánimo favorable a la colonización del Nuevo Mundo. En efecto, "The New Atlantis" relata la aventura de unos navegantes a la que vientos adversos desplazan de su ruta y hacen recalar en una isla gobernada por filósofos-científicos: ese paraíso eran los Estados Unidos de América. Esta es la historia de un libro, del hombre que lo escribió y de la mentalidad que derivó de él.

FRANCIS BACON: UN HOMBRE POLEMICO Y MISTEROSO

Wym Westcott, Mago Supremo de la Sociedad Rosacruciana Masónica, en su "Data the history of Rosa Crucian" afirma que Bacon fue rosacruz y autor de las obras firmadas por Shakespeare. De ahí derivaría el mensaje esotérico de algunas piezas del dramaturgo.

A decir verdad, no hay documentos objetivos de la filiación rosacruciana de Bacon, pero es rigurosamente cierto que el símbolo de la hermandad -la rosa superpuesta a una cruz- aparecÍa en portada de la primera edición de "La Nueva Atlantis". W.F.C. Wigston publicó entre 1888 y 1892, cuatro grandes volúmenes sobre Bacon en los que trataba su filiación rosacruz. Afirma que perteneció a una "Sociedad Corporativa" que fundó él mismo y que luego se transformaría en "Hermandad Rosa Cruz". Las pruebas no son muy convincentes, pero sí dejan intuir que Bacon recibió algún tipo de influencia oculta.

Nuestra tesis es que, coincidiendo con lo mejor de la Edad Media, hacia el siglo XIII, apareció un movimiento místico que recibía distintas influencias: interpretación esotérica de los evangelios, tradición hermética y kabalismo. Es difícil decir cuál fue el foco originario de esta corriente y de su técnica de realización espiritual, es seguro que debió tener interferencias con el esoterismo templario y con movimientos esotéricos gibelinos como el de los "Files de Amor".

En torno a cada uno de los representantes originarios de esta corriente debieron articularse linajes espirituales que se transmitieron desde el siglo XIII hasta el XVII, sus conocimientos boca-oreja y también dejando escritos y documentos, pero, sin formar organizaciones estables ni siglas definidas. A medida que transcurrió ese espacio de tiempo se produjeron inevitables desviaciones y adulteraciones del ideal original. En algunos casos, se mantuvo relativamente próximo a la pureza de los orígenes (caso de Johan Valentin Andreae, Michel Maier, Paracelso, Karl von Erkthathausen, Robert Fludd y alguno más), en otros la tergiversación fue palmaria: tal es el caso de Francis Bacon.

No hay más que examinar la aportación de Bacon a la ciencia moderna para advertir hasta qué punto se oponía al espíritu de la Rosa Cruz originaria. Bacon fue partidario del absolutismo, mientras que la teoría rosacruz del poder proponía un Estado Orgánico y Comunitario; Bacon fue el iniciador de la ciencia experimental moderna y del empirismo, contra la tradición aristotélica. Estos dos aspectos, lo separan, no solo de la tradición antigua, sino que lo colocan como uno de los fundadores ideológicos del mundo moderno.

La Sociedad Teosófica se intentó apropiar de la figura de Bacon. Una prominente teosofista, Annie Besant -sucesora de Helena Petrovna Blavatsky al frente de la secta- llegó a escribir que Bacon fue una reencarnación del alquimista Thomas Vaughan, del último superviviente de la Casa de Rakocsky, es decir, el Conde de Saint Germain y también de Christian Rosenkreutz y de otros varios. Lamentablemente para la Besant, Vaughan nació en 1622, mientras que Bacon moriría cuatro años después... Otra teosofista apelaba a la "lectura de los registros Akhásicos" (especie de memoria colectiva del mundo en la teoría teosofista) para autentificar estos datos. Esta corriente le hace miembro de una misteriosa Orden del Casco, inspirada en Palas Atenea, la diosa griega de la guerra. Dicha orden no sería sino una de las primeras formaciones esotéricas que desembocarían en el rosacrucianismo británico.

"LA NUEVA ATLANTIDA": LOS CONTENIDOS

Los datos que proceden de corrientes teosóficas son, en general, discutibles, pero la obra de Bacon tiene referencias explícitas que muestran su inequívoca militancia en alguna sociedad de pretensiones iniciáticas.

En "The New Atlantis" describe una sociedad secreta llamada "Casa del Templo de Salomón" situada en la cúspide jerárquica de su Estado ideal. En la portada de su libro Bacon incluye una filacteria con la leyenda "Tempora patet occulta Veritas", "con el tiempo aparecerá la verdad oculta", alusión, tanto a la prohibición de llegar más allá de las columnas de Hércules, como a las apariciones periódicas de la Rosa Cruz cuyas manifestaciones y desapariciones en la historia están sujetas al ciclo de 108 años.


La llegada de los navegantes a la Atlántida en la obra de Bacon es seguida de un rito iniciático de purificación: "después del día de vuestra llegada, debéis permanecer internados por tres días", alusión inequívoca a los tres días de muerte y resurrección de Cristo. Pero hasta llegar a desembarcar los marineros tienen que jurar que "no sois piratas, ni habéis derramado sangre, legal ni ilegalmente, en los últimos cuarenta días", el mismo período de purificación de Jesús en el desierto. No es raro que los expedicionarios a la vista de este programa declaren: "Dios se ha manifestado, sin duda, en este país". Y otro proclama "estábamos enterrados en lo profundo, como Jonás lo fue del vientre de la ballena y ahora estamos entre la muerte y la vida, pues estamos más allá del viejo mundo y del nuevo". Para Bacon, la Atlántida es un estado intermedio entre la vieja Europa y la nueva América, que considera muerte y vida respectivamente. La referencia al vientre de la ballena equivale a la cámara de meditación, oscura, negra y cerrada, en donde tiene lugar la muerte iniciática en todos los ritos esotéricos.

El nombre del rey del país atlante que vivió 1900 años antes de la redacción del texto, tenía por nombre Solamona, "nosotros le tenemos por el legislador de nuestra nación. Este rey tenía un gran corazón". La misma cualidad se reconocía a Salomón; esta cualidad, unida a la correspondencia existente entre el corazón y el sol, como centros ambos del sistema solar y del hombre, se refleja en el mismo nombre del rey: Solamona, es decir, Solis-Amon, nombres del astro rey en latín y egipcio. Esta "solaridad" se repite en el ciclo de 12 años, período en el que la sociedad iniciática de la Casa de Salomón, envía expediciones al mundo para informar sobre los asuntos que suceden fuera de la Nueva Atlántida.

Finalmente muestra las excelencias de la vida subterránea: "Tenemos cuevas espaciosas y profundas, las más profundas están perforadas a seiscientas brazas, y algunas están excavadas y hechas bajo grandes colinas y montañas (...) Están por igual apartadas del sol y de los rayos celestes y del aire libre. A estas cuevas les llamamos la Región Inferior". Mientras que en todas las tradiciones el mundo subterráneo era un lugar maldito, aquí es utilizado "para curar algunas enfermedades y para la prolongación de la vida de algunos eremitas que escogen vivir aquí, bien provistos de todas las cosas necesarias"...

Bacon se dedicó a la actividad política y fue miembro de la Cámara de los Comunes. Nombrado consejero privado de la Reina Isabel I y de Jacobo I, ejerció como fiscal de la Corona, pero en 1621 fue acusado de haber recibido regalos de los litigantes y condenado finalmente en 1621.

En su puesto de Canciller consiguió que se promulgaran leyes que protegieran a los colonos. Con su libro quiso conjugar distintos niveles de necesidad: de un lado, impulsar la colonización del Nuevo Mundo para contrarrestar el formidable impulso de los navegantes españoles; de otro, definir la sociedad ideal, profundamente democrática y basada en principios espirituales.

Es a partir de la publicación de "The New Atlantis" que la colonización inglesa cobra un impulso definitivo y los peregrinos del "Mayflower" (1620) se ven definitivamente reforzados.

LA COLONIZACION DEL PARAISO

En 1550 los colonizadores españoles habían puesto pie en California y en décadas siguientes ocuparían la parte de los EEUU lindante con Méjico. La competencia con vanguardias coloniales francesas e inglesas hizo que el impulso español se centrara en Centro y Sudamérica y fuera testimonial en el Norte; aparte de algunos fuertes militares no existieron apenas colonos propiamente dichos.

La colonización del territorio actual de los EE.UU. fue inicialmente obra de disidentes religiosos ingleses. Estos se consideraban predestinados; tenían a Europa por excesivamente decadente como para que la Reforma Protestante pudiera triunfar; era preciso, pues, alcanzar un nuevo mundo y partir de cero. En su óptica, el signo más claro de elección divina de aquella tierra para una "segunda venida de Cristo" era que hasta ese momento había permanecido velada a los ojos de los hombres.

Los "Padres Peregrinos" llegaron en el "Mayflower" (Flor de Mayo) y con ellos la imprenta y el puritanismo. El Sur de los EEUU fue colonizado por caballeros ingleses y el Norte por puritanos; los caballeros del Sur eran de origen celta (galeses, escoceses e irlandeses, de carácter independiente y apegados a sus tradiciones), y los del Norte, de ascendencia anglosajona (buscadores de nuevas fórmulas de modernidad), pero todos ellos consideraban su colonización como una empresa "político-religiosa".


Ambos grupos -que, con el paso de los años y una vez independientes terminarían por chocar- compartían la misma visión teológica que veía en la aventura hacia el Oeste (realizada en dos fases: de Europa a América y de la Costa Este americana a la "nueva frontera" cuyo límite eran las aguas del Pacífico) la trayectoria de la verdadera sabiduría ¿acaso no había seguido el cristianismo la misma ruta: de Jerusalén a Roma? Según esta concepción, que tuvo gran éxito entre los teólogos protestantes del siglo XVII, la marcha hacia el Oeste representaba una progresión y un perfeccionamiento moral. Es decir, la inversión completa de la doctrina anterior para la cual la progresión hacia "occidente" suponía un encaminarse al "país de los muertos".

Veamos algunos ejemplos: para los colonos, la fundación de Massachussets contribuyó a inaugurar un espacio en el que "el Señor creará un nuevo cielo y una nueva tierra"; los fundadores de Maryland, por su parte, están convencidos, como Colón al llegar a las Antillas, de que aquel lugar era el Paraíso descrito en el Génesis; el mismo George Washington expresó una idea parecida: "Los EE.UU. son una Nueva Jerusalén destinados por la Providencia a ser un territorio en el que el hombre debe alcanzar su pleno desarrollo, donde la ciencia, la libertad, la felicidad y la gloria deben propagarse de forma pacífica"; otros, aprovechando el hecho de que Georgia se encontraba en el mismo paralelo que Palestina, vieron allí el lugar elegido. El "apóstol de los indios", Jhon Eliot anunciaba: "la aurora y el surgir del Sol del Evangelio en Nueva Inglaterra" y Cotton Mather -eclesiástico congregacionista fanático, uno de los pocos norteamericanos que abordaron la persecución de la brujería- expresó una idea aún más precisa: "La primera edad ha sido la edad de oro, para volver a ella el hombre debe hacerse protestante y puedo añadir, puritano".

Esta tendencia ha llegado hasta nuestros días; Ronald Reagan se hizo eco de éste mesianismo en 1984: "No creo que el Señor que bendijo este país, como no lo ha hecho ningún otro, quiera que tengamos que negociar algún día porque seamos débiles"; fenómenos sociales de masas como el telepredicador Jerry Falwell tenían éxito porque arraigaban sus convicciones en esta misma mentalidad: "Los EE.UU. de América, nación bendecida por la omnipotencia de Dios como ninguna otra nación de la Tierra, están en la actualidad atacados interna y externamente siguiendo un plan diabólico que puede conducir a la aniquilación de la nación americana. El Diablo entabla de ese modo una cruenta batalla contra la voluntad de Dios, que ha elevado a los EE.UU. por encima del resto de las naciones, como a la antigua Israel".

Los fanáticos puritanos obsesionados por la idea del pecado y de su expiación, se pusieron en marcha para abrir una "nueva frontera". Para ellos, los desiertos, los indios, las enfermedades y los peligros que les acechaban eran la plasmación material de los poderes demoníacos. Sus sufrimientos eran el camino para su purificación y ésta jalonaba la ruta hacia la "Tierra Prometida".

LA FORMACION DE LA MENTALIDAD AMERICANA

Fue así como, poco a poco, cobró forma lo que hoy se conoce como "american way of life", el estilo de vida americano. La "Tierra Prometida" solo se podía alcanzar a través del sufrimiento y el trabajo. Persistir en esa línea llevaría gradualmente a un progreso indefinido cuya meta lógica era la reconstrucción del Paraiso originario.
Cuando, los impulsos religiosos iniciales se atenuaron, persistió la idea laica de progreso indefinido y de trabajo. El arraigo del calvinismo en EEUU fue inmediato; para esta doctrina la fortuna y el éxito constituían el signo inequívoco con el que la divinidad marcaba a los elegidos. El justo era el multimillonario, el hombre de éxito, y el paria, en su miseria aparecía como culpable contra la ley de Dios.

Tales conceptos no podían sino terminar por hacer de los colonos algo radicalmente diferente a la Metrópoli. El problema teológico consistió en explicar como el mal había aparecido en el Nuevo Mundo, considerado reedición del Paraíso, e incluso como el Paraíso mismo. La explicación, relacionaba la entrada del mal el América con la presencia de colonos católicos, franceses y españoles, fundamentalmente. Eran ellos quienes habían armado a los indígenas o les habían incrustado sus malos hábitos. Eran ellos los que habían traído el anticristo a América. Los "padres peregrinos" debían alzar un muro contra la maldad: debían terminar la historia y comenzar algo nuevo.

Desde este punto de vista puede entenderse la inclusión del adjetivo "Nuevo" en buena parte de sus fundaciones: "Nueva York", "Nueva Inglaterra", "Nueva Haven", "Nueva Escocia", etc., era la traslación de un impulso interior bien arraigado en la mentalidad de los colonos: se trataba de renovar el mundo.

Luego, cuando cedió el impulso religioso originario, al secularizarse el ideal escatológico, cobraron forma las concepciones de progreso indefinido y el culto a la juventud. El slogan psicológico asociado a la sociedad americana de este siglo es "el país en donde cualquiera puede llegar a presidente" ¿acaso Harry S. Truman no era un vendedor de camisas? ¿y Clinton? ¿no es un hijo de honestos burgueses medios?


Uno de los motores organizativos del americanismo fue la masonería, institución que se vio también influida por este espíritu. Allí nacieron leyendas masónicas específicamente americanas que destilaban idéntico espíritu mesiánico y regenerador del mundo. Una de ellas -todavía en uso en las logias americanas- afirma que un grupo de caballeros templarios consiguió alcanzar las costas americanas después de la persecución de Felipe el Hermoso. Llevaron allí tesoros, reliquias y ritos que pasarían a la masonería local. Se llega a afirmar que los templarios llevaron el Grial al Nuevo Mundo. Los indios no compartían esta versión...

DEL BUEN SALVAJE Y EL HOMBRE NATURAL

El choque con los indios fue inmediato: desde los primeros momentos de la colonización existieron enfrentamientos con los "paganos". Los indios, bien arraigados en su concepción del mundo, no estaban dispuestos a abrazar el puritanismo; sus principios religiosos estaban fuertemente enraizados en su vida social, la conversión no hubiera supuesto solo el abrazar una nueva fe, sino renunciar a la totalidad de su estilo de vida.

En 1624, Thomas Morton, abogado inglés, uno de los fundadores de Massachussets, vendía ya armas a los nativos en nombre del viejo paganismo. En 1629 los puritanos lo encarcelaron por organizar la fiesta del "palo de mayo", equivalente a los ritos paganos de consagración del Árbol de la Vida. Los asistentes a la fiesta llevaban cuernos de ciervo y practicaron ritos orgiásticos. Quemada su casa y detenido, fue deportado a Inglaterra; regresó en 1643 a América, encarcelado de nuevo, murió en 1647.

Thomas Morton nos pone en la senda de un nuevo elemento que aparece en algunos colectivos de la sociedad americana de los orígenes: restos deformados de paganismo europeo, probablemente cultos telúricos y ginecocráticos que, supervivientes durante la Edad Media, fueron asimilados a ritos satánicos en el viejo continente. Clandestinos y ocultos en Europa, pudieron expresarse con una mayor libertad y confianza en el Nuevo Mundo.

Los puntos de vista de Morton no varían en relación a los que dieron vida a los EEUU: para Morton se trataba también de recuperar en tierra americana la pureza de los orígenes. América era la patria del "buen salvaje" o si se quiere del "hombre natural".

A pesar de las actividades de Morton en favor de los indios, a quienes considerada "buenos salvajes", estos tuvieron en los puritanos, tendencia dominante de la sociedad americana, a sus enemigos más despiadados. Los puritanos no podían admitir que los "buenos salvajes", no solo desconocieran el mensaje de Cristo, sino que además fueran impermeables a su prédica.

Los puritanos quisieron adaptarse al esquema que había creado su fanatismo religioso: ellos y no otros eran los "hombres naturales", los "buenos salvajes". Se rendía culto a la simplicidad y se tenía a la inteligencia como un rasgo diabólico: "Más se cultiva la inteligencia, más se trabaja para Satán" expresó John Cotton. Allí donde existía un granjero puritano viviendo en las llanuras, allí había un hombre justo. Las ciudades eran definidas como focos de corrupción de las que los puertos del viejo continente eran su visión más extrema y decadente.

Esta concepción constituye uno de los orígenes del antagonismo que desembocaron, primero en la guerra de independencia y luego en la guerra de secesión. Los colonos puritanos pensaron primero que la condición sine qua non para el advenimiento del "milenio" era el retorno a la pureza del cristianismo primitivo, que chocaba con las fuerzas demoníacas procedentes de Europa, con sus "gentleman" ociosos y viciosos, urbanos, en definitiva; se tenía a la práctica religiosa inglesa como el culto al anticristo.

La vida urbana no fue considerada con respetabilidad sino hasta los últimos años del siglo XIX. Y aun entonces, bajo sospecha. Cuando triunfó la revolución industrial en EEUU y se crearon grandes ciudades, los magnates de la industria realizaron actividades y donaciones filantrópicas en un intento de demostrar que la ciencia y la técnica también podían contribuir a hacer triunfar los valores espirituales.

Mientras, Europa languidecía en las convulsiones previas al desplome del antiguo régimen absolutista. Los americanos eran considerados desde Europa, especialmente por la Ilustración, como hombres simples, parecidos en su esencia al estado de infancia e ingenuidad primitivas. Su situación y hábitos contrastaba con la sofisticada decadencia de la nobleza de polvos, peluca y rapé que detentaba el poder en Europa. Esta era precisamente la virtud más apreciada por los puritanos: la rústica simplicidad de gentes que rechazaban la cultura por considerarla como muestra de un titánico satanismo. Puede entenderse así el odio puritano hacia los jesuitas, grandes cultivadores de la inteligencia puesta al servicio del papado. Los "buenos salvajes" gozaban en el viejo continente de una reputación exótica ajena a la mentalidad norteamericana.

Era precisamente esta opinión la que ponía a salvo a Europa de la influencia de la mentalidad americana. A lo largo del siglo XVIII y tras una larga guerra de emancipación, las colonias del Nuevo Mundo se fueron independizado de la metrópoli. La nueva sociedad allí creada, despertaba cierta admiración en los ambientes intelectuales europeos, sin embargo, precisamente esa simplicidad primitiva, constituía una barrera infranqueable para que estas concepciones influyeran sobre Europa. Se les veía como gentes sencillas y piadosas, tolerantes, se les tuvo por granjeros-filósofos, hombres justos que habían erradicado, el lujo, el privilegio y la corrupción; pero, con todo, no dejaban de ser algo intraducible en Europa.

Debió de llegar un hombre providencial para establecer un puente entre el Nuevo Mundo y la Vieja Europa. Ese hombre fue Benjamín Franklin y difundiría el mensaje de la Revolución americana en Francia... a juzgar por los resultados con éxito: la Independencia americana tuvo lugar en 1776, la revolución francesa apenas 22 años después. En torno a Franklin en París encontramos a casi todos los futuros revolucionarios que guillotinarán a Luis XVI y María Antonieta.