Lluis Salvadó es uno de esos que se salvaron de la primera tanda de procesados por el 1-O, nadie sabe bien el por qué. Salvadó pasaba por ser “el cerebro económico del procés”. Ahora se ha publicado que está siendo investigado por el TSJC que le atribuye un “papel básico” en cuatro proyectos destinados a una futura Cataluña independiente: sostenibilidad financiera (esto es, impuestos), Banco Central de Cataluña, supervisión del sistema financiero, etc. De hecho, la Operación Anubis empezó con él y en la consellería de economía (él era secretario de “hacienda”) se encontró material más que suficiente para procesarlo. Este “mártir” de la independencia más locatis de todos los tiempos, puede alegar en su palmarés de víctima el haber estado ¡dos días detenido! En la actualidad se encontraba en un “limbo judicial” y todo induce a pensar que tendrá su propio proceso. El hecho de que esté siendo investigado estos días así lo confirma.
La operación policial iniciada a primera hora del 20 de septiembre de 2017 por la Guardia Civil, fue bautizada como Operación Anubis. Los registros en las dependencias de la Generalitat y los interrogatorios a los 14 detenidos sirvieron sólo para escenificar que el gobierno del Estado no reconocería el referéndum, ni, por supuesto, sus resultados. Pero convenció de algo más: la alusión a los “30.000 millones” llegados de no se sabe dónde simplemente era uno de tantos argumentos ficticios utilizados por los promotores del proyecto para tranquilizar y dar confianza a la población catalana el 1–O (“Tot era mentida”, y esto también lo era).
Lluís Salvadó reconocía que eran necesarios 5.000 millones de euros “encima de la mesa” cada mes (esto es, 60.000 al año) para que toda la estructura burocrático–administrativa (faraónica, en realidad) de la Generalitat siguiera funcionando. Los famosos “30.000 millones” era el dinero que Salvadó decía “tener apalabrado” y que procedería del exterior (y que eventualmente podrían proceder de dinero sucio, del narcotráfico, de actividades ilícitas o de fondos de capital–riesgo opacos vinculados a todo lo anterior). El Estado pensó en la presencia de “aventureros económicos” en las oficinas de la gencat.
No es la primera vez que aventureros económicos y vendedores de humo han llamado a la puerta de la Generalitat. En noviembre de 1931, mientras se debatían los límites del Estatuto de Autonomía republicano, Lazare Bloch, financiero de origen judío y miembro del Gran Oriente de Francia, visitó Barcelona. Bloch se relacionó inmediatamente con la cúpula política de Cataluña: se entrevistó primeramente con el alcalde de Barcelona, Aiguader (fundador de ERC y miembro de la Logia La Justicia de la masonería barcelonesa). Bloch ofrecía reservas de oro que facilitarían la creación de un banco emisor de moneda catalana tras la aprobación del Estatuto. Ofrecía también abultados créditos para el Ayuntamiento de Barcelona y para la Generalitat. Parecía ser un “mirlo blanco” que precisaba el independentismo.
Macià lo conocía porque, durante su exilio parisino, Bloch formaba parte del “grupo de banqueros” a los que recurrió el “Avi” para financiar la “gloriosa aventura de Prats de Molló” (el intento de “invadir Cataluña” desde Francia con 140 anarquistas italianos y algún que otro catalán). Luego Bloch fue detenido por estafa y, tras ser puesto en libertad, fue cuando visitó Cataluña y se entrevistó con Macià, por entonces presidente provisional de la gencat. Éste, a la vista de lo peligroso del personaje, derivó la relación con Bloch hacia Lluis Companys, presidente del grupo parlamentario independentista en Madrid y, por entonces, enemigo político de Macià... Si alguien se quemaba con la relación que fuera Companys (los indepes se llevaban tan bien entonces como ahora y las peleas Macià-Companys-Dencás fueron solo el precedente de las disputas ERC-PDcat-CUP).
Ocurrió lo que era de esperar. Bloch volvió a hacer de las suyas. Invirtió los fondos de los que disponía comprando valores industriales españoles, apostando a la baja, y especulando con la devaluación de la peseta. La bolsa, muy sensible a las declaraciones políticas, debía registrar la conmoción que esperaba Bloch, gracias al círculo de Companys (su intento de que sin necesidad se devaluara la peseta, puede ser considerado como simple traición). El 10 de noviembre de 1931, Casimir Giralt i Bullich (Gran Maestre Adjunto de la Gran Logia Española, iniciado en la Logia Adelante nº 8 de Barcelona, nombre simbólico “Platón”), consejero de finanzas de la Generalitat de Catalunya, aludió a la “debilidad de la peseta y a la conveniencia de que fuera devaluada”… lo que, casualmente, ¡beneficiaba a las inversiones de Bloch¡ Unos días después, el diario La Publicitat, denunció a Lazare Bloch y a políticos catalanes que estaban “conspirando para conseguir una devaluación de la moneda española”. El mismo diario publicó también una nota sobre política económica tomada del diario La Humanitat, dirigido por Lluís Companys (miembro de la masonería, iniciado en la Logia Lealtad nº 9 de Barcelona), que era el texto de una carta de Bloch traducida al catalán que evidenciaba la existencia de los contactos con Bloch que se había intentado negar.
Fue el primer gran escándalo económico de la Segunda República. Las hagiografías escritas sobre Companys, suelen pasar de puntillas este episodio o, simplemente, no lo mencionan. Y puede entenderse el motivo. Bloch y su esposa tenían antecedentes por el mismo delito (en diciembre de 1928 habían resultado detenidos y condenados por estafa –evaluada en 170 millones de francos– y abuso de confianza). El dinero que se había invertido en la bolsa española procedía del conocido “truco de Ponzi”, una estafa piramidal que llevó a Bloch y a su esposa nuevamente a prisión dos años después de su entrevista con la cúpula del independentismo catalán. Toda una inspiración para la “hisenda catalana” que debía de surgir del “procés”…
Se habló poco de Salvadó desde que la Guardia Civil se hizo con el programa de supervivencia económica del “procés”. Y era raro, porque parecía muy claro que él era uno de los miembros del “núcleo duro” del 1-O. Hay que decir, que Salvadó procede del BEI (el bloque de estudiantes independentistas) y que pasó unos años en Catalunya Lliure-MDT, que pretendía ser el “brazo político” de Terra Lliure. De ahí saltó a ERC. En marzo de 2018, Antena 3 reprodujo una conversación de Salvadó con Jose María Jové, ex secretario de la presidencia de la gencat, en donde aludía a la oportunidad de que una mujer ocupara la consejería de enseñanza. En un momento dado de la conversación aparece la mujer de Puigdemont: “¿La mujer de Puigdemont no es rumana? Supongo que ella sí que accederá”. Los dos interlocutores prorrumpen en carcajadas (y todos sabemos el porqué). Salvadó responde: “Están buscando a una rumana, vía la mujer de Puigdemont, o a una brasileña que son resultonas”. Luego ambos coinciden en que encontrar mujeres responsables es “misión imposible”, añadiendo Salvadó, “es más fácil inaugurar un auditorio que encontrar mujeres” para rematar con un “Pues mira, a la que tenga las tetas más gordas se lo das y ya está. Y te quedas tan ancho”. Y el otro, se ríe.
Este es el nivel del que fue y es considerado como el “cerebro económico del proceso” y el ideador de la sostenibilidad económica de la non nata República Catalana. Como hemos visto, tiene antecedentes e inspiración histórica en las relaciones de Macià y Companys. Por ahí anda esperando el procés y su oportunidad para victimizarse.
Lo que me sorprende, además de que Salvadó no fuera incluido en el primer proceso por el 1-O, es que, cuando realizó esas desafortunadas, toscas y ofensivas declaraciones, las FEMEN no realizaron ninguna protesta como lo hicieron anteayer en Vistalegre antes de comenzar el mitin de Vox (a ninguno de cuyos dirigentes, desde luego, se le puede acusar de chabacanerías, groserías y opiniones chuscas, contra la mujer).
Cada vez que observo el panorama humano y político del independentismo me pregunto: ¿Y estos quieren ser independientes?