viernes, 1 de diciembre de 2023

PARA LA HISTORIA: 1978 - PRIMERA CAMPAÑA ANTI-INMIGRACIÓN EN FRANCIA - Uno de los últimos artículos de François Duprat

François Duprat, con el seudónimo de “Philip Sollers”, escribió este texto apenas tres meses antes de ser asesinado. Hoy, todavía, se ignora quien fue la mano ejecutora. El texto fue publicado en el nº 4 Salut Public, la revista teórica de los Grupos Nacionalistas Revolucionarios de Base (que estaban integrados en el Front National del que el propio Duprat era su Secretario General). Por entonces, yo era “corresponsal en España” de Les Cahiers Européens, el semanario de información publicado por los GNRB y recuerdo bien este artículo: “Hoy Francia, mañana España…”. Y con un 25% de población española nacida fuera de España, aquella intuición parece justa.

Si hemos decidido traducir y reproducir el artículo es porque en ¡1978! algunos ya eran conscientes de la importancia que tenía la inmigración masiva en la alteración del sustrato étnico-social de Francia. Vale la pena leer cada una de las líneas que hoy resultan difícilmente cuestionables, para darse cuenta de la capacidad de análisis y anticipación de Duprat. El texto se escribió a raíz de las reacciones en contra que aquella “primera campaña anti-inmigración” desató en el interior de las “fuerzas nacionales”: los moderados decían que era una campaña que relegaba a segundo plano los temas del nacionalismo clásico, los “hiper-ultra-mega-revolucionarios” sostenían que era más importante luchar “por la revolución” que contra la inmigración masiva. Duprat-Sollers ataca ambas posiciones.

Sobre la campaña contra la inmigración

Los nacionalistas-revolucionarios son partidarios de la campaña contra la inmigración por dos razones esenciales:

- porque esta campaña era políticamente correcta y proporcionaba un enfoque positivo a la lucha, sustituyendo a las perpetuas tensiones defensivas en las que se revolcaba obstinadamente la oposición nacional;

- porque era la única manera de llegar a las clases trabajadoras, olvidando un poco a los viejos restos conservadores y reaccionarios, cada vez más atraídos por el "glorioso" RPR de Jacques Chirac y decididos a votarle en solitario en la primera vuelta de la operación de limpieza de la vieja casa gaullista.

Debemos hacer todo lo posible para convencer a la oposición nacional de que es completamente inútil, y políticamente estéril para ellos, buscar sin cesar estos votos conservadores que, además, tienen la detestable costumbre de fallarles siempre cuando se trata de asuntos serios.

La única manera de hacerlo es, por supuesto, descubrir nuevas capas simpatizantes en distintos sectores de la población, y ahora está claro que la campaña antiinmigración era el único método que podía utilizarse para conseguirlo.

Creemos que existe una relación muy estrecha entre el electorado (y a fortiori los afiliados) y el partido.

Mientras la oposición nacional ganaba los votos de los peores reaccionarios, su línea política más habitual sólo podía basarse sobre los apriorismos "ideológicos" de los supervivientes de la noche de los tiempos que desdeñaban votar esporádicamente por ella.

Si este electorado cambia significativamente, los elementos "nacional-conservadores" del bando nacional se encontrarán en una posición en falso, ya que sus votantes no compartirán en absoluto su forma de ver las cosas.

A partir de entonces, o se adopta una línea más dura, o los nuevos votantes volverán a las orillas izquierdistas de las que habían salido brevemente.

Ya empiezan a producirse cambios en el vocabulario, y conviene recordar que el lenguaje nunca es políticamente neutro.

El lenguaje conducirá automáticamente a un cambio de actitud o a la aparición de contradicciones internas tan graves que nadie sabe si no desembocarán en una reestructuración total del campo nacional.

La campaña contra la inmigración está, pues, llena de significado, y no es descartable que dentro de unos años veamos que esta campaña marcó un verdadero viraje histórico en la vida de la oposición nacional.

Llevamos mucho tiempo diciendo que la oposición nacional sólo puede desarrollarse haciéndose nacionalista, y todos nuestros esfuerzos se dirigen a ese fin.

Un día u otro, los militantes tendrán que reflexionar lúcidamente sobre las causas de sus fracasos y parece que ese momento decisivo ha llegado.

Los nacionalistas-revolucionarios tienen un papel importante que desempeñar en este esfuerzo por despertar a la oposición nacional, porque están en contacto directo con las aspiraciones de las capas más humildes de nuestro pueblo.

Son los trabajadores más ardientes por la transformación ideológica y política del campo nacionalista y creen que esta transformación es la clave de la victoria.

Permanecer en las viejas posiciones, caducas y condenadas por los hechos, es condenar a nuestro campo a una derrota eterna. Esa no es nuestra posición, y no se debe contar con nosotros para asistir pacíficamente a la muerte del nacionalismo francés y, en consecuencia, de nuestra nación.

Al contrario, estamos decididos a intensificar nuestra presión para dejar claro que la ofensiva global es la única solución a los problemas de la oposición nacional.

Además, la campaña contra la inmigración se ha concebido por fin como una campaña socioeconómica, como una campaña en defensa de los trabajadores franceses, lo que reviste una importancia considerable. Nuestra acción política debe. por fin. adoptar un enfoque concreto de las preocupaciones reales de nuestros compatriotas más desfavorecidos.

Basta ya de fórmulas turbias y de declaraciones políticas generales. Si bien “no sólo de pan vive el hombre”, quien lo dice suele tener la despensa bien surtida...

Defendamos a nuestros compatriotas en el plano del pan de cada día, y comprenderán mucho mejor el valor de nuestras posiciones puramente políticas.

La lucha política de los nacionalistas-revolucionarios se justifica cada vez más en la medida en que se retoma su lema "Francia primero", y su campaña contra la inmigración a nivel socioeconómico se extiende ahora a toda la oposición nacional. Ahora se trata de influir en la ideología de todo el campo nacionalista demostrándoles que nuestros temas son a la vez precisos y eficaces.

Esta es una de nuestras tareas más urgentes e importantes.

"Philippe Sollers" (François Duprat).
Le Salut Public, nº 4 - febrero de 1978