jueves, 19 de septiembre de 2019

Crónicas desde mi retrete (7) – MENAS: GANAS DE HABLAR


Empecemos por lo esencial: reconocer que el primer derecho de un hijo es estar junto a sus padres, lo que equivale también a decir que la primera obligación de los padres es estar, educar y mantener a sus hijos. Esto, en las sociedades “normales”. Las sociedades enfermas olvidan este principio. En estos momentos de destrucción de los grandes puntos de referencia identitarios (los linajes familiares, las naciones, los grandes bloques culturales), suele olvidar que lo simple, como reza el principio de la “navaja de Ockham” es, siempre, lo oportuno y lo válido. En España, aquí y ahora, se puede hablar de cualquier cosa… a condición de huir de la simplicidad y complicar los discursos hasta lo indecible. Un caso: toda la polémica suscitada en torno a los MENAS.

Leo en La Vanguardia de hoy el siguiente titular “Las entidades exigen liderazgo para afrontar la crisis de los menas” y el subtítulo: “El sector social pide medidas a largo plazo para encarrilar la autonomía de los jóvenes migrantes”. ¿Han entendido algo? ¡Incluso se ha olvidado el principio de que una noticia hay que descomponerla en título, antetítulo, subtítulo y entradilla que deben ser el paradigma del contenido del cuerpo de la noticia! Aquí está mal redactado hasta el título, y no porque haya entrado en acción el becario de turno y el jefe de la sección tuviera ganas de irse a casa, sino porque no había nada serio que decir.

La noticia -muy extensa- nos cuenta el propio diario organizó una “mesa redonda” sobre este tema, con participación “de representantes de seis entidades y asociaciones especializadas en atención de los denominados menas”… y lo que dijeron es que la administración ha contenido el fenómeno pero ahora debe procurar que los “adolescentes encarrilen un futuro alejado de la calle”… parole, parole, parole. El diario no ha invitado, faltaría más, a ninguna asociación de vecinos que haya protestado por las exacciones y la permisividad con la que los menas han actuado en BCN.

Pero, eso sí, se dan algunas cifras de referencia: en Cataluña en lo que llevamos año han llegado 1.700 nuevos menas que elevan la cifra a 4.269… Las cifras son de la gencat que, claro, quiere tranquilizar a la gente afirmando que “son menos que el año pasado” (el que no se consuela es porqué no quiere. Y que la mayoría sobre de entre 16 y 18 años. El artículo puede leerse en cinco minutos y uno se lleva la impresión de que esos chicos precisan de la ayuda de todos nosotros, de la comprensión, de la buena voluntad y de unos cuantos millones de euros para salir adelante… Los “agentes sociales” piden para ellos “papeles y un trabajo”.


Al final uno llega a la conclusión de que los invitados por La Vanguardia proceden de otro planeta y no están en la Barcelona real. ¿O es que no se han enterado de lo que está pasando en los barrios y de lo que podría pasar si la prensa subsidiada por la gencat no adormeciera a la población con artículos soporíferos que encubren el drama real de una ciudad sitiada por la delincuencia, que se cae a trozos y en la que sus habitantes todavía están discutiendo como hacerse querer por los asaltantes?

Primero de todo: por mucho que los MENAS sean un NEGOCIO para determinadas empresas y servicios sociales, la obligación del Estado Español es colocar a los menos al lado de sus padres: si estos residen en Marruecos, lo normal es entregar esos menores al consulado de Marruecos más próximo y esperar que ellos los coloquen al lado de sus padres.

Segundo: lo que ha fracasado es la ley del menor. Así que “el legislador” (eso que llaman parlamento y que no es más que un “lugar donde se habla”, verdadero foro de nulidades que no son capaces de ponerse de acuerdo para formar un gobierno) debería de impulsar una reforma urgente. Los “menores” extranjeros, los MENAS, no son cosa del gobierno español, el gobierno español solamente debería preocuparse de retornarlos junto a sus padres. Y, por supuesto, si un MENA incumple las normas de los centros en donde se les acoge, y no digamos si delinquen, deberían de ser repatriados por vía de urgencia.

Tercero. En el artículo se puede leer: “Catalunya es una de las comunidades que acoge a más menores también es el destino preferido de los extutelados pues aquí hay una red de entidades que no existe en otras zonas de España”… lo que traducido quiere decir: en Cataluña se ofrece a los menas un sobresueldo de 642 euros -aprobado por TODOS LOS PARTIDOS del parlament de Cataluña a los ex menas hasta los 23 años. ¿Cómo no van a acudir los exmenas de toda la galaxia a Cataluña a disfrutar de lo que le queda a la gencat después de promover su maravilloso “procés”? Créanme, hay algo todavía más impresentable que “el legislador” del Parlamento de Madrid: esa fotocopia reducida de parlamento que hay en Cataluña y que para demostrar que existe le da a la churrera de las leyes autonómicas… ¡sin pensar en sus efectos y sin meditar sobre lo que van a generar inmediatamente!

Sin olvidar que, la “industria de los menas” es un negocio que puede figurar, en igualdad de condiciones, junto a otras “estafas humanitarias”, tan habituales en nuestra sociedad.

Así pues, basta ya de engaños, basta de cantamañanas y de “expertos”. Hay problemas simples. El de los MENAS pertenece a los muy simples: repatríese a los que llegan y el flujo se cortará en seco. De un día para otro. Problema resuelto. Y esos menas, seguro que en su país, se comportarán de una manera mucho más comedida a cómo lo hacen aquí. Dicho de otra manera: que los aguanten ellos. Por que aquí, en Cataluña, primero se niega la existencia de un problema (la inseguridad generada en grandísima medida por los menas) y luego se va de redentor de la raza humana ofreciendo más garantías que nadie en el mundo a los menas. Y luego pasa lo que pasa: que se apelotonan en busca de la sopa boba y de mayor permisividad y menor eficacia policial. ¡Cataluña es su tierra de adopción! ¡Cómo no van a aprovecharse de canelos y de practicantes de la “estafa humanitaria” reunidos por La Vanguardia!

Si Cataluña fuera un “Estado”, no se la habrían comido el millón de musulmanes que viven aquí. Hubiera sido pasto de los 5.000 menas “acogidos y tutelados”. ¿Y estos quieren ser independientes?