Infokrisis.- Iniciamos una "miniserie" de ocho entregas sobre la vida y la obra del Conde Richard Coudenhove-Kalergi, eminencia gris que desarrolló especialmente en las entreguerras y en la segunda postguerra europea, un ambicioso proyecto que debería de dar lugar a la Unión Europea. Nuestro personaje es, sin duda, un desconocido. Su nombre solamente suena entre quienes reciben la medalla que lleva su nombre y que otorga la UE y entre los amantes de remontarse a los orígenes de las instituciones europeas. A lo largo de nuestras pesquisas en las bibliotecas de Barcelona hemos tenido entre las manos libro dedicados de puño y letra por Coudenhove. Hemos intentado solamente entender su obra, situar su espíritu, fijar su área de influencia y establecer a cuenta de quien trabajaba. Estas son nuestras conclusiones. [Como documento visual hemos incluido el video de una reciente intervención de Jean Marie Le Pen en el Parlamento Europeo en el curso de la cual fija su posición respecto a la Unión Europea, mencionando en el curso de la misma al Conde Coudenhove-Kalergi].
Coudenhove-Kalergi, ¿ángel o diablo?
Sumario
1. Introducción: ¿Recordar a Coudenhove? ¿por qué? ¿para qué?
2. Breve Historia del Movimiento Europeo. ¿Conspiración o realismo?
3. El pacifismo europeo en los felices 20?
4. Las ideas político-sociales de Coudenhove.
5. Los que apoyaron a Coudenhove: la trama
6. Conclusión: ¿pero hay otra forma de concebir Europa?
Anexo
6. La fuente de Jean Thiriart… era Coudenhove
7. ¿Por o contra Coudenhove?
1. Introducción: ¿Recordar a Coudenhove? ¿por qué? ¿para qué?
Richard Coudenhove-Kalergi es hoy un completo desconocido. La inmensa mayoría de licenciados en Ciencias de la Información ignoran que se trata del llamado abusivamente “padre de Europa”, si bien se le puede aplicar perfectamente el título de “punto de arranque de la Unión Europea”. Mirando Internet se percibe que, una vez muerto, Coudenhove-Kalergi suscitó odios eternos y adhesiones absolutas. Fue hablando con un amigo que supo despertar en nosotros el interés por este personaje que empezamos a recopilar informaciones relativas a su vida y a su obra. A partir de todo este material hemos elaborado este pequeño trabajo en la que nos hemos propuesto tres objetivos:
1) Reconstruir la peripecia intelectual de Coudenhove-Kalergi.
2) Revisar si realmente puede ser considerado “padre de la UE” y
3) Valorar las distintas interpretaciones que se ha dado a su obra.
¿Por qué un trabajo de síntesis de estas características sobre un personaje que apenas dirá nada a la mayoría de lectores de Infokrisis? En primer lugar como un esfuerzo más para entender nuestro tiempo. Si Coudenhove resulta ser, efectivamente, el “padre de la UE” habrá que valorar si la marcha de la UE emprendida tras Maastrich especialmente, coincide con la idea que él se hacía del futuro del continente. Y, finalmente, para estar en condiciones de definir el origen de las distintas fuerzas político-sociales que operan en nuestro tiempo.
Esta obra no pretende ser exhaustiva. Buena parte de la obra de Coudenhove-Kalergi está escrita en Alemán y jamás ha sido traducida. En la medida de lo posible nos hemos remontado a las fuentes originarias en francés, italiano y castellano. Parte de las obras de Coudenhove-Kalergi está depositada en la Biblioteca de Catalunya, convertida hoy en un enclave gótico en el centro de un barrio musulmán. Lamentablemente, no hemos estado en condiciones de consultar Idealismo Práctico, obra no traducida de Coudenhove-Kalergi y en la que exponía algunas de las ideas éticas y morales sobre las que debía construirse Europa. Hemos debido apelar a fragmentos de esta obra traducidos al castellano e incluidos en la obra de Gerd Honsik, Adios, Europa. Esta obra tiene la particularidad de ser la única que en estos momentos la única dedicada a Coudenhove-Kalergi, accesible al público de lengua castellana. Sin embargo, el contenido de la obra es discutible y buena parte de sus análisis están completamente equivocados, resintiéndose de un subjetivismo innegable.
Hemos podido constatar directamente que en algunas páginas de Internet algunas frases de Coudenhove-Kalergi han sido reproducidas alteradas, con pequeños añadidos que las desviaban de su sentido originario.
Inicialmente, estábamos tentados de clasificar a Coudenhove-Kalergi como una “eminencia gris” de origen dudoso, al estilo de Mandel House o de Joseph Rettinger, uno de los inspiradores del Club Bildelberg. Coudenhove-Kalergi parecía tener una facilidad absoluta para influir en jefes de Estado de potencias tan importantes como Francia o la Alemania de Weimar. Pronto desechamos esta idea: así como Mendel House era un oportunista sin un proyecto político detrás, interesado solamente en ganar peso e influencia, con Coudenhove-Kalergi lo que existe es una idea –“paneuropa”- que tiene presente a lo largo de toda su vida.
Es cierto que veremos en algunos aspectos de su biografía aspectos contradictorios que intentaremos elucidar a la vista de los datos que hemos podido reunir. Pero también es cierto, que los que desde muy jóvenes tenemos plena conciencia de ser europeos, ciudadanos de España y nacidos en el Barcelonés, tenemos en Coudenhove-Kalergi a aquel que introdujo en nuestro cerebro la idea de Europea. Sí, es rigurosamente cierto que no fue sino cuando teníamos 25 años que supimos a través de una obra de Jacques Bordito de la existencia de Coudenhove. Sin embargo, y esta es una de las conclusiones de nuestro trabajo, buena parte de sus ideas las conocíamos… a través de Jean Thiriart.
Fue a los 16 años cuando leímos ¡Arriba Europa!, y desde entonces hicimos nuestra la idea europea. Thiriart en ningún momento mencionaba a Coudenhove, pero sin duda lo conocía e incluso algunos de sus planteamientos parecen directamente inspirados por la idea que expresó Coudenhove-Kalergi en Paneuropa. Y esto es tan cierto como que la revista de Kalergi ostentaba como símbolo una cruz roja encerrada en un círculo… justo como la cruz céltica, emblema de la Joven Europa de Jean Thiriart.
Todo esto nos sitúa ante un problema capital: ¿cómo tomar globalmente la obra de Kalergi? ¿Rechazarla en bloque como anticipo de la plutocracia de Bruselas o bien aceptarla acríticamente al haber demostrado ser un visionario que en los años 20 vio lo que algunos políticos europeos todavía no han alcanzado a ver en nuestro tiempo?
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