Como se sabe, me dedico a la crítica de series de televisión. Es
un campo interesante, porque, a través de él pueden conocerse las últimas
tendencias sociales. En España, el fenómeno “woke”
irrumpió a partir de las series televisivas. Así mismo, la pisada en el
acelerador del fenómeno LGTBIQ+ se notó especialmente en el mundo de las
series, cuando todos los streamings introdujeron un apartado, en lugar
preferente, sobre esa temática. Las series televisivas, no es que reflejen
lo que es y cómo es la sociedad, es que anticipan tendencias y constituyen, hoy
por hoy, el principal canal de adoctrinamiento: esto es, del conjunto de
técnicas para que lo “anormal” pueda ser percibido como “nueva normalidad”.
El “crítico” es aquel que procura deslindar la forma del fondo. Pero, el mundo
de las series de televisión forma parte de la “industria cultural” y, por
tanto, todo en ella está medido, calibrado y… falseado. Este constituye uno de
los campos que explican el porqué medios convencionales y digitales, van
perdiendo credibilidad. Todo esto viene a cuento de la serie española Apagón.
Apagón se estrenó en Movistar+
el 29 de septiembre de 2022, precedido de una intensa campaña publicitaria
desde el 5 de julio, cuando el streaming lanzó un tráiler y los
créditos. Se supo que estaría dirigida por Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo,
Alberto Rodríguez, Isaki Lacuesta y Alberto Rodríguez. Poco antes de su emisión
en Movistar, se proyectó como primicia en el Festival Internacional de Cine de
San Sebastián. Así pues, la serie venía precedida por los avales más
favorables. Luego, tras el estreno, la “crítica oficial” emitió su veredicto: “simplemente
prodigiosa en su veracidad” (El Mundo), “posee calidad, es angustiosa, a
ratos hipnotiza” (Carlos Boyero, El País), “miniserie fabulosa”
(ABC), “ejemplo de creatividad” y “excepcional acumulación de talento”
(El Correo)… Así pues, había que creerles, a fin de cuentas, se trata de críticos
que publican en los diarios más leídos. Para colmo, Filmaffinity, página de
referencia de la cinematografía española, situaba a la serie entre las “87
mejores series españolas” y en el puesto 75 del “Top 100 de las mejores
series del 2022”.
Vista la serie, resultó ser un truñazo de campeonato: con especial mención al capítulo 1º (dirigido por Rodrigo
Sorogoyen) y al 5º (dirigido por Isaki Lacuesta). Se salva el 4º (y sin grandes
márgenes de calidad ni argumento, tan solo por la fotografía). Como se sabe,
somos muy escépticos respecto a la mayor parte de producciones de la
cinematografía española. El sistema actual de subvenciones garantiza el
amiguismo, el despilfarro y la inhibición de la iniciativa privada. Y, desde
luego, no favorece ni remotamente la calidad de los productos. Recientemente, Filmin
emite una serie finlandesa Enemiga
del pueblo (que transcurre entre Tampere y Barcelona), correcta en
todos los sentidos, en la que la inversión pública se reducía a un 10% del
total presupuestado, lejos del 50% que se ofrece graciosamente en España (con presupuestos
sobrevalorados).
Apagón es una serie mediocre,
tirando a mala, con un capítulo inicial y final muy deficientes. Las críticas
enviadas por los lectores en Filmaffinity confirman nuestra impresión y demuestran
que no se trata de una opinión subjetiva. Véase: “serie vulgar y aburrida”, “un
fallo estrepitoso del guion”, “peor, imposible”, “apagón… de talento;
apocalipsis… de aburrimiento”, “tedio y aburrimiento a partes iguales”. La
más generosa alude a “luces y sombras” y, como suele ser habitual, de un
total de siete críticas, solamente las dos primeras (es decir, las que suelen
ser introducidas por los servicios de relaciones públicas del streaming)
son fanáticamente favorables.
El próximo lunes publicaremos nuestra crítica a esta serie en seriestvinfo
y, desde luego, no va a ser -no puede ser- muy favorable que digamos. A pesar
de que el contenido de una serie puede ser visto de manera muy diferente por
distintas personas, hay que desconfiar de series en los que la opinión
mayoritaria del público es hostil, mientras que la “crítica oficial” es
favorable hasta el aplauso con las orejas. Lo normal en estos casos es que
se trate de series infames. El presupuesto se va en directores de renombre,
pero se escatima en guionistas. Y el resultado es que, con guiones cojos y que,
para colmo, tienen inevitablemente intenciones adoctrinadoras, la catástrofe
final solamente puede paliarse mediante una notabilísima inversión publicitaria.
Y así llegamos a la situación de inanición del 80% del material cinematográfico
producido en España y a un “daño colateral”: el medio que ha publicado las
críticas glorificadoras de estos truños, resulta dañado en su credibilidad.
El fenómeno no es nuevo, sino que viene prolongándose desde hace mucho tiempo.
La cuestión es que, ahora, ya ha llegado al límite.
En el mundo de las series de televisión es muy fácil admitir o
desmentir una crítica: basta con ver una serie y mantener un mínimo de
ecuanimidad. Es posible que no nos guste, pero enseguida sabremos si la crítica
es interesada o deshonesta.
Es una práctica común el que los medios de comunicación publiquen
críticas a favor de los productos mediáticos creados por su propio grupo de
medios y sean extremadamente hostiles a las producciones de la competencia o
simplemente las ignoren. En Atresmedia, por ejemplo, nunca se criticará desfavorablemente
un libro o a un autor publicado por el Grupo Planeta. ¿Por qué? Porque Planeta es
accionista de Atresmedia. En La Razón, también parte de este pool,
siempre se elogiarán los productos elaborados por el resto de sociedades del
grupo. Es “normal”, pero no es “honesto”. Buendía Estudios, por ejemplo,
antes era conocido como Atresmedia Studios y es el padre de la criatura
que hemos comentado: la serie Apagón emitida por Movistar+. Así
pues, para salvar los productos de su “industria cultural”, cada medio miente
con demasiada frecuencia en sus críticas. ¿Podemos pensar que en otras áreas no
miente también? Resulta mucho más difícil valorar la veracidad o falsedad de
una noticia publicada por ese mismo medio de comunicación.