miércoles, 12 de octubre de 2022

¿DE VERDAD TE CREES TODO LO QUE LEES? (I DE II) – “APAGÓN” SERIE DE MOVISTAR+, COMO SÍNTOMA DE LA CRISIS DE NUESTRO TIEMPO

Como se sabe, me dedico a la crítica de series de televisión. Es un campo interesante, porque, a través de él pueden conocerse las últimas tendencias sociales. En España, el fenómeno “woke” irrumpió a partir de las series televisivas. Así mismo, la pisada en el acelerador del fenómeno LGTBIQ+ se notó especialmente en el mundo de las series, cuando todos los streamings introdujeron un apartado, en lugar preferente, sobre esa temática. Las series televisivas, no es que reflejen lo que es y cómo es la sociedad, es que anticipan tendencias y constituyen, hoy por hoy, el principal canal de adoctrinamiento: esto es, del conjunto de técnicas para que lo “anormal” pueda ser percibido como “nueva normalidad”. El “crítico” es aquel que procura deslindar la forma del fondo. Pero, el mundo de las series de televisión forma parte de la “industria cultural” y, por tanto, todo en ella está medido, calibrado y… falseado. Este constituye uno de los campos que explican el porqué medios convencionales y digitales, van perdiendo credibilidad. Todo esto viene a cuento de la serie española Apagón.

Apagón se estrenó en Movistar+ el 29 de septiembre de 2022, precedido de una intensa campaña publicitaria desde el 5 de julio, cuando el streaming lanzó un tráiler y los créditos. Se supo que estaría dirigida por Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo, Alberto Rodríguez, Isaki Lacuesta y Alberto Rodríguez. Poco antes de su emisión en Movistar, se proyectó como primicia en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Así pues, la serie venía precedida por los avales más favorables. Luego, tras el estreno, la “crítica oficial” emitió su veredicto: “simplemente prodigiosa en su veracidad” (El Mundo), “posee calidad, es angustiosa, a ratos hipnotiza” (Carlos Boyero, El País), “miniserie fabulosa” (ABC), “ejemplo de creatividad” y “excepcional acumulación de talento” (El Correo)… Así pues, había que creerles, a fin de cuentas, se trata de críticos que publican en los diarios más leídos. Para colmo, Filmaffinity, página de referencia de la cinematografía española, situaba a la serie entre las “87 mejores series españolas” y en el puesto 75 del “Top 100 de las mejores series del 2022”.

Vista la serie, resultó ser un truñazo de campeonato: con especial mención al capítulo 1º (dirigido por Rodrigo Sorogoyen) y al 5º (dirigido por Isaki Lacuesta). Se salva el 4º (y sin grandes márgenes de calidad ni argumento, tan solo por la fotografía). Como se sabe, somos muy escépticos respecto a la mayor parte de producciones de la cinematografía española. El sistema actual de subvenciones garantiza el amiguismo, el despilfarro y la inhibición de la iniciativa privada. Y, desde luego, no favorece ni remotamente la calidad de los productos. Recientemente, Filmin emite una serie finlandesa Enemiga del pueblo (que transcurre entre Tampere y Barcelona), correcta en todos los sentidos, en la que la inversión pública se reducía a un 10% del total presupuestado, lejos del 50% que se ofrece graciosamente en España (con presupuestos sobrevalorados).

Apagón es una serie mediocre, tirando a mala, con un capítulo inicial y final muy deficientes. Las críticas enviadas por los lectores en Filmaffinity confirman nuestra impresión y demuestran que no se trata de una opinión subjetiva. Véase: “serie vulgar y aburrida”, “un fallo estrepitoso del guion”, “peor, imposible”, “apagón… de talento; apocalipsis… de aburrimiento”, “tedio y aburrimiento a partes iguales”. La más generosa alude a “luces y sombras” y, como suele ser habitual, de un total de siete críticas, solamente las dos primeras (es decir, las que suelen ser introducidas por los servicios de relaciones públicas del streaming) son fanáticamente favorables.

El próximo lunes publicaremos nuestra crítica a esta serie en seriestvinfo y, desde luego, no va a ser -no puede ser- muy favorable que digamos. A pesar de que el contenido de una serie puede ser visto de manera muy diferente por distintas personas, hay que desconfiar de series en los que la opinión mayoritaria del público es hostil, mientras que la “crítica oficial” es favorable hasta el aplauso con las orejas. Lo normal en estos casos es que se trate de series infames. El presupuesto se va en directores de renombre, pero se escatima en guionistas. Y el resultado es que, con guiones cojos y que, para colmo, tienen inevitablemente intenciones adoctrinadoras, la catástrofe final solamente puede paliarse mediante una notabilísima inversión publicitaria. Y así llegamos a la situación de inanición del 80% del material cinematográfico producido en España y a un “daño colateral”: el medio que ha publicado las críticas glorificadoras de estos truños, resulta dañado en su credibilidad. El fenómeno no es nuevo, sino que viene prolongándose desde hace mucho tiempo. La cuestión es que, ahora, ya ha llegado al límite.

En el mundo de las series de televisión es muy fácil admitir o desmentir una crítica: basta con ver una serie y mantener un mínimo de ecuanimidad. Es posible que no nos guste, pero enseguida sabremos si la crítica es interesada o deshonesta.

Es una práctica común el que los medios de comunicación publiquen críticas a favor de los productos mediáticos creados por su propio grupo de medios y sean extremadamente hostiles a las producciones de la competencia o simplemente las ignoren. En Atresmedia, por ejemplo, nunca se criticará desfavorablemente un libro o a un autor publicado por el Grupo Planeta. ¿Por qué? Porque Planeta es accionista de Atresmedia. En La Razón, también parte de este pool, siempre se elogiarán los productos elaborados por el resto de sociedades del grupo. Es “normal”, pero no es “honesto”. Buendía Estudios, por ejemplo, antes era conocido como Atresmedia Studios y es el padre de la criatura que hemos comentado: la serie Apagón emitida por Movistar+. Así pues, para salvar los productos de su “industria cultural”, cada medio miente con demasiada frecuencia en sus críticas. ¿Podemos pensar que en otras áreas no miente también? Resulta mucho más difícil valorar la veracidad o falsedad de una noticia publicada por ese mismo medio de comunicación.