Desde el mes de
noviembre de 2020, durante la campaña electoral, se comentaba que Joe Biden no
estaba en perfecto estado de salud, ni físico, ni intelectual. Entonces no lo
creímos porque, a fin de cuentas, cualquier persona mayor de 75 años (y Biden
tiene 78) puede tener problemas de memoria. Pero en marzo y abril, distintos
vídeos, no sólo demuestran su capacidad para caerse, sino -lo que es mucho más
grave- sus lagunas mentales, sus errores de percepción de la realidad y se
estado de confusión mental (en uno de ellos ni siquiera sabe dónde se
encuentra). Y, sin embargo, es el presidente del que, hasta ayer, era el “país
más poderoso del mundo”. Podemos quejarnos de esto, pero no de tener un
presidente enfermo. En España ya conocemos esta situación: hemos tenido
presidentes, democráticamente elegidos, que, sin embargo, tenían absolutamente
todos los rasgos del perfecto psicópata.
Se conocen
perfectamente los rasgos del psicópata:
1. Falta de
empatía
Los más optimistas dicen que han muerto en el curso de esta pandemia 70.000 personas, los más realistas elevan la cifra a 100.000. Sea como fuere, para Sánchez parece darle igual que buena parte de los muertos hayan sido por las malas decisiones -determinadas por criterios políticos y no sanitarios- tanto en los primeros momentos, como en la actualidad.
2. Facilidad
para la mentira
A alguien normal, le cuesta mentir. Denota incluso que miente por reacciones fisiológicas o gestuales. Sánchez es un maestro en el arte de la mentira. Hay momentos en los que se puede creerse que cree sus propias mentiras. En realidad, no las cree, simplemente, le tiene absolutamente sin cuidado si con ello logra aplazar la solución a los problemas.
3. Narcisismo
A diferencia de Zapatero, que creía en su propio “mundo feliz” y quería construirlo de manera ingenuofelizota, Sánchez carece absolutamente de criterios ideológicos o de otra norma que no sea la exaltación de sí mismo, el exigir culto a su personalidad por parte de los medios y el cultivar una preparación técnica de la que carece. El ego, ante todo y, sobre todo.
4.
Irresponsabilidad
A fuerza de mentiras, la grieta entre la “España oficial” y la “España real” se va ampliando. Los problemas no resueltos van agravándose y la situación del país empeora, con perspectivas de llegar hasta el punto de no retorno por la intensidad de la crisis económica, los menas, la inmigración ilegal, la sanidad, la educación, la crispación… El futuro no existe para el psicópata.
Si hoy
podemos tipificar a Biden como enfermo de Alzheimer, a la vista de todos estos
síntomas que, por sí mismos, definen los rasgos del psicópata ¿cómo hay que
calificar a Sánchez?
No volveré a
votar -y hace mucho que no lo hago- hasta que se exija a los candidatos a
cualquier cargo público, certificado de salud física y psicológica. A fin
de cuentas, dirigir un país es como conducir un vehículo: sólo pueden hacerlo
los que están en perfecto estado de revista.