Toda Revolución Industrial ha tenido un mineral
estratégico susceptible de transformarse en energía destinada a impulsar los
nuevos adelantos técnicos: el carbón que accionaba el vapor, el hierro y el
carbón que genera el acero, el acero y la energía nuclear, en las tres primeras
revoluciones industriales y la energía nuclear y las “tierras raras” en la
actual. Aquel país pobre en tierras raras y que no tenga la iniciativa
suficiente para hacerse con ellas, no tendrá un lugar relevante en la Cuarta
Revolución Industrial. Además, la historia de las revoluciones industriales
indica que la demanda de energía es siempre creciente. De ahí que si, por las
razones que fuere, ese país renuncia a la energía nuclear, es seguro que inevitablemente
perderá el tren de la modernidad y en cien años se parezca más a un “Estado
frustrado” que a un espacio propio del siglo XXI. Tal es el destino de la UE
tal como está configurada en la actualidad.
El tema se ha convertido en actualidad gracias a
la reivindicación del actual gobierno de los EEUU sobre Groenlandia. Se habló
algo de la cuestión, a principios del conflicto ucraniano, pero era un tema
envuelto en la censura que la administración Biden ejercía sobre los medios de
comunicación. Hasta no hace mucho, costaba encontrar información sobre las
“tierras raras” y su utilización. Entre la clase política, nadie conocía
exactamente la dependencia creciente de las naciones de estos 17 elementos. Incluso,
los estudiantes de químicas, hasta hace apenas una decena de años, apenas
prestaban atención a las “familias” de los lantánidos y de los actínidos -tales
son las “tierras raras”- situados en la Tabla Periódica de los Elementos
con los números 57 y 89, formadas cada una por 14 elementos. Del total de
28, 17 se utilizan en avances vinculados a la Cuarta Revolución Industrial.
En realidad, a pesar de su nombre, no son “raros” o escasos, incluso algunos son relativamente abundantes, pero -y de ahí el nombre- no se encuentran en estado puro. Hoy, sus aplicaciones se han convertido en esenciales, tanto para la producción de energías “limpias”, como en medicina, o en baterías de vehículos eléctricos, telefonía móvil y computación cuántica.
“Tierras raras” e Inteligencia Artificial
Una de sus aplicaciones más novedosas e
importantes es la Inteligencia Artificial. Ésta precisa estabilizar los qubits
(bits cuánticos, utilizados como unidades de información cuántica),
iones de iterbio (70Yb) y de disprosio (66Dy) que aportan
estabilidad y resistencia a estas unidades “espaciales” de “memoria” y mejora
el rendimiento de los ordenadores cuánticos. El iterbio, así mismo, es esencial
en la creación de comunicación cuántica y convierte en seguras las
transmisiones de información (lo que resuelve el problema de la ciberseguridad).
En el mismo campo de la Inteligencia Artificial,
los algoritmos requieren un hardware con una altísima capacidad de
procesamiento (lo que, por otra parte, hace imprescindible que la producción de
energía, crezca así mismo, lo que liquida a las “energías verdes” para competir
en el futuro y remite de nuevo a la energía nuclear -de fisión, como la utilizada
actualmente- o de fusión -aún en fase experimental- para satisfacer la demanda
futura.
Así como lo chips utilizados actualmente
están fabricados con uno de los elementos más habituales en la naturaleza, el
silicio, los chips cuánticos precisan de neodimio (60ND) y de
disprosio. Finalmente, tanto las memorias RAM como los discos de almacenamiento
precisan también de “tierras raras” para su optimización.
A estas alturas no puede dudarse de que en los
próximos 4-10 años, la IA se implementará en todos los órdenes y,
especialmente, en procesos de gestión industrial, en defensa, en medicina y,
por supuesto, en la conquista del espacio, en el retorno a la Luna y en la
llegada a Marte, parte de cuyo interés reside, precisamente, en la esperanza de
obtener nuevos minerales.
Los análisis de rocas lunares indican la
existencia de “tierras raras” en la Luna y otro tanto en Marte. Al parecer, existen
en una cantidad menor que en la Tierra, pero la opinión de la NASA es que su
extracción es rentable en la actualidad y lo será mientras se prolongue la
dependencia de estos minerales. El Europio (63Eu) y en Tantalio
(73Ta), están presentes -y esto es importante- en la superficie
lunar y podrían ser recogidos por robots. Las naves que llegaran a la Luna o a
Marte, tampoco serían posibles sin otra “tierra rara”, el Prometio (61Pm),
necesario para la fabricación de baterías “betavoltaicas” utilizadas en
vehículos espaciales.
No debemos olvidar que las tecnologías propias de
la Cuarta Revolución Industrial son “convergentes”: no hay retorno al espacio,
ni conquista de Marte o establecimiento de una base lunar, sin el desarrollo de
la Inteligencia Artificial y no hay IA posible, sin los minerales que acabamos
de mencionar. Pero la obtención de estos minerales no sería posible sin el
desarrollo de “robots mineros”, que precisarán de IA. Y, todo el conjunto, por
supuesto, tendría en su base sistemas de computación cuántica…
Ahora podemos comprender mejor el sentido de la
reciente alianza entre el conservadurismo norteamericano (representado por
Donald Trump) y los propietarios de las nuevas tecnologías (representados por
Elon Musk). Y así, a la vista de lo expuesto en los párrafos anteriores, se
entiende porqué J.D. Vance, en su reciente discurso en la Conferencia Europea
de Seguridad de Múnich, y el presidente Trump en su discurso de nombramiento,
aludieron especialmente a estas cuestiones: Inteligencia Artificial, retorno a la
Luna, conquista de Marte…
No se trataba, ni de bagatelas, ni de anuncios
propagandísticos, o de locuras imprudentes, sino de firmes decisiones de un
gobierno que mira al futuro y que conoce cómo va a estar construido ese futuro. Casi estaríamos tentados de decir, de un
“gobierno arqueofuturista” en el sentido que le dio Guillaume Faye al
neologismo.
Energías “blandas” y “tierras raras”
La inmensa mayoría de gobiernos actuales han
perdido el recuerdo de lo que es “gobernar”. No se trata solamente de gestionar
el presente, sino de prepararse para el futuro. En el siglo XVIII ya se
cuidaban en Francia los robles que debían de utilizarse en las quillas de los
buques de guerra medio siglo después. Alguien ha comparado el arte de
gobierno (e, incluso, la vida misma), con la utilización del “arco” y de la “maza”.
La última obra importante de Julius Evola, precisamente lleva este título que
alude a alcanzar con el arco objetivos lejanos y con la maza llegar a
objetivos próximos. Y si lo que hemos expuesto antes sobre la IA, la
conquista del espacio, la minería lunar y la robótica, todavía nos parecen muy remotos,
también vale la pena recordar que las “tierras raras” son esenciales hoy para
la producción de energías alternativas. Los generadores eólicos, por
ejemplo, contienen imanes compuesto por una aleación cuyo elemento más
abundante es el Neodimio (60Nd) y distintas cantidades de Disprosio
(66Dy), Terbio (65Tb), además de minerales
convencionales, Hierro y Boro.
Sin Neodimio no existirían turbinas eólicas. Por
extensión cualquier motor eléctrico de nueva generación, precisa hoy imanes de
neodimio, uno de los elementos sin los que no sería posible la quimérica
sustitución de vehículos movidos por combustibles fósiles a vehículos
eléctricos en 2035. Sorprende, por tanto, que, incluso los que más proclaman
la necesidad de implantar “energías blandas”, apenas se preocupen por las
“tierras raras”… Y aquellos que lo hacen, terminan llegando a la conclusión de
que los procesos para obtener el elemento químico puro generan residuos
contaminantes.
Así pues, antes o después veremos estallar la
contradicción, dentro de la “izquierda marciana”, entre los “ecologistas puros”
(que, por principio deberían rechazar la contaminación medioambiental que
producen el procesado de las “tierras raras”) y los partidarios de la
“transición energética” (con la abolición completa de la energía nuclear, la implantación
de turbinas eólicas y paneles solares, los vehículos a motor eléctrico, etc.). Discusiones
de un sector político que tiene mucho más pasado que futuro.
A pesar de que los hayamos integrado ya en nuestra
vida cotidiana y apenas les demos importancia, las “tierras raras” están
presentes -¡y de qué manera!- en nuestra vida cotidiana. Los leds, que han
sustituido a las bombillas de vacío, pero también se utilizan en los nuevos
monitores de ordenador y de televisión, están compuestos de un 88% de vidrio,
estando el resto, en gran medida, formado por Indio, Galio y “tierras raras”.
Las baterías con las que se alimentan patinetes y bicicletas eléctricas,
también contienen “tierras raras”. En las baterías de los teléfonos móviles
está presente Cerio (58CE), Lantano (57La), Praseodimio (59Pr)
y Neodimio (60Nd). El Lantano y el Cerio forman parte también de los
convertidores catalíticos para motores convencionales de explosión.
Cuando China domina el mercado mundial de las
“tierras raras”
Quien piense que las “tierras raras” no pueden ser
tan importantes en la política internacional, debe pensar que el control chino
sobre el sector, no solamente es abrumador, sino que no dudará en utilizarlo
como arma política. Las “tierras raras” son, en la práctica, “minerales
estratégicos”, básicos para el desarrollo de las nuevas tecnologías, para la
industria militar y para la “transición energética”. De hecho, China ya ha
empleado las “tierras raras” como arma de chantaje político.
En 2010, China bloqueó la exportación de “tierras
raras” a Japón tras una disputa territorial. El pasado 21 de diciembre de
2024, el Gobierno chino decidió ejercer su supremacía en este
ámbito restringiendo la exportación de algunas de sus tecnologías de
procesado de las tierras raras, dando forma a una clara maniobra que persigue
defender sus intereses estratégicos en plena confrontación con EEUU.
Si bien es cierto que China controla del 60 al 70%
de la producción mundial de “tierras raras”, entre el 85% y el 95% del
procesamiento global de estos minerales se realiza en su territorio. Esto significa que, mientras persistan las
actuales asimetrías, países que incluso tienen reservas localizadas y explotan
yacimientos de “tierras raras”, dependen de China para su refinado...

Asimetría en el mapa de distribución de “tierra raras”
De la misma forma que Inglaterra no habría sido la
potencia hegemónica en la Primera Revolución Industrial, de no poseer minas de
carbón y Alemania no la hubiera adelantado en la Segunda gracias a sus minas de
hierro y carbón y a la tecnología Martin-Siemens para producir acero, o la
tecnología del silicio para producir chips unido a la desintegración
atómica, en manos norteamericanas, en la Tercera, ahora, en la Cuarta Revolución Industrial el
dominio y el control sobre las “tierras raras” es lo que garantizará la
hegemonía mundial a quienes la posean.
En el año 2023 la producción china de “tierras
raras” supuso el 70% sobre el total mundial, mientras que EEUU apenas producía
el 12,17%, Myanmar el 10,76%, Australia el 5%, Tailandia el 2,01 y la india el
0’82%... A partir de todo esto, se entiende perfectamente el interés de
Donald Trump por Groenlandia y el trasfondo real del conflicto ucraniano. Se
calcula que esta isla contiene el 25% de reservas mundiales de “tierras
raras”, lo que disminuiría la “asimetría”, unido al potencial inexplotado de lo
que quedara de Ucrania tras la desgraciada aventura bélica de Volodimir
Zelensky que ha llegado a su fin. Ahora le toca pagar el medio billón de
euros en ayudas para su aventura bélica, recibida de la administración Biden
durante los tres años del conflicto; la única garantía del pago son
precisamente las “tierras raras” que esperan bajo la superficie de aquel país.
la región de Zaporiyia estaba en manos de Zelensky.
También en la Península Ibérica
En la Península Ibérica también existe una
cantidad todavía indeterminada de estos minerales. En el Alentejo portugués, según
MiningWatch, se encuentran cuatro minas de “tierras raras”, actualmente
en explotación, ubicadas en Monforte-Tinoca, Assumar, Crato-Arronches y Penedo
Gordo. No solamente se obtienen “tierras raras”, sino otros minerales
importantes (oro, plata, plomo, zinc, tungsteno/wolframio o estaño en Monforte
y circonio, hafnio [72Hf], titanio, niobio [41Nb],
tantalio [73Ta], itrio [39Y] y escandio, en Penedo
Gordo). Esta zona minera podría extenderse también a la parte española de
Extremadura, concretamente en Los Ibores, Campo Arañuelo, Alía, Burguillos del
Cerro y Almendralejo.
La habitual desidia de los gobiernos autonómicos
españoles en materia minera, han hecho que apenas se hayan autorizado calicatas,
pero los especialistas en geología de “tierras raras” sostienen que en esa
región y hasta la zona de Campo de Montiel en Ciudad Real, hay la certidumbre
de que se encontrarán abundantes yacimientos de minerales estratégicos.
En 2020, por ejemplo, la empresa Quantum
Minería (100% capital español) presentó un proyecto para extraer cerio,
itrio y neodimio en 9.000 hectáreas de la comarca del Campo de Montiel. El
proyecto fue echado atrás por la Junta de Castilla-La Mancha, por los
“perjuicios medioambientales” que acarrearía. Sin embargo, la empresa modificó
el proyecto y volvió a presentarlo a la Junta en enero 2025. Y en esta zona,
las calicatas ya han dado resultados positivos. Pero la población de Campo de
Montiel permanece hostil al proyecto y la Consejería de Desarrollo Sostenible
del gobierno de García Paje les da la razón. Por su parte, Ecologistas en
Acción han alegado que el proyecto afectaría negativamente a la fauna (allí
viven cuatro parejas de águilas imperiales y se acaban de introducir linces
ibéricos y un gran número de aves esteparias), además de la existencia de un oppidum
de la Edad del Hierro…
