lunes, 10 de marzo de 2025

PACTO JUNTS-SANCHEZ SOBRE INMIGRACIÓN ¿QUIEN TOMA EL PELO A QUIÉN?

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La política de concesiones de Sánchez a la no-España, prosigue. Solo en lo que llevamos de año se ha transferido a la gencat las redes de Cercanías de RENFE (lo que ha redundado en un verdadero caos de estas líneas) y ahora Sánchez “delega” las competencias en fronteras, puertos, aeropuertos e inmigración… Lo más sorprendente es que, cuantas más concesiones exigen los independentistas, Sánchez las cede sin apenas resistencias. ¿Motivo? El independentismo está en caída libre y el PSC, en cambio, es quien lleva, efectivamente, las riendas del poder autonómico y las llaves de la caja. Pero esta última cesión va tener repercusiones profundas y no por lo que la prensa de derechas alega.

TODO LO QUE SANCHEZ CEDE POR PRESION DE ERC Y JUNTS,
SE LO CEDE AL PSC

Desde hace dos años, la pérdida de intención de voto de ERC y de Junts es notable. En cuanto a la CUP, prácticamente ha desaparecido de la vida política regional. No solamente el proyecto independentista ha fracasado estrepitosamente, sino que los dos políticos que lo impulsaron -Puigdemont y Junqueras- siguen al frente de sus partidos

Buena parte de la pérdida de votos de estos dos partidos independentistas se debe a la inmigración masiva que registra Cataluña y cuyas cifras son, hoy más que nunca, alarmantes, por mucho que todos los centros estadísticos de la gencat y del Estado, se empeñen en maquillarlos.

En la actualidad, el independentismo está sometido a una triple tenaza:

- por un lado, el PSC que se presenta como el partido “que ha estabilizado Cataluña”,

- por otra por Silvia Orriols y Aliança Catalana que ha logrado extenderse, desde la “montaña catalana” hasta los feudos de ERC y de Junts;

- y, finalmente, por los partidos estatalistas -especialmente por Vox- cada vez más presente en el cinturón industrial de Barcelona y en la propia Ciudad Condal.

El fracaso del “procés” no ha sido compensado por la “amnistía” posterior, ni por las negociaciones continuas para mantener a Sánchez en el poder. De hecho, cada vez son más los catalanes -incluso indepes- que cuestionan el apoyo de ERC y Junts a Sánchez a cambio de transferencias que ya no benefician a ambas formaciones, sino al PSC y al gobierno de Illa. ERC (y no digamos En Comú-Podem) puede dar por recibido el “abrazo del oso” con el que, en toda coalición, el socio mayor tiende a anular al menor. Illa, por lo demás, va restando reivindicaciones a los indepes y colocando a los “integrables” en las llamadas “embajadas catalanas” en el extranjero. Y, en cuanto a la condonación de 17.104 millones a la gencat, vale la pena no olvidar, que es solamente un aliciente para elevar el gasto público del ente autonómico que ¡está en manos del PSC!

¿CUANTOS INMIGRANTES HAY EN CATALUÑA?

Pero el problema que tiene abierto Cataluña para los años venideros es el crecimiento descontrolado (y oculto) de la inmigración, especialmente de la procedente de África. Algunas cifras cantan: Guisona en Lérida, 53’1% de inmigración, Castelló d’Empuries en Gerona, 45’1%, Portella en Lérida, 40%, Salt, suburbio de Gerona capital, 37’1%... Y estas cifras son, en realidad, ilusorias, porque no tienen en cuenta los inmigrantes naturalizados desde que empezó el fenómeno migratorio en 1996 y que pueden hacer que estas cifras se eleven un 20% más.

Oficialmente, en el año 2000 residían en Cataluña 198.000 inmigrantes, el 2’9% de la población. No era una cifra alarmante, pero estaban concentrados en determinados municipios y barrios. En el año 2024, oficialmente residían en la región catalana, 1.400.000 inmigrantes, y el porcentaje se había elevado a un 17,2%... pero también en este caso, había que sumar a los ilegales no empadronados y a los naturalizados. Así que, las cifras “oficiales” no reflejan los “datos reales”.

Y, sin embargo, es fácil deducirlos en base a un dato objetivo: la diferencial entre el crecimiento de la población catalana en 1994 (cuando la natalidad catalana ya estaba bajo mínimos, y no alcanzaba la tasa de reposición) y la población catalana actual: esta diferencia nos dará el número de ciudadanos que residen en Cataluña y, aceptando que el de catalanes autóctonos -es decir, de padres catalanes y españoles- permanece constante (aunque en realidad, tiene una tendencia al declive demográfico innegable), esto nos dará. COMO MÍNIMO, el número de inmigrantes radicados en Cataluña. Y las cifras desdicen las estimaciones oficiales de la gencat y del Instituto Nacional de Estadística.

En 1990 el número de habitantes de la región catalana era de 6.165.000. Como prueba del “invierno demográfico”, el año de las Olimpiadas de Barcelona, en 1992, había descendido a 6.083.000 habitantes, para, a partir de ese momento, dispararse. Cuando se inicia el fenómeno migratorio y Aznar entreabre las puertas a la inmigración, Cataluña tiene 6.090.000 habitantes. En el inicio de 2025, la región alberga a un poco más de 8.000.000 de habitantes. En otras palabras: se ha producido un crecimiento de 2.000.000 que no pueden haber surgido ni de la inmigración interior, ni de nacimiento generados por los autóctonos.

Estos 2.000.000 suponen ¡un 25% de la población total de Cataluña! Se trata de población inmigrante. Y resulta imposible negarlo, por mucho que las cifras oficiales hablen de 1.400.000 inmigrantes en 2024, que supondrían un 17’2%... El desfase es, pues, de 8 puntos.

Estas diferencias de datos -fundamentalmente debidas a “trampas” deliberadas a la hora de ofrecer cifras reales y a confusiones malintencionadas entre “nacionales”, “inmigrantes”, “inmigrantes nacionalizados”, “inmigrantes legales e ilegales”, “hijos nacidos en Cataluña de inmigrantes”, etc, etc- es aprovechada para tranquilizar a la población minimizando el impacto de la inmigración y, acompañándola, de tópicos del género “si ha recibido la nacionalidad española, ya es español”: en efecto, lo es administrativamente, pero ¿por algo más? ¿por recibir subsidios en Cataluña? ¿por cultura? ¿por identidad? Otra cifra que se oculta cuidadosamente -acaso la más reveladora de todas-, pero que no ha pasado desapercibida para Andreu Domingo, director del Centro d’Estudis Demogràfics de la Universidad Autónoma de Barcelona, es el número de miembros de la “generación milennial” nacidos entre 1986 y 1995 (cuando las tasas de inmigración en Cataluña eran todavía “asumibles”): el 39’1% de los nacidos en ese período han nacido en el extranjero ¡el doble de la tasa oficial de inmigración en el mismo período! Andreu Domingo añadió a este datos: “Y las autoridades y políticos harían bien en ser conscientes de esta realidad y atenderla”… Palabras expresas en febrero de 2024 y que siguen siendo, lágrimas bajo la lluvia.

LA INMIGRACIÓN ISLAMICA EN CABEZA

Estas cifras podrían ser asumibles si la inmigración procediera de países europeos o de cultura europea. Pero no es así: proceden de poblaciones, en gran medida, con los que existe una BRECHA antropológica, religiosa, cultural y étnica. Todos los grupos étnicos son fundamentalmente desiguales porque todos tienen distintas tradiciones, distintos orígenes, distintas creencias, distintas normas de vida y distintos comportamientos sociales. Negarlo hoy, cuando el wokismo y el mundialismo están retrocediendo, supone negarse a ver la realidad: hay bolsas de inmigrantes que se integran “mejor”, más rápidamente, y sin ayudas sustanciales, mientras que otras se manifiestan absolutamente inintegrables, por mucho apoyo económico y asistencial que se les ofrezca. Hay grupos nacionales de inmigrantes que generan pocos o ningún problema y otros grupos que son máquinas de generar conflictos en cualquier país en el que residan.

Y entre los grupos que, en toda Europa, han generado “problemas” de convivencia, de terrorismo, guetos y comportamientos “chocantes” con el estilo de vida occidental, los originarios de países musulmanes figuran -se quiera o no reconocer- en primera línea:

- En primer lugar, por sus creencias religiosas (el islam es la única religión en función de la cual se mata y se muere en el siglo XXI),

- en segundo lugar, por sus dificultades de integración y la persistencia en el mantenimiento de sus creencias y tradiciones (que son radicalmente opuestas a las creencias y tradiciones propias del Viejo Continente).

Hace 30 años, afirmar esto podía considerarse como una muestra de “xenofobia y racismo”, pero en 2025, es, más bien, la constatación de una realidad que explica, por sí misma, la crisis de algunas naciones europeas y el crecimiento de los partidos euroescépticos y populistas. Hoy no existe más terrorismo en Europa que el yihadismo y el yihadismo no es más que una concepción extrema del islam que se apoya en la consideración de que el “sexto pilar” de esa religión es… la “guerra santa” contra el infiel.

Pues bien, según el Instituto Catalán de Estadística en la región existen 241.179 marroquíes. La cifra, por supuesto es torticera: ignora los marroquíes nacionalizados españoles que siguen identificándose con su patria y siguen sus tradiciones y costumbres. Pero las cifras son más preocupantes, si sumamos la población inmigrante procedente de todos los países musulmanes. Y según las cifras del mismo Instituto Catalán de Estadística, esto nos da una cifra “ligeramente superior”: algo más de 400.000 musulmanes residentes en Cataluña. Pero otras cifras manejadas por El Debate, el número de musulmanes residentes en Cataluña es de 660.392, siendo la comunidad del Estado con más aglomeración de inmigrantes, seguida por Andalucía, con más población que Cataluña (en concreto 8.600.000, frente a 8.030.000) con 395.913 musulmanes. Lo que implica que el 8’2% de población residente en Cataluña es musulmana frente al 4,5 % de Andalucía

¿Y EL NOMBRE DE LOS RECIÉN NACIDOS EN CATALUÑA?

Una de las polémicas más risibles generadas por la “más prestigiosa agencia de verificación” española, Newtral, es la que se produjo tras la noticia de que el nombre más utilizado con el que se inscriben en el registro civil, los nuevos inscritos es “Mohamed”. Newtral, salió en tromba para denunciar la “falsedad” de la noticia. Newtral sostenía que el nombre “Mohamed” ocupa el lugar 41 de los nombres de pila existentes en la Ciudad Condal

Pero las cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadísticas desmentían a los “desmentidores”. En efecto, en noviembre de 2023, el INE sostenía que figuraban en el registro civil de Barcelona inscritos 13.326 “Mohamed”, superando al número de “Arnau” (un nombre de moda en Cataluña), 13.244.

¿Cómo era posible que existieran tales disparidades entre las cifras aportadas por Newtral y las del INE? Es fácil explicarlo: Newtral se refería a nombre de adultos, mientras que la noticia que se pretendía desmentir, aludía a nombres de nuevos inscritos en el registro civil.

La realidad es que, desde el año 2000 hasta el 2010-2015, los medios de comunicación anunciaban a bombo y platillo que los primeros recién nacidos cada año, en las cuatro provincias catalanas, eran con una frecuencia inusual, miembros de grupos étnicos no autóctonos. Inicialmente, estas noticias, se recibía con cierto entusiasmo y con curiosidad… hasta que las cifras de inmigrantes empezaron a crecer, el paisaje de las ciudades catalanas a cambiar y la actitud de la población se hizo más reservada hacia la inmigración.

Si tenemos en cuenta que el 8’2% de la población residente en Cataluña, tiene una tasa de natalidad en bruto equivalente a la totalidad del resto de la población (y algo superior, según el número de “Arnaus” y de “Mohameds” inscritos en el registro civil), está claro que hacia 2050, esto es, en apenas 25 años, la población mayoritaria de Cataluña procederá de etnias magrebíes y religión musulmana. Este es el verdadero “problema catalán” que, por el momento, solamente denuncian Vox y Aliança Catalana.

LAS REIVINDICACIONES PENDIENTES DE JUNTS Y ERC

Se conocen las estrategias de ambas partes: por un lado, Sánchez -cada vez más horrorizado por lo que se le viene encima judicialmente- necesita ganar tiempo; por otro, Junts y ERC precisan ofrecer algo a sus electores… Sánchez está dispuesto a entregar cualquier cosa a la gencat… especialmente porque la gencat está en manos de uno de sus peones más sumisos: Illa.

Y, por otra parte, aunque en el futuro, se declare la inconstitucionalidad de algunas de las medidas dadas al independentismo para calmarlo, a Sánchez el futuro es algo que no le preocupa: si las cosas vienen mal dadas, él no aspira a nada más que a exiliarse a Marruecos, Venezuela o la República Dominicana dejando atrás una nación sumida en el caos. Por tanto, cualquiera que pretenda arrancarle una “transferencia”, a cambio de asegurarle unos días más de vida política, verá sus reivindicaciones satisfechas.

Básicamente, la negociación entre ERC y Junts con el gobierno, en esta fase, consiste en reivindicar las transferencias en control de fronteras, puertos, aeropuertos e inmigración. Ahora bien, este acuerdo -en principio- parece inconstitucional, pero, claro está, la ambigüedad de la constitución de 1978, está para eso, para un “aquí cabe todo” y “donde dije digo, diego Diego”

En efecto, el artículo 150.2. dice al respecto: “El Estado podrá transferir o delegar facultades que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación”… ¿cuáles son “susceptibles de transferencia o delegación”? No se enumeran, por supuesto: si fuera por Sánchez se hubiera añadido: “son susceptibles de transferencia o delegación toda si ayudan a mantener a un gobierno corrupto en el poder”.

Pero el problema viene porque esa ambigüedad calculada -y seguramente introducida en el debate constitucional del 78 con nacionalistas catalanes y vascos, ante el desinterés de UCD y del PSOE- es negada por el artículo anterior, el 149: “El Estado tiene competencias exclusivas en inmigración y fronteras”. Lo tajante de este artículo, choca con lo ambiguo del siguiente y, solamente por eso, sería una muestra de que la Constitución del 78 era justo lo que no debe ser una “carta magna”: ambigua y contradictoria.

El gobierno para defender su posición dice: “una delegación, no es una transferencia”. Lo que implica decir, “me importa un higo; ande yo caliente y ríase la gente…”. La ambigüedad procede de lo que se quiere decir en el 150 con la expresión “su propia naturaleza”.

La impresión que da, de todas formas, es que la cuestión de la inmigración y las fronteras es extraterritorial para una comunidad autónoma y, en este caso, no afecta solo a Cataluña sino también a España.

Por que Junts entiende que, en materia de inmigración, la línea de corte es el conocimiento de la lengua. ¿De qué lengua? de la catalana, por supuesto, esa que es hablada habitualmente por un tercio de la población y que, para los nacionalistas, es obligatoria. Junts reivindica para esa gencat en cuyo gobierno no participa, emitir permisos de residencia, devolver inmigrantes y control integral de los CIE.

Podemos imaginar lo que sucedería: un inmigrante residente en Cataluña, con un diploma A1 de dominio básico de la lengua, se va a Galicia, delinque allí, pero sigue viviendo en Cataluña. ¿Quién lo expulsa del país (si es que alguien lo expulsa)? ¿De Galicia, de España? ¿podrá seguir viviendo en Cataluña? Hasta ahora, la doctrina oficial era que se puede fracciona una competencia mientras no afecte a otras comunidades. Pero con esta “delegación” se abre la vía para que se fraccione también la defensa, la lucha contra el narcotráfico, contra la inmigración ilegal, y así sucesivamente… Sánchez alega: “se transfiere la gestión, no la titularidad”. Pobre excusa de mal pagador.

Y esto es todavía más grave porque demuestra hasta qué punto los ministerios están dirigidos por meras marionetas del sanchismo, individuos sin criterio, personalidad propia y capacidad de decisión: en efecto, Marlaska fue el primero en afirmar en abril de 2024 que “El Estado tiene competencias exclusivas en fronteras e inmigración”.

Pero el acuerdo indepes-Sánchez implica control de fronteras, puertos y aeropuertos. Lo más llamativo es que, esta reivindicación ya estaba incluida en el “Nou Estatut”, promovido por Pascual Maragall (la “madre de todos ‘procés’ posteriores”) y ya obligó a pronunciarse al Tribunal Constitucional, declarándola incompatible con la constitución.

El independentismo no ha renunciado a esta reivindicación. Recordemos que la situación del catalán es, por una parte, dramática (su uso desciende entre los jóvenes un punto cada año y se encuentra en menos de un 25%, mientras que en la sociedad catalana apenas lo utiliza un tercio de la población como primera lengua ¡a pesar de que todos los medios de titularidad pública utilizan SOLO el catalán en sus emisiones, e incluso TVE1 acoge cada vez más programación en catalán y TV2 a lo largo de 2025 pasará a ser un canal exclusivamente en catalán…! Cuando se permanece de espaldas a la realidad lingüística de Cataluña se entiende perfectamente ese interés en que la inmigración hable solo catalán para tratar de revertir la caída en picado en la utilización de esta lengua.

La lógica y la realidad dicen: Cataluña es bilingüe y, por tanto, ese bilingüismo debería reflejarse en todas las actividades públicas. Pero, Junts proclama: “El catalán es el elemento indispensable que garantiza la integración en la sociedad catalana”… lo cual podía ser cierto hace algo más de 100 años e, incluso, hoy puede aceptarse en algunas comarcas de la Cataluña interior, pero no en ciudades como Barcelona o en su cinturón industrial. El Estatut, así mismo, proclama el “derecho y el deber de conocer las dos lenguas… lamentablemente no establece que en los medios públicos de la gencat deberían también esta presentes las dos lenguas. Pero, ya se sabe, que la lengua es el único “factor diferencial” al que puede agarrarse hoy el nacionalismo para justificar la existencia de un “Nació catalana”. Todo lo demás, está en su contra.

El problema de fondo es que, aplicada esta “delegación” de funciones, la gencat podría elegir un modelo de inmigración concreto para Cataluña. Y este es el gran problema de fondo, porque las políticas tanto del PSC, como de Junts o de ERC, tienden a impedir al máximo la presencia de inmigración hispana y a favorecer al máximo la llegada de más y más inmigrantes africanos. El principio es: los iberoamericanos no se esfuerzan en aprender el catalán porque pueden comunicar perfectamente con el 70% de la sociedad catalana en castellano, mientras que los africanos precisan aprender lo que les enseña la gencat, esto es, el catalán

Tiene razón Sánchez cuando dice: “En el fondo, nada cambiará”… En cuanto al PSC, lo único que le interesa es asumir la “gestión burocrática” de la inmigración. Burocracia quiere decir, más puestos de trabajo para los fieles a la sigla y mas dinero para repartir. Porque, no se olvide, la inmigración es, hoy más que nunca, un “big business. Pero, para Cataluña, para sus habitantes, para España, esta transferencia y las políticas de la gencat, constituyen un suicidio.

Lo que ni el PSC, ni Junts, ni ERC han advertido es que estas reivindicaciones van a tener como efecto:

- Aumentar el número de islamista, magrebíes, asiáticos y africanos en Cataluña.

- Ligarlos a la región mediante el vínculo lingüístico (que ya hoy es la que posee más inmigración y más inmigración islámica de toda España).

- Desvirtuar “lo catalán” convirtiendo la Cataluña tradicional en un melting pot multicultural en una autonomía en la que hay exceso de inmigración.

- Un aumento del presupuesto de la gencat, en materia de ayudas sociales, servicios policiales y de seguridad que, en poco tiempo, van a superar la condonación de parte de la deuda de la gencat.

- Una agravación de los problemas generados por la inmigración, presentes en toda Europa y que se han manifestado completamente irresolubles.

- Y, finalmente, un desprestigio para la propia gencat y para sus servicios e instituciones, a medida que se vayan manifestando los efectos más negativos generados por la inmigración.

REIVINDICACIONES DE DIFÍCIL ENCAJE

Todo esto está rodeado de ambigüedades y zonas oscuras. Por ejemplo: ¿cuál de los niveles de “competencia lingüística en catalán” se aplicarán a los inmigrantes? Existen seis: inicial (A1), básico (A2), elemental (B1), intermedio (B2), suficiencia (C1), suficiencia para el personal docente e investigador (C1) i superior (C2)… Hasta que esto no quede claro, no sabremos el modelo de inmigración que se elige para Cataluña: no es lo mismo exigir el nivel C1 (que implica aceptar a técnicos e investigadores) que el nivel A1 que, en el fondo, hablando claro, es aceptar a cualquiera que sepa saludar, despedirse y preguntar en catalán

Pero, esta misma semana veremos qué se vota en el parlamento y quien lo vota. Para Podemos y para un sector de Sumar, la propuesta de transferencia en materia de inmigración “normaliza y legitima el racismo constitucional”, a la vez que “esconde la xenofobia bajo legítimas demandas de autogobierno”… Para García Page, el eterno y aburrido Pepito Grillo del sanchismo que nunca se atreve a darle la estocada final, el acuerdo “es racista”.

Pero, sea cual sea el resultado de la votación -cada cual votará, no en conciencia, sino según lo que se le haya prometido, a fin de cuentas, Sánchez es diestro en prometer… y no cumplir y, desde luego, es mucho más “avispado” que sus socios- lo cierto es que el “traspaso” (o “delegación”) de competencias a la gencat es problemática desde el punto de vista constitucional.

De hecho, a Sánchez le importa muy poco que el Constitucional llegara a tirar atrás este paquete de acuerdos: le basta con sobrevivir unas semanas más. Lo que ocurra después, le trae, simplemente, al fresco. Algo que sus socios (incluso su propio partido), ni siquiera han advertido.

Lo cierto es que la derecha ha acusado a Junts de “xenofobia y racismo”, en lugar de estupidez que es, a fin de cuenta, de lo único que son responsables absolutos. Reivindicar control de la inmigración sin tener claro la idea de que solo “inmigración cero” puede resolver la situación actual y que la permisividad migratoria (hacia iberoamericanos o hacia africano-musulmanes) es una política, no solo errónea, sino también suicida, y para colmo, reivindicarlo para una gencat que no está en sus manos, sino en las del PSC (y, por tanto, es el PSC el que se va a beneficiar directamente del “big business” que supone la inmigración), es tan ridículo que indica que los promotores del “procés” no han aprendido nada de sus aventurillas políticas y de sus devaneos con la “alta política”.

LA POSICIÓN DEL TRIPODE INDEPENDENTISTA

Lo más grotesco de esta situación es la contradicción en la que están sumido los partidos independentistas desde un principio: partidarios de la “construcción nacional de Cataluña”, estiman que no es cosa de catalanes, sino que también afecta la inmigración y que esa “construcción” solo puede ser “multicultural”. Es de difícil encaje el nacionalismo y la multiculturalidad, pero los partidos nacionalistas, erre que erre, siguen con sus políticas del pasado. No solamente son “nacionalistas”, sino que, además, adoptan posiciones “progresistas” que, en muchas ocasiones, llegan a negar el “nacionalismo” como producto de sus déficits doctrinales.

Durante la preparación del reciente congreso de ERC, Joan Tardá, antiguo diputado nacional de ERC, propuso el 8 de enero de 2025, que el partido relegue a segundo plano el independentismo, para “convertirse en el partido de los inmigrantes”. NacióDigital informó de que se estaba creando una corriente de izquierdas en el interior de ERC para convertirlo en este nuevo perfil que resultaba avalado por 100 firmas. Tardá lo justificaba diciendo que los inmigrantes son “los más vulnerables” y que nunca votarían por un “partido de derechas” (olvida, sin ir más lejos, que el partido de Marine Le Pen es uno de los más votados por antiguos inmigrantes de “primera generación”). En la óptica obtusa de Tardá un “partido de derechas” es, necesariamente, un partido estatalista y antiinmigracionista. Cabe preguntarse con qué inmigrantes “vulnerables” se relaciona Tardá, cuando, en realidad, están sobreprotegidos.

En realidad, el problema de ERC es su ubicación en el “progresismo”, cuya lógica interna lleva a posiciones que corren el riesgo de ser “antinacionalistas”. A Tardá parece no preocuparle que el fracaso de las políticas de integración en toda Europa, ni el que una sociedad para ser viable, debe ser, sobre todo, homogénea en valores culturales y antropológicos.

Obviamente, la postura que se impuso en el congreso de ERC fue la de Oriol Junqueras que, básicamente coincide con la de Junts, aunque sin sus dudas. Debemos recordar que el pro-inmigracionismo es una constante en ERC desde la irrupción de Angel Colom i Colom como secretario general. Tras ser expulsado de ERC -su gestión y la de Pilar Rahola al frente del partido, llevó a este casi a su desaparición- fundó el “Partit per l’Independencia” que embarrancó desde sus primeros pasos. Pujol optó por enviarlo como “embajador” a Marruecos para “facilitar la llegada de magrebíes a Cataluña”. Y Colom cumplió el encargo. Antes, el histórico presidente de ERC, Heribert Barrera, cuando apenas había inmigrantes en Cataluña, cayó en la cuenta de que “resulta más complicado integrar a un sudamericano que a un andaluz” -en conversación con Pujol, a lo que éste respondió: “… y más que a un marroquí. A los latinos les cuesta entender la catalanidad”. Aquellas aguas, trajeron estos lodos. Entre la acción de Colom en Marruecos y la estrategia pro-marroquí de Pujol, Cataluña se ha convertido en la Meca europea de la inmigración magrebí.

EL FEO ASUNTO DE LA FUNDACIÓ NOUS CATALANS

La historia de esta “integración” es lo suficientemente chusca para que no resistamos contarla: en 2012, Artur Mas creó la Fundació Nous Catalans y puso al inefable Colom como presidente. Ocurrió, lo que tenía que ocurrir: la fundación apenas prolongó su existencia durante cuatro años, envuelta en escándalo tras escándalo, sombras de estafa y corrupción. En los cuatro años que estuvo abierta, solo predicó el independentismo entre la inmigración. ¿Problemas? Muchos:

- El sociólogo Edmundo Serpa, ecuatoguineano, fue colocado al frente del “Espai Africá”, terminó reclamando 68.000 euros a la fundación que no le pagó nada por sus trabajos.

- Más grave todavía fue el nombramiento de Nouredinne Ziani al frente del “Espai Marroquí”. Ziani era, al mismo tiempo, el presidente de la Unio de Centres Culturals Islamics de Cataluña. En 2013, el CNI elaboró un informe sobre él, solicitando su expulsión del país por ser “colaborador de la inteligencia marroquí desde el año 2000”, “haber favorecido a una nación extranjera” y “puesto en riesgo la seguridad del Estado”.  

- Khalid Shabaz, puesto al frente del “Espai Asiatic”: El Mundo reveló en 2014 que, antes, había sido detenido por estafa y falsificación de documentos, lo que no fue obstáculo para que figurara en la lista de candidatos de CiU en 2012 para las elecciones autonómicas. Shabaz trajo a la Fundació a Rajda Shaib Satti que resultó detenido en 2013 con 64 kilos de heroína…

Este triste espectáculo -que se prolongó durante cuatro años; no podía esperarse nada más de la trayectoria de Colom- fue financiado por la Conselleria de Benestar Social de la gencat, por CiU y por Catalunya Demá, otra asociación investigada por financiación ilegal de CDC, el partido de Pujol, Mas y el antecedente de Junts

Para Junts, la “delegación” del Estado en materia de inmigración es un éxito clamoroso del independentismo. En realidad, Junts puede ser definido hoy como “el partido que duda”. Dirigido desde el exilio por Carles Puigdemont, su pérdida de influencia en la sociedad catalana es cada día más palpable. No solamente Puigdemont aparece como instigador, capitán Araña y gran fracasado del “procés”, sino que además, es el heredero político de los grandes fracasos de Convergencia Democrática, el instrumento de la corrupción pujolista. Pero, el electorado de Junts es particularmente sensible al deterioro de la convivencia entre inmigrantes y catalanes. Puigdemont no rectifica este aspecto que, para él, es completamente secundario. Su relación con Sánchez reproduce la “dialéctica del amo y del esclavo” si bien no está claro quién es el “amo” y quien el “esclavo”; son, en efecto, ambos interdependientes. Cabría aquí mas bien hablar de la “dialéctica entre el ‘listo’ y el ‘tonto’”: el listo permanece en el poder gracias a los votos de Junts en el parlamento del Estado, mientras que el tonto reivindica más competencias, que no van a parar a él, sino al PSC.

Esta “dialéctica” se viene reproduciendo desde el inicio de la legislatura y continuará hasta el final. El resultado -esperado, por otra parte- es que Silvia Orriols va royendo literalmente las bases de Junts en la “montaña catalana” y en las próximas elecciones autonómicas dejará de ser un partido marginal para estar en condiciones de intentar el “sorpasso” tanto a Junts como a ERC, en base a un programa “regeneracionista” a la catalana: reintroducir la moralidad en la política catalana, recobrar la buena gestión de los caudales públicos y poner coto a la inmigración masiva.

El miedo de Junts a que se produzca esta situación se hizo evidente cuando el pasado mes de febrero de 2025, una moción de censura presentada por ERC y PSC pretendió descabalgar a Silvia Orriols de la alcaldía de Ripoll… Junts midió los riesgos y decidió no apoyar la moción: el electorado de Junts no resistiría ponerse del lado de los pro-inmigracionistas. La excusa de esta negativa a apoyar la moción fue peregrina: “para no ayudar a la victimización de Aliança Catalana”… Y es que, para Junts, su gran problema en este momento, ya no es el indulto, ni más o menos transferencias, sino frenar el crecimiento de Silvia Orriols: Junts sabe que si intenta aplicar el “cordón sanitario” contra un partido “de la terra”, corre el riesgo de quedar desenmascarado y convertirse, como la ERC de Joan Tardá, en el “segundo partido de los inmigrantes”. Y eso no es lo que quiere su electorado para el que alguien con turbante, burka, velo y chilaba, provisto del Nivel C2 de “máxima competencia lingüística en catalán”, sigue siendo un “halógeno”.

Si se quiere entender porque la CUP ha desaparecido de la política catalana, después de ser el motor activista de los Comités de Defensa de la República (CDR), no hay más que atender a sus propias propuestas y “opiniones”. Era la candidatura con más apellidos no catalanes y no españoles en las últimas elecciones (compitiendo, eso sí, a corta distancia, con ERC). Una de sus pilares en Barcelona, Basha Changue, autodefinida como “afrofeminista y antirracista”, quinto puesto en la lista de la CUP al Parlament en 2021 y elegida por Barcelona que encabezó en 2022 la lista de la  CUP a las municipales por Barcelona (y no salió) opina que “no es que los inmigrantes delincan más es que se les encarcela más”. La chica, al parecer, no se dio cuenta de que el razonamiento podía volverse en su contra: “se les encarcela más por que delinquen más”. Y, de hecho, las cifras avalan esta realidad y no la fantasía “antirracista y afrofeminista” de Basha Changue: el 76,45% de los detenidos en BCN son extranjeros. Sin entrar en cuantos encarcelados en Cataluña tienen nacionalidad española, pero han nacido fuera de España, la triste realidad es que el número de presos extranjeros en Cataluña es de 4.050, sobre un total de 8.041… La cifra se dispara si tenemos en cuenta los reclusos de entre 18 y 20 años: el 72’1% son extranjeros y el 27’9 nacidos en España (con la salvedad de que un número indeterminado de estos son hijos de padres extranjeros. Con argumentos como el de Basha Changue se entiende perfectamente que la CUP haya desaparecido por completo de la política catalana

LAS REPERCUSIONES FUTURAS DE LA POLÍTICA MIGRATORIA

El problema de la inmigración no lo va a resolver ni el PSC, ni los indepes, ni, por supuesto, la derecha liberal… Como no lo han resuelto en Europa. Por eso, resulta suicida para los independentistas reivindicar el “control de la inmigración”. Cuando se les ha preguntado “¿para qué?”, la respuesta ha sido demoledora: “para integrarlos en la lengua catalana”… así pues, todo el problema para ellos es lingüístico. Un magrebí con chilaba, una negra con túnica multicolor y pañuelo idéntico en la cabeza, permanentemente embarazada, están “integrados” con solo superar una prueba de catalán… ¿Eso es todo? ¿Merecen por ello papeles, subsidios y permisividad?

En Cataluña ocurrirá lo mismo que ha ocurrido en toda Europa Occidental: a base de subvenciones se compra la paz étnica y social presente, pero aumentan las dudas sobre la viabilidad futura de una sociedad multicultural. En el momento en el que la deuda supere determinado límite y sea imposible gravar a las clases medias y trabajadoras con más impuestos, los subsidios deberán interrumpirse o disminuir: el estallido étnico-social se producirá en ese momento, agravado por el hecho de que en la mentalidad africana e islámica, el que da una limosna -un subsidio- humilla al que la recibe y eso, a lo largo de décadas, ha generado un resentimiento acumulado entre las bolsas de inmigración que facilita los estallidos de cólera.

Hablar una lengua no quiere decir integrarse en un pueblo, conocer una cultura, o ser como el resto de ciudadanos autóctonos. De hecho, lo más terrible para el nacionalismo catalán (incluido el del PSC) es que habla en nombre de “Cataluña”, pero ¡la lengua catalana solamente es utilizada por apenas un tercio de la población como primera lengua! Y si bien es cierto que los castellano-parlantes NUNCA han generado problemas, esto se ha debido a que su forma de ver la vida es contigua a la catalana; no hay oposición, ni contradicciones. Pero esto cambia extraordinariamente con un magrebí o un subsahariano, cuya visión del mundo, religión, costumbres y actitudes están separadas por una brecha profunda de las de los autóctonos.

El problema que deberían plantearse los partidos catalanes es que, siguiendo las mismas recetas que han fracasado en otros países próximos (Francia, Bélgica, Italia, Alemania, Reino Unido, Holanda, Suecia, etc.), se obtendrán idénticos resultados: esto es, nulos. Y, a corto plazo, la ausencia de resultados o, más bien, el agravamiento de los problemas, tiende a disminuir la influencia social de estos partidos que las han puesto en práctica y a acrecentar la clientela de los partidos euroescépticos y populistas. En Cataluña no va a ocurrir algo diferente. Eso es lo que ignoran por completo la CUP y ERC y ante lo que duda Junts (que no quiere autoaislarse reconociendo su responsabilidad en la llegada masiva de inmigración a Cataluña desde los tiempos de Pujol y de CDC-CiU).

Para el PSC, la “delegación” en materia migratoria y de fronteras no es más que una oportunidad para “colocar” a segundones de su propio partido y a tránsfugas pedigüeños de los partidos indepes. La inmigración siempre ha sido un “big business” para aquellos que han sabido aprovecharse del fenómeno (y/o estimularlo).

El futuro de Cataluña es muy negro si la sociedad catalana no reacciona radicalmente ante el problema de la inmigración masiva y de la islamización de su territorio. Las actitudes políticas en Cataluña en marzo de 2024 son de tres tipos:

1) Apoyo a la “catalanización” de la inmigración, defendida por PSC, ERC, CUP y por buena parte de Junts (sumido en una eterna duda). El inmigrante debe, pues, aprender catalán para poder ser considerado como “integrado”.

2) Apoyo a la “españolización” de la inmigración, defendida por el PP. El inmigrante debe aprender la lengua castellana y tener un comportamiento cívico; y, hasta ahora, se ha demostrado que la inmigración iberoamericana, genera menos problemas en Cataluña que la afromusulmana.

3) Rechazo a todo fenómeno de inmigración masiva, venga de donde venga, y rechazo a la sociedad multicultural. Que no lleguen más inmigrantes de los necesarios -en caso de que sean necesarios-, que se comporten cívicamente y que se seleccionen por su capacidad profesional, por lo que pueden aportar y por lo que necesita la sociedad catalana y no por el hecho consumado de que han llegado y basta. Es la actitud de Vox y de Aliança Catalana.

¿Y la población? La población catalana suele alternar cierta inquietud -hoy, por ejemplo, se publica que las cifras de delincuencia en la ciudad de Barcelona han bajado… pero no porque desciendan los delitos, sino porque solamente se denuncian de cara al cobro de seguros-, con expresiones cada vez más hostiles ante la inmigración, especialmente, a medida que van cambiando los paisajes urbanos y se va disipando la sensación de seguridad. Y esto es algo que va a seguir aumentando (como está aumentando en toda Europa, sin excepción). Luego vendrá la convicción de que, además de inseguridad, la inmigración masiva genera aumento de la fiscalidad, se recordarán problemas de convivencia crecientes y, poco a poco, los partidos que sigan mostrando actitudes multiculturales, pro-inmigracionistas y “tolerantes” con la inmigración, se verán empequeñecidos… Y, llegados a este punto, ya no importará -ni en Cataluña, ni en el resto de España- que estos partidos rectifiquen o empiecen a poner trabas a la llegada de nuevos inmigrantes: la población querrá “recuperar su patria”. Y esto implicará votar a cualquier opción que prometa hacer de ese objetivo, el eje central de su política.

La pregunta es: ¿será tarde para que Cataluña se convierta en un país de la Liga Árabe? Ironizamos en la forma, por supuesto, pero no en el fondo. Y la triste realidad, es que no quedan muchos años para reaccionar y reiniciar la Reconquista territorial que, en otro tiempo empezó en Covadonga y en los Pirineos, protagonizada en ambos casos por la nobleza visigoda.



EL PACTO JUNTS-SÁNCHEZ SOBRE INMIGRACIÓN

EL USO DE LA LENGUA CATALANA EN CATALUÑA