miércoles, 12 de noviembre de 2025

QUINCE MARTILLAZOS PARA ENTENDER LAS DIMENSIONES DE LA CRISIS LINGÜÍSTICA CATALANA (2 DE 2)

A partir de aquí, lo que voy a decir, lo he repetido en varias ocasiones:

1) Contra lo que se proclama desde las poltronas de la gencat, hoy se habla mucho menos catalán que durante el franquismo. En la zona de la que soy originario, el Garraf, la única lengua que resuena en mis recuerdos de infancia, era el catalán y el único aroma, el “pá amb tomaquet i pernil”. Hoy Cataluña huele a MacPerro, kebab y baguete industrial comprada caliente y reseca al llegar a casa.

2) Lo anterior implica que las políticas de la gencat han sido en materia lingüística un fracaso absoluto por mucha estadística casuista que se aporte: que casi todos los catalanes “entienden” el catalán, equivale a decir que las diferencias lingüísticas no son tales, sino que el catalán es una lengua hispano-romance como lo es el castellano, algo muy diferentes del euskera que es otra lengua que corresponde a otro ADN.

3) El uso de la lengua catalana está desigualmente distribuido y si se ignora esto, es imposible elaborar una justa política lingüística: hay zonas como la Montanya catalana en las que la lengua mayoritaria es el catalán y otras como el cinturón industrial de Barcelona en el que hoy el catalán es ya el tercer idioma por detrás del castellano y del árabe.

4) Frecuentemente, el nacionalismo sigue a Macià y su discurso de “doble filo” sobre el objetivo de la gencat: para él, no era un fin en sí mismo, sino una rodaja del salchichón que se cortaba para estar más cerca del objetivo final, la independencia. Hace cien años, unos vitoreaban a Cambó (Cataluña española dirigida por catalanes) y otros a Macià (Cataluña república independiente). La habilidad del nacionalismo en la transición consistió en revestirse con el hábito de Cambó, cuando lo que tenía en mente eran los leotardos rojos de Macià.

 

5) La gencat asumió la política de “inmersión lingüística” practicada en Canadá olvidando:

- que Canadá es una nación joven que, hasta la segunda mitad del siglo XIX, no estuvo completamente formada, donde ingleses y franceses andaban a tiros en los tiempos en los que el pueblo catalán resistía a Napoleón en nombre de la Corona Española. Nada que ver con España que selló su “unidad” en 1492, sin remitirnos al Reino Visigodo de Toledo, ni mucho menos a la colonización romana que consideró Hispaniae como un “todo” homogéneo.

- que en Canadá hay dos regiones históricas perfectamente diferenciadas históricamente, colonizadas por Francia (francés: lengua romance) e Inglaterra (lengua germánico-occidental), que aportaron sus respectivos idiomas de raíces diferentes. Nada que ver con el castellano y el catalán, ambas “lenguas hispano-romances “.

He vivido en Montreal y Québec mucho tiempo así que puedo decir con conocimiento de causa que, en aquel país, una prudente política lingüística, ha permitido al territorio “quebecois” mantener su identidad… hasta que Justin Trudeau (el Sánchez canadiense) se empeñó en atraer inmigración ¡marroquí! (siempre hay un gilipollas que ni sabe lo que hace ni merece perdón alguno).

6) La aplicación de la política de “inmersión lingüística”, en los hechos se ha demostrado catastrófica para la educación catalana: no se daban las mismas situaciones que en Canadá, y por tanto, los efectos no iban a ser los mismos. Los peores resultados del Programa PISA se los lleva de calle la gencat. Felicitaciones por ser el farolillo rojo de la educación en Europa.

7) La argumentación de la gencat a favor de la “inmersión lingüística” se basaba en que si hubieran “dos líneas de enseñanza”, en catalán y en castellano, Cataluña perdería “cohesión social”. Si se trataba de eso, vale la pena recordar que hoy Cataluña carece por completo de “cohesión social”. En realidad, lo que temía la gencat era que si existían dos “líneas de enseñanza”, en catalán y en castellano, la mayoría optara por el castellano, que le permitía una mayor movilidad laboral dentro del territorio nacional y que, al ser hablada, por 500 o 600 millones de personas, terminaría arrinconando al catalán. Por entonces, todavía las “300 familias” tenían una destacada presencia en la sociedad catalana y querían que el chófer, la chacha, el jardinero, les respondieran en catalán, aunque sus negocios se hicieran en castellano, en inglés o en mandarín.

8) Los errores políticos de la gencat y su resistencia a reconocerlos, tanto por parte del nacionalismo, del independentismo como del socialismo, está en el origen de la pérdida de vigor de la lengua catalana: un idioma “obligatorio” (cada vez la presión lingüística es mayor), impuesto a la manera absolutista, tiende a ser rechazado cada vez por sectores más amplios. Hoy, el catalán es una lengua, que seguirá existiendo mientras el tercio de catalanoparlantes tengan mayoría en las instituciones catalanas, pero el día que lo pierdan -lo que ocurrirá, inevitablemente, hacia 2035-2040-, corre el riesgo de convertirse en un resto arqueológico. Incluso el día en que la gencat tenga que apretarse el cinturón al no poder muñir más a la clase media, si peligran las subvenciones, habrá que entonar un doloroso murituri a la lengua de Pompeu Fabra. Una lengua subvencionada desaparece con rapidez cuando cesan las ayudas y las imposiciones.

9) ¿Es un drama el que una lengua minoritaria se contraiga cada vez más? No, es lo normal desde el momento en que sus defensores actúan de espaldas a la realidad de la sociedad catalana. Si en 1995 se hubiera tenido en cuenta la situación lingüística real de la sociedad catalana, nunca se hubiera aprobado la ley de inmersión lingüística. Pero se desconoció y se pensó que la gencat, combinando la mano izquierda, con el big stick, podía alterar el curso natural de las cosas: la lengua no la decide el Estado, ni mucho menos la autonomía, la deciden las familias, la decide la realidad sociológica, los nacimientos. Y la realidad es que las 300 familias cada vez tienen menos hijos y Cataluña, hoy está creciendo algo gracias a los hijos de los españoles que decidieron asentarse aquí desde hace más de un siglo y, mucho más a causa de la llegada de “nuevos catalanes” procedentes del Magreb y de las selvas africanas.

10) ¿Es doloroso el que una lengua minoritaria se contraiga cada día más? Si lo es. Pero estamos en el siglo XXI: la gencat tiene demasiados frentes abiertos, el doblado de películas en catalán, los streamings en catalán, internet con webs en catalán, los videojuegos en catalán, el rap, el scat, el hip-hop, la televisión en catalán, la radio en catalán, la edición de libros en catalán, la prensa convencional y electrónica en catalán, los deportes “catalanes”, la defensa de las tradiciones catalanas (castellers, grallers, las collas de dimonis), la enseñanza en catalán en todos los niveles, la reconstrucción de una historia de traca “catalana”… Y todo esto, no puede resolverse mediante subvenciones, decretos ministeriales negociados con el cleptómano de turno que gobierne en Madrid, órdenes perentorias de la gencat, chivatos y delatores lingüísticos, todos ellos regados generosamente con euros exprimidos al contribuyente catalán… Y no, no queremos decir que todo lo que se hace en catalán esté subvencionado: lo que está subvencionado son las actividades de los amigos de la gencat realizadas en catalán (lo que es muy diferente).


11) Durante el franquismo, el catalán sobrevivió por tres motivos:

- en primer lugar, porque es falso que estuviera prohibido, lo que no estaba es subvencionado (los escolapios me dieron clases de catalán a los 14 años, en 1966);

- en segundo lugar, porque era el habla natural de los catalanes en un tiempo en el que se respetaban las tradiciones y la historia no se había acelerado todavía;

- en tercer lugar, porque existía edición en catalán, semanarios y revistas culturales, incluso juveniles, algunas viables y otras que desaparecían según su calidad, su interés y el mercado cultural. El mercado era el mercado, incluso para la lengua.

Pero, desde el momento en el que el catalán se convirtió en la lengua de la Asamblea de Catalunya y de la “oposición democrática” y se elaboró el mito de que el catalán había sido prohibido durante el franquismo, que en una parte estaban los “fascistas” castellanoparlantes y “colaboracionistas” y en el otro la pura, límpida y cristalina “oposición democrática”, apareció la politización de la cuestión lingüística y una decantación que todavía hoy está en vigor.

12) Tanto el sanchismo como la gencat parecen hoy haber tomado en consideración la tesis de Macià, de que la gencat es el “gobierno de Cataluña”. Pero eso supone situarse en un espacio ambiguo que interesa sobre todo a los nacionalistas para hablar de tú a tú al Estado. Y no es eso lo que se votó ni en la constitución ni en el propio estatut: en 1977 se nos dijo que era necesario descentralizar el Estado. Y todos estuvimos de acuerdo. La gencat era, pues, un organismo en el que el Estado delegaba parte de sus competencias para generar una “administración de proximidad”. Y esto parecía justo. Luego resultó que la gencat pasó a ser un monstruo paquidérmico burocrático-administrativo, cuyo único interés consistía en “petar presupuesto” aun a costa de una deuda cada vez mayor, favoreciendo a los amigos del poder en las labores de “catalanización” de la sociedad. Desde Maragall se olvidó por completo que la gencat era un “organismo delegado” del Estado y que, por tanto, “lo delegado” seguía dependiendo del organismo que le había entregado la “delegación”, de la misma forma que el español era la lengua del Estado y éste y sus “delegaciones” debían de asegurar que lo conociera todo ciudadano, como un derecho adquirido y que acompaña a la “nacionalidad”. Se dio por sentado, inicialmente, que junto a la “nacionalidad española”, existía una “nacionalidad catalana” y que esto implicaba la existencia de una “nación catalana” (confundiendo “nación” y “nacionalidad”) de la que no hay rastro en la historia. Se invirtieron los términos y “lo delegado” pasó a imponer sus condiciones a la sociedad… hasta el punto ridículo de que Aznar “hablaba catalán en familia” y de que la rama catalana del PP fuera conscientemente demolida por el propio Aznar por exigencia de Pujol. Absurdos como este se convirtieron en el pan de cada día durante el zapaterismo (“aceptaré lo que decida el parlament de Cataluña”), que dieron lugar a la polémica sobre el “nou estatut” (cuando no había demanda social para una reforma que impuso ERC para entrar en el primer gobierno de Maragall) y a los lodos posteriores que todavía se prolongan hoy, con un tipo gris en Waterloo, viviendo del cuento y manteniendo un fantasmal “Consell de la República”, que no se sabe quién mantiene ni siquiera para qué se mantiene, en el que ya nadie cree, ni que sirve absolutamente para nada [hoy mismo el “catalanista mundialista”, Toni Comín, antiguo brazo derecho del extraviado de Waterloo, ha anunciado la formación de un “nuevo partido independentista” (y van…)].

13) En Cataluña se está produciendo una triple “fractura vertical” de la sociedad:

- de un lado, el tercio de “nous catalans” que aspiran, inicialmente, a la “doble legislación” para musulmanes y para “infieles”, paso previo a la imposición de la sharia;

- de otro lado el bloque nacionalista-socialista, mayoritariamente catalanoparlante y en el que la única preocupación de Illa es, hoy, ganar a cuadros del nacionalismo en paro, sin preocupar mucho a sus votantes; y aquí incluimos a Aliança Catalana que, antes o después, se convertirá en la fuerza hegemónica del nacionalismo (habrá que ver sobre qué novedades aporta en el terreno lingüístico, si variar la política seguida hasta ahora por la gencat, o aceptar el hecho consumado de que Cataluña es plurilingüe y que, a nivel de calle, no existe tensión lingüística).

- finalmente, el bloque españolista formado mayoritariamente por castellano-parlantes, reforzados por votantes llegados del cinturón industrial que hasta ahora votaban al PSC (salvo en el período en el que el PP estuvo dirigido en Cataluña por Vidal-Quadras) y que ahora se acercan a Vox, como durante un breve período convirtieron a Ciudadanos en el partido mayoritario en Cataluña.

14) La gencat repite algunas letanías que ocultan las realidades que sí percibe la calle:

- El “aquí no pasa nada”, el recurso al lamento permanente (“Espanya ens roba”, “Rosalía comete herejía al hacer cantar a los “escolanets en castellano”), el que todo lo malo ocurre al otro lado del Ebro (como está habituado La Vanguardia a “informar” desde los años del pujolismo),

- El mito del “oasis catalán” (cuando en realidad la cuna de las corruptelas de esta democracia se ha situado en Cataluña, tanto por su “3%” como por que aquí se produjeron los primeros casos de corrupción socialista en los 80 (Malesa, Filesa y TimeExport),

- La deliberada confusión entre la “Cataluña oficial” y la “Cataluña real”, la negativa a reconocer el fracaso de la “inmersión lingüística” (muy difícil de enmascarar a la vista de los resultados),

- El fracaso de muchas instituciones de la gencat que han hecho que, hoy, Cataluña, con su policía autonómica propia, con sus instituciones dedicadas al “habitatge”, sea la zona más castigada por la delincuencia y la que registra más casos de “okupación”.

- El creer que cuantos más medios de comunicación se expresen en catalán (ver la transformación de TV2 en otra “televisión catalana” y el 75% de los programas de TVE en Cataluña realizados en lengua catalana, que lejos de “ampliar” la audiencia en catalán tienden a restar audiencia a TV3, el 70% de cuyos espectadores se deslizan ya por el camino de la tercera edad, junto a drástico de audiencia juvenil), etc, etc.

El problema para la gencat es que un mal día, alguien puede proclamar que, no solamente Cataluña, hoy solo es “puntera” en okupacion, inmigración masiva y delincuencia sino que, en los demás rubros, no solamente está como el resto del Estado, sino mucho peor.

UNA RÁFAGA PARA VOLVER A LA NORMALIDAD

15) La sociedad catalana necesita “libertad”:

- libertad para elegir cómo quiere educar a sus hijos y la lengua que quiere hablar,

- libertad para tener hijos en lugar de para abortar o porque la política de la vivienda de la gencat, unido a la del Estado, es la peor política que impide a los jóvenes el objetivo de formar una familia;

- libertad para rotular como le dé la gana al empresario que se arriesga a abrir un negocio,

- libre concurrencia lingüística en todos los órdenes: el que quiera editar libros en catalán que lo haga bajo su responsabilidad, sin esperar que las bibliotecas públicas, compren la mayor parte de la edición (especialmente de algunas editoriales), el que quiera un periódico en catalán o en castellano o en bable, que se lo pague y que “dios reparta suerte”.

- dos líneas de educación y que ambas compitan en calidad de la enseñanza y en preparación de los alumnos surgidos de sus aulas.

- libertad de cátedra especialmente en materia lingüística.

- cero subsidios a ONGs de chivatos lingüísticos y a institutos especializados en reconstruir una historia de baratillo sin el más mínimo prestigio cultural.

- aplicación de la ley sobre “delitos de odio” a quienes azucen falsas polémicas lingüísticas y crispen la calle. Y esto último es importante para restituir la idea de “libertad”. No es asumible que sea imposible presentar un libro en castellano en cualquier universidad porque un grupo de últimos mohicanos indepes quiera imponer su voluntad de frustrados traducida en violencia y agresividad.

Todo esto para volver a la normalidad.

LA “LEYENDA NEGRA” CATALANA

Y si mañana aparece Dua Lipa por Monserrat y le paga a los “escolanets” para que canten en albanés, bienvenido sea. Eso hará recordar que los almogávares pasaron por aquel país y que ya se ha perdonado el recuerdo de la terrible “venganza catalana”.

Existe una leyenda negra que no se estudia en los libros de historia catalana y que ni siquiera interesa al Institut de Nova Historia de Catalunya Los que dicen que Santa Teresa, Colón o María Santísima era catalana y que el fondo de la Gioconda es, mire usted, Montserrat…:

- En Albania y otras zonas que formaron parte del imperio bizantino, todavía hoy se alude a la figura del Katalan, un guerrero sediento de sangre, para asustar a los niños balcánicos.

- La palabra "Katalan" en albanés significa monstruo.

- Si hoy, si un griego quiere maldecir se limita a decir: "Así te alcance la venganza de los catalanes".

- En Bulgaria las expresiones "Catalán" e "Hijo catalán" significan "hombre malvado, sin alma, torturador".

- En Tesalia la expresión "¡Eres un catalán!" era proferida como insulto hasta finales siglo XX.

- En la región del Parnaso se recogió el refrán: "Voy a huir de los turcos para caer en manos de los catalanes".

- En el Peloponeso, "catalana" era el peor insulto que se podía decir a una mujer: "Ah catalana, mil torcidos me has hecho".

- ¡Incluso los monjes del Monte Athos (corazón espiritual de Grecia, por cierto) llegaron a prohibir la entrada a ciudadanos catalanes hasta hace pocos años! (reproducido de la web Rutas de la Historia).

Harían bien las “casas regionales” catalanas (travestidas de “embajadas”) pagadas por la gencat, en combatir en esos países todas estas “leyendas negras” (o grises), especialmente si se mantiene la aspiración de que la lengua catalana sea reconocida como “lengua oficial europea”. Porque mientras Grecia, Bulgaria, o cualquier otro país balcánico de la UE no acepten que la historia es agua pasada, uno solo de estos paises puede vetar una decisión europea… Por el momento, y a la espera de que las “casas regionales” de la gencat asuman esta tarea, hay que reconocer que el “catalán en Europa” tiene un futuro más negro que el sobaco de un grillo.

En efecto, Soto Ivars tenía razón: “¡Pero que solos están los catalanes!” (esto es, los cruzados de la lengua).

 

CUANDO ROSALÍA HACE CANTAR A LOS “ESCOLANETS” DE MONTSERRAT EN ESPAÑOL (1 DE 2)

El exorcismo previo en estos casos en los que se habla de lengua, implica afirmar públicamente que quien escribe estas líneas desciende de un antiguo linaje catalán que arranca en el siglo XV cuando unos pastores roselloneses atravesaron los Pirineos y se establecieron en la comarca del Garraf. No tendría necesidad de demostrarlo, porque mi apellido habla por sí solo, pero debo hacerlo, necesariamente, para no ser cubierto con el sambenito de “charnego”. Formulado el exorcismo de rigor, ayer me hizo gracias ver un clip de youTube de Soto Ivars sobre Rosalía y el “sacrilegio” que supone el que los niños de la Escolanía de Montserrat cantarán en castellano. La letanía con la que Soto Ivars acompañaba sus ironías era “¡pero qué solos están los catalanes!”, adaptación -se me ocurre- de aquella rima de Becquer (creo que era la LXXIII) "¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!".

MONTSERRAT, EL CORAZÓN ESPIRITUAL DE CATALUÑA (QUE YA NO LO ES)

Servidor -segundo exorcismo- estuvo siempre muy cerca de Montserrat. El padre del vecino del 2º 2ª, mi amigo del alma en la infancia, era el fotógrafo oficial del monasterio en los tiempos del abad Escarré y el profesor de música de los Escolapios de Balmes, el “Mestre Coll”, era el director del coro de la abadía. Yo mismo no pasé la prueba para ser “escolanet” (des muy joven me acompaña una voz profunda y grave que no es lo que se espera de un “niño cantor). Para colmo, mi generación consideraba casi como una “prueba iniciática” ir desde la cruz de Pedralbes al Monasterio de Montserrat a pie. A los 13 años recorrí los 57 km que separaban ambos hitos y volví a hacerlo en varias ocasiones hasta los 19. Era una especie de fotocopia reducida de la “peregrinación a Compostela”, pero a la catalana. Uno empezaba a ser “hombre” cuando se habia comido ampollas y agujetas en la marcha hacia el monasterio. Sus “celdas” me han servido en muchas ocasiones de lugar de meditación e incluso de cursillos políticos inconfesables.

Para un catalán, Montserrat era (y digo “era” en pasado), el “corazón espiritual de Cataluña”. Como la Sagrada Familia de Gaudí, iniciada hace 125 como “templo expiatorio” y que cuando se termine el horroroso pórtico de la Gloria (actualmente sigue abierto el concurso para la elaboración de sus esculturas convocado en 2019; la peor opción es, sin duda, la de Xavier Barceló y la mejor la de Javier Martín. Siendo la tercera, Cristina Iglesias, una especie de estación ecléctica -o a mí me lo parece- entre Barceló y Subirats) de aquí a diez años, la ciudad será completamente diferente: Gaudí quiso hacer un templo (Unamuno lo calificó como la “obra de un loco”) para mayor gloria de una ciudad católica hasta las trancas, como era la Barcelona del último tercio del XIX y para que pudiera “expiar sus pecados de manera permanente”; pero hoy, Barcelona, ni tiene “corazón espiritual” sino un centro turístico en Montserrat, y es más bien una ciudad indiferentista religiosa, salvo alguna parroquia que salva el honor del catolicismo condal y, claro está, las 50 mezquitas diseminadas en su término municipal.

Los tiempos cambian, pero los mitos nacionales perseveran. En el imaginario colectivo de los nacionalistas, Montserrat sigue siendo el “corazón espiritual de Cataluña”, si bien ignoran por completo el significado de esa frase que, en realidad, quería decir, cuando fue enunciado en 1881, que la “Cataluña católica” tenía allí su punto de referencia. Pero hoy, Cataluña es cualquier cosa menos católica. Y es que hubo una contradicción entre la “Generalitat” instaurada por Macià durante los primeros pasos de la Segunda República, dominada por miembros de la entonces poderosa masonería y la fe católica. Tras Macià, Companys no puso reparos en que sus esbirros de la FAI asesinaran a 8.352 miembros del clero catalán… Y luego, cuando se restauró la institución en 1978, salvo en los primeros pasos titubeantes del primer Jordi Pujol, lo cierto es que todo lo que siguió a partir del “caso Banca Catalana” (1982), hasta nuestros días ha sido, literalmente, una orgía anticatólica a pesar de que todos los presidentes de la gencat en algún momento pasaran alguna velada turística en el Monasterio.

HAY NOTICIAS MUCHO PEORES QUE LOS ESCOLANETS CANTANDO EN ESPAÑOL

Lejos están los tiempos en donde el propio Ignacio de Loyola pasó por aquel lugar y se inspiró allí para crear sus ejercicios espirituales. O los tiempos en los que la vida monacal se dedicaba al estudio y a la investigación, tanto como a la oración y al ejercicio del ascetismo. Por eso, cuando el nacionalista ateo o, en el mejor de los casos, indiferentista, se hace el ofendido por que Rosalía haya hecho cantar en catalán a los “escolanets”, algo “intolerable y sacrílego”, no hay que ver en ello una maldad, sino más bien una muestra de la separación entre la “Cataluña oficial” (la de la gencat y sus medios de comunicación subsidiados),  y la “Cataluña real” (la de los tres tercios: un tercio que habla catalán, otro tercio que habla castellano y el último tercio, el de los “nuevos catalanes” que hablan cualquier cosa, menos catalán).

Y la peor noticia para los funcionarios de la gencat: el uso del catalán va descendiendo más y más por dos razones:

- La primera es que el grupo de “ocho apellidos catalanes” apenas tiene hijos y si los tiene, evita educarlos en escuelas públicas y los lleva a colegios extranjeros (este es el grupo de las “300 familias”, hoy de capa caída a pesar de su poder e influencia).

- La segunda, que los “nuevos españoles”, especialmente magrebíes y africanos, difícilmente va a hacer otra cosa con la lengua catalana que utilizarla en la ventanilla para pedir subvenciones. Para un musulmán, el árabe es la “lengua sagrada” en la que Alá comunicó el Corán a Mahoma, así que hay pocas esperanzas en que el “islam catalán” sustituya la bandera verde morube por la “estelada” (contrariamente a las esperanzas que se forjó ERC a través de Gómez-Rovira que confundía el inexistente “islam catalán” con “los islamistas residentes en Cataluña” que ni hablan catalán, ni a estas alturas, se espera que lo hagan).

Cataluña está cambiando aceleradamente y, hasta hace poco, los únicos que no lo percibían eran los nacionalistas: en su infinita ingenuidad creyeron que los musulmanes se iban a integrar fácilmente en la sociedad catalana, como habían hecho andaluces, gallegos y demás durante el franquismo, con solo darles unas migajas, alguna que otra frecuencia de radio y poco más. Solamente cuando ha aparecido el fenómeno Silvia Orriols, Aliança Catalana, se han dado cuenta del error que suponía competir para ver cual de las tres candidaturas indepes (Junts, ERC y CUP) colocaban en sus listas a más mujeres con el velo islámico.


EN CATALUÑA HOY ES NECESARIO HABLAR DE ALIANÇA CATALANA

La Orriols, como recordaba Soto Ivars, con una dicción catalana perfecta, un catalán auténtico y en absoluto tamizado por las directrices de “can fanga” (la autoridad barcelonesa de la gencat que ha sustituido al centralismo madrileño por el de plaça Sant Jaume), con un hablar parsimonioso, casi eclesial, no va a encontrar ninguna dificultad en asumir la representación de una forma de independentismo anclado en sus orígenes históricos (Macià), pero consciente de que la gencat y el Estado son responsables de haber traído a un tercio de “nuevos catalanes” de las zonas más islamizadas y más radicales del Magreb y de África.

Será por mi apellido y por el exorcismo previo, pero el mayor mérito que le encuentro a Silvia Orriols es, no solo su condena a la inmigración masiva y a la islamización creciente de Cataluña, sino su defensa de los valores que, efectivamente, han sido habituales entre la clase menestral catalana: honestidad, veracidad, hablar claro, de frente, no practicar la política del avestruz (habitual en la gencat) y defender sólidos valores morales.

Y sé, perfectamente, que su proyecto político de una Cataluña independiente es hoy menos viable que nunca y que se equivoca pensando que la solución a todos los problemas puede realizarse en Cataluña, sin contar con el resto del Estado. Opino justo lo contrario: que para resolver la cuestión de la okupación, de la “remigración”, no bastarán ni los “Mossos d’esquadra”, ni la propia sociedad catalana, sino que tendrán que recurrir a la cabra de la Legión y a todo lo que viene detrás a 160 pasos por minuto, chapiri en la testa y chopo en ristre.










martes, 11 de noviembre de 2025

EL NEGOCIO DEL SEXO COMO MADRE DE TODAS LAS CORRUPTELAS


Ayer mismo, Nacho Abad, presentador de En boca de todos, dijo a un periodista que investigaba los casos de corrupción del sanchismo, que se sentía superado, saturado y desbordado por todas las informaciones sobre los casos de corrupción. No es el único: de hecho, toda la población española, incluidos los votantes socialistas, experimentamos una sensación de que, noticias sobre “política” equivalen a noticias sobre “corrupción”. Y, en este tema, como en muchos otros, lo que cuentan, finalmente, son las desembocaduras: ¿cuántos años de cárcel se ha llevado éste o el otro? Y ¿quién los ha indultado? O si se prefiere, como en el caso de Pujol, ¿hasta cuando se va a retrasar la fecha del juicio para hacerla coincidir con la del fallecimiento? Para mí, el único dato que importa y la madre de todas las corruptelas es la relación de la pareja que dirige el país con el negocio de la prostitución. A partir de este dato, todo lo demás, es casi lógico y normal.

LOS PROSTÍBULOS COMO MEDIOS PARA 
OBTENER INFORMACIÓN Y CHANTAGE

Si alguien dudaba de que la historia del “período constitucional” es la “historia de la corrupción”, estamos en el momento en el que se le pueden disipar todas las dudas. Hoy mismo, se ha apuntado otra información importante y muy significativa que, por sí misma explica muchas cosas: La fontanera del PSOE alardeó en una reunión con un mando policial implicado en la trama Abalos, de que contaba con “material sensible” contra miembros de la UCO que procedía de un prostíbulo. La conversación, añade el periodista Alejandro Entrambasaguas, tuvo lugar en un bar de Leganés. Y el prostíbulo en cuestión es el club D’Angelo, situado en el paseo de la Castellana a escasos metros de una de las saunas de “Don Sabiniano”, el suegro del presidente del gobierno.

Si se mira en Google qué es el “Club D’Angelo”, aparece como un “club alternativo clásico” (¡!) abierto desde las 14:00 hasta altas horas de la madrugada. Algunas de las opiniones sobre el club son significativas: dice “Roberto Flores” hace un año “Es un sitio el cual hay que tener cuidado con las copas no dejarlas solas por lo que pueda pasar. Tengo mis dudas sobre este sitio y la complicidad de todo el mundo. Mucho cuidado, no lo recomiendo!!!!”. Otro, un tal “Pedro” escribió hace tres años: “El chico que nos atendió muy amable las chicas del montón y los precios completamente desorbitados”. Un consumidor de prostitución cuenta hace cinco años: “Las consumiciones son muy caras. Le pongo una nota baja, porque me siento estafado. Accedí a hablar con una colombiana (Pamela o Paola), y me dijo que por 350 no tenía límite de tiempo, etc. Voy a por la pasta, me acompaña al cajero. En plena faena me mete prisa porque se acaba el tiempo. Al poco incluso la llaman por teléfono. Eran 350 euros por una hora. Timadora”. Un inglés escribe en su lengua: “¡Evítalo! ¡Jamás entres aquí si no quieres que te roben! Bebidas carísimas, 60 euros cada una, y camareras feas y pesadas. ¡En serio! Hay sitios buenos en Madrid, ¿por qué iría alguien aquí? No tiene nada de elegante, es un timo para los pobres que no saben lo que hacen”. Y acto seguido, por la misma época, otro añade: “Mejor solo que mal acompañado” (testimonios incluidos en la web https://es.restaurantguru.com/Club-D-Angelo-Castellana-Madrid)

La sospecha de “Roberto Flores” de que algo era anormal en el club es significativa y demuestra que hay gente muy escamada por el personal que corre en estos lugares e, incluso, por las chicas que trabajan allí. Los precios, es unánime reconocerlo, son más que caros, carísimos.

La proximidad del D'Angelo a la sauna de “Don Sabiniano” da que pensar. Ciertamente D’Angelo no pertenece al suegro de Sánchez… pero está, prácticamente, en frente. Es más que probable que la fontanera del PSOE optara por echar balones fuera y no comprometer a “Don Sabiniano”, atribuyendo los datos obtenidos al prostíbulo que se encuentre al otro lado de la calle.

Y Castellana 180, no debía de ser mejor que D’Angelo. El Mundo y OK diario han publicado que los vecinos estaban muy molestos por los continuos ruidos, incidentes generados por borrachos, prostitutas drogadas, medio desnudas chillonas y escandalosas. Además, “Don Sabiniano” y su hermano “Conrado” habían engañado al ayuntamiento de Madrid. En 2003 el local fue precintado por decisión judicial tras “detectar discrepancias graves entre los planos presentados y la memoria descriptiva”. La discrepancia venía porque el ayuntamiento había dado licencia de “sauna con servicio de bar”, pero en los planos aparecían “cinco cabinas de masaje” como actividad principal… y ninguna sauna. Y, por supuesto, no se había declarado el local como lo que realmente era: un club de alterne abierto 23 horas.

Los Gómez camuflaban su negocio de prostíbulos con licencias deportivas y de hostelería. OK diario explica que, en uno de los prostíbulos, en el Hostal Kilómetro 80, propiedad del mismo “entorno familiar” resultaron condenados por delitos de coacción en un caso de trata de personas. Los líos judiciales fueron numerosos en todos estos locales.

Dejando aparte lo moralmente cuestionable de negocios de este tipo, lo absolutamente inasumible es que con parte de los beneficios de estos prostíbulos se pagara la campaña de Pedro Sánchez para recuperar la secretaría general del partido. Pero mucho más infamante es que ese mismo partido, los beneficiarios del negocio y buena parte de los protagonistas de los casos de corrupción actualmente abiertos, proclamaran a voz en grito -incluida la propia Begoña Gómez que, como se ha publicado, ¡iba a retirar el dinero de los prostíbulos!- su feminismo intransigente.

A esto puede añadirse una sospecha lógica: quien es propietario de un puticlub conoce a la clientela de su local: sus preferencias, sus gustos, incluso, si se nos apura, la medida de su pene… Por no hablar de que en casi todas las saunas se graba en vídeo la sala principal. Elementos de chantaje que pueden utilizarse, tanto para evitar dimisiones en las propias filas, como para presionar a individuos de los que se espera obtener un beneficio o, simplemente, para hundirlos. Quien tiene un puticlub tiene una máquina de acopio de informaciones “sensibles” (como decía “Leire la fontanera”). Y sería muy raro que el sanchismo no lo haya utilizado en beneficio propio.

NO ES UNA EXCEPCIÓN: ES UNA CONSTANTE EN FILAS SOCIALISTAS

Ahora bien, esto no es nuevo en los ambientes del PSOE. En la sucursal andaluza de esta sigla que protagonizó el caso de los ERE, buena parte de los implicados frecuentaban prostíbulos con cargo al presupuesto andaluz e incluso compraban cocaína pagada por el contribuyente y el tito Berni y su banda eran habituales de estos tugurios…

Por no recordar que Ana Balletbó, recientemente fallecida y cuyo nombre se recuerda porque estaba embaraza el 23-F y el teniente coronel Tejero le permitió abandonar el congreso en el que era diputada por el PSC-PSOE, tuvo como herencia los “meublés” de su padre (véase la tesis doctoral J.L. López-Galiacho, Oligopolio catalán en los medios de comunicación, Volumen I, pág. 217-224, que se encuentra en internet). Tres concretamente: el “meublé” de la calle Regás (que funciona desde los años 50, y lo sé porque, como alumno de los Escolapios de la calle Balmes, cada día veíamos en el recreo como el terrado de ese inmueble se cubría de sábanas puesta a secar y, puedo añadir, que con otro compañero decidimos “investigar” a los 12 años lo que se cocía allí, recibiendo un cubo de agua en la rampa de entrada de automóviles por parte del portero, celoso siempre de la intimidad del lugar…), el de La França, situado en las proximidades Montjuich (que conozco por haber vivido a escasos 50 metros durante un período de mi vida) y el “meublé” de San Vicente (en donde el autor de la tesis cuenta que servían “un mal cava catalán cuesta 5.000 pesetas”).

Para el que no esté habituado al término “meublé”, le diré que se trata de un espacio para tener relaciones sexuales situado cerca de bares de prostitución y en el que la intimidad y el anonimato quedan salvaguardados para parejas furtivas. No hay ni recibos, ni fiscalización posible. Y, por supuesto, una de las empresas de la fallecida Balletbó, Furaner SA, en la que también participa la ex presidenta del PSOE balear, Teresa Riera, tiene como “actividad social”, “la administración, dirección, explotación y creación de (…) clubes públicos y privados, así como cualesquiera otros servicios y prestaciones vinculadas al turismo, el ocio o la alimentación”. Otra de las empresas, Develcom 3 “gestionaba el gran sex-shop de las Ramblas”, el más grande de Barcelona.

¿POR QUÉ ESA RELACIÓN ENTRE PUTERÍO Y PSOE?

La relación del PSOE con el mundo de la prostitución y del sexo, no es casual, sino una constante en este etapa democrática, tanto como sus proclamas feministas.

Sin duda, esto se debe a que, a partir del fin de la era felipista, el PSOE -partido hecho para gestionar el poder- entró en un proceso de degradación interior que se acelero con la llegada de Zapatero a la secretaría general, alguien que carecía por completo de formación política y lo ignoraba todo sobre el “socialismo” e, incluso sobre la socialdemocracia. Su “formación” era tributaria, únicamente, del “progresismo buenista”, las ONGs, la UNESCO y poco más.

Desde entonces y, especialmente, desde la crisis económica de 2007-2011, los “creyentes” en el socialismo optaron por irse a sus casas y el partido quedó en manos de un grupo de arribistas, oportunistas sin escrúpulos, ambiciosos con deseo de hacer buenos negocios a la sombra de la administración, incluso psicópatas de manual y barrigas agradecidas dispuestos a cualquier cosa para seguir viviendo a costa del erario público. Cuando se producen estos fenómenos, la institución que los sufre, tiende a vaciarse de “gente normal”. Al cabo de un tiempo, queda solo, dueños por completo del terreno, la escoria más degenerada y corrupta.

El PSOE está apurándolo las últimas fases de este lamentable proceso. Y en esto, si que podemos decir que va “como un cohete”. Nunca en la historia de Europa se ha visto a un secretario general de un partido socialista y a la “primera dama”, tan directamente relacionados con aquello que condenan en su infinita hipocresía: prostitución, explotación sexual y negocios relacionados con el sexo. Esto, ya de por sí, muestra la catadura moral del presidente, su capacidad para la mentira, el doble lenguaje, la simulación y la hipocresía.

El resto, podía esperarse, a partir de este dato capital. No soy, desde luego, un moralista, pero quien aspira a dirigir una nación, quien pide los votos de los ciudadanos, quien exhibe un programa político, sí debe de serlo.

PORQUÉ ME NIEGO A CONOCER MÁS DETALLADAMENTE
LA CORRUPCIÓN SANCHISTA

Si se trata de alguien que no tiene reparos en dirigir a la población un doble discurso, en mentir con descaro, en ocultar negocios familiares, el promover a puestos dirigentes a individuos que ha conocido bien y cuya colaboración pasada solamente puede explicarse en términos de lucro futuro prometido, en negarse a dimitir -aunque sea, no ya en beneficio de su país, sino, incluso de su propio partido-, es alguien tan absolutamente rastrero y miserable en cuyas corruptelas, como Nacho Abad, no me interesa ni siquiera profundizar. Me basta con leer los titulares de prensa e incluso voy a renunciar a ello, convencido de que no me van a decir nada nuevo. Que investiguen periodistas, policías y jueces. Para mí -y espero que para el que lee estas líneas- a partir de la relación de la pareja de la Moncloa con los negocios moralmente más cuestionables, ya está todo dicho.

Cierro la persiana a todo lo que tiene que ver con la corrupción sanchista. Llueve sobre mojado. Solamente volverá a interesarme cuando los juzgados emitan sentencias en los procesos abiertos. Y recomendaría al lector que hiciera otro tanto. Cuando las cosas están demasiado claras, el lector de a pie no tiene la obligación de “profundizar”, eso es tarea de los periodistas y, mucho más de los servicios policiales y de los jueces. Si alguien debe “profundizar” son los votantes del PSOE. Que se enteren de a quien están apoyando.

No quiero volverme loco, ni siquiera pillar una úlcera al ver cómo una banda de desaprensivos están saqueando mi patria y ennegreciendo el futuro de mis hijos. 

Durante los años en los que se prolongó la guerra del Vietnam aprendí algo. Cada día, era muy joven entonces, miraba la prensa y me empapaba con los partes de guerra de unos y de otros, siempre contradictorios, siempre redactados de cara a la galería: que si los B-52 han destruido varios puentes del Vietcong, que si unidades del ejército norvietnamita se han infiltrado en el sur y planean una nueva ofensiva contra la base de Khe-Sanh… 

Y la guerra duró, cada día así, casi 10 años: de 1963 a 1975. Yo tenía entre 11 y 23 años. Casi puedo decir que aprendí a leer familiarizado con lo que ocurría en Vietnam. 

En realidad, hubiera podido ahorrarme todo aquel esfuerzo leyendo el titular en el que se anunció a principios de 1963 que JFK había enviado marines y el que se publicó el 30 de abril de 1975, con la entrada de los T-62 en Saigón. Todo el tiempo perdido en contabilizar los bombardeos de los B-52 y los ataques del Vietcong, todo lo que, a fin de cuentas, no eran nada más que informaciones interesadas y no siempre reales, me lo podía haber ahorrado con solo leer estos dos titulares. El resto valía poco. Tiempo perdido.

Y lo mismo puede decirse del sanchismo: con entender la relación de Sánchez y consorte con la prostitución, todo lo demás puede intuirse. El sujeto sin moral, busca a otros similares a él, para acompañarle en su aventura. No me interesan los detalles. No me producen morbo, ni satisfacción el conocer los entresijos y las miserias del equipo de gobierno. Volveré a leer informaciones sobre el PSOE solo después de que vayan saliendo las sentencias. Hoy, soy consciente de que la sigla PSOE es una sigla maldita desde los años de la Segunda República. Puedo decir que conozco la historia y que la gestión del PSOE desde entonces es injustificable y ya me extrañó el que en 1973 algunos pretendieran -con el dinero del SPD alemán- reconstruir el partido en lugar de fundar una sigla nueva que, por lo demás, había estado completamente ausente de España en los 40 años de gobierno de Franco. Iba a ser más de lo mismo. Y, aunque entre la primera generación de nuevos socialistas existieron hombres honrados, ya hemos descrito el proceso de degradación moral de esa sigla que ha ido reptando hasta 2025.

¿Habrá que reconocer, al final, que el gran mérito de Sánchez habrá sido hacer todo lo posible por hundir esa sigla? Incluso un reloj parado da la hora exacta dos veces al día…

 








jueves, 6 de noviembre de 2025

SITUACIÓN EXCEPCIONAL DE ESPAÑA Y SU REMEDIO (2 de 2) El olvidado concepto de “dictadura”


Sí, estamos hablando de la necesidad de una Dictadura para España. Y, antes de juzgar esta propuesta, vale la pena recordar los elementos indispensables a tener en cuenta:

  • Las Dictaduras siempre han sido el recurso legítimo y, en algunas ocasiones, incluso, legal, para sacar a un país de una sima que, de otra manera, un gobierno democrático, jamás habría podido sacar.
  • Las Dictaduras no son eternas: cuando han sido legisladas y reconocidas por un Estado, se han limitado a asumir el mando, resolver la crisis y ceder inmediatamente el poder a quien se lo había ofrecido.
  • Históricamente, una Dictadura no es una imposición tiránica, sino una etapa de reordenamiento, una especie de “reset”, querido y apoyado por la población consciente de que un gobierno democrático de cuatro años, sometido a inestabilidad y luchas partidistas, jamás de los jamases, logrará superar una situación de crisis, sino que sus acciones siempre se verán subordinadas a intereses partidistas.

El concepto romano de “Dictadura” y el griego de “tiranía”

Para evitar incurrir en ilegalidades y sin traspasar los límites de la libertad de expresión reconocida en nuestro ordenamiento jurídico, así como la ley de “memoria histórica”, nos vamos a limitar a exponer lo que entendemos por Dictadura y a insistir en el concepto romano de esta magistratura. Así pues, emprendamos una excursión por el mundo antiguo: el mundo de nuestros orígenes.

En efecto, es en Roma, en donde el concepto de “Dictadura” se separa completamente del que tenían los griegos: “tiranía”. Las diferencias son muchas y muy importantes.

La dictadura romana era una magistratura extraordinaria con poder para afrontar situaciones de riesgo excepcionales para la supervivencia del Estado. Estaba limitada temporalmente a un máximo de seis meses y se realizaba siempre bajo el control del Senado. En Roma recaía habitualmente en un militar. Éste asumía el poder de los cónsules y adoptaba las medidas urgentes par afrontar la crisis. Era uno de los cónsules el que, proponía al Senado que nombrara un dictador y éste lo elegía entre los miembros de la élite que consideraba más adecuado, otorgándole la autoridad suprema. Era, por tanto, una situación excepcional, pero, al mismo tiempo, legal.

La tiranía, por su parte, era una toma del poder ilegítima y contraria a las leyes. Su origen, precisamente, es “democrático” en el sentido de que trataba de apoyarse en el “pueblo” frente a la aristocracia. Tiranía y demagogia van frecuentemente de la mano: el tirano decía defender al “pueblo”, pero, en realidad, defendía sus propios intereses. Contrariamente a la Dictadura romana, la tiranía no tenía un límite temporal ni se sustentaba en ninguna ley. Se apoyaba únicamente en la fuerza.

Cincinato: del arado y el taparrabos, a la Dictadura

La figura del Dictador por excelencia está representado en la historia de Roma por Lucio Quincio Cincinato, patricio romano que ocupó ese cargo por orden del Senado y del que Catón hizo un arquetipo de virtudes cívicas, rectitud, honradez y austeridad que supo combinar con sus capacidades militares. El Senado recurrió a él cuando Roma debió afrontar la invasión de los ecuos y de los volscos. Cuando Cincinato recibió el encargo se encontraba arando la tierra y en apenas dieciséis días consiguió la victoria sobre los enemigos de Roma. Tras la victoria, a pesar de que hubiera podido prolongar su poder hasta seis meses, se despojó de la túnica orlada de púrpura y regresó a su arado. Todavía tuvo tiempo, a los 80 años, de ser nombrado Dictador por segunda vez para afrontar las maquinaciones de Espurio Melio quien intentó un golpe de Estado apoyándose en la plebe. Cincinato, de nuevo revestido por la toga purpurada, envió al jefe de la caballería romana para comunicar a Melio que Cincinato le llamaba. Huyó, reconociendo implícitamente su culpabilidad, siendo muerto por orden del Dictador: “muerto el perro, se acabó la rabia”…

También durante la Segunda Guerra Púnica, Roma eligió dictadores, una figura que estuvo presente desde los primeros tiempos de la República hasta las reformas de Sila y César. Precisamente, el asesinato de este último se debió a que se había proclamado “dictador perpetuo” y no volvió a restablecerse durante el Imperio. Antes que César, Sila ya había roto el límite temporal del ejercicio como dictador.

El primer dictador que consta en la Historia de Roma fue Tito Larcio en el 498 a.C. Nombrado por el Senado para resolver las querellas entre romanos y latinos. Resuelto el problema y antes de que expirara su mandato, dimitió. En aquellos primeros tiempos de la República se utilizaba indistintamente el título de “praetor maximus”, luego el de “magister populi” (que inmediatamente elegía a un “magister equitum”, jefe de la caballería romana cuya movilidad ayudaba a resolver el problema que debía afrontar la Dictadura rápidamente), equivalentes a “Dictador”.

Así se nombraba un Dictador

El trámite para nombrar Dictador era relativamente simple. El Senado debía autorizar a los dos cónsules a designar un Dictador. Si los dos cónsules estaban de acuerdo no había problema, se elegía a quien designaran. Si discrepaban, se echaba en suertes. La “comitia curiata” (asamblea de los organismos de poder y de representación en Roma) debía atribuirle el “imperium” (poder supremo de mando, militar y judicial, que poseían los magistrados) a través de una “lex curiata”.

En Roma se elegía un dictador en tres supuestos: cuando existía un peligro exterior o interior (“rei gerundae causa”, para que así se haga); para la celebración de elecciones cuando los cónsules, por algún motivo, no podían convocarlas (“comitiorum habendorum causa”) y cuando había aparecido una epidemia. Si estas tres fueron las causas más habituales, también aparecieron otras situaciones excepcionales: para sofocar una revuelta, para establecer un rito sagrado ante un presagio muy negativo; para investigar ciertas acciones (“quaestionibus exercendis”) sospechosas de ilegalidad o de corrupción

Un dictador podía ser destituido por el Senado de Roma si se consideraba que no había estado a la altura de la tarea encomendada. Desde el momento de su nombramiento el Dictador tenía derecho a la “sella curulis” (sentarse en una silla de tijera) y a revestirse con la “toga praetexta” (toga blanca con reborde púrpura).

Además de afrontar el mando del ejército y afrontar la tarea para la que había sido nombrado, el Dictador podía convocar el Senado de Roma y a las asambleas legislativas: él no podía elaborar leyes, pero sí aprobar decretos. Su poder se limitaba a resolver la situación excepcional por la que había sido llamado a ejercer la dictadura. Los dos cónsules seguían ejerciendo el poder en los asuntos “normales”.

Marco Furio Camilo, “el Segundo Fundador de Roma”

La persona que ejerció en más ocasiones le papel de Dictador fue Marco Furio Camilo, héroe de Roma, considerado como “Segundo Fundador de Roma”. Camilo ejerció en cinco ocasiones la Dictadura. Herido en el muslo durante la invasión de los volscos, obligó a retirarse a los atacantes.

Durante su primera dictadura aplastó la sublevación de la ciudad etrusca de Veyes. Debió afrontar la invasión de los galos de Breno después de que éstos tomaran Roma. Se negó a pagar el rescate que impuso Breno: “No es con oro, sino con hierro como se libera a la patria” y, acto seguido, derrotó a los galos siendo recibido en Roma como “alter romulus” y “pater Patriae”.

Posteriormente, nombrado por tercera vez Dictador, para afrontar a los tuscolanos. En la cuarta ocasión debió afrontar las reivindicaciones de los plebeyos frente a los patricios, resolviendo la situación con un compromiso entre las partes.

Finalmente, cuando tenía 80 años, fue nuevamente llamado para afrontar una nueva invasión de los galos, a los que derrotó fulminantemente.

En definitiva: durante los años de la República, la Dictadura fue un medio radical para salvaguardar la Constitución Romana y afrontar riesgos excepcionales.

 

Lo que va de ayer a hoy

Hasta aquí, ha hablado la Historia y ha expresado el porqué nos sentimos apegados a esta institución tal como era en la antigua Roma. Los problemas de Europa Occidental hoy no son diferentes de los que experimentó la República Romana: corruptelas de tiranos y demagogos, riesgos exteriores, enemigos internos. Y, precisamente por eso, no hay que pensar en que unas nuevas elecciones resolverán la situación: cuando se experimenta una sensación de riesgo inminente, no puede esperarse a que concluya el ciclo electoral, especialmente si la administración está paralizada -como lo está en este momento en España- preocupada sólo por asegurarse el futuro y por afrontar la judicialización de su gestión.

Ahora le pido al lector que repase lo escrito en la primera parte de este artículo y se plantee si es cierto o no que España está afrontando una “tormenta perfecta”. Creemos que, incluso los ciudadanos más inconscientes, por poco que piensen la hora en la que está atravesando España (y, por extensión, Europa Occidental) deberán convenir que “algo” no funciona y, por mucho que la legión de tertulianos amamantados por uno u otro partido, y el propio gobierno de izquierdas, echen balones fuera, lo cierto es que resulta difícil negar la excepcionalidad de nuestro tiempo.

Y, a situaciones excepcionales hacen falta medidas no menos excepcionales. En Roma sabían cómo hacer las cosas. De ahí que la institución de la Dictadura estuviera normalizada, contemplada y regularizada para afrontar situaciones de riesgo máximo.

La democracia española es débil e inestable.

Y es débil porque los dos partidos sobre los que descansa han sido los dos grandes protagonistas de los casos de corrupción en los últimos 40 años.

Es débil porque hoy ya no tienen ni la fuerza ni la confianza del electorado que tuvieron en 1978.

Es débil porque los grupos mediáticos y las fuerzas internacionales que facilitaron y encarrilaron la transición en España, o han desaparecido o se encuentran muy debilitados.

Es débil porque los problemas acumulados y no resueltos que se han ido generando y que, uno a uno, hubieran podido resolverse a medida que despuntaban, hoy constituyen un conjunto absolutamente irresoluble que amenaza nuestra existencia como nación e, incluso, nuestra propia vida individual. Ahora ya no hay salida por medios convencionales o reconocidos constitucionalmente.

Es cierto que la tendencia actual del electorado es a entregar su voto a opciones “populistas” que, sin duda, irán prosperando en los próximos años. Pero la doctrina del “cordón sanitario” constituye un obstáculo que todavía en España tardará entre dos y tres legislaturas en mantenerse: es demasiado tiempo y todo lo que sea esperar a 2040 o 2050 para resolver los problemas supondrá que ya no podrá hacerse pacíficamente, y es prácticamente seguro que será demasiado tarde para encontrar una solución.

Así pues, vale la pena empezar a pensar que, hoy por hoy, la constitución ya no es garantía de nada sino solo de un más de lo mismo, más de lo que hemos visto hasta ahora: mayor presión fiscal, más inmigración masiva, más luchas entre partidos, mayor pérdida de peso de España en Europa, más delincuencia, más toxicomanías, más corrupción, más demagogia y, para colmo, posibilidades, como estamos viviendo en estos momentos, de más TIRANÍA. Por que es de esa forma como podemos únicamente calificar al gobierno de Pedro Sánchez, dirigente de la sigla que perdió las elecciones de 2023 y que sigue en el gobierno, sin presupuestos por tercer año consecutivo, sin renunciar a presentarse como un “partido honesto” a pesar de que todos los informes de la UCO son suficientes para habilitar un módulo en Alcalá Meco exclusivo para miembros del gobierno, y que, para colmo, intenta diariamente, a través de los medios de comunicación públicos y del manejo de subsidios a los privados, modelar a la opinión pública para inmovilizarla y narcotizarla.

Obviamente, la constitución española no contempla la posibilidad de una Dictadura en el sentido que tuvo en la antigua Roma. Como tampoco contempla tantas posibilidades con las que el gobierno Sánchez se excusa para mantenerse en el poder (que si la figura de la “primera dama” no está regulada, que si no se contemplan las situaciones en las que el fiscal general debe dimitir, que si no existe rastro de artículo alguno que obligue a un gobierno a convocar elecciones anticipadas cuando no se ha aprobado la Ley de Presupuestos Generales, que si un ministro no es culpable hasta que no resulta condenado y vistos todos los recursos… y así sucesivamente). Muestras todas ellas de que la constitución de 1978 ya no sirve en tanto que permite que un tirano ejerza el poder con la mayor desvergüenza y arrastrándonos cada día un poco más hacia el abismo.

La invasión de los galos de Breno hizo entender a Roma que no hay que esperar al último momento para elegir un Dictador, sino que hay que movilizarse inmediatamente cuando se percibe que los galos se están moviendo… Por eso el Senado de Roma, advirtió que había nombrado dictador a Camilo demasiado tarde; en su quinta dictadura, ese mismo Senado le entregó el poder en el mismo momento en que los galos se disponían a cruzar la frontera de la República Romana. Y Lucio Furio Camilo, los venció en la misma frontera de la República. Esa es la actitud, ese es el camino que marca la tradición romana: nuestra tradición histórica.