lunes, 22 de diciembre de 2025

EL PROBLEMA DE LA OKUPACIÓN ESTÁ LIGADO A LA REPATRIACIÓN

Entendemos perfectamente el marronazo que le ha caído al ayuntamiento de Badalona con los okupas senegaleses albergados en el antiguo instituto B9 de esa ciudad. No son ni dos ni cuatro, son 400. Y si bien es cierto que, donde comen dos comen tres y que uno puede ser solidario hasta cierto punto (más allá del cual deja de ser solidario para convertirse en un auténtico gilipollas: el que se hace daño a sí mismo, según la RAE), no es menos cierto que donde comen dos, no pueden comer cuatrocientos. El problema no era solo el agravio comparativo de vecinos que llevan años viviendo en el barrio, que pagan alquileres o hipotecas y que no quieren nada más que vivir en paz. El verdadero problema es que ha resultado imposible convivir con okupas: en Badalona lo saben por experiencia.

El motivo que ha alegado el ayuntamiento para el desalojo es que el edificio amenazaba ruina. Parece que es así y que no ha existido sobreactuación en el consistorio. Podemos pensar lo que ocurriría si un ayuntamiento catalán, gobernado por el PP, sufriera el colapso de un edificio y murieran 200 o 300 senegaleses: habría manifestaciones “antirracistas” en toda España. Así que ha imperado el sentido común y el ayuntamiento ha decidido poner fin a una okupación peligrosa que duraba ya dos años y que había encolerizado a los vecinos.

Peleas frecuentes, un asesinato, tráfico de drogas, agresiones sexuales, colgados deambulando por las inmediaciones, robos, molestias de todo tipo a los vecinos… Lo raro es que no se hubiera desalojado antes el edificio y lo más raro aún que la responsabilidad recayera sobre el ayuntamiento, cuando en realidad el problema debería haber sido asumido por la gencat o por el propio Estado. Obviamente, ni Illa, ni el gobierno central han querido mezclarse en este feo asunto que ha demostrado algunas cosas palmarias:

1) No existe solución al problema de la okupación sin antes prever la cuestión de las repatriaciones (o, como se dice ahora, de la “remigración”).

2) Vaciar un inmueble que amenaza ruina es bueno, saludable y necesario, pero la parte negativa es que el problema se traslada a otros inmuebles o a otras poblaciones.

3) Dos años es tiempo más que suficiente como para que un ciudadano que trabaje pueda alquilar con otros amigos, un piso y vivir de forma saludable. Eso está ocurriendo en este mismo momento.

4) Si durante esos dos años han querido seguir viviendo como okupas, cobrando las ayudas públicas y realizando trabajo en negro (chatarra, trapicheo y poco más), merecen ser repatriados.

5) Es falso que los senegaleses no tengan donde ir: Senegal no está en guerra, los “refugiados” no lo son tales. Tienen un sitió donde ir: la tierra que les vio nacer. Deben volver a Senegal.

6) Hay dos derechos humanos que, sorprendentemente no están escritos en la declaración universal publicada por la ONU:

- El derecho a la seguridad, sin el cual ningún otro derecho es posible, derecho que tienen los vecinos de Badalona.

- El derecho a vivir en la tierra en la que uno ha nacido: es el de los senegaleses que vinieron aquí convencidos de que atamos los perros con longaniza, atraídos por la permisividad y la doctrina socialista de “cuantos más mejor que así la economía va como una moto”. Les engañaron y/o se engañaron. Ahora, disipado el equívoco: DEBEN VOLVER A EJERCER ESTE DERECHO EN SU TIERRA NATAL

7) Hay unos pocos badaloneses que ahora piensan en lo mal que lo estarán pasando los 400 senegaleses pasando la Navidad al raso… No es que tengamos el corazón duro o que seamos insensibles al sufrimiento ajeno; pero, a estos, les decimos que este problema ha estado latente DOS AÑOS y debería haberse solucionado antes. Si el desalojo ha tocado en invierno y en período navideño, mala suerte: dos años son suficientes para comprobar si en España hay perspectivas de trabajo honesto o la única perspectiva es vivir parasitando subsidios estando convencido de que “aquí se permite todo”. Y si en dos años un inmigrante no se ha integrado en el mercado laboral, debería volver por sí mismo a su país, aprovechando las ayudas a la remigración que ofrece el gobierno y agradeciéndole a la sociedad española el haberle dado una oportunidad

8) Los resultados electorales de Extremadura no dejan lugar a dudas: el tiempo de la “izquierda progresista” y del “pedrosanchismo”, empieza a quedar atrás. Dentro de poco será un doloroso y lamentable recuerdo y se tratará de paliar lo peor que ha traído y las deudas que ha dejado. Pero los 400.000 okupas que hay en este momento en España, en su inmensa mayoría inmigrantes, no podrán ser expulsados, si la reforma del Código Penal endureciendo las penas por okupación, no vienen acompañados el día antes por otro decreto acelerando la expulsión de ilegales. Y, francamente, no veo a Feijóo capaz ni de adoptar ninguna de las dos medidas, como no sea bajo la presión de Vox.








Silencio, la miniserie de Alejandro Casanova ¿cuánto se ha llevado crudo del ministerio de "cultura"?

1. Por qué dejé de ver series

Hasta hace dos años me interesaban las series de televisión. Y a ello dedique mi tiempo durante ocho años. Si abandoné después de haber realizado unas dos mil críticas de series (desde el inicio de la tele en los años 5º hasta 2023), fue porque la pérdida de calidad, en general, de estos productos había ido aumentando hasta hacerse insoportable. Primero decidí que iba a comentar y criticar todas las series que se iban estrenando -unas 50 al mes desde 2015-, luego opté por criticar solamente las que, por algún motivo, me habían llamado la atención. Finalmente, abandoné.

No es que los gustos hubieran cambiado: a los espectadores, en realidad, suelen gustarle los buenos productos, pero el binomio Netflix-Disney, literalmente, se los había cargado. Disney porque había optado por el wokismo y, desde esa perspectiva todas las series, sin excepción, resultaban decepcionantes, incluso, odiosas. Netflix, porque su monstruoso catálogo contiene miles y miles de productos para todos los gustos, aficiones, edades y niveles culturales… pero también aquí, el wokismo y la corrección política habían causado estragos. De cada 50 productos Netflix que se estrenan, como máximo, uno resulta aceptable. El resto es pura basura de la que ni vale la pena hablar, ni mucho menos visualizar. Y, el problema, es que, con el paso del tiempo, con solo ver la carátula de la serie, ya sabemos lo que nos vamos a encontrar.

El resto de streamings, salvo quizás AppleTV+, han ido decayendo: HBO hasta convertirse en una fotocopia reducida de Netflix, SkyShowTime espacia tanto sus contenidos con un mínimo de calidsd, que no justifican la suscripción, Filmin, de matrícula catalana (y, por tanto, española) ha visto como su catálogo dejaba de incorporar su plato fuerte, las miniseries inglesas, y caía en la banalidad mas aburrida. Amazon nunca ha tenido su streaming más que como una prolongación de su negocio de ventas on line y FlixOlé, plataforma que, en principio, era sobre cine español, ha terminado llenando su catálogo con productos absolutamente olvidables que suple con películas hollywoodienses más o menos famosas.

No soplan buenos tiempos para los streamings ni para el universo seriéfilo. Siguen haciéndose algunas series entretenidas, algunas no llegan nunca a los streamings que pueden verse en España. Otras pasan desapercibidas en un alud de productos mediocres, irrelevantes o francamente malos. Se tarda más en encontrar una buena serie, buceando por todos los catálogos de las plataformas, que en verla.

Les cuento cómo he terminado operando: en principio, me he dado de baja de todos, absolutamente de todas las plataformas. Con ello he conseguido ahorrar algo más de 100 euros al mes. Lo que no es poco. En segundo lugar, diariamente consulto FilmAfinity y el Calendario de Series de El País que, informan de los estrenos. Luego los busco en eMule o en algún Torrent y me evito el penoso tránsito por los catálogos buscando lo inencontrable. Hoy, gracias a las autopistas de la información, una serie de 45 minutos tarda entre 3 y 5 en poder “bajar” a tu disco duro. Y, si, visionado el primer capítulo de la serie, me decepciona, con pulsar “delete”, la borro para siempre de mi memoria y del disco duro de 16 Tb. Este sistema, de puro pirateo, en efecto, es a lo que me ha llevado la bajada en la calidad media de las series que se van estrenando desde hace tres o cuatro años. Hagan mejores series y volveré a pagar para verlas.

He considerado necesario advertir sobre esta falta de calidad que todos ustedes san podido constatar -a poco que hayan estado atentos- en el universo seriéfilo. De hecho, incluso las plataformas lo admiten, presentando series estrenadas hace ocho o diez años, como “productos recién incorporados”.

2. Eduardo Casanova nunca decepciona

Y ¿a qué viene todo esto?

Es muy sencillo, el 1 de diciembre pasado Movistar+ estrenó la serie Silencio. Tres episodios que, sumados, apenas dan para 58 minutos de proyección. La serie venia “avalada” por Eduardo Casanova y eso fue lo que más que llamó la atención. Sobre todo, la brevedad de la serie me indujo a verla. Si era mala, al menos, no perdería mucho tiempo y, por lo demás, del tal Casanova sabía solamente que había trabajado en alguna serie que en su tiempo tuvo cierta popularidad y que, después, le dio por ejercer la dirección. No había visto nada de él. Silencio se había estrenado en el Festival de Cine de Locarno. No es que fuera un gran aval, pero menos es nada.

Quedé horrorizado por los 58 minutos de serie. No se salva ni una escena, ni un minuto, ni siquiera una actuación. El guion es, literalmente, inenarrable. Con largas parrafadas con aspiraciones intelectuales, repletas de incoherencia y un mensaje que quizás, mejor elaborado, hubiera sido oportuno en los años 80, pero que ahora supone algo arqueológico y demodé. 

Lamento no poder encontrar ni un solo punto positivo a esta serie: guion pésimo, interpretaciones lamentables, maquillajes y caracterizaciones patéticas, incluso el sonido falla en alguna ocasión, la banda sonora floja, las ambientaciones como de festival de fin de curso de EGB. La serie se presenta como una “comedia de terror”: pero ni genera terror, ni mucho menos los pocos supuestos gags cómicos y frases que deberían suscitar una sonrisa, logran ni remotamente este efecto. Es raro -lo reconozco- encontrar una serie de la que no se salve nada, pero es que nada.

Lo peor, seguramente, es la inspiración: el director dice que siempre se ha interesado por el cine de terror… Bueno, en realidad, toda su inspiración es como una fotocopia reducida y borrosa del Drácula de Stoker de Coppola, preciosismo sanguinolento, una mala copia de la estética de aquella cinta, sin la más mínima imaginación.

Esa inspiración se traduce en un guion deslavazado que da poco margen de actuación al grupo de actrices -seguramente amigas del alma del director y que, en su maternal consideración, no tuvieron el valor ni de negar su colaboración en la película, ni de confesarle que, con ese guion, poco podían hacer. Actrices que, en otras películas y series han dado mucho mejor juego, en esta recitan el guion, en algún momento, con desgana. Ninguna de ellas es reconocible por la tonelada de maquillaje y la caracterización, lo que seguramente las animo a participar en la producción sin que su prestigio actoral quedara mermado. Evitamos dar sus nombres por aquello de no erosionar su carrera.

La ópera prima de Casanova, Pieles, recibió una mínima ayuda de 12.000 € del Ministerio para cubrir su participación en la Berlinale, mientras que su película La piedad recibió una subvención del ICAA de 317.570 €. Cabría añadir que Pieles, estrenada en 2017, fue vista por aproximadamente 14.700 espectadores en cines españoles y La piedad, estrenada en enero de 2023, tuvo una asistencia significativamente menor: en sus primeras dos semanas, la cifra total de asistentes ascendió a 2.400 personas, si bien algunos informes posteriores, tras varias semanas en cartelera, indicaron cifras aún más bajas para el total acumulado. Hay que destacar que La piedad tuvo un presupuesto de 934.000 € y el de Pieles ascendió a 1 millón €. Pocas veces la desproporción entre coste de producción e ingresos ha sido tan amplia.

Sobre Silencio, nadie, ni el ministerio de cultura, ni el director, ni Movistar+ han contestado a la pregunta sobre el monto total de las subvenciones que recibió la miniserie. Lo cual es, ya de por sí, significativo. Deliberadamente se oculta el coste de la producción y la subvención recibida. No puede extrañar si tenemos en cuenta la calidad del producto y su zafiedad absoluta.

Pero, lo cierto es que Silencio respondía a las orientaciones del ministerio de cultura dirigido por un “Sumar”, Ernest Urtasun: lenguaje inclusivo, wokismo, orientación LGTBIQ+, y poco más.

Eduardo Reina Valdehita, conocido artísticamente como “Eduardo Casanova”, lanzó hace unos años, en la Gala de los Goya un mensaje a Pedro Sánchez: «Al presidente del Gobierno le pedimos más dinero para hacer nuestras películas. Nuestras películas necesitan dinero público». Y, claro está, Sánchez, que no puede resistir la llamada de los “trabajadores de la cultura”, habrá regado esta producción con unos cuantos cientos de miles de euros. De hecho, si el ministerio fuera claro sobre el dinero que da al cine a fondo perdido, se evitarían especulaciones de todo tipo sobre el despilfarro.

A estar alturas parece demasiado evidente que el cine de Eduardo Casanova no interesa al público, ni siquiera al púbico gay. Ya hemos visto que la relación subvenciones – coste de la película – audiencia, tanto de Pieles como de La Piedad, figuran entre lo más lamentable del cine español de estos últimos años. Nunca tantos medios económicos obtuvieron resultados tan pobres de espectadores. Es significativo que Silencio se haya presentado como “miniserie” para evitar ser proyectada en salas de cine y que se supiera la audiencia real.

Casanova apareció en TVE en Revuelta para promocionar la serie. Cuentan que intentó dar un beso en la boca al presentador, mientras se oía a María León decir a modo de excusa “es que es muy tocón”. A esto se le llama “acoso”, ¿o es que el "acoso gay" es menos acoso? Por otra parte, aunque el VIH no se transmite a través de la saliva, Casanova, reconoció poco después que estaba afectado por este virus. De hecho, Silencio equipara el VIH a la peste negra de la Edad Media.

3. El VIH en el intríngulis de la trama

El hecho de que Casanova tenga VIH no es una gran tragedia para él: hoy no estamos en los años 80, cuando esto suponía una muerte, más o menos, segura. Hay fármacos que lo reducen al nivel de enfermedad crónica. Pero, si en los años 80 el VIH generaba una marginación social generalizada esto se debía a que la infección causada por este virus, al no tener entonces un remedio conocido, hacía que generara, en su etapa más avanzada, SIDA, cuando el sistema inmunológico ya estaba muy dañado. Y, precisamente por eso, fue un error la tendencia del mundo gay a “desdramatizar” el virus y la enfermedad: no faltó quien dijo que era un “invento del Vaticano” para evitar las relaciones sexuales.

Lo cierto es que la “marginación” de la que fueron objeto los portadores de VIH en la época, tenía su justificación por los efectos demoledores del SIDA. Peor todavía: lejos de tratarse de una "marginación" querida por el "poder", al afectar, inicialmente, al colectivo gay, ese "poder" no hizo lo que se debe hacer ante cualquier epidemia: aislar a los afectados y evitar que el contagio se amplíase. No se hizo, por razones, sobre todo, “ideológicas”. El resultado fue que se transmitió de los gays, a los toxicómanos, de los toxicómanos a las prostitutas y de las prostitutas a los heterosexuales y de estos al resto de la sociedad. Y de esto es de lo que podemos quejarnos hoy: la negligencia a aislar a los primeros afectados, supuso que, finalmente, afectara a toda la sociedad.

Copio de la IA de Google que me responde así a la pregunta de “¿es cierto que en los primeros momentos de expansión del VIH se asociaban al mundo gay?”

“Los primeros informes médicos en 1981 provinieron de ciudades estadounidenses como Los Ángeles, Nueva York y San Francisco, donde médicos descubrieron casos inusuales de neumonía por Pneumocystis carinii y sarcoma de Kaposi, un tipo raro de cáncer de piel, en hombres jóvenes que tenían relaciones sexuales con otros hombres.

Terminología médica inicial: Debido a que los primeros casos se concentraban en esta población, la comunidad médica inicialmente acuñó términos como GRID (Gay-Related Immune Deficiency o Inmunodeficiencia Relacionada con Homosexuales), "cáncer gay" o "peste rosa". Esto reforzó la percepción pública de que era una enfermedad exclusiva de los homosexuales.

Cultura sexual y propagación rápida: El virus se propagó rápidamente dentro de las comunidades gay en las grandes ciudades de Occidente, debido en parte a una "cultura del sexo" (incluyendo lugares como saunas gay, y aquí no sé por qué recuerdo a nuestro presidente de gobierno y a su yerno) que facilitaba un número elevado de parejas sexuales, en una época donde no se usaban preservativos con la misma regularidad para prevenir ITS (ya que el riesgo de embarazo no existía)”.

Hoy, no existe la menor duda de que el primer vector de propagación del VIH fue, aunque no les guste reconocerlo, el mundo gay, a partir del cual, como hemos dicho, el virus se fue extendiendo por toda la sociedad. Reconocerlo, no implica estigmatizar a un grupo concreto. Implicaba habilitar las necesarias barreras para contener el virus hasta que se encuentra un remedio para paliarlo. No se hizo así y la sociedad lo pagó caro.

Y ahora viene Eduardo Casanova y nos cuenta una historia de terror, incoherente, inextricable y confusa, en el que el VIH es comparado a la peste negra (que produjo en el siglo XIV entre 75 y 200 millones de personas en Eurasia). Y, por algún motivo, unas hermanas vampiras logran sobrevivir a la sequía de sangre humana limpia del virus de la peste. Esas mismas vampiras han logrado sobrevivir hasta la epidemia de SIDA de los años 80. Y hasta aquí nos atrevemos a resumir el argumento porque mas allá, todo es difícilmente comprensible.

Una muy mala, malísima miniserie. En realidad, el espectador puede sentir vergüenza ajena, tanto del director-guionista, como de las actrices que se han visto comprometidas en semejante bodrio.

4. Carta abierta a Eduardo Casanova

Vamos a darle algún consejo a Eduardo Casanova que, posiblemente, le pueda servir de algo para él y para su entorno de grupis:

Mira, Eduardo, el problema que tiene un gay que realiza mal su tarea y que se obstina en proclamarse gay una y mil veces, es que compromete a todo el colectivo gay. Han existido muchos directores gays y muchos más heteros con gustos raros, parafilias poco asumibles y demás. Así que, mejor fijarnos en lo que producen y no en sus gustos en la cama: y si nos atenemos a eso, tus producciones como ésta, no diré que sean malas, que lo son, sino que son inmaduras, poco elaboradas, interpretadas por amigos, amigas y “amigues” y de nulo valor cinematográfico.

Sí, yo solamente he visto Silencio, pero me atengo al fracaso de audiencia que ha precedido inevitablemente a tus películas anteriores; las comparo con su coste, y lamento que nos hayan resultado tan caras. Porque las hemos pagado con nuestros impuestos, no te olvides; un gobierno corrupto y corruptor te ha dado el dinero salido de un abusivo sistema fiscal, sin que nadie nos haya preguntado a "nosotros, el pueblo". El hecho de que un gobierno degenerado, nepotista y corrupto, te haya dado subvenciones y manos libres para que elaborases productos infumables como éste, aumenta todavía más lo desaprensivo de Sánchez y lo nefasto de su ministro Urtasun.

Y, tú creerás que te digo todo esto porque soy hétero, padre y abuelo; mira, puedo aceptar productos de directores homosexuales, incluso del “primer Almodóvar” (el de Matador, sin ir más lejos), cuando todavía hacía buen cine. No es por las inclinaciones sexuales de los directores por lo que juzgo un producto, sino por su calidad intrínseca y por el mensaje que transmiten. Y tu miniserie, no es sólo mediocre, sino peor que mala: infame.

A raíz de ver Silencio, me he preocupado por escarbar en youtube algunas entrevistas y declaraciones que has hecho. Te resumo la impresión que me he llevado (y, créeme porque, por mi edad, conozco suficientemente a la gente): te falta experiencia, eres muy inmaduro y lo que es peor todavía, opinas de cosas sobre las que apenas tienes idea, vas de oídas.... Recuerda: si quieres hablar en público y que el público acepte tus criterios o crea que vale la pena dialogar contigo, debes hablar solamente de aquello que entiendas y que conozcas bien. He sentido vergüenza ajena de algunas de tus declaraciones. No son propias de alguien que haya alcanzado la madurez intelectual y humana. Son más bien, cacareos habituales propios de un “enterao”. Y empiezas a ser mayorcito.

Ya no eres el “Fidel” de Aida, sino que tienes 34 tacos. Dentro de poco, cumplirás 40. Si a los 34 años, todavía no tienes opiniones maduras, o pisas el freno, o a los 40 solamente conseguirás seguir llamando la atención extremando tu vestuario, con el riesgo, eso sí, de ser una caricatura de ti mismo.

No estás preparado para ser director de cine, ni con VIH, ni sin VIH. Te lo repetiré una vez más: te falta madurez. Deberías leer más. Ver más cine. Estudiar los aspectos técnicos, la estructura de los guiones. ¿Es aburrido? Lo sé, pero es necesario y es el precio a pagar para triunfar. Tu crees que estás fuera del armario, pero te has metido en la peor de las ebanisterías posibles: están encerrado en el gueto de tus amigas, esas chicas, estériles y madrazas sin hijos que te consideran algo así como su retoño, su niñe al que deben darle la razón en todo, como "rey de la casa" que es.

Y otro consejo: aléjate de todo lo que altere tu percepción. Puedo equivocarme, pero en las escenas que vi de tu actuación en La Revuelta, estabas demasiado desmadrado y esa sensación volví a tenerla cuando comprobé incoherencias en otras entrevistas.

Existen sustancias que son muy malas compañeras. El que otros las consuman y puedan ejercer sus trabajos, no implica que esto se cumpla en todos los casos. Cada uno de nosotros tiene una respuesta diferente ante las drogas. Evita desmadrarte en público: ya no eres un crío. 

Y esto es todo lo que puede decirte. Te pediría, al final, que no nos castigues más con este tipo de series. Debes trabajarlas más, pulirlas, limarlas, abandonarlas si la idea no es buena, someterla a la consideración de gente neutral. No puedes lanzar otro bodrio de estas características pagado con dinero público. Busca crowdfunding, porque no creas que vas a vivir siempre de los impuestos que estamos pagando todos, ni de gobiernos formados por ineptos y corruptos que les da igual el patearse un dinero que deberían de administrar mejor. Te lo diré más claro: tu cine no merece ser subvencionado. Al menos, de momento: mejóralo y hazte merecedor de subsidios.

Resumiendo: deberías hacer un alto en el camino; para, medita sobre tu vida y tu trabajo. No tiendas a justificar las malas críticas como procedentes de heteros malvados, reprimidos y rencorosos. En el mundo gay tienes también detractores. A tu cine le falta calidad: procura aumentarla. A esto se reduce tu problema. No quieras hacer de una camisa gay un uniforme excéntrico para toda tu vida.

Tuyo afectísimo








Martillazo extremeño: HUNDIMIENTO DEL SANCHISMO, PATINAZO PEPERO, VICTORIA DE VOX

Este es, seguramente, el titular más oportuno que resume los resultados, por otra parte, esperados, de las elecciones extremeñas. Hace una semana nos preguntábamos en este mismo blog que los tres misterios de esta convocatoria eran: 1) Si el PP alcanzaba mayoría absoluta, 2) lo que se hundiría el PSOE y 3) lo que subiría Vox. Hoy conocemos la respuesta: PP se queda como está, el sanchismo se hunde y Vox da un paso decisivo en su larga marcha a La Moncloa. Vale la pena quedarse con estos datos, pero no está de más dar unos cuantos martillazos para afinar la visión:

1. El primer gran patinazo del PP

Contrariamente a lo que se ha dicho, María Guardiola actuó por su cuenta convocando elecciones anticipadas bajo su responsabilidad y sin consultar a nadie, justo cuando Feijóo valoraba convocar un “gran martes” al estilo USA, en varias comunicades autónomas. Como se sabe, la Guardiola nunca ha sido “militante auténtica” del PP: fue un producto de la “era Casado”, uno de esos “versos libres” que aparecen de tanto en tanto y que se endiosó al derrotar al socialismo extremeño en 2023. No piensa en términos “nacionales”, sino con una óptica personalista. Es y quiere aureolarse de una imagen de “derecha progresista y liberal, feminista y solidaria”. Feijóo la ha mantenido en la baronía por aquello de que, contribuye a “centrar” al PP y podría ser una interlocutora válida en el caso de que los pactos con Vox fueran difíciles a nivel nacional y hubiera que recurrir, en los próximos años, a lo que quede del PSOE para gobernar España. María Guardiola quería liberarse de la necesidad de contar con Vox para formar gobierno, dar rienda suelta a sus “políticas progresistas” y pensaba poder obtener mayoría absoluta. Se ha quedado como antes, con el premio de consolación de un diputado más y 9.000 votos menos. Ahora le será mucho más difícil gobernar: Vox le pondrá condiciones más onerosas.


2. Vox: la peor pesadilla de Feijóo hecha realidad

Porque si ayer hubo un vencedor, éste fue, con mucho Vox. La duda era si se confirmaría el prodigioso ascenso en intención de voto de esta formación. Convocadas las elecciones, la campaña pepera fue mucho más en contra de Vox que de la candidatura socialista que estaba derrotada desde el momento en le que Sánchez impuso como candidato al rostro más implicado en el nepotismo sanchista: Miguel Ángel Gallardo. El terror pepero es que Vox se le acerque excesivamente hasta hacer dudar a los electores de si es más “útil” votar al PP o a Vox: será entonces cuando se esté próximo al “sorpaso” y cuando el PP entre en el camino que está siguiendo el PSOE. Pues bien, estas elecciones han supuesto un gran paso adelante en esa dirección. El candidato de Vox Oscar Fernández Calle ha conseguido transmitir al electorado sensación de proximidad y honestidad, modestia y sinceridad. Las gentes del campo que reconocen como propios esos valores le han votado masivamente.

3. Gallardo: no es sólo el sanchismo el que se hunde, es la sigla PSOE

Aunque Sánchez prefiere actuar como si la cosa no fuera con él y centrarse en la difusión de fakes sobre sus “logros” como presidente y en transmitir un optimismo que su rostro ya no refleja, lo cierto es que a partir de hoy podemos empezar a hablar del “pos-sanchismo” con propiedad: No existe forma humana para salvar al sanchismo de los embrollos judiciales que le esperan en los próximos meses, ni para creer a los sociatas que ya están procesados, que un gobierno socialista les indultará. Los resultados de ayer demuestran que en uno o dos ciclos electorales más, la sigla PSOE puede desaparecer de la mayor parte de España, como ha ocurrido en otros países europeos. Las elecciones extremeñas (y la escalada electoral que se irá produciendo a medida que avance 2026) suponen un paso al frente en el entierro, no solo de Gallardo, sino del sanchismo y, con muchas posibilidades, del propio PSOE.

4. Unidos por Extremadura o la resurrección de Podemos

El hundimiento socialista ha hecho que una parte de los votos “de izquierda” hayan ido a parar a Unidos por Extremadura. Coalición en la que figuran Podemos, Izquierda Unida y Alianza Verde. En realidad, en sí misma, la coalición refleja todas las contradicciones de la extrema-izquierda. Por un lado, está presente IU que, a nivel nacional, forma parte de Sumar, mientras que Sumar está enemistado con Podemos… que figura integrado en la candidatura extremeña. Así pues, si bien parece lógico este trasvase de votos “de izquierda”, las propias características de estas dos formaciones las inhabilitan para jugar un papel serio y estable tanto en Extremadura como en el resto de España.

5. Aragón: próxima estación del vía crucis sanchista

Las cosas no terminan aquí. Las circunstancias en Aragón son muy parecidas a las que se han dado en Extremadura: la candidatura socialista está encabezada, acaso por la candidata más débil posible. Pilar Alegría en Aragón va a ocupar el papel de Gallardo en Extremadura. Su derrota está cantada: ni Gallardo llegaba al nivel de Fernández Vara, ni Alegría al de Javier Lambán. El vacío dejado por Lambán y Vara, ambos disidentes del sanchismo y ambos fallecidos en pocos meses, ni ha sido cubierto por Gallardo, ni lo será por Pilar Alegría. Incluso las simetrías electorales en ambas regiones son muy parecidas: en 2023, Vox obtuvo un 8’13% en Extremadura y un 11,25% en Aragón. El PP obtuvo en 2023 resultados muy similares (38,78% y 35,51% respectivamente) y ambos gobernaban apoyados por Vox. Es lícito suponer que, tras el éxito de Vox en Extremadura, éste generará también un “efecto contagio” en otras regiones.

6. El dontancredismo de Sánchez

Cuando hoy ha aparecido Sánchez ante las cámaras a las 8:30 daba la sensación de seguir en la inopia y negarse a entender lo que ocurrió ayer en Extremadura. Su alocución -realizada antes de que comenzara el sorteo de la lotería nacional- se ha limitado a anunciar el nombramiento de Elma Sáiz como nueva portavoz del gobierno y el de Milagros Tolón como ministra de Educación. Nada importante: meros estertores agónicos. Sobre Extremadura se ha limitado a reiterar su intención de prolongar su mandato hasta 2027… Pero es innegable que el resultado de ayer abre un nuevo frente de desgaste del sanchismo: el “frente interior”. La pérdida de poder territorial del PSOE es una evidencia desde la llegada de Sánchez y esto implica miles de afiliados y cargos que, a partir de ahora, vivirán del paro. El “discreto encanto de Sánchez” (propio de todos los psicópatas) se ha diluido por completo. Morirá matando. Pero desde los juzgados y desde las prisiones (véase la llamada de Koldo desde prisión a la redacción de OKdiario tras conocerse el resultado extremeño) terminarán crucificándolo. Ayer, ya resultó sorprendente que Gallardo en su primera intervención tras conocerse los resultados, diera un discurso incoherente plagado de tópicos repetidos con las mismas palabras en seis ocasiones… y no anunciara su dimisión. Si no lo ha hecho es por la orden de Sánchez: “aquí no dimite ni dios”. Pero ésta no es la opinión de las bases del partido. Su dimisión es cuestión de días. ¿Y la de Sánchez? El PSOE se enfrenta con obtener malos resultados si se convocasen hoy elecciones generales, pero mucho peores si se convocan en primavera o en otoño. Y, los socialistas deberán elegir entre prolongar la agonía, el desgaste y vivir de los presupuestos unos pocos meses más, o perder mucho más hasta que Sánchez ingrese en un hospital por desgaste físico, hasta que la Moncloa sea registrada por la UCO o hasta que se produzca la hecatombe final en 2027.

7. Las elecciones extremeñas en cifras:

Votantes: 639.251 (626.033 en 2023)

Participación: 62,7% en 202 (70,35% en 2023)

Votos válidos:  522.418 válidos, 19.233 nulos y en blanco (612.096 válidos, 22.658 nulos y en blanco en 2023

Hay que pensar que estos casi 100.000 ciudadanos que se han quedado en casa lo han hecho: por desinterés ante una consulta autonómica, por decepción con los dos grandes partidos o por inercia.

Resultados del PP: 228.300, 43,18%, 29 diputados (237.384, 38,78%, 28 diputados en 2023). Esto es, una pérdida de 9.084 votos, una subida de 4,40% y un diputado más)

Resultados del PSOE: 136.017 votos, 25,72%, 18 diputados (244.227 votos, 39’90% y 28 diputados en 2023)

Resultados de Vox: 89.360 votos, 16,90%, 11 diputados (49.798 votos, 8,13% y 5 diputados)

Resultados de UPE: 54.189 votos, 10,25% y 7 diputados (36.836 votos, 6,01% y 4 diputados en 2023)

Estas cifras plantean algunas incógnitas necesarias para redimensionar los resultados: por una parte, si bien ha ganado el PP, ha perdido 9.000 votos en bruto; Vox ha obtenido 40.000 votos más que en 2023, duplicando porcentaje y votos en bruto. Los socialistas han perdido 110.000 votos, una parte de los cuales ha ido a parar a la abstención, presumiblemente 18.000 a UPE, y un número que posteriores estudios demoscópicos indicarán de votos que se han trasvasado a Vox.

8. Así asumieron los resultados los distintos candidatos

Gallardo fue el primero en aparecer cariacontecido ante las cámaras: su discurso fue muy tosco. Los tertulianos de todas las cadenas no acudieron en su defensa. En realidad, se había visto la “talla” del candidato sanchista: un tipo gris, intelectualmente incapaz, poco dotado en todos los sentidos, un trepa enfrentado a la realidad de su triste derrota. En ningún momento habló de dimisión e, incluso, es posible que a esas alturas se hiciera eco de la consigna sanchista: “nunca dimitir”. Pero su destino está sellado: el olvido y la condena judicial que se le viene encima en el caso del “hermanísimo”.

Mas intensa fue la espera que debieron de sufrir los corresponsales presentes de María Guardiola que debía descender una alta y ancha escalera como si se tratara de una vedette de revista. Pasaban los minutos y la Guardiola no descendía: estaba esperando que, antes apareciese ante las cámaras, Oscar Fernández. Según lo que éste dijera, condicionaría su discurso. Finalmente, cerca de la medianoche descendió: el error fue que los pocos peperos presentes (superados en número por los periodistas) sobreactuaron en sus aplausos y cada frase de la Guardiola, por irrelevante que fuera, era acogida con una larga salva de aplausos (sonaban pocos en una sala atiborrada de periodistas). La alocución de la Guardiola se limitó a repetir: “el electorado ha sabido entender los logros de nuestro gobierno”, “yo hablo con todos” y “hemos ganado, gracias Extremadura”. El “hablo con todos”, incluía a Vox. Pero, la Guardiola eludía que esa es, hoy por hoy, su única posibilidad de gobernar. Solo que el precio que la va a poner Vox es mucho más alto que el que le podía antes de que cometiera el error de convocar apresuradamente elecciones para quedarse… igual, incluso más debilitada que antes.

Por su parte, Oscar Fernández volvió a transmitir esa sensación de proximidad de la que había hecho gala durante toda la campaña. Nada de triunfalismos: “sentido común, sólo sentido común para resolver los problemas de los extremeños”. En la misma dirección intervino José Antonio Fuster portavoz nacional de Vox. No quedaron claras las exigencias de Vox, pero es seguro que pedirán la presidencia de la Asamblea de Extremadura y el control de las consejerías que tengan que ver con el campo, con inmigración, con cultura y, seguramente, alguna más. La negociación (y la relación entre Guardiola y Feijóo en las próximas semanas) van a indicar muchas cosas: la fidelidad de Guardiola a su partido y a las consignas de su jefe, su mano izquierda a la hora de negociar, su realismo (o irrealismo propio de novata) político y, finalmente, despejar definitivamente, si Feijóo ha renunciado a su vieja idea del “PSOE como primera opción de pactos” y se hadado un baño de realismo: si el PP quiere gobernar alguna vez va a tener que contar con Vox y clarificar su discurso en muchas direcciones: Europa, Agenda 2030, inmigración… y no lo tiene fácil: o se desplaza hacia posiciones de Vox o Vox se lo come en una o dos legislaturas.

Para colmo, el gran misterio de la noche electoral, tras oír la declaración de Santiago Abascal, es si pedirá la cabeza de la Guardiola a Feijóo o le perdonará sus constantes ataques a Vox, neutralizando por completo su aspiración a convertirse -como se ha dicho estos días- en la “Irene Montero del PP”…

En anteriores crónicas en este mismo blog, hemos repetido: “La hora de Vox aún no ha llegado” y “La hora de Vox llegará el día en el que el PP fracase en el gobierno de la nación, por su eterna ambigüedad en los temas fundamentales”. Reiteramos esta postura, pero con una sola modificación: la hora de Vox se está aproximando cada vez más. Incluso es probable que, el “dominó electoral” de 2026 vaya aumentando las expectativas de Vox, dándole más poder territorial en Andalucía, Aragón y Castilla-León, mientras que el PP se achica más y más, “de victoria en victoria” hasta la derrota total.

Cuando, cada vez más, se repite la frase “sólo nos queda Vox”, es preciso recordar que ésta es la única gran opción política que le queda al electorado por experimentar. No está contagiada por la corrupción, ha abandonado aquella trayectoria errática de sus primeros años, asumiendo como propios los programas populistas que en este momento están configurando la única -y primera- alternativa al centro-derecha y al centro-izquierda, cree en lo que dice y hace lo que dice. Por tanto, el partido debe seguir así y cuidar el origen y el comportamiento de sus nuevos afiliados. Vox va a crecer como la espuma a partir de esta victoria: que con la espuma no entren los vicios que han corrompido a los grandes partidos.

 
 








miércoles, 17 de diciembre de 2025

NADA SERÁ IGUAL AL CONOCERSE LOS RESULTADOS DE EXTREMADURA (2) – TODOS LOS ESCENARIOS POSIBLES Y LA ÚLTIMA INFAMIA PARA MANTENERSE EN EL PODER


Gallardo ha sido la peor elección posible del PSOE para encabezar una lista electoral. Con él, el fracaso está asegurado. Va a ser el inicio de una retahíla de fracasos similares en Aragón, Castilla-León y posiblemente en Andalucía, golpes mortales al PSOE y al sanchismo. Su única posibilidad es recurrir al fraude electoral, a promesas mentirosas, compra de votos o a un hecho resonante que altere el cuadro: ¿un atentado? ¿el cuestionamiento de la monarquía? 


Elecciones extremeñas (3).

El mañana empieza en la noche del 21 de diciembre

Las hipótesis, pues, son tres:

- Victoria arrolladora del PP con mayoría absoluta de Guardiola

- Victoria del PP sin mayoría absoluta, con avance moderado y fuerte tirón de Vox

- Victoria del PP con caída moderada o debacle del socialismo

Cada uno de estos resultados tendrá una importancia inédita en el conjunto de la nación. Indicará una línea de tendencia que, posteriormente, se repetiría en las elecciones en Castilla-León, Aragón e, incluso, en Andalucía y quedaría, finalmente, revalidado en las elecciones generales, sea cuando sea que se convoquen.

A partir del recuento de votos del día 21, se abrirán distintas hipótesis. Solamente si las pérdidas socialistas son mínimas, Sánchez y Gallardo lograrán salvar los muebles. Y no parece que vaya a ser así. Si la caída de la candidatura extrema del PSOE es muy acusada, esa misma noche será la señal de salida para que el tándem formado por los medios de comunicación hasta ahora favorables al PSOE (PRISA y eldiario.es) inicien una campaña de promoción de la “futura líder del PSOE”.

Sí, estamos hablando de una mujer que tiene que cumplir distintas condiciones: la primera de todas ellas es que su figura no esté muy desprestigiada ante la opinión pública. Así pues, hay que descartar a todas las ministras que han formado parte de los gobiernos del sanchismo, incluidas dos de sus más próximas colaboradoras, Pilar Alegría (a la que le espera un próximo descalabro en Aragón, similar el que sucederá el domingo en Extremadura, y María Jesús Montero, hasta hace poco la mejor posicionada, pero a la que los últimos escándalos de corrupción permiten pensar que antes o después saldrá imputada en algunos de los procesos judiciales en curso. Así pues, hay que buscar a mujeres socialistas que han dejado huella en el PSOE y que han pertenecido a anteriores administraciones socialistas. Elena Valenciano, vicesecretaria del PSOE con Pérez Rubalcaba, presidenta hoy de la Fundación Mujeres, ex diputada europea del PSOE hasta la llegada del “sanchismo” y exdiputada del parlamento hasta 2014, es una de las que más aparecen en medios pidiendo el relevo de Sánchez. Durante el zapaterismo fue una de las dirigentes más conocidas. Su punto más negro es que siempre se mostró a favor de la llegada de más y más inmigrantes. Su feminismo y su reiterado protagonismo mediático en los últimos tiempos es, precisamente, lo que nos induce a pensar que es la que más posibilidades tiene de suceder a Sánchez.

En cualquier caso y sea como fuere, el día 21 por la noche, los problemas del presidente atrincherado en la Moncloa habrán aumentado. Y si la derrota socialista es superior a la esperada, le va a resultar muy difícil convencer a su partido de seguir manteniéndose en el poder e, incluso, va a colocar a sus socios independentistas y a Sumar, ante la tesitura de romper o acompañar a Sánchez en su caída, apareciendo como “cómplices necesarios” en el mantenimiento de su gobierno. De hecho, el problema de los indepes con el sanchismo es que ya no pueden exigirle más, ni arrancarle más concesiones que la independencia, algo que está fuera de su alcance…

Puestos a hacerlo saltar todo por los aires, que Felipe VI se ate los machos

Los psicópatas carecen de empatía. Egomaníacos, solo les interesa mirarse al espero para sentirse bien consigo mismo y con el mundo. Sánchez sufre un tipo de trastorno psicológico muy bien estudiado: el psicópata integrado. Es capaz de todo para alcanzar sus objetivos y hoy, el único objetivo que le interesa es seguir siendo presidente del gobierno español, no como un fin en si mismo, sino como medio para alcanzar un fin: lucrarse al máximo y evitar lo inevitable (el exilio o la cárcel).

Sánchez es uno de esos sujetos, habituales, por lo demás en la historia de España, a los que no les importaría dejar al país en situación de pre-guerra civil si ello le permitiera permanecer unos días más en el poder. Cada vez circulan con más frecuencia por las redes sociales alertas sobre los planes de Sánchez para permanecer en el poder: que si un fraude electoral masivo, que si la aparición de un golpe terrorista capaz de unir a los españoles en torno a su gobierno, que si un golpe de efecto que hiciera reales las encuestas del CIS… Casi todo esto no son más que especulaciones de gentes más o menos conspiranoicas, que, a la vista de la maldad psicopática intrínseca de Sánchez, tratan de ponerse en su pensamiento para prever que podría hacer para sobrevivir políticamente.

Hay que descartar algunas de estas hipótesis y centrarnos en la única que es real. Vamos a ello.

En primer lugar ¿un acto terrorista al estilo 11-M del que, veinte años después, se ignora casi todo lo esencial? Demasiado arriesgado. Además, atribuir otro atentado a los islamistas con los que Sánchez mantiene contactos privilegiados en Marruecos, implicaría empeorar su relación con Mohamed VI, aumentar la xenofobia y el anti-islamismo y favorecer, a la postre, el crecimiento de Vox. Además, las “operaciones encubiertas” de los fontaneros de La Moncloa se han demostrado catastróficas. El problema no es el número de asesores contratados por Sánchez, el problema es su ineficacia y la de su propio gobierno, la mediocridad de todo su gabinete ministerial, de sus cuadros regionales: puteros, vividores, 007 de saldo, acosadores, cleptómanos, falsificadores de títulos universitarios, etc. Cualquier “operación encubierta” realizada con este ganado se saldaría con sonoros fracasos. Aparte de que, hoy, en el PSOE y en los medios sanchistas o zapateristas nadie confía en nadie, todos graban a todos, y si aun no se ha producido una debacle de abandonos, “arrepentidos” y colaboradores con la justicia, se debe a que Sánchez se ha obstinado en demostrar por activa y por pasiva que, con sus medidas de reformas judiciales, las concesiones de indultos y el CIS, conseguirá eternizarse en el gobierno. Pero el día 21 por la noche, muchos comprobarán que el sanchismo electoralmente empieza a ser agua pasada y que nadie, absolutamente nadie, ni siquiera un fraude electoral masivo, logrará apuntalar al sanchismo en el poder.

¿Existen posibilidades de un fraude electoral masivo? Sánchez lo está intentando: su método habitual es conceder nacionalidad española a grupos sociales que se supone que le serán fieles en las elecciones. Los nietos de los exiliados republicanos (han salido cuatro millones hasta ahora, habiéndose resuelto favorablemente un millón de expedientes), los nietos de los brigadistas internacionales (solo 171 la han solicitado), los inmigrantes entrados ilegalmente en España que, al cabo de los 10 años puede solicitar la nacionalidad (de momento, a pesar de que las cifras oficiales son extremadamente opacas en este terreno, es seguro que, como mínimo se han naturalizado 1,5 millón de inmigrantes y como máximo 3 millones, cifras a las que hay que sumar los hijos de inmigrantes nacidos en España y, por tanto, españoles, que si han nacido antes de 2007 ya tendrían derecho al voto. Claro está que, además de todos estos contingentes que, en principio, serían favorables a votar al sanchismo, hay que añadir el número de funcionarios contratados convertidos en fijos, y muy especialmente el número de individuos que reciben subsidios, siempre proclives a votar a favor de quien se los haya concedido. En cualquier caso, se trataría de ampliar al máximo el censo electoral en una verdadera compra de votos. Legal, pero en absoluto legítimo, patriótico o moralmente aceptable.

En cuanto al “fraude electoral” propiamente dicho, solamente es susceptible de realizarse en pequeña escala, si bien unos pocos cientos de votos puede decantar un diputado a favor de una u otra opción. Hoy muy pocos dudan de que esta argucia ya se ha intentado. No en vano Leire Díaz, la fontanera oficial de La Moncloa, había sido alto cargo de correos en las anteriores elecciones generales y en las últimas elecciones europeas se registraron cientos de votos anómalos fuera de Cataluña que sirvieron para colocar a Puigdemont en el parlamento europeo. En las próximas elecciones, los ojos de los observadores van a estar puestos en el voto por correo y va a ser muy difícil realizar operaciones como estas de manipulación del voto.

Así pues, al sanchismo le queda solamente la “compra del voto” mediante promesas electorales imposibles de cumplir o bien que se olvidan en la misma noche del recuento de votos. En las anteriores elecciones generales, Sánchez se prodigó en todo tipo de promesas sobre construcción de viviendas. Nada se ha hecho en esta dirección, pero en su momento la operación “mentira” tuvo éxito. El problema es que estas mentiras no pueden realizarse indefinidamente y al mismo electorado. Defraudar una promesa electoral, implica generar odio y encono, agresividad y violencia en quien se ha sentido engañado al votar a una sigla para que luego, las promesas pasaran al baúl de los recuerdos. Así pues, el sanchismo tiene que ofrecer algo nuevo y original, que cuente con cierto consenso social, para evitar morir desangrado de votos. Lo comprobará el próximo 21 de diciembre por la noche.

Solo existe una posibilidad que todavía no haya ensayado: la ruptura con la monarquía y el impulso desde el poder a la idea republicana. Es una cuenta pendiente que Sánchez tiene con Felipe VI desde su cobarde e innoble huida, mientras el Rey aguantó el tipo y estuvo con los vecinos. La excusa puede fabricarse: un comentario de cualquier miembro de la familia real despreciativo hacia Sánchez; se daría así la sensación de que la monarquía de Felipe VI no es “neutral” y no es, por tanto, representativa de “todos los españoles”, sino solamente de la derecha. La publicación de las memorias de Juan Carlos I, no han hecho, desde luego, ningún bien a la monarquía; el caso Urdangarín y las relaciones de Juan Carlos I con buena parte de los casos de corrupción de los años 80, que pueden recordarse oportunamente, las sombras de la sospecha sobre la implicación real en el golpe del 23-F que nunca han terminado de disiparse del todo, los programas del corazón en los que ataca sistemáticamente a la monarquía (especialmente n youTube), el guerracivilismo del que ha hecho gala siempre el sanchismo y que puede ser activado de nuevo recordando la caída de la monarquía en 1931, todo ello, sumado, puede dar lugar a una campaña que termine de partir a este país en dos mitades: la republicana y la monárquica y desvíen la atención de los casos de corrupción, los escándalos sexuales protagonizados por el entorno de Sánchez, orientando a la opinión pública hacia el tema monarquía/república y planteando la posibilidad de una consulta popular sobre la monarquía.

¿Tendrá valor Pedro Sánchez para intentar esta penúltima infamia? Todo depende hasta qué punto haya llegado su locura y su deterioro físico-mental.

 

Un hombre desesperado para un país paralizado

Sánchez es hoy un hombre desesperado: no hay más que ver su cambio físico, su delgadez enfermiza, el que en la última comparecencia ante periodistas el pasado lunes, incluso su americana pareciera de una talla superior, su delgadez extrema, pérdida completa de masa muscular, rostro ajado, retocado y maquillado… es la imagen de alguien al que “algo” se le está comiendo por dentro: abuso de fármacos tranquilizantes, euforizantes (¿Prozac, Zoloft, Lexapro, Cipralex, Paxil, Citalopram?), benzodiacepinas para dormir, para despertarse medicamentos que aumenten los niveles de serotonina y noradrenalina, complementos vitamínicos, nada de todo lo cual logra borrar de su cerebro el miedo al futuro, alejar las más negras perspectivas, temer que un día salte ese nuevo escándalo que solo él y unos pocos conocen, ver menguando sus propias filas, saber que todos, absolutamente todos los que se acercan a él es por algún tipo de interés, comprobar que sus proyectos más suculentos (la reforma judicial) han embarrancado, los primeros reveses judiciales que aumentarán a lo largo de 2026, comprobar que, incluso dentro de la Internacional Socialista que preside, los dedos se le antojan huéspedes, etc, etc, etc, todo esto, literalmente, se lo está comiendo por dentro. No me gustaría estar en su piel, ni en la de su círculo más próximo que lo tiene que soportar.

El día 21, con toda seguridad, se producirá un nuevo golpe de tuerca a raíz del fracaso extremeño. Aumentarán las deserciones, las críticas internas, medios hasta ahora orientados a la izquierda y favorables al sanchismo, publicarán datos sobre corruptelas y agresores sexuales y cómo el poder sanchista dentro del PSOE ha bloqueado denuncias. Esos mismos medios se encargarán de aupar a la “lideresa” que sustituirá a Sánchez.

Esto se acaba. Por nuestra parte, damos por hecho que el sanchismo, por mucho que lo intente, lo tiene muy negro para evitar elecciones en primavera o en otoño. Todos los cálculos de tiempo resultan desfavorables para el sanchismo: a medida que vaya trascurriendo 2026, se habrán sucedido, como mínimo, tres derrotas regionales. Las deserciones habrán llegado al límite. Y es más que probable que Sumar rompa la coalición, amparado en la convicción de que puede mejorar resultados electorales, aunque deje de ser socio de gobierno.

Cabe parafrasear la frase de Shakespeare en su tragedia Julio César: “Los idus de 2026 han llegado, pero no han pasado”. Sánchez comerá el turrón de 2025 en La Moncloa, pero las posibilidades de que coma el de 2026 en el mismo palacio hay que excluirlas por completo. Es mucho más probable que lo coma en el exilio o en una cárcel.