lunes, 21 de febrero de 2022

AYUSO-CASADO, COMO “EPIFENÓMENO” (Crónicas desde mi retrete)

 

No me preocupa la actualidad: ni Putin va a invadir Ucrania, ni en la polémica Casado-Ayuso se dirime algo más que saber si hay inteligencia en el planeta Génova 10. Que tanta hojarasca no impidan ver los problemas reales. No nos olvidemos NUNCA que publicado en los “medios de desinformación” en primera página son, o bien noticias manipuladas, o bien son “epifenómenos” que encubren el origen de los problemas.

La polémica Ayuso-Casado como “epifenómeno”

¿Cuál es la noticia del día? La polémica Ayuso-Casado. Merece un pequeño comentario, porque, creo que los medios se están dejando muchas cosas en el tintero. Es importante, pero no por sí misma, sino porque del desenlace de la crisis, señalaría la posibilidad de que -maldición- el pedrosanchismo siguiera en el poder otra temporada. Por lo demás, la polémica demuestra lo inane y nulo de la clase política de nuestro país.

La noticia es un “epifenómeno”, esto es, un fenómeno que se da en la superficie. Como las ondas sísmicas que son el resultado de causas mucho más profundas.

Veamos, en primer lugar, la responsabilidad del PSOE. A nadie se le escapa que las informaciones que llegaron a calle Génova fueron enviadas por agentes del gobierno de Sánchez. Debían ser la carga de profundidad para evitar que, unas nuevas elecciones generales, supusieran el relevo en La Moncloa. Dado que ya nadie cree en las encuestas del CIS, ni en sus resultados pret a porter por el PSOE, y que los medios de comunicación del gobierno y próximos a él, están sometidos a una constante erosión (al defender lo indefendible), la única posibilidad de Sánchez para prolongar su mandato consiste en erosionar al contrincante. A fin de cuentas, el elector, desde hace décadas no vota “a favor de”, sino “en contra de”. Nadie suscita entusiasmos electorales, pero si enconos y desprecio. Se trata de estimularlo para erosionar al adversario y que vote, por simple rechazo a la propia sigla. Y eso es lo que ha hecho Moncloa.

Si en Génova existieran políticos dignos de tal nombre (no pido “estadistas”, una figura de “alta política” de la que la democracia española ha estado huérfana desde su fundación), al llegar las informaciones sobre los chanchulletes del hermano de la Ayuso, simplemente, se hubiera llamado a la interesada para pedirle, discretamente, explicaciones y, a partir de ahí, las cosas hubieran discurrido por otros derroteros. Pero Casado no reaccionó así, sino que prefirió que las cosas salieran a la superficie para realizar una carga brutal contra Ayuso. ¿Por qué? En primer lugar, por la falta de talla política y humana de los actuales dirigentes del PP, algo que, en realidad, ya estaba más que claro. Pero el segundo motivo es el importante y el que cuenta verdaderamente.

Polémica Ayuso-Casado: el “hipocentro” de la cuestión

Casado ha comprometido su futuro político con la “Agenda 2030” impuesta por el Foro Económico Mundial. Y, para eso, necesita prescindir de los “apestados”, esto es, de Vox. En cuanto a la Ayuso, su problema es más delicado: depende Vox para gobernar.

Así pues, todo se resume en una disputa de intereses personales que van íntimamente ligados a dos opciones: “O con Vox y contra la Agenda 2030” o “Contra Vox y a favor de la Agenda 2030”. Esto es, con Ayuso o con Casado. Este es el “epicentro” de la polémica, como los terremotos que tienen su origen en causas más profundas, situadas en el “hipocentro”, allí donde se producen las “fallas” que provocan los movimientos sísmicos.

El corazón de la polémica no es una comisión del 3% por la venta de unas mascarillas. La cuestión de fondo es si un partido como Vox, sospechoso de crecer enarbolando temas que van en dirección contraria a las propuestas de la “Agenda 2030”, puede insertarse en el gobierno de una nación de tamaño medio de la UE, con todo lo que ello implicaría: combinaciones de este tipo serían posibles en Francia y se abrirían también en Alemania.

El caso de Viktor Orban no sería una excepción en un pequeño país centroeuropeo, sino en otro de tamaño medio, situado en la periferia, pero, con peso en el seno de la UE (Aznar ya intentó, en su momento, hacer valer ese peso, para formar un eje con Polonia -país de dimensiones y estructura parecida a España- frente a la locomotora franco-alemana, pero su apoyo a Bush y a la entrada de Turquía en la UE desmerecieron este proyecto).

La pareja maldita: político y comisionista

Pues bien, el pedrosanchismo resalta que en el asunto Ayuso-Casado existe un “caso de corrupción” (y prefiere que sea Mas Madrid el que se queme en la polémica). Y estamos de acuerdo en que la actuación del hermano de Ayuso es intolerable: no solamente el gobierno ha ido cobrando IVA por las mascarillas “obligatorias” (que, en tanto que obligatorias, debería de haber distribuido gratuitamente el propio gobierno) durante dos años, sino que, además, “hermanos” y “cuñaos” espabilados, han ido cobrando comisiones en un caso de lo que se presentó como “emergencia nacional”.

En España -y en todos los países- se cobra comisiones por cualquier gestión y por cualquier movimiento económico. Pero no lo cobramos ni usted ni yo, lo cobra la élite y los que están en torno a esa élite. Si el ayuntamiento de Villabajo, por poner un ejemplo, envía 6.000 euros a una desconocida asociación gay de Guinea-Bissau (se han dado y se dan cientos de casos similares), cobra comisión el que firma la entrega, cobra comisión el que la recibe y, nadie, por lo demás, investiga el destino de los fondos. Cuando se entregan cursos de formación laboral a sindicatos o a empresas especializadas, la firma del contrato se sustancia devolviendo a quien a firmado la concesión del curso, un porcentaje del fondo entregado. Bajo mano, por supuesto. Cuando se firma un crédito internacional o una “ayuda al desarrollo”, se tarda más en negociar las comisiones de cada parte que el propio crédito.

El hecho de que nadie se sorprenda y que esto no sea noticia -salvo en casos determinados, quizás los menos justificados, como el asunto del AVA en Arabia, gestionada por el “rey emérito” que, en el fondo suponía, trabajo para una empresa española y tenía un alto valor añadido- no quiere decir que no sea una inmoralidad y que no suponga una ofensa para quienes viven de su trabajo.

La corrupción instalada en el corazón y en las células del sistema político

Mientras en España no se sea capaz de distinguir los problemas reales de los falsos problemas, el país seguirá en la vía de aumento de la carga fiscal para los que viven del trabajo con el fin de poder pagar ese sobrecosto en comisiones a todas las partes. Lo del hermano de Ayuso, entra tanto en el terreno de la corrupción como el de la inmoralidad. Así pues, el segundo elemento a destacar en la polémica Ayuso-Casado-Sánchez, es que la corrupción y la inmoralidad están instaladas en el corazón del sistema, son el propio sistema.

Este caso no debe hacernos olvidar que Ada Colau, en estos momentos está siendo investigada por corrupción, o que el marido de la directora general de la Guardia Civil está sometido a otra investigación. O que Francina Armengol, la presidencia socialista del gobierno balear, así como el marido de Mónica Oltra, vice de la comunidad valenciana, están siendo investigados por denuncias sobre las menores de ambos sexos “tutelados” y prostituidos en las dos comunidades. Sin olvidar las compras realizadas por Illa de millones de mascarillas inservibles y compradas a un precio mayor del que se vendían en el badulaque chino de la esquina, a las adjudicaciones a dedo del mismo ministerio y del mismo personaje a empresas barcelonesas que compraron vacunas contra la gripe, o cientos de contratos del Estado adjudicados a dedo y no precisamente al azar.

El problema es que, durante el felipismo, el pueblo español se habituó a las noticias sobre la corrupción de la clase política. Décadas y décadas de inoperancia judicial ante la corrupción, han hecho que hoy, el cobro de comisiones irregulares o de adjudicaciones a dedo ya no sean noticia, salvo que sirvan para alguna operación de demolición política.

¿Problemas reales? El generado por la delincuencia no está nada mal…

Ya nadie se pregunta por el origen de los problemas. Simplemente, los medios dejan que vayan fermentando durante años y un buen día, cuando ya resulta imposible seguir ocultándolo, aparecen en grandes titulares. Y entonces, ningún medio se preocupa cómo se ha llegado hasta ahí.

Hace una semana un chaval de origen sudamericano resultó muerto. Apenas tenía 15 años. Una verdadera tragedia, sino fuera porque, pocas horas después, alguien publicaba una foto del mismo chaval con un machete en la mano y actitud de utilizarlo contra no importa quién. Y, de repente, nos damos cuenta que aquel problema del que se habló fugazmente a principios del milenio, las “bandas latinas” (aunque mejor llamarlas “bandas étnicas”), se había instalado en nuestro territorio. El ayuntamiento de Barcelona decidió “negociar” con los Latin King, los subvencionó, les dio locales, y consiguió que, al menos, su cúpula viviera del cuento. Fracaso total, porque todo lo que no sean políticas decididas de aplastamiento de cualquier síntoma de introducir en España usos y costumbres propios del subdesarrollo más violento, fracasan.

Todo lo que no sea hablar al delincuente con el único lenguaje que conoce y aplicar actitudes expeditivas en unos cuantos casos, para ejemplificar, no da resultado. Si se hubiera detenido y expulsado a los primeros miembros de las “bandas étnicas”, en lugar de subvencionarlos y de practicar la política informativa del avestruz, hoy no tendríamos ese problema extendido a todos los grupos étnicos, en todas las provincias españolas.

Los gobiernos de las dos últimas décadas prefieren que todas las estadísticas sobre delincuencia pasen por la “cocina” antes de ser publicadas. Incluso, hay triunfalistas que dicen que baja la delincuencia… porque hay menos presos encarcelados. Pero esa no es la percepción que tiene el ciudadano de a pie, incluso el lector empedernido de medios de comunicación. Hace diez días la policía urbana de Barcelona declaró que el ¡80% de la delincuencia que opera en la ciudad es de origen extranjero! Ya es significativo que, desde 2004-5, los medios tengan la consigna de no mencionar el origen étnico de los delincuentes, no sea que se excite la “xenofobia y el racismo” (encomiable razón, desde luego, pero que evita que el ciudadano tenga una percepción directa del origen del problema

Problemas reales en cadena frente a falsos problemas y a polémicas superficiales

Así pues, ya tenemos dos problemas identificados: corrupción y delincuencia. Diría más, delincuencia ligada a la inmigración masiva y deliberadamente descontrolada. Me preocupan más esos problemas que las bombas atómicas de Putin, que jamás ha tenido intención de usar, o que la polémica Ayuso-Casado que solo confirma las miserias ya conocidas de nuestra clase política.

Podría extender estas líneas al problema económico insoluble, con una deuda impagable, una pérdida constante de poder adquisitivo de los salarios (por mucho que se eleven), al aumento de la burocracia del Estado, a la proliferación de ni-nis, al fracaso escolar, a la cada vez mayor excentricidad de los programas educativos, al adoctrinamiento en base a la “corrección política”, a la inviable globalización, a la disolución de la familia en beneficio de “nuevos modelos familiares” que ni han funcionado, ni funcionarán, a la destrucción de cualquier forma de identidad y a la creación de identidades sexuales ficticias, a la sobrepresencia de noticias sobre todo lo LGTBIQ+ en medios de comunicación, a los procesos de desintegración social que se están desarrollando, a la banalización de las drogas, a la mala calidad de los productos culturales o a la incongruencia global de un sistema político y de una constitución o de una vertebración del estado mediante autonomías, que solamente favorecen a la clase política y en absoluto al ciudadano… pero, mira por dónde, los medios los medios optan por centrarse en que ”mañana Putin se plantará en Kiev” y en que la inteligencia no es bien presente en Génova 10.

Lo siento, los problemas son otros y, en última instancia, lo que demuestra la primera página de los medios es que los medios deberían de llamarse de “desinformación”.