miércoles, 18 de agosto de 2021

Georges Valois y el Faisceau. Primera exportación del fascismo italiano (4 DE 4) - LA FUNDACIÓN DE LE FAISCEAU

 

En el primer número de Le Nouveau Siècle (25 de febrero de 1925) se publicó de manera destacada una declaración firmada por 28 personalidades (entre las que figuraban Jacques Arthuys, Serge André, René Benjamin, André Rousseaux, Henri Ghéon, Georges Suarez, Jérôme et Jean Tharaud, Henri Massis y, por supuesto Valois) en el que se afirmaba que “la victoria había sido robada a los ex combatientes” y se pedía: “Un jefe nacional, la fraternidad francesa, una nación organizada en sus familias, sus oficios y sus provincias, la fe religiosa dueña de sí misma y de sus obras; la justicia de todos y por encima de todos”. Más adelante se añadía que: “Trabajaremos para formar o reformar las legiones de la victoria, legiones de combatientes, de padres de familias, de productores, de ciudadanos”. Inicialmente, el llamamiento no era muy diferente a los que hasta ese momento habían lanzado desde Action Française o desde las Jeunesses Patriotes, pero unos meses después, el 11 de noviembre de 1925 en el mitin que tuvo lugar en la Sala Wagram y a la que asistieron 6.000 personas, Valois anunció la fundación de un movimiento nuevo, Le Faisceau que estaría dividido en cuatro secciones, Faisceau de los combatientes, Faisceau de los productores, Faisceau cívico y Faisceau de los jóvenes. Y aquí, si que existen unas similitudes próximas al fascismo italiano.

En los meses que mediaron entre la aparición del primer número de Le Nouveau Siècle y el lanzamiento de Le Faisceau, Valois había aprovechado para elogiar a Mussolini en su revista del cual dijo: “Es el movimiento a través del cual la Europa contemporánea tiende a la creación de un Estado moderno” y recalcando que se trataba de “movimientos nacionales”: “El fascismo italiano ha salvado a Italia empleando métodos acordes con el genio italiano, el fascismo francés empleará métodos conformes al genio francés”.

Las relaciones con Action Française se fueron agriando a partir de ese momento. No se trataba ya sólo de que Maurras pensara que Valois le estaba intentando hurtar financiadores (como vimos), sino que las orientaciones políticas entre ambos empezaban a ser distintas. Durante esos meses de 1925, Valois había seguido enviando artículos al semanario de Maurras que eran regularmente publicados. Tras la publicación de uno de ellos, Maurras escribió a Valois una larga carta en la que le recordaba que su último artículo sobre “las finanzas, la moneda y la economía” había causado malestar en algunas personalidades de la sociedad situadas en la órbita de Action Française. Maurras restaba importancia al papel de la burguesía en la constitución del régimen parlamentario y atribuía la responsabilidad a “los elementos protestantes, los judíos, los masones, los extranjeros”… Luego Maurras ironizaba mucho más de lo que Valois estaba dispuesto a soportar (“En Provenza le diría que usted ha cambiado una sardina por un atún”…) y, por su no estaba claro, terminaba certificando la ruptura: “En conciencia, tengo el deber de decirle que usted se equivoca y que esta política es errónea. Y yo no puedo admitirla en Action Française”.

En realidad, lo que se estaba produciendo eran dos fenómenos completamente diversos: uno de orden doctrinal (Valois acentuaba su énfasis sobre la responsabilidad de la burguesía en la decadencia de Francia, mientras que Maurras proseguía responsabilizando particularmente a fuerzas exteriores a Francia) y otra de orden personal (ambos rivalizaban por las mismas fuentes de financiación y Maurras terminó temiendo que Valois le restara medios). Para Valois, la ruptura con Maurras tuvo como resultado el que su movimiento se encontró de partida con una difícil situación financiera y siempre adoleció de una dramática falta de fondos que terminó con el diario, hizo peligrar la revista y limitó su actividad política. Sin embargo, tuvo la contrapartida positiva de que la población percibió en Valois un intento nuevo de ir mucho más allá de donde se había atrevido a ir Maurras, lo que facilitó que en un primer momento se adhirieran a sus filas un cierto número de sindicalistas y personalidades de izquierdas que siempre habían desconfiado de Action Française. El trabajo realizado por Valois durante los años del Cércle Proudhon parecía haber dado, finalmente, algún resultado.

Desde el principio, Le Faisceau hizo algo más que seguir la “vía italiana” adaptándola a Francia, la imitó en sus formas exteriores. Las “camisas azules” sustituyeron a los “camisas negras” mussolinianas, las formaciones paramilitares fueron comunes a ambos grupos, como el liderismo y el corporativismo. Todo esto fue suficiente como para que los miembros de Action Française empezaran a percibir a Valois como un “traidor”.

En diciembre de 1925, con la ruptura aún fresca, los Camelots du Roi (servicio de orden de Maurras) asaltaron un mitin de Le Faisceau al que siguió la respuesta en forma de raid sobre la sede de Action Française. A esto siguió una campaña de calumnias lanzada contra Valois. En las columnas del semanario de Maurras se le trató como confidente de la policía, se dijo que había robado los ficheros de Action Française, de estar a sueldo de un gobierno extranjero, de haberse apropiado de la Librairie National, de recibir fondos secretos… Valois no reaccionó a tiempo ante todas estas calumnias –porque a fin de cuentas se trataban de calumnias que no tenían absolutamente ninguna base real– y cuando lo hizo un año después presentando una demanda judicial, fue capaz de aportar un volumen de 600 páginas que reunían todo el material difamatorio.

El proceso fue penoso para ambas partes y la prensa le prestó una atención preferencial. Hoy los historiadores tienden a dar la razón a Valois: Maurras fue quien realmente le calumnió y ni siquiera en el cambio de titularidad de La Librairie National la razón parecía acompañarle. En realidad, Valois la había dirigido durante años y había transformado en una pujante empresa editorial algo que cuando llegó apenas tenía importancia. Los tribunales le dieron la razón y la dirección de Action Française hubo de pagar fuertes multas. Pero, cuando llegó la sentencia, Le Faisceau había atravesado su breve período de gloria, para empezar a decaer, el diario ya no existía y había recuperado su aparición semanal, previa a su desaparición en 1928. La victoria judicial no pudo acompañarse por una victoria política. Muchas cosas fallaban en el movimiento de Valois: el militarismo no parecía satisfacer a la sociedad francesa, su imagen parecía una copia demasiado servil del modelo italiano y era visto como un producto de importación. Y, para colmo, algunas de sus nuevas tomas de posición eran rechazadas incluso por sus propios partidarios, incluso por los llegados de la izquierda. La renuncia al antisemitismo, por ejemplo.

¿Cuántos afiliados llegó a tener Le Faisceau? Existe cierto misterio en torno a las cifras, el propio Valois hablará de 25.000 afiliados cifra que los historiadores consideran “plausible”. Más exagerada parece la tirada de Le Nouveau Siècle que Valois evaluó en 300.000 ejemplares. La tercera parte parece mucho más verosímil.

Dificultades insuperables

El profesor Sternhell resaltó el hecho de que “en términos de ideología, el Faisceau es un verdadero prototipo del fascismo. Lo mismo se aplica prácticamente al nivel de la acción política, salvo quizás en un área importante: el Faisceau no busca la violencia. Esto no significa que tema la pelea. Su servicio de orden no será constituido por lo demás más que en el momento en que resulta claro que los ataques y las provocaciones de Action Française no cesarán. Los Camelots, más que los comunistas, constituyen su adversario”. 

Realmente, en la historia de Le Faisceau solamente se produjo un enfrentamiento directo y de magnitudes importantes con la extrema–izquierda al celebrarse el gran mitin de Reims, el 27 junio de 1927. Cuatro mil comunistas se manifestaron en la plaza de la catedral cerca de donde tenía lugar la asamblea. El choque fue brutal, la policía se vio obligada a intervenir y los disturbios se extendieron por toda la ciudad hasta altas horas de la noche. En aquel momento, Le Faisceau consiguió movilizar 10.000 personas entre sus propios efectivos y los de las Asociaciones nacionales de ex combatientes y de las Jeunesses Patriotes. Antes, el 21 de febrero de 1926 había tenido lugar la reunión de Verdún, primera manifestación de masas del partido. En Verdún –lugar emblemático para los ex combatientes– se desarrolló un nuevo estilo de hacer política nunca antes visto en Francia: paradas militares, uniformidad de la militancia, puesta en escena fastuosa… el estilo mussoliniano en estado puro. El uniforme del partido era la camisa azul oscura con corbata azul, sombrero de fieltro gris con cinta negra y bastón. “La insignia –explica Sternhell en Ne destra, ne sinistrade la organización debe ser siempre llevado a la vista, mientras el uniforme debe ser sólo utilizado en reuniones, asambleas y concentraciones”.

A pesar de esta deliberada similitud en relación al fascismo italiano todavía se discute hoy si existieron relaciones directas entre Mussolini y Valois. Si existieron, en enero de 1928 ya se habrían enfriado; en efecto, en esa fecha Valois acusaba al fascismo italiano de “haber abandonado su origen social y revolucionario y transformarse en reaccionario”. Sternhell reconoce que todos los esfuerzos de los Renseignements Généraux para confirmar las denuncias de colusión entre los dos fascismos, lanzados desde la izquierda, acabaron en vía muerta. En su exhaustiva investigación en los archivos policiales, menciona solamente una nota de servicio de la Prefectura de Policía de París, fechada el 21 de noviembre de 1925, en la que el duque de Camastra, vice–presidente del fascio italiano de París, se cita como uno de los subvencionadores de Nouveau Siècle. Sin embargo, esta información no era valorada como “segura” por los servicios del Ministerio del Interior que seguían opinando que no había evidencias de que el gobierno italiano hubiera apoyado la propaganda del movimiento francés. La abundancia de documentación encontrada por Sternhell en los archivos policiales franceses indica que desde el inicio de su actividad, Le Faisceau fue estrechamente vigilado por la policía: “Desde el principio, cualquier hecho mínimo y los gestos de sus activistas son seguidos, catalogados, y una importante red de informadores es puesta en marcha. Las precauciones tomadas son considerables. Hoy parecen desproporcionadas, teniendo en cuenta la importancia real del Faisceau. Sin embargo, parece que en aquel momento se pensara lo contrario. Así, a finales de noviembre de 1925, el ministro del Interior pedirá expresamente al gobernador militar de París triplicar los servicios de intervención telefónica en el departamento del Sena”.

Cuando se inicia 1926, Valois está pletórico de ideas y de proyectos ara potenciar su movimiento. Ha celebrado una tercera gran concentración en Meaux y de allí ha salido la idea de lanzar una revista doctrinal de propaganda que elaborara y difundiera las ideas del movimiento. Sin embargo, los escasos medios con los que cuenta Valois impiden desarrollar este y otros proyectos. A finales de ese año la llegada al poder de Poincaré asesta un duro golpe a Le Faisceau. Si el partido de Valois había nacido bajo un gobierno de izquierdas (1924–1926) encontró inicialmente una fácil financiación era porque se consideraba que podía movilizar masas obreras contra la izquierda. Sin embargo, cuando a finales de 1926 vuelve al poder Raymond Poincaré al frente de un “gobierno de unidad” y centrado en la política de austeridad financiera y devaluaciones que durará hasta 1929, el sistema ha resuelto su crisis sin necesidad de movilizar a Le Faisceau en la calle, así que… ¿para qué seguir apoyándolo? En 1928, Valois en su obra L’Homme contre l’argent, escribirá: “Con Poincaré en el poder, nos convertíamos en mucho más vulnerables. Perdimos este espeso colchón de simpatías que nos valía nuestra función de defensor del franco”.

Sternhell realiza un juicio de conjunto sobre la experiencia de Le Faisceau: Fue, pues, una razón ajena al movimiento –la mejora de la situación financiera en el país– la que precipitó la caída del Faisceau. De hecho, el Faisceau tuvo en contra suya haber querido asentarse en un momento en el que Francia estaba consiguiendo, con mucho esfuerzo ciertamente, salir de la crisis monetaria y financiera. Tenía en su contra el hecho de que, durante su existencia, la inflación y el desempleo, así como el temor a la revolución comunista –el otro elemento del dualismo que ha favorecido generalmente el nacimiento y el éxito de los demás partidos fascistas en Europa– no han alcanzado nunca en Francia apoyos favorables. Todos los movimientos fascistas franceses que le sigan conocerán la misma situación”.

En el Congreso de enero de 1927 en la rue d’Aguesseau, los contrarios a Valois organizaron la disidencia. Y eran muchos: a la derecha se encontraba Bucard (que luego fundaría el Partido Francista, seguramente la opción de extrema–derecha más similar al fascismo italiano) que le acusa de traicionar el espíritu de los combatientes. Frente a él y por la izquierda está Philipe Lamour que denuncia el proyecto de Valois como un intento de “constituir un cuerpo auxiliar para la defensa de los poderosos”.

A partir de ese momento, el dinero empieza a escasear, proliferan las escisiones y las fugas, desaparecen los apoyos económicos, se pierden viejos militantes y no aparecen reemplazos. Incluso el partido se va fragmentando; Sternhell hace un resumen de las salidas: “en diciembre abandona el delegado general de Humières, Lapérouse, el Dr. Thierry de Martel, presidente del gremio de los médicos, hijo del célebre escritor nacionalistas Gyp, y finalmente el joyero Brunet que, algún tiempo antes, había entregado grandes sumas al movimiento. En enero de 1927, es el turno de Barral y Pierre Dumas, vicepresidente de las corporaciones. En febrero, el estado mayor también comenzó a romperse: los millonarios de Franz Van den Broeck d’Obrenan y Serge André serán los primeros en salir. Para estos hombres, el movimiento está condenado, la operación de rescate del franco ha marcado su final. Durante este período ya no se ve a Philippe Lamour, que finalmente será expulsado en marzo de 1928. En agosto de 1927, Pierre Darras, el presidente de una de las corporaciones, que había intentado poner en marcha un sindicato “amarillo”, también renunciará. El Faisceau, a partir de entonces, habrá perdido la casi totalidad de sus efectivos”.

Valois es consciente de que la experiencia de La Faisceau ha concluido, a pesar de que las ideas que inspiraron al movimiento sigan siendo válidas, pero ya no pueden hacerse solidarias del movimiento fascista italiano. En 1928 iniciará su retorno a la izquierda convencional y cuando prácticamente Le Faisceau haya desaparecido, fundará el 0 de junio de 1928, el Partido Republicano Sindicalista,  en el que participarán algunos antiguos miembros de Le Faisceau y unas pocas nuevas captaciones: Charles Albert (antiguo anarquista), Jacques Arthuys, Hubert Bourgin, René Capitant (que tras la guerra pasará al gaullismo). Inicialmente se sumaron algunos “fascistas franceses” pero pronto percibieron que la orientación del partido era de izquierdas e incluso antifascista. No es raro que muchos de sus miembros pasaran a la resistencia tras la ocupación alemana.

El órgano del nuevo partido fueron los Cahiers Bleus que aparecieron entre el 15 de agosto de 1928 y el 23 de mayo de 1932, en total 119 números de una revista quincenal cuyo subtítulo era: “Por la república sindical: órgano de cultural general y de organización”. Tanto el movimiento como la revista intentaban desarrollar un nuevo modelo económico basado en el corporativismo y en el sindicalismo. Entre los colaboradores se encontraban gentes tan diversas como Edouard Berth, Marcel Déat, Bertrand de Jouvenel y Pierre Mendès France, el dirigente stalinista italiano Pietro Nenni y el mismísimo Pierre Drieu la Rochelle, Doriot y Paul Marion que será nombrado ministro del gobierno de Vichy por el mariscal Petain durante la ocupación..

El último núcleo específicamente fascista terminó también escindiéndose a principios de 1928 y formando el Partido Fascista Revolucionario, animado por el doctor Winter y que contó con el apoyo y la militancia de Philipe Lamour y del Fascio Universitario que presidía, Maurice de Barral y Edouard d’Eaubonne. Sin embargo, el impulso inicial hacía mucho tiempo que se había perdido y ni el partido ni su semanario La Révolution fasciste, tuvieron el más mínimo eco en la sociedad francesa.

Valois después de Le Faisceau

Hacia 1931, Valois había sido requerido por Albert Thomas para colaborar en la redacción de la Nueva Enciclopedia que debía revolucionar la cultura de los años 30. Thomas, desde muy joven militante sindicalista y cooperativista, había trabajado durante la guerra mundial en la organización de la producción bélica, tenía conocimientos de economía que aplicó brillantemente en la materia. Fue diputado socialista y ocupó distintos cargos de responsabilidad durante el conflicto. Realizó encargos del gobierno francés en Rusia durante el período revolucionario. Participó en la organización de varias conferencias internacionales sindicalistas y socialistas y fue uno de los fundadores de la Organización Internacional del Trabajo del que fue primer presidente. En 1931 aspiraba a elaborar una “enciclopedia” centrada en el movimiento obrero, cuestiones de economía y sindicalismo y temáticas sociales. Desgraciadamente para Valois, el proyecto no tendrá continuación tras la muerte prematura de Thomas el año siguiente.

En 1934 Valois participará en la creación de la revista Nouvel Âge que se convertirá en diario poco después. El diario había sido fundado en 1930 por Henry Poulaille un promotor anarco–sindicalista de cultura proletaria. Valois lo conocía desde que había publicado algunos de sus textos en La Librairie Nationale. Nouvel Âge se subtitulaba “revista de cultura y de organización para la edificación de una economía distributiva en un mundo sin guerra y sin clases por la Comuna y la libertad humana”… En 1934, Valois se incorporó a la dirección de la revista que seguiría apareciendo bajo su dirección hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En 1935 pide el ingreso en la SFIO apadrinado por Marceau Pivert que será rechazada.

Durante ese período no quedaba ya nada del “Valois miembro de Action Française”, ni siquiera del más reciente “Valois jefe de Le Faisceau”. Su evolución hacia la izquierda había sido prodigiosa y se operaba a velocidad acelerada hasta el punto de que puede decirse que de haber vivido la revolución de mayo del 68, lo más probable es que hubiera militado en alguna organización anarquista e incluso en la CNT francesa. Cuando estalló la guerra civil española, Valois hizo campaña contra la actitud ambigua del gobierno de Leon Blum y denunció en reiteradas ocasiones y en las columnas de su revista que la izquierda francesa permaneció de espaldas a la II República española.

En los años siguientes tomó partido ante distintos episodios internacionales siempre manteniendo dos posturas: pacifismo y antifascismo. Como pacifista se opuso en 1938 al consenso de Munich y como antifascista propuso un bloqueo económico contra Alemania e Italia.

Al estallar la guerra, Valois y su adjunto, Gustave Rodriguès se encuentran en Bayona y ahí permanecen en julio y agosto de 1940 cuando se produce la invasión alemana. Rodriguès al conocer la entrada de los alemanes en París se suicida y Valois pasa a Marruecos en donde crea un grupo clandestino. Será detenido a finales de octubre de 1940 y transferido a la prisión de Clermont en donde se encuentra un viejo conocido suyo, Pierre Mendès–France. Al no haber pruebas contra él y haber sido detenido solamente de manera preventiva, Valois es liberado el 27 de abril de 1941. Marcha a Vichy para encontrarse con su secretario, Roger Maria que, inicialmente, pensaba exiliarse en Londres y unirse a las fuerzas de De Gaulle, sin embargo, una vez allí deciden viajar a las inmediaciones de Lyon en donde antiguos miembros de Le Faisceau han montado un núcleo de resistentes. Pero él mismo asume que es demasiado conocido para poder realizar trabajo clandestino, así que lo único que puede hacer es hacerse visible y fácilmente vigilable para que la policía crea que realiza actividades profesionales y no políticas. Intenta abrir una librería, pero luego renuncia y compra un pequeño hotel en Val d’Ardières, donde residirá y, de paso, recibirá amigos.

Desde ahí realizará unos fascículos ciclostilados sobre la historia de las cooperativas en Francia, legislación sobre jardines obreros y facilita consejos de jardinería. Es una cobertura creíble a la vista del historial pasado de Valois, pero también inofensiva que no debería despertar suspicacias ni del ocupante alemán ni del gobierno de Vichy. Se suscriben 200 personas, pero sólo unas pocas reciben un suplemento con informaciones políticas de actualidad. En 1943, Valois publicará una nueva revista, Après, donde escribirá con el seudónimo de Adán. Entre otros estudios Valois–Adán publica un voluminoso número de la revista titulado “Francia traicionada por los trusts” que ha pasado a la historia como la obra más voluminosa publicada clandestinamente en Francia.

La historia terminará mal. En Lyon opera la Gestapo dirigida por el capitán Klaus Barbie que consigue mantener a raya y desarticular a los distintos núcleos de la resistencia. Su secretario fue duramente torturado, pero la Gestapo tras interrogar a Valois lo consideró como un idealista ingenuo, lo que no les evitó a ambos ser, sin embargo, condenados a muerte, pena que es conmutada por una estancia en un campo de concentración. Mientras su secretario, después de indecibles peripecias, sobrevivirá a la guerra, Valois, deportado a Neuengamme, en donde estaban internados los presos de mayor edad, se sabe que incluso en sus últimos días albergaba proyectos grandiosos para reconstruir la izquierda, reformar la economía mundial e impulsar un nuevo orden mundial. Allí murió de tifus el 18 de febrero de 1945, tres meses y veinte días antes de que el III Reich se rindiera.


GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (1 DE 4)

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GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (4 DE 4)

GEORGES VALOIS Y EL FAISCEAU (Anexo)