lunes, 7 de julio de 2025

CUANDO LA AGONÍA DEL SANCHISMO ES LA AGONIA DE TODO UN PAÍS (3) - ONGs, "AYUDA AL DESARROLLO" Y "ESTAFA HUMANITARIA"


 

LA CORRUPCIÓN “HUMANITARISTA”, EL MELÓN QUE QUEDA POR ABRIR

Proudhon escrito que “aquel que utiliza la palabra ‘humanidad’, ¡cuidado, quiere engañar!”. Siempre me ha llamado la atención esta frase procedente de un socialista utópico. Y me ha llamado la atención porque se adelantó en 150 años a denunciar la política sanchista.

Somos conscientes, ahora mismo, de lo que es la corrupción política y de que esta precede a la corrupción económica, pero el problema no termina ahí. El presupuesto estatal destinado a las ONG y a la “ayuda al desarrollo” varía anualmente, pero en los últimos años se ha mantenido en una cifra cercana a los 1.000 millones de euros, incluyendo tanto fondos públicos como privados. De este total, una parte significativa se destina a la cooperación al desarrollo y acción humanitaria: es el famoso 0’7% con el que el zapaterismo estuvo dando la barrila durante todo su ciclo. Éramos grandes porque ayudábamos al desarrollo de cualquier parte olvidada del mundo. Éramos enormes porque confiábamos dinero a las ONGs más inverosímiles para que hicieran lo que le correspondía hacer al Estado. Éramos de una generosidad inconmensurable porque ayudábamos a los LGTBIQ+ de Madagascar y fomentábamos talleres de feminismo en Costa de Marfil… Y todo este dispendio de millones y millones de euros “en políticas de desarrollo” fue luego seguido por comunidades autónomas y ayuntamientos. Cada una de estas instituciones subordinadas al Estado, regalaba sin el menor control su 0’7% a “proyectos” tan estrambóticos como los mencionados. O más.

Copio y pego de Vozpopuli: “Con idéntica subvención (200.000 euros) cuenta la Asociación de Amigos del Cerezo de Villena [y nosotros que hemos vivido en Villena podemos certificar que esa ONG tiene una vida asociativa nula], mientras que la Sociedad de Gestión Artistas, Intérpretes o Ejecutantes (entidad que gestiona los derechos de propiedad intelectual) alcanza los 1,1 millones mediante dos ayudas; el Casino Prado Suburense, un centro recreativo de Sitges, llega a 200.000 euros; y una cifra simular percibe la Federación de Comparsas y Chirigotas del Carnaval de Cartagena. Por su parte, la Asociación Sardinera de Murcia obtiene 185.000 euros; la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales alcanza los 800.000 euros; la Fundación Andaluza para el Desarrollo Aeroespacial (fundación privada para “el fomento aeroespacial en Andalucía”…) tiene 1,1 millones; la Asociación de Amigos Canarios de la Opera se acerca a los 900.000 euros; y las asociaciones de Usuarios Financieros y de Bancos y Cajas llegan individualmente al millón.

Lo mismo sucede con la Comunidad Hindú de Ceuta que obtiene 400.000 euros. Esta ayuda se repite para el Colegio Oficial de Ingenieros de Navarra y también para la Fundación Cultural Privada de España en USA; la Conferencia de Rectores Universitarios; y la Fundación Hispano-Árabe de la Dieta Mediterránea. Por su parte, el Colegio Oficial de Psicólogos de las Baleares obtiene 300.000 euros y también la Fundación Brigadas Internacionales de la Paz; la Fundación Economistas Sin Fronteras y la Sociedad de Estudios Vascos (para la promoción del Euskera existen otras más de media docena de partidas) y la Asociación Cocina Económica de Logroño. Con 200.000 euros figuran: la Federación de Mujeres Directivas; la Federación de Peñas Cordobesas; la Federación Profesional del Taxi de Madrid; la Asociación de Diseñadores de Moda de la Comunidad Valenciana; la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes; y la Fundación de Colegios Médicos de Las Palmas. Llamativas son también las ayudas públicas a la Asociación de Empresarios de Campos de Golf de la Costa (127.000 euros); al Consejo Andaluz de Colegios de Abogados (143.000 euros); a la Asociación de Librepensadores de la Sierra de Madrid (119.000 euros) y a la Asociación de Traperos de Huelva (110.000 euros).

Por regiones, es sin duda Cataluña la más beneficiada de las subvenciones públicas de las asociaciones. Las ayudas más llamativas de esta región superan con creces los 30 millones. Por ejemplo, la Fundación Gran Teatre del Liceu obtiene casi nueve millones. Le sigue, entre otros, el Instituto de Estudios Catalanes (5,9 millones); el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (4,4 millones); la Fundación Teatre LLiure de Barcelona; o la Fundación Orfeo Catalán Palau de la Música de Cataluña (2,9 millones). También figura el Instituto de Barcelona de Estudios Internacionales (1,1 millones); el Ateneo Barcelonés (400.000 euros); la Asociación Catalana de Prensa Gratuita (300.000 euros); la Federación de Entidades de Excursionistas de Cataluña (200.000 euros); la Asociación de Editores en Lengua Catalana en Barcelona (222.000 euros); la Asociación de Escritores en Lengua Catalana (203.000 euros); la Cámara del Libro de Cataluña (175.000); o el Círculo Catalán en Madrid (101.000 euros)”. Y todo así…

La cuestión es que la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo tiene previsto para los Presupuestos Generales del Estado de 2022 una partida de hasta 490 millones de euros, entre las que se incluyen estos programas, el tercer presupuesto más alto de la Unión Europea.

             

No todas estas asociaciones son ONG. Se entiende que una ONG es una entidad privada sin fines de lucro que trabaja en temas sociales, humanitarios, medioambientales o de desarrollo, operando independientemente de los gobiernos. Las ONG buscan abordar problemáticas específicas y mejorar la calidad de vida de las personas y comunidades. No están sujetas al control gubernamental ni forman parte de la administración pública… pero dependen casi enteramente de los subsidios públicos. Su objetivo principal no es generar beneficios económicos, sino cumplir con su misión social: pero, paradójicamente, lo primero que tratan es de satisfacer los costes de personal (especialmente de su dirección), mucho más que utilizar sus fondos para la tarea estatutariamente declarada. La excusa casi siempre abarca desde ayuda humanitaria y derechos humanos hasta conservación del medio ambiente y desarrollo sostenible. A pesar de que pueden obtener fondos a través de donaciones, subvenciones, patrocinios y otras fuentes, realmente, la inmensa mayoría dependentes SOLO del Estado o de organismos internacionales y, por supuesto, de fundaciones mundialistas. Y esta realidad tiene innumerables derivaciones: la más importante es la corrupción “humanitaria”.

Existe, por supuesto un estatuto que regula las ONG. Se les permite, por ejemplo, estar dos años sin presentar su balance, después de su fundación, pero en realidad, la inmensa mayoría no presentan balance y éste, en ningún caso, ha sido auditado. Todo aquel que conoce a algún funcionario o ex funcionario de ONGs sabe perfectamente cómo funcionan la mayoría y porqué, entre su personal, el “responsable económico” es siempre el que buscan con mayor atención. Su perfil no es el de alguien experimentado en balances, asientos contables y gestión… sino el que está mejor relacionado con la administración del momento o con la entidad que distribuye fondos. Y se entiende: “yo te doy 100 y tú, bajo mano, me devuelves 10 o 20 y eso va para mi superior, mi partido, o simplemente me lo quedo yo que para eso me ha costado llegar hasta este cargo”.

Es un tipo de corrupción muy fácil de detectar y descubrir. Basta con interrogar a cualquiera que haya tenido algo que ver con el reparto de fondos públicos y a cualquiera que haya sido responsable administrativo de una ONG. Nadie, por supuesto, quiere hacerlo.

Luego está el hecho de que lo esencial de las subvenciones nunca, absolutamente nunca, se destina a la tarea “humanitaria” por la que se justificaba: siempre, es para sueldos, publicidad, compra de material y, en último lugar, para “ayuda humanitaria”. Muy bonito eso de vivir de lo que muchos hemos llamado desde hacer 20 años “estafa humanitaria”.

Pero antes o después habrá que abrir este melón podrido y la sorpresa vendrá porque se comprobará que las fugas de dinero público para estos chiringuitos suponen, en total, las distribuidas por el Estado, por las Comunidades Autónomas y por los Ayuntamientos, sumadas, una cantidad igual o, en cualquier caso, incluso superior, a las mordidas recibidas por los altos funcionarios del sanchismo.

VOSOTROS LOS JUSTOS, ABANDONAN TODA ESPERANZA

Vosotros los que pagáis impuestos, vosotros los que procuráis estar en orden con Hacienda, que pagáis puntualmente vuestras cuotas de autónomos, vuestras multas de tráfico, los que ahorráis para el futuro y para legarlo a vuestros hijos, los que creéis en la bondad natural del ser humano y por tanto del “político”, los que dais una limosna al primero que os tiende el cazo: este mundo ya no es vuestro mundo, la España modelada por el pedrosanchismo no os pertenece.

La vuestra es la España de los Tercios y de los navegantes, de nuestros escritores y místicos de nuestros frailes y de nuestras conquistadores. La del pedrosanchismo es la de Rinconete y Cortadillo. La vuestra es la España del Escorial y del Valle de los Caídos, de Monserrat y del Prado. La del pedrosanchismo es la del patio de Monipodio y del puticlub de las afueras. Son las dos España: la que trabaja y la que ansía gastarse el dinero de vuestro trabajo. No hay solución posible: o una acaba con la otra o la otra se apropia de todo lo vuestro.

Me recuerda a las independencias africanas: millones de negros, en los años 60, 70 e incluso en nuestros días, atribuían su miseria la presencia europea en África. Se fueron los europeos que sobrevivieron a las matanzas. Y llegó la miseria real, auténtica y abisal: nadie quería trabajar. Incluso en nuestra Guinea Ecuatorial: cuatro semanas después de concedida la independencia, la TV creada allí por técnicos franquistas, dejó de funcionar como miles de hectáreas de explotaciones agrícolas. No habían caído que, si nadie trabajaba, el país se hundiría. Y algunos “líderes africanos” pensaban (y siguen pensando hoy en Sudáfrica) que son los “blancos” los que “hacen trabajar a los negros”… Pues bien, lo que ocurre en España es algo parecido: los socialistas no están dispuestos a trabajar para levantar el país. Ni siquiera a gobernar razonablemente bien para que pueda existir un justo reparto de la riqueza: simplemente, quieren vivir del trabajo de otros, mantenerse en el poder gracias al voto de los subsidiados y a los impuestos monstruosamente altos de los que trabajan. Para ellos, una “sociedad justa” es aquella en la que ellos gobiernan, apoyados en una masa de subsidiados de todas las razas y procedentes de los agujeros más negros del planeta, a costa del esfuerzo, la dedicación y el trabajo de un grupo cada vez menor de personas que tratan de salir adelante con el esfuerzo de su trabajo y que solamente ansían que termine esta bochornosa situación en la que una banda de mangantes, compuesta a medias por individuos sin escrúpulos o por mediocridades igualmente abyectas, termine su recorrido de gobierno en el presidio más próximo.

La situación tiene una difícil salida. Ya hemos dicho que España, gracias a los ZP y a los Sánchez es hoy uno de los países más endeudados del mundo. Los impuestos siguen subiendo para alimentar los intereses de esa deuda y para pagar el elevado tren de vida y las putas de un gobierno de ineptos que hora solo aspiran a robar lo suficiente para asegurarse el futuro.

El nuevo Craxi del socialismo europeo, Pedro Sánchez, terminará en Marruecos exiliado, como Craxi terminó en Túnez, los restos en putrefacción de su partido terminarán pactando en un problemático “congreso de unificación” con todos los residuos que queden de la izquierda. Quien no se consuela es porque no quiere, así que, a fin de cuentas, será una suerte que la historia de la “sigla maldita”, PSOE, termine disolviéndose en el barro del que procede, un poco más hediondo que el originario.

Pero no, solución no hay para España: falla la constitución, falla el sistema (lo lamento, pero “un hombre un voto” es garantía de que el peso de un patán valga lo mismo que el peso de un doctor titulado o de un politólogo objetivo, o simplemente de alguien que se interesa por los problemas de su país y, como mínimo, está al corriente de lo que ocurre hoy, de dónde deriva la crisis actual y de cómo se proyectará en el futuro. Hace falta ver El enemigo del pueblo de Enrique Ibsen para darse cuenta de que hace más de 100 años, el sistema de la democracia cuantitativa ya estaba muy cuestionado. Los fascismos lo remataron. Y lo peor fue que la caída de los fascismos, volvió a entronizar este sistema absurdo en el que se basan todos los sistemas de gobierno occidentales y que nos ha llevado a donde nos encontramos.

Mientras no se reforme la constitución, mientras no se introduzca un modelo de representación corporativa en el parlamento no hay nada, absolutamente nada que esperar. Vendrá el PP y hará exactamente lo mismo que el PSOE, como ya ha hecho, tratando de que cueste más descubrirlo y denunciarlo. Y no, absolutamente nada va a hacer el PP contra la “corrupción humanitarista”.

LA SALIDA MÁS RAZONABLE A DÍA DE SAN FERMÍN DE 2025

De todas formas, en la situación que nos encontramos hoy, la salida más razonable sería:

1) Moción de censura propuesta por el PP, buscando el apoyo de media docena de diputados socialistas.

2) Nombramiento de un presidente de gobierno, preferentemente, aceptado, tanto por el PP como por el PSOE (un Nicolás Redondo, por ejemplo, o algún barón socialista disidente del sanchismo).

3) Un "gobierno provisional de concentración nacional” formado por personalidades de prestigio, comprometido solamente a gestionar el día a día y a realizar una auditoria en profundidad de sus departamentos.

4) Convocatoria de elecciones anticipadas en el plazo más breve posible.

5) Petición de creación de una comisión internacional especializada en detectar fraudes electorales, tanto en los recuentos telemáticos como en el voto por correo.

 











Pero, incluso, aunque un programa de este tipo, que debería ser razonable tanto para el PP como para los sectores "sanos" del PSOE, pudiera llevarse a cabo, la losa en la que, primero el zapaterismo y luego la sima sanchista, nos han arrojado, es de tal profundidad que va a ser muy difícil remontar

Así que mejor que nadie se haga ilusiones. “Iluso” deriva, precisamente, de “ilusiones”.