miércoles, 29 de enero de 2020

REFLEXIONES SOBRE LA GUERRA DE SIRIA (3 de 3)


> LAS TRES FASES DEL CONFLICTO

La guerra civil inducida desde el exterior en Siria, ha tenido tres fases.
- Inicialmente, desde 2011 (cuando se inician los combates) hasta 2013 (cuando ya se han generalizado), parecía que iba a extenderse a este país el efecto de las “primaveras árabes”: el régimen de al-Asad, daba la sensación de que caería pronto y el mandatario sirio sufriría una suerte análoga a la de Gadafi. Si bien es cierto que las grandes agencias informativas y las correas de transmisión mediáticas del Nuevo Orden Mundial, sugerían que las fuerzas “de la oposición democrática” controlaban la mayor parte del territorio, lo cierto es que -como luego se demostró- existía un equilibrio de fuerzas que se intento desequilibrar en favor de la oposición cuando se alegó en 2013 que Siria había utilizado “armas químicas” (algo que dista de haberse demostrado, pero que no impidió que la ONU obligara a destruir las reservas de este tipo de armas en poder del ejército sirio, algo que este país hizo sin problemas, acaso porque nunca las había utilizado. En esta fase el apoyo de EEUU a algunas facciones de la “oposición democrática” (y a su rama militar formada por desertores del ejército regular sirio y mercenarios) es claro y descarado, pero mucho menos claro es el apoyo prestado a los grupos islamistas radicales, mucho más efectivos en los combates. Turquía especialmente, pero también Israel, aunque mucho más discretamente, fueron los impulsores de esta dirección.

- La segunda fase se caracteriza por la creación del “califato”, el DAESH o Estado Islámico de Irak y el Levante, o ISIS, de carácter salafista y que recibía también apoyo de Arabia Saudí. Es el momento en el que se publican las fotos de los asesinatos y abusos cometidos por los integristas salafistas en la zona y cuando los sucesos de Siria repercuten en Europa, primero por los grupos que apoyan al DAESH entre la inmigración islámica presente en Europa Occidental y que se traduce en un período de atentados continuos de núcleos -a menudo inorgánicos- que intentan apoyar al “califato”. También es el periodo en el que contingentes de esa inmigración musulmana en Europa, muchos de ellos nacido en Europa de padres inmigrantes, se suman al DAESH que parece estar próximo a alcanzar una realidad como Estado. También en esa época, a partir del 2015, se produce la “crisis de los refugiados”. El conflicto, en efecto, había generado desplazados al Líbano, Jordania y Turquía, pero la mayoría de ellos aspiran a instalarse en Europa Occidental.
- La tercera fase se inicia entonces, en 2016, cuando la victoria del DAESH parece inevitable, al-Asad pide a Rusia una implicación más directa. El inicio de los bombardeos sistemáticos por parte de la aviación soviética, el envío de nuevo y moderno material en carros de combate y artillería, y los asesores rusos, bastan para decantar la situación definitivamente en favor del régimen legal sirio que reconquista Homs, Palmira y Alepo, así como la destrucción de los núcleos rebeldes que habían llegado a pocos kilómetros de Damasco, evidencian el cambio de signo de los combates. Desde entonces, el Estado Islámica se bate en retirada, mientras que la “oposición democrática” permanece cada vez más aislada y los propios EEUU entienden que la presencia rusa ha hecho inevitable el vuelco. Este dominio de al Asan, irá seguido por las negociaciones Rusia-Turquia y por el cambio de actitud de este último país. La llegada de Trump a la Casa Blanca, hará que los EEUU se desinteresen por la zona, con gran desesperación del Pentágono que solamente tendrá como premio de consolación al asesinato del general Cassen Soleimán, una de las personalidades más populares de Irán.

En los últimos días, los combates se están centrando en el Sur de la provincia de Iblid, apenas a 100 km de la base rusa de Latakia, en el Norte de Siria. Se trata de “operaciones de limpieza”, habituales en las fases finales de los conflictos, cuando el adversario está y se sabe derrotado, más que de guerra convencional.

Por mucho que las armas no hayan callado todavía, lo cierto es que el conflicto se ha decantado claramente a favor de un bando y las nuevas circunstancias políticas impiden que se reavive por mucho que haya, especialmente en los EEUU y en el Estado de Israel, sectores que intenten promoverlo.


> ALGUNAS CONCLUSIONES Y ENSEÑANZAS DEL CONFLICTO SIRIO

1) Final de la “estrategia del caos” diseñada en el período Bush-Obama.- De la política norteamericana en Oriente Medio solamente quedan dos objetivos en pie (amistad con Israel y con Arabia Saudí), pero estos objetivos estratégicos se quedan sin tácticas que permitan ampliarlos y hacerlos efectivos. El repliegue norteamericano de Oriente Medio y el reconocimiento por parte de Trump de que EEUU no deberían haber puesto nunca el pie en la zona, supone dejar solos a Arabia Saudí y a Israel, ante Irán y ante el mundo chiíta.
2) Demostración de que los cambios de alianzas son posibles.- Turquía que empezó armando y entrenando a los núcleos que dieron vida al DAESH, bruscamente, al comprobar que la creación de un santuario kurdo en su territorio supondría una amenaza, dio un giro copernicano a su política: se distanció de la OTAN y se aproximó a Rusia para evitar lo que llama “el corredor del terror”.
3) Confirmación de la irrelevancia de la Unión Europea en materia internacional.- La UE se ha limitado a ir a remolque de los EEUU y admitir a bastante más de 1.000.000 de refugiados que se han establecido en los países “mas suculentos” (es decir, con más subsidios para la inmigración) de Europa Occidental, especialmente Alemania. Hoy, cuando Europa necesita un Bismark, apenas tiene a una Merkel decrépita e incapaz de elaborar una política exterior para una zona que ha perdido coherencia y posibilidades de influir en el mundo.
4) Debilitamiento de la posición de Arabia Saudí y del salafismo en la zona y aumento de la influencia iraní.- El balance del conflicto sirio supone un duro golpe para el salafismo saudí que ha visto como surgían milicias chiitas, no solamente en el Líbano (Hezbolá), sino en Siria y en Irak, además de las propias de Irán. La retirada norteamericana de la zona contribuye aún más a este debilitamiento de la posición saudí: los que están a la desbandada en Siria son las fuerzas que estuvieron apoyadas, armadas y entrenadas también por los saudíes y que respondían a sus prácticas rigoristas.
5) Supervivencia del régimen baasista sirio gracias a su alianza con Rusia.- Así como China ha preferido abstenerse de actuar en una zona que escapaba a su ámbito de influencia geopolítica, optando por participar solamente en la reconstrucción de Siria, Rusia se ha implicado directamente, demostrando que la decisión es la madre de todas las victorias. Allí donde los EEUU albergaban dudas y políticas diferentes cada ocho años, en Rusia la alianza con al Asad, la defensa de sus bases en el Mediterráneo sirio y la naturaleza de sus enemigos han estado siempre claras, permitiendo elaborar estrategias y tácticas coherentes y eficaces.
6) Debilidad creciente del Estado de Israel tras el repliegue norteamericano.- El mantenimiento del conflicto sirio interesaba especialmente a Israel como forma de descongestionar la tensión especialmente en Gaza. Un gobierno aliado en Siria, o al menos una “estrategia del caos” que hiciera olvidar la tensión permanente con Israel, garantizaban la presencia y el paraguas norteamericano sobre la entidad judía. Pero Trump está poco interesado en permanecer en la zona. En el enfrentamiento Irán-Arabia Saudí, gana Irán, es decir, el único Estado que puede competir con Israel en la cuestión atómica. A partir de estos datos, una realpolitik implicaría que Israel negociara con los palestinos una solución definitiva, a la vista de que hoy está más solo en la región que hace un lustro.

Tales son las principales conclusiones que pueden establecerse tras estos nueve años de combates y ante la victoria de al Asad y de sus aliados y leales. Pero el análisis sobre esta cuestión, nos lleva necesariamente a otra que abordaremos en los próximos días: la cuestión kurda y el nuevo curso de la política turca.

PRIMERA PARTE : CONFLICTOS SUPERPUESTOS
SEGUNDA PARTE : VENCEDORES YPERDEDORES