jueves, 9 de enero de 2020

Alemania 1930: 107 diputados con camisa parda (3 de 10) - LAS REVUELTAS CAMPESINAS


El 2 de febrero de 1930, Hitler, en una circular dirigida a los gauleiter del partido sostenía con una seguridad rayana en lo profético que “en un plazo máximo de dos años y medio a tres se producirá la victoria de nuestro movimiento”. El partido fue reorganizado inmediatamente (Gregor Strasser en Organización, Goebbels en Propaganda). Inmediatamente se iniciaron las “acciones propagandísticas” diseñadas por Himmler un año antes

Era un plan muy simple: en una semana, todos los oradores del partido (en ese momento, la escuela de oradores había impartido cursos a 3.000 militantes para que fueran capaces de dirigirse a la población) “hablasen en mítines y reuniones hasta el límite de sus fuerzas” en cientos de actos convocados mediante miles de carteles, mientras los militantes repartían millones de panfletos y folletos. Por las noches, en las “veladas propagandísticas”, las bandas de música de las SA debían tocar en conciertos y reuniones relajadas, mientras que las organizaciones del partido realizaban actuaciones teatrales, coros, pruebas deportivas, proyecciones de de imágenes del Día del Partido, etc.

Era algo inédito hasta ese momento, nunca visto en lugar alguno del mundo aplicado a la acción política. En ese momento, ya estaba claro que la habilidad de la dirección del NSDAP consistía en aprovechar hasta el límite las posibilidades de cada militante y en encuadrarlo en las tareas que mejor pudiera hacer: que no hubiera, en definitiva, ni un solo afiliado que no participara en algún tipo de tarea, la que se adaptara mejor a sus gustos y capacidades capaz de congregar en torno suyo a un grupo de amigos, compañeros de trabajo, familiares, para que, además de la actividad, pudieran escuchar a algún orador del partido o participar en los debates continuos organizados.

Se trataba de ir ganando, poco a poco, el apoyo de determinados grupos sociales (campesinos, estudiantes, funcionarios y clases medias, principalmente), de sindicatos y grupos profesionales. Antes de que se celebraran las elecciones regionales en Sajonia en junio de 1930, el NSDAP había celebrado en apenas una semana 1.300 encuentros, mítines y manifestaciones de este tipo[1].

En ese momento se estaban produciendo revueltas campesinas en Schleswig-Holstein. El origen del “movimiento campesino” se encontraba en los incidentes que habían tenido lugar a partir del 19 de noviembre de 1928 en Beidenfleth, cuando el aparato de justicia intentó confiscar dos bueyes, uno propiedad del granjero Kock que debía 300 marcos en impuestos comunales y otro de la granja de la familia Kühl con una deuda de 500. Cuando la guardia rural trató de llevarse a los animales, los campesinos de la comunidad, abandonan sus campos, liberaron los bueyes y los devolvieron a sus establos. 


El episodio que se ha dado en llamar “el incendio de Beidenfleth” ocupa la primera página en los diarios regionales. En los días siguientes se producen episodios similares en la región del Oldenburg, en Prusia Oriental y en Silesia. El 26 de noviembre de 1928 aparece públicamente el Landvolkbewegung (Movimiento Campesino) en el curso de un gran mitin de protesta celebrado en Otzehoe. Unas semanas después aparecerá Das Landvolk, portavoz del Movimiento.

En abril de 1929, los granjeros Kock y Khül son condenados a ocho meses de prisión y otros veinticuatro campesinos a seis meses cada uno por participar en los incidentes. La sentencia agravó la irá en toda la región, sin embargo, el Landvolkbewegung optó por la resistencia pasiva: las parcelas incautadas y subastadas no son compradas por alguien, el ganado requisado por el Estado no encuentra ningún comprador… si alguien lo hiciera, se situaría al margen de la Comunidad.

Entre tanto, los campesinos se han hecho con una bandera negra en la que han colocado su símbolo: un arado y una espada. La llevan en un asta de hierro con una hoz en el extremo superior. El 1º de agosto de 1929 una manifestación presidida por esta bandera es atacada por la policía con extrema dureza en Neumünster (Holstein). La bandera resulta confiscada. Los campesinos decretan el boicot contra la ciudad: no la proveerán de leche, ni alimento de ningún tipo; no beberán vino en sus tabernas. Un año después, el 4 de junio de 1930, han ganado la batalla: en un “mitin expiatorio”, las autoridades municipales restituyen la bandera negra al movimiento.

Hans Fallada, inició su carrera litería en ese momento escribiendo Bauern, Bonzen und Bomben (Granjeros, caciques y bombas) en donde se narran de manera novelada las vicisitudes del Movimiento Campesino y concretamente la resistencia pacífica en Neumünster. No todo fue, en efecto, resistencia pacífica. Entre noviembre de 1928 y septiembre de 1929 estallaron bombas en sedes oficiales y domicilios de personalidades del gobierno y del aparato de justicia. Un nacional-revolucionario, Hartmut Plaas, próximo al NSDAP, escribió el estado de ánimo en aquellas regiones agrícolas con estas palabras:

“Amnistiáis a los bandidos y a los asesinos sádicos. Hacéis de las putas y de sus macarras los héroes de vuestro teatro. A los estafadores de altos vuelos, a los violadores de mujeres y niños, les concedéis circunstancias atenuantes. Dejáis a alcaldes corruptos el pleno uso de sus funciones y de sus honores, no hay basura, en la vida, por la cual no suscitéis piedad, aduciendo a las “circunstancias” y a las “condiciones materiales”. Pero, sin embargo, tratáis al campesinado como si fuera menos que nadie”[2].

Claus Heim, último vástago de una vieja familia de campesinos de Sankt–Annen–Oesterfeld, hombre discreto y extremadamente respetado, es llamado “el Rey de los campesinos”. De él se contaban historias suficientes como para definir su carácter: en América del Sur tuvo una granja de cerdos que cayó en poder de los bancos. Prefirió matar a 5.000 cerdos con sus propias manos antes que entregarla. Oficial durante la Primera guerra Mundial resultó herido de gravedad. Será condenado a siete años de prisión el 31 de octubre de 1930, al celebrarse en Altona el gran “proceso de las bombas”. 

Durante todas las sesiones del juicio rechazará abrir los labios incluso para decir su nombre. El NSDAP presentará su candidatura al Reichstag avalada por 28.000 firmas, pero rechazará participar en unas elecciones parlamentarias. Solamente será puesto en libertad con sus compañeros dos años después, el 10 de junio de 1932, cuando el NSDAP presente un proyecto de ley de amnistía en el Landtag de Prusia que será apoyado solamente por los comunistas.

Una vez en el poder, el NSDAP hará aprobar la Ley sobre el Dominio Campesino Hereditario (Reichserbhofgesetz) de 29 de septiembre de 1933 en virtud de la cual las granjas de menos de 125 hectáreas no podrían ser alienadas, divididas, hipotecadas ni confiscadas y debían permanecer en las manos de uno de los hijos (o parientes masculinos), a cargo de asegurar el mantenimiento y la formación de sus hermanos y hermanas hasta la mayoría de edad[3].

A partir de 1928, era frecuente en zonas campesinas que las mujeres mostraran en sus delantales de trabajo esvásticas, especialmente las mujeres mayores (las jóvenes se incorporaban directamente en el NSDAP).

En estas circunstancias, el discurso del NSDAP se adaptaba como un guante a la realidad de las regiones del Nordeste de Alemania que, a partir de 1928 habían visto como sus campesinos tenían problemas de liquidez (primero por la bajada de los precios de la agricultura y después a causa de la crisis de 1929) y no podían afrontar sus pagos. No es que el Movimiento Campesino pudiera ser considerado como nacional-socialista, pero sí es cierto que, desde el primer momento, el NSDAP ofreció una salida política a los campesinos: luchar en las instituciones por sus derechos y por su simple supervivencia, en lugar de ser solamente –como de hecho se había convertido- en un movimiento de resistencia (pacífica o no) que apenas daba testimonio de su protesta.

El discurso del NSDAP y concretamente la orientación que supo darle Walter Darré quien publicó un programa agrario del partido, encajaban perfectamente con la consigna de “reforma agraria” que habían enarbolado los campesinos de Beidenfleth y Neomünter junto a su bandera negra. La difusión de ese manifiesto en el que se insistía en la preservación de la estructura tradicional de la propiedad agrícola, en la importancia del campesinado en la historia pero también en el mantenimiento de la nacionalidad alemana y las necesarias innovaciones en el trabajo agrícola que el Estado tenía que fomentar y subsidiar, en tanto actividad vital para la supervivencia de una sociedad, unido al antisemitismo latente en las sociedades agrícolas y agravado por el hecho de que los campesinos atribuían a los judíos las ejecuciones hipotecarias ordenadas por los bancos, eran la garantía de que esa clase social se iba a decantar masivamente por la lista del NSDAP en las siguientes elecciones.




[1] J. Fest, op. cit., pág. 303.
[2] Citado por Armin Mohler, La revolution conservatrice en Allemagne 1918-1932, Editions Pardès, Puiseaux, 1993, pág. 156. Hemos extraído de esta obra lo esencial de la historia del Movimiento Campesino que el autor considera como una de las cinco corrientes de la Revolución Conservadora siendo las otras cuatro: los jóvenes conservadores, los nacional-revolucionarios, el movimiento bündisch de juventud y el movimientos völkisch.
[3] Ídem, pág. 158.