lunes, 1 de noviembre de 2021

CRÓNICAS DESDE MI RETRETE: TOCAN A MUERTO POR NUESTRA ERA

Empieza noviembre. Y empieza con el Día de Todos los Santos y sigue con el Día de Difuntos. Mes triste. Se avecinan unas fiestas navideñas en la que todos los augurios sugieren que el consumo no va a poder satisfacerse por problemas de abastecimiento. Para colmo, el sol se hace cada día más avaro, agravado por el infame cambio horario. Veo los estrenos de series y películas de este mes y esto agrava aún más la sensación de que va a ser un mes poco estimulante. Además de las noticias económicas y de la deriva del pedrosanchismo, todo induce a pensar que estamos en puertas de la “tormenta perfecta” que tanto temíamos desde que empezó la globalización.

Los gobiernos dicen que están preocupados por el “cambio climático” y quieren, por todos los medios detener la subida de 1,5 grados de temperatura. Y nos trasladan la responsabilidad a usted y a mí. Nos hablan con tanta suficiencia y circunspección como cuando diariamente nos daban las cifras de muertos de la pandemia y presentaban como alternativas la mascarilla, el no comer en público y el lavarse las manos con la constancia de un maníaco obsesivo-compulsivo. Y nosotros nos creíamos que eso servía para algo, como luego nos creímos que con las vacunas todo se resolvería.

EL CLIMA CAMBIA, LO QUE NO SABEMOS ES HASTA DONDE EL SER HUMANO ES RESPONSABLE

Y, de la misma forma que las epidemias tienen un ciclo vital (hasta la epidemia de peste remitió espontáneamente después de unos lustros, salvo el Covid que parece ser eternamente "estacional" con vacuna y todo) y sin que médicos ni cirujanos de la época hicieran nada, así mismo el clima ha cambiado siempre y seguirá cambiando, aunque el ser humano recicle, reduzca las emisiones de CO2 y vaya pedaleando al trabajo

En el siglo X, se sabe que los vikingos llegaron a Groenlandia y así la llamaron: “Grünes land”, “tierra verde”. Ni hielos, ni ventiscas huracanadas, sino más bien tierras de cultivo, fértiles y ricas. Los asentamientos vikingos en la isla se prolongaron 300 años más. Luego desaparecieron, según unos se fueron a Vinland (ya en el continente americano), según otros se quedaron ateridos de frío y los ecologistas de hoy aventuran que talaron demasiados árboles y deforestaron los bosques. Mentira ecológica políticamente correcta, por supuesto, pero no por ello menos mentira. Una isla como Groenlandia no podía ser deforestada por los descendientes de los 15 drakares que consiguieron llegar hasta allí. Lo que ocurrió fue que se produjo una “pequeña edad de hielo”. Las temperaturas subieron sin que el ser humano participara. La bajada del mercurio se debió a varios factores: las radiaciones solares no son continuas, la actividad solar está sometida a ascensos y descensos y, para colmo, el eje de la tierra no es vertical, sino que se mueve como una peonza. Eso hace que la Estrella Polar (“la Polar es lo que importa”) ya no marque exactamente el Norte, sino que se haya desplazado. Es cierto que hacia 1850, con el inicio de la “era industrial”, entramos en una era de “calentamiento global”, pero es que en el 1.300 se produjo una “pequeña Edad del Hielo” y en el 900 un “período cálido medieval”, al igual que 2.500 años antes de Cristo, tuvo lugar un ciclo de “enfriamiento”. Antes, en el 6.000 antes de Cristo se inició un período cálido y así sucesivamente. El clima siempre ha ido variando, incluso antes de la aparición del ser humano. No hay motivo para pensar que esto no proseguirá por mucho que los ecolocos y buenas gentes concienciadas pontifiquen sobre cómo salvar al mundo reciclando.

NINGUNA "CONCIENCIA ECOLÓGICA" EN EL PEDROSANCHISMO

Por cierto, no me hablen de reciclar. Pertenezco a una generación que reciclaba: cuando había mucho papel en casa o botellas, se llamaba al trapero y asunto resuelto. ¡Y te pagaban por lo que se llevaban! Si los gobiernos tuvieran una voluntad de resolver el problema del clima (porque hay un problema en el medio ambiente, sobre el que luego llegaremos), lo primero que harían sería prohibir todo tipo de plásticos. Cuando era pequeño no existían botellas de plástico. Un buen día empezaron a invadirlo todo. Se envolvía la carne en papel de estraza. Y aquello no creaba ningún problema. Hoy, los “blisters” traspasan el sabor aséptico del plástico a cualquier alimento. Se tiene la sospecho de que el traslado de moléculas de los plásticos al organismo, no es precisamente una ganga y está en el origen de muchas enfermedades y cánceres- Si el gobierno español tuviera una conciencia ecológica haría años que impondría el reciclado de envases de vidrio y la prohibición de envases de plástico o de latas. Es más fácil prohibir la publicidad para menores de bebidas azucaradas (prohibición imposible de llevar a la práctica, por cierto), sin olvidar que los mismos menores que pueden decidir sobre si les castra y se les corta la pilila para cambiar de sexo, no pueden decidir sobre si tragarse una coca light o un zuño de brócoli.

No, decididamente, los gobiernos utilizan la coña del cambio climático para crear señuelos, desviar protestar, encarrilar la corrección política para senderos fácilmente trillables, etc. Lo mismo podríamos decir de las “panaceas ecológicas” de nuestro tiempo: el coche eléctrico. ¡Qué maravilla, lanzarlo cuando aún no han sido resueltos los grandes problemas técnicos de esta forma de trasporte! Ciertamente, el CO2 no contaminará, no habrá malos olores de la gasolina quemada, en absoluto: pero nadie nos asegura que la fabricación de acumuladores no dañará al clima, tanto o más. Como el papel reciclado que se puso de moda en los ayuntamientos “progresistas” en los años 80: no se derribaban árboles, pero se contaminaba tanto o más con la coña del reciclado que precisaba de detergentes en cantidades masivas. Podríamos seguir, pero estos ejemplos bastan para establecer una ley.

NI SIQUIERA EL DECRECIMIENTO ES LA SOLUCIÓN

Cualquier actividad que realice el ser humano, cualquier, incluso las básicas (comer, defecar, dormir) generan alteraciones en el medio ambiente. Además, la superpoblación hace que los problemas aumenten. Esta situación no tiene salida. Los que crean que bajando 1,5º la temperatura salvarán al planeta, o son tontos de baba o quieren engañar. El planeta se regenera… sí, pero hasta cierto punto, más allá del cual, el tiempo hace lo demás: se alternan ciclos de altas temperaturas con otros de fríos glaciares. Con o sin ser humano. El titanismo humano hace que se atribuya una importancia hasta ahora no cuantificada en este proceso natural. 

Y digo que no hay solución porque el “decrecimiento” que sería el único paradigma posible, que resolvería la parte de la degradación del medio que corresponde al género humano (pero no la que corresponde al propio planeta de clima siempre cambiante), no deja de ser una utopía inasumible: ¿está usted dispuesto a renunciar a algo? Piénselo bien, antes de contestar: ¿Está a favor de la sustitución de envases plásticos por otros de vidrio? ¿Sí? Bien, pero ¿está dispuesto a que la cesta de la compra pese 1/3 más? Ahí ya duda ¿verdad? Pues imagínese si le pregunta si está dispuestos a renunciar al aire acondicionado o al teléfono móvil; ¿y al coche? 

Salvo unos pocos “luditas” que viven de fantasías de otra época, no creo que nadie esté dispuesto a renunciar a nada. Si coincidimos en esto, deberá usted aceptar que la ecopolítica que nos regala el G20 o merluzos psicópatas del nivelazo de Pedro Sánchez, basada en el mito del “crecimiento sostenible” (no puede haber “crecimiento”, sostenible sí, pero ilimitado también, en un planeta de posibilidades y recursos limitados), es pura actuación exterior, gesticulación que no tiene más objetivo que sembrar el miedo (otro Miedo más, que se va sumando al Gran Miedo que domina toda la escena actual: miedo al terrorismo, miedo a la pérdida de empleo, miedo a la delincuencia, miedo a la degradación del medio, miedo a las pandemias, miedo a no pagar la hipoteca, miedo al aburrimiento, a la enfermedad y a la muerte…). Pero ahí están vendiendo mercancía averiada.

NO SE ENGAÑE: NO HAY NADIE EN EL TIMÓN

En realidad, la crisis ecológica de nuestro tiempo es un frente más que nos recuerda y que evidencia que hoy NO HAY NADIE EN EL TIMÓN. Si hubiera alguien al frente de los destinos humanos (incluso esa restringida élite que los conspiranoicos identifican con la masonería, con los judíos, con los “facistas”, con los Bildelbergs, etc), existiría un mínimo de “previsión”. Pero los gobiernos y las élites se han habituado a ser cortoplacistas: sus proyectos no alcanzan más allá de una legislatura (y quienes hablan del “horizonte 2030” es que quieren prolongar su mandato 10 años y no limitarse a dos legislaturas: eso es todo).

“Gobernar” quiere decir prever, planificar, proyectar para el futuro. Hoy los gobiernos se conforman con administrar el presente, quedarse su comisión, procurar ahorrar patrimonio suficiente para tener una vejez tranquila y poco más. Y pasa lo que pasa: en 2003 en mi libro Marruecos: el enemigo del Sur”, ya denuncié la absoluta estupidez del felipismo que había elegido un gaseoducto que trajera el gas de Argelia a España ¡a través de Marruecos! Sin tener en cuenta que los dos países del Magreb se llevan como el perro y el gato y que, antes o después, se enzarzarían en disputas que impedirían la llegada del gas argelino a España. Quizás una de las decisiones más sensatas de Aznar fue crear un segundo gaseoducto más directo que uniera España con Argelia. Pues bien, hoy aquello que temíamos en 2003 -y que temía todo aquel que conociera un mínimo de política magrebí- ha ocurrido: el grifo del gaseoducto felipista se ha cerrado a causa de las polémicas entre vecinos a cuál más insoportable.

ELEVACION DEL PRECIO DE LA ENERGÍA Y FALTA DE PREVISIÓN

Los medios están muy preocupados con las noticias sobre la elevación del precio de la energía que vienen ocupando las primeras planas de los informativos desde hace 90 días. ¿Es que nadie lo podía prever? ¿Cómo es que los poderes públicos no alertaron y actuaron en consecuencia sobre que el mercado de vehículos eléctricos iba a absorber demasiado consumo de electricidad, algo que la red no estaba preparada? ¿Cómo es que los moderes públicos no alertaron hace cinco años que las operaciones cifradas de criptomonedas y los certificados digitales NTF realizadas por los “mineros de criptomonedas”, no iban a absorber una parte creciente de energía eléctrica, además de tarjetas gráficos y chips capaces de hacer estos cálculos y que escasean desde hace 10 meses? En China se están construyendo a razón de cinco centrales nucleares al año. ¿Nos extraña? Aquí en la Europa bienpensante, el político que ose decir que hay que construir centrales nucleares con tecnologías del siglo XXI (las que existieron se construyeron con técnicas de mediados del siglo XX) se arriesga a ser crucificado por sus propios partidarios. Y sin embargo, son necesarias. Pero no se construirán porque ningún político, a lo largo de la historia de las últimas décadas, ha tomado ninguna iniciativa que pudiera perjudicar su carrera. No hay nadie en el timón. No lo olviden. Y los que lo ocupan no pasan de ser grumetillos ególatras e ignorantes.

Que el gobierno español piense solo en buitrear los presupuestos públicos, generar “paguitas” para crearse un electorado clientelar y cobrar bajo mano comisiones por subsidios dados a ONG inútiles, todo esto entra dentro de lo normal y no es algo que pueda sorprendernos. Aquí no es que haya o no políticos corruptos: todos lo son en mayor o menos grado, lo que hay es una diferencia entre los que son pillados en algún marronazo y los que salen indemnes. Pero es que eso mismo ocurre en la Unión Europea que demuestra la misma falta de previsión: ¿cómo es que la UE ha estimulado especialmente al sector primario con subvenciones por plantar viña y, al mismo tiempo, por arrancar vides? ¿se puede adoptar alguna política más absurda que la de traer naranjas marroquíes, argelinas, israelitas y sudafricanas en lugar de consumir SOLO naranjas españolas? ¿Cómo es que ningún plutócrata de la UE previó hace dos décadas que Europa precisaba tener en cada rincón una fábrica de microchips y que ese era el sector del que sería más dependiente la industria en las décadas que siguieron?

No busque conspiraciones, no intente identificar a los “maestros del mundo”. No existen. Existen, eso sí, las “dinastías económicas” que no coinciden con las grandes fortunas de la lista de millonetis (los Elon Musk, los Gates, los Soros, los Amancios, etc.). Las grandes acumulaciones de capital no son de ayer, no pertenecen a nombres propios, sino a holdings familiares. ¿Sus apellidos? Los Rothschilds, los Vanderbilt, los Rockefellers, los Koch, los Walton,  los Mars, etc. (y no piensen mal, el hecho de que la mayoría de ellos sean judíos no implica que no haya judíos que lo pasan tan mal como un cristiano viejo para llegar a fin de mes). Pero, la realidad, es que estas dinastías solamente actúan en comandita ante enemigos comunes. La mayor parte del tiempo compiten entre ellas. Cada cual juega en su liga contra otros que son lo más parecido a él. Y los encuentros de la "liga de millonetis" son los menos amistosos de todos los partidos. Lo que aumenta la sensación de que no hay nadie en el timón de los destinos de la humanidad.

REPENSAR EL MUNDO PARA DESPUÉS DE LA "TORMENTA PERFECTA"

¿Entonces? Entonces, si no estamos dispuestos a aceptar el “decrecimiento”, si somos conscientes de que con una disminución de 1’5º de temperatura, no se solucionará ninguno de los problemas climáticos y si se ignora que el clima no solo depende de nosotros, sino que la naturaleza también tiene su arte y parte, si aceptamos que los gobiernos no hacen nada por nosotros, ni son capaces de planificar a medio y largo plazo, entonces llegaremos a la conclusión -muy realista, por lo demás- de que no puede hacerse nada. Salvo aceptar las cosas como son, recluirse en el propio mundo interior y en el del propio clan familiar o social y dar la espalda a toda esta acumulación de mentiras, de incongruencias, de verdades a medias, de negligencias y de estupideces. Entonces y, solo entonces, podremos empezar a repensar el mundo: y para ello habrá que inhibirse del presente, renunciar a actuar sobre el presente, generar redes en las catacumbas capaces de ofrecer un proyecto común después de que haya pasado la “tormenta perfecta”.

A nuestra generación le ha sido dada ver el ocaso de una era. No podremos ver el advenimiento de la que se seguirá, pero, al menos, tenemos el privilegio de ver que todo lo que denunciamos como absurdo en la modernidad, termina siendo el acelerador que conduce a una humanidad al precipicio. Otras generaciones ni siquiera se darán cuenta de que se están cayendo…