Elija música que serene el espíritu, que lo relaje. Medite ante un televisor apagado. Deje que fluyan sus pensamientos, pero no se apegue a ellos. Terminarán eclipsándose, son banales como todo lo que nace de la mente. Siéntese en una postura cómoda. Trate de relajar todo su cuerpo. Cuando se sienta ajeno a dualismos y contradicciones, a conflictos y problemas, entonces está dispuesto a comenzar. Si ha llegado hasta aquí, es que tiene la sensación de que los hongos de la destrucción han afectado a toda la planta -la civilización- y, hoy ya no basta con realizar una poda otoñal para que recobre su fortaleza, sino de arrancar los problemas sin perdonar ni una sola de sus raíces. Hágase a la idea de que está solo: usted y su propio mundo interior: exíliese ahí. ¿Ha logrado llegar hasta esa convicción? Entonces sigua estos pasos.
En ese estado de
profunda relajación interior cuente de cinco a cero. Empezamos
Cinco:
piense que esta civilización ha llegado a su última fase de desintegración; que,
de una crisis como ésta, crisis global, no se sale, así como así y que votar o
forjarse falsas esperanzas en que tal o cual sigla lo resolverá todo, solamente
implica hundirse en la legislatura siguiente un poco más en la crisis. Adquiera
la seguridad de que quien intenta venderla un bálsamo tranquilizador para su
conciencia (esas ONGs del carajo), un objetivo bienpensante (salvar el planeta,
la libre empresa, la liberta de conciencia), una solución a todos sus
problemas, quiere engañarle. Ya no hay escalera alguna que permita salir de un
pozo tan profundo como en el que estamos. No confunda la luz del final del
túnel, con el reflejo mucho más real y lejano del sol que puede verse desde el
fondo del pozo que ha ido cavando nuestra civilización desde el siglo XVIII.
Ahora, trate de llegar a un nivel más elevado en su conciencia.
Cuatro: Asuma
que cualquier valor que nos ofrezcan modas, medios e instituciones es una
simple cobertura al nihilismo. Convénzase de que cualquier valor que le
ofrezcan es un “falso valor”, un espejismo tranquilizador: pacifismo,
humanitarismo, solidaridad, amor universal, conciencia cívica, es tan falso
como los miedos que se promueven para hacer de usted alguien mentalmente
lobotomizado. Rechace todas las modas, sistemáticamente, niéguese a ser
estandarizado y homogeneizado, atemorizado y castrado. Niéguese a aceptar el
pensamiento masificado. Niéguese a ser zombificado. Cierre las puertas a todo
lo que le ofrecen como analgésico social y drogas de la felicidad. No existen.
Son falsos mitos, espejismos, camuflajes de la realidad. Si lo ha logrado,
entrará usted en una dimensión más elevada para el ser. Alcanzará el inicio de un
estado interior progresivamente incondicionado. Será el principio de la construcción
de su invulnerabilidad y estará en condiciones de escalar a la siguiente cota.
Tres: piense
que ya no hay nada donde agarrarse: ni instituciones, ni religión, ni ejército,
ni magistratura, ni parlamento, ni leyes, ni ongs, ni demás chorraditas en
oferta en los mercados de la esperanza. Está usted solo, con su propio
nihilismo. Solo, sin clavos ardiendo a los que asirse. Solo, inmensamente solo.
Terriblemente solo. Recuerde la palabra del Innombrable: “El fuerte, es más
fuerte cuando está solo”. Ahí está su fuerza: dentro de usted no hay nadie.
Puede cerrar su fuero interno a cualquier asalto del exterior, a cualquier
ataque de la corrección política, a las imposiciones del pensamiento único, a
los designios del Nuevo Orden Mundial. Siga ascendiendo al siguiente nivel de
conciencia. Ahora puede, porque es invulnerable.
Dos: Inicie
su viaje hasta el fondo del nihilismo y, una vez llegado allí, decida si vale
la pena vivir o es mejor interrumpir una línea de RENFE, arrojándose a la vía. Le
estoy proponiendo que, abra su interior y arroje fuera todas las falsas
esperanzas y todos los horrores que le atenazan y cuando lo logre, decida si,
como en la caja de Pandora, queda lugar para la esperanza o ya está usted
completamente vacío. Y si es así, la vía del suicidio es legítima para usted.
Porque es usted quien decide en última instancia. Ni leyes, ni normas, ni
moral, ni legislador. Pero si decide vivir, tenga la seguridad de que, en este
nivel, ya verá cada amanecer con una luminosidad nueva, diferente. Usted habrá
despertado. Será autónomo de todo y de todos. Se sentirá un privilegiado,
aunque vive debajo de un puente, le sirvan criados en un palacio o tenga que
afrontar el enésimo pago de la hipoteca y un día de trabajo duro. Será libre
porque nada ni nadie le causará espanto, ni dolor.
Uno: Siga
en su estado de meditación profunda. Ahora, usted, ya no pertenece al pelotón
del “último hombre”, a los de ayer, sino forma parte de la vanguardia del
futuro. Vuelva al mundo. Usted ya es invulnerable. Ningún poder humano puede
nada contra usted. Por eso es libre y por eso, ante las nuevas leyes y
reglamentaciones (a cuál más absurda), ante los nuevos horrores y miedos
augurados por el poder o generados por su incompetencia, ante el hundimiento
generalizado de una sociedad, ante cada noticia que lea en las mañanas en los
digitales: usted podrá lanzar la insolente y provocadora carcajada de Dionisos.
Lo que para otros es un sufrimiento, a usted le da la razón. Lo que en otros
genera miedo y muerte, en usted provoca la convicción de que está más cerca el
nuevo amanecer. Y su carcajada demuestra su convicción y la consideración que
le merece todo lo que es humano y nada más que humano. Después de lanzar esta
carcajada desvergonzada e impúdica hacia todo lo moderno, está casi a punto de
llegar al final de la escalada. Su destino, está allá arriba. No caiga ahora, pues
el batacazo es mayor cuanto más alto haya ascendido. La cúspide de la montaña
está muy cerca de usted. Llegará a ella cuando diga…
Cero: Usted
está liberado. Vive la libertad. Está instalado en la verdadera y única libertad. Se domina a sí mismo, luego domina al mundo.
Sin conflictos, sin choques, sin contradicciones. Nada le oprime. Nada le
condiciona. No teme nada. Ha doblegado todos sus miedos y nada le ata. Ahora es
cuando le toca ser el motor inmóvil, el eje que no se mueve y que hace girar
todo en torno suyo. Ahora le toca asumir la serenidad del Apolo Délfico. Usted ya
es como el Sol de las razas antiguas: estable, sereno, distante. Vive en su
tiempo, pero no pertenece a ese tiempo. Usted ha conocido el futuro. Ha
decidido instalarse allí, en un nuevo comienzo. Ha conectado con las raíces de
su raza. Y ha entendido dónde está el nuevo comienzo. Las ruinas han quedado
atrás. Ahora sabe que no está solo. Ha conectado con los que son como usted,
con los que conocen el valor de la Tradición. Ya no hay nada “bueno”, ni “malo”,
tan solo lo “Grande” y lo “Pequeño”. Lo que construye y lo que destruye. Usted
ahora, está junto a los creadores del futuro. Es uno de ellos. Ahora es cuando
Hombre y Mujer se escriben con mayúscula y las demás letras del abecedario de
la modernidad se disipan en la nada. Usted (y su compañera, porque es bueno que el hombre no esté solo) ya han tomado el
cielo por asalto.