jueves, 2 de diciembre de 2021

Cuando Francia era antisemita - 1880–1906 “antisemitismo popular” en Francia (1 de 4) – ANTISEMITISMO Y BOULANGISMO

 

En la Francia de hace 120 años los portaestandartes del antisemitismo, una doctrina que había reaparecido hacia 1880, estaban presentes en todos los ángulos de la escena política. Boulangistas, socialistas nacionales, blanquistas y comuneros estaban todos unidos por su percepción de que los judíos dominaban el capitalismo y si de lo que se trataba era de liberar a la clase obrera y reivindicar los derechos de los trabajadores, era preciso enfrentarse a “los judíos” poseedores del capital y de los medios de producción. Este antisemitismo apareció sobre un mapa político y doctrinal radicalmente diferente del actual y estalló en un país como Francia en el que la izquierda marxista tenía una incidencia mucho menor que en Alemania o el Reino Unido. Así pudo progresar un “antisemitismo popular” que dejará huellas en la sociedad francesa y que algunos autores han considerado como precedente del fascismo histórico. Estos son sus pasos…

Antisemitismo y boulangismo

La formación de una mentalidad que puede ser considerada próxima al fascismo se inicia en Francia en el último cuarto del siglo XIX. Ya en el fenómeno boulangista se empiezan a percibir los primeros ecos de esta corriente, incluido el antisemitismo. Vale la pena analizar brevemente lo que fue este punto de arranque si bien en algunas formas de socialismo utópico previo (especialmente en el fourierismo) ya estaban presentes ecos antisemitas.

En 1886, en torno al General Boulanger [1] se reunieron republicanos radicales, bonapartistas y monárquicos. Cuando Boulanger, desde su cargo de ministro de la guerra, asume algunas reformas del ejército (servicio militar obligatorio para los sacerdotes, mejora en el armamento y en el tiempo de servicio y confraternización de soldados y mineros durante las huelgas de Dacazeville) obtiene incluso el apoyo de la extrema–izquierda que lo había visto con buenos ojos desde que expulsara del ejército a los príncipes de Orleans. La izquierda creía que gracias a la energía de Boulanger conseguiría establecer una república estable y duradera. Este, por su parte, manejaba dos mitos movilizadores que prefiguran los fascismos que aparecerían décadas después: la patria y el pueblo.

La guerra franco–prusiana había causado una profunda frustración en la sociedad francesa, Boulanger pedía simplemente “revancha”. Esto por lo que se refería a la patria. En cuando al pueblo, él y los radicales (socialistas boulangistas y blanquistas) aspiraban a aplicar una política social en defensa de las clases más modestas. Nacionalismo y socialismo estaban unidos por primera vez bajo los colores del boulangismo [2]. Evidentemente un fenómeno de este tipo distaba mucho de ser un movimiento unitario. También aquí, como en los fascismos, existía unanimidad en torno a la personalidad del líder y una multiplicidad de tendencias en las bases.

El boulangismo descansaba especialmente sobre una figura de personalidad indiscutible, pero asentada sobre una peligrosa ambigüedad: algunos de sus partidarios querían construir una república sólida y estable, mientras que otros querían simplemente derribar a la república provisional de 1875 y reinstalar un régimen monárquico. Tras abandonar el ejército, Boulanger se presentó en varias elecciones como candidato con un programa que proponía la formación de una Asamblea Constituyente. El 12 de julio de 1888 fue elegido diputado obteniendo un gran apoyo popular. El 27 de enero de 1889 se presentó como candidato en París obteniendo 245.236 votos muy por encima de sus otros dos adversarios. Celebró su victoria junto con 50.000 parisinos, mientras que algunos de sus consejeros le sugerían dar un golpe de Estado. Ese año la mitad de sus diputados procedían de la izquierda y de la extrema–izquierda. En París. Boulanger dominaba en los barrios populares, no en los burgueses, mientras que en provincia consiguió introducirse en los feudos de la derecha tradicional: si ofrecía a las clases populares justicia social, a las gentes de derecha les aseguraba que restauraría la autoridad del Estado.

Sintiéndose acosado, el Estado respondió con una orden de detención por “complot contra la seguridad del Estado” y le obligó a huir a Bélgica, impidiendo que se presentaran la mayoría de candidaturas boulangistas. En las elecciones del 22 de septiembre de 1889 apenas obtuvieron 72 actas frente a 138 monárquicos y 366 republicanos. Fue el canto del cisne del boulangismo que no resistió este fracaso derivado de la represión. El propio general, muy afectado por este episodio se suicidó el 30 de septiembre de 1891. El grupo parlamentario boulangista estalló el 22 de junio de 1893 cuando sus diputados adoptaron posiciones diferentes ante un escándalo protagonizado por un par de boulangistas.

Está fuera de dudas que el boulangismo utilizó por primera vez en la acción política propuestas antisemitas. Las obras en las que se dan pistas abundantes para establecer este hecho no faltan e históricamente se aceptan sin sombra de dudas. Véanse apenas unos ejemplos, entre otros muchos, de opiniones dadas por especialistas: “El boulangismo y el antisemitismo eran como dos corrientes salidas casi al mismo tiempo de fuentes diferentes y que, rodando por el mismo puente, terminaron por confluir” [3]. Siguiendo la tesis de Sternhell, Serge Leobivici en su análisis “psicobiografíco” de Drieu la Rochelle reconoce: “El antisemitismo hizo su aparición en la escena política con el boulangismo y el descubrimiento de su poder movilizador y de su fuerza revolucionaria” [4]. El profesor Sternhell apunta por su parte: “Autoritarismo, culto al jefe, anticapitalismo, antisemitismo cierto romanticismo revolucionario, tales son los elementos esenciales del boulangismo barresiano”, añadiendo unas líneas más adelante: “Esta síntesis, mucho más moderna que el boulangismo oficial, el sostenido por el General y su Estado Mayor, construida en nombre del interés nacional considerado como prioridad sobre cualquier otra forma de interés, anuncia extrañamente algunas formas de fascismo” [5]. Y, finalmente, un especialista en la historia de los movimientos sociales en Francia, como Gerges Weill sentenció con razón.  “Vencido el boulangismo, el antisemitismo entra en escena” [6]. Veamos a través de quién….

Maurice Barrès, un “socialista nacional” antisemita…

En las elecciones de 1893 el fenómeno boulangista desapareció completamente. Uno de los diputados boulangistas, Maurice Barres [7], luego se convertirá, como veremos, en uno de los adversarios más encarnizados del capitán Dreyfus. De su mano el “antisemitismo popular” alcanza su madurez.

En el antisemitismo moderno, Barrés cree haber encontrado el mejor medio de integrar al proletariado en la comunidad nacional, ve el terreno ideal que permitiría en fin superar las diferencias sociales, movilizar a la nación entera: es así que Barrès transforma simples sentimientos xenófobos y antijudíos en un concepto político de primera importancia. Es el primer pensador político francés en emplear este arme nueva despojando de todo significado confesional y, contrariamente a Drumont (de quien hablaremos un poco más adelante), sin ninguna referencia a la vieja Francia monárquica.

Barrès se configura pronto como el gran teórico del antisemitismo dentro del heteróclito frente boulangista. Pero ¿por qué el antisemitismo? ¿qué hace que Barrès insista tanto en él? Es una simple estrategia. Barrès atribuye importancia al antisemitismo como factor de unidad de la comunidad nacional: todo el mundo está de acuerdo en enfrentarse a los especuladores, a los explotadores… esto es, a los judíos, por tanto, es un factor objetivo que sirve para estimular la unidad nacional y la cohesión nacional, mucho mas que el tema de Juana de Arco o las propuestas del boulangismo de estricta observancia que aspiran a crear una “nueva República” pero que no logran constituirla jamás. Por eso Barrès escribe en uno de los medios boulangistas: “el boulangismo debe ser antisemita en tanto que partido de reconciliación nacional” [8]. El motivo de su antisemitismo no es, pues, religioso o étnico: puesto que los judíos suscitan el encono universal de todos los sectores de la sociedad francesa, este tema es axial para unir al pueblo francés…

Es significativo, por ejemplo, que Barrès se oponga al habitual antisemitismo del que hace gala la “derecha tradicionalista” motivado por cuestiones religiosas. Afirma y asume un “antisemitismo popular” y define el boulangismo como una “concepción progresista que debe servir de plataforma para un movimiento de masas”. Se quiere “portavoz de los pequeños” o defensor de un “boulangismo plebeyo” al que también llama “un nacionalismo de los pequeños”, es decir, de aquellos que no tienen nada más que su condición de franceses.

También apelará a la necesidad de un “antisemitismo social” capaz de atraer a las masas que no se adhieren ni al marxismo ni a la democracia liberal, al mismo tiempo que una solución para superar las diferencias sociales [9]. El antisemitismo de derechas, clerical, no le interesa, ni percibe su interés (para él, no todos los franceses son católicos, pero sí todos los franceses sanos son antisemitas). El 9 de febrero de 1889, los boulangistas de Nancy, con Barrès al frente, convocan una gran manifestación que se desarrollará a los gritos de “¡Abajo los judíos”” y “Viva Boulanger” [10]. Pocos días antes Barrès reprochará a su jefe político el no ser suficientemente antisemita y una parte de la prensa del Este de Francia le apoyará y reproducirá sus palabras. Barrès, finalmente, atribuirá a los judíos la responsabilidad en la caída de Boulanger.

Elegido diputado boulangista por Nancy cuando tenía 27 años, él mismo se situaba en la extrema–izquierda de la asamblea y se consideraba “socialista francés”. Como tal ingresará en la Liga de la Patria Francesa [11] en 1899 y en la Liga de los Patriotas [12]. Al estallar el escándalo Dreyfus tomará partido por los detractores del oficial de raza judía: “El que Dreyfus sea capaz de traicionar, lo sé por su raza” había escrito en un artículo. Compartirá la mayor parte de doctrinas de Charles Maurras [13] sin adherirse nunca a Action Française ni aceptar sus ideas monárquicas. En contrapartida, tanto Maurrás como los escritores de su escuela (Bainville, Vaugeois, Daudet, Massis, Bernanos, Maritain, Maulnier, etc) reconocerán un tributo intelectual con él. Derrotado en sucesivas elecciones volverá al parlamento como diputado por París en 1906 y seguirá siéndolo hasta su muerte.

NOTAS

[1] Georges Ernest Jean-Marie Boulanger (1837-1891), militar francés y dirigente político del movimiento que llevo su nombre y que conmovió la existencia de la III República Francesa. Graduado como oficial en la academia de Saint-Cyr, participó en las campañas de Kabyllia como teniente y obtuvo pronto la Legión de Honor, máxima condecoración francesa al valor. Participó luego en la Campaña de Cochinchina. En 1866 fue profesor de la Academia Militar participando en la defensa de París en la guerra franco-prusiana de 1870 resultando nuevamente herido. Como coronel participó en la represión contra la Comuna de París siendo nuevamente herido y condecorado. En 1882 el ministro de la guerra le nombra director de infantería realizando reformas que lo vuelven muy popular entre la tropa. Ascendido a general en 1884 participará en la ocupación de Túnez. Georges Clemenceau (de quien había sido compañero de estudios en el liceo de Nantes) lo nombra Ministro de la Guerra en 1886. Su primera medida es ordenar la fabricación del fusil Lebel Mle 1886, un arma revolucionaria en la época. Aprueba también que los militares lleven barba lo que le confiere gran popularidad entre la oficialidad. Acude directamente como pacificador a lugares donde se han producido huelgas obreras y a donde el ejército había sido enviado como fuerza represora. Esto le dará un gran prestigio en la izquierda. Otra medida que le dará fama como republicano intransigente será la prohibición de que las familias reales sirvan en el ejército e incluso permanezcan en territorio nacional. Su popularidad irá en aumento a lo largo de 1886 avalado por sus heridas de guerra y su aspecto imponente. A partir de ese momento empieza a prodigarse en mítines reivindicativos y en actos de protesta cuyas intervenciones sirven para que se gane el apoyo laudatorio de “General Rechazo”. Participa con Déroulède en un gran mitin de la Liga de los Patriotas en el Circo de Invierno en París tras el cual una manifestación de 10.000 personas corea su nombre: “Es Boulange, Boulange, Boulange, es Boulanger a quien necesitamos”. En esa época multiplica gestos y provocaciones hacia Alemania que llevan incluso a que éste país movilice a 70.000 reservistas en 1887. Llegará a constituir una red de información propia en el interior de Alemania sin informar al presidente del gobierno que empezará a considerarlo peligrosos. En el gobierno formado el 31 de mayo de 1887 ya no figura como ministro provocando las iras de los nacionalistas. A partir de ese momento el movimiento boulangista cobrará forma. En 1888 se entrevistó en secreto con el príncipe Napoleón que la asegura su apoyo. Abandonará el ejército y se presentará en varias elecciones obteniendo siempre victorias resonantes. Protagonizará un sonoro duelo contra el presidente del Consejo Charles Floquet que lo hiere. Ese mismo año, además de los bonapartistas, otros sectores monárquicos contactarán con él en vistas a derribar al régimen republicano. Recibirá medios económicos de la familia Orleans.  En las elecciones de 1889 se presenta con un programa resumido en tres palabras: “Disolución, Revisión, Constituyente”. Saldrá elegido pero en la celebración cometerá el error de decepcionar a sus partidarios que le piden que marche sobre el Elíseo, él prefiere permanecer con su amante Marguerite de Bonnemain. A partir de ese momento, el gobierno se concentrará en destruir al boulangismo: la Liga de los Patriotas (a la que apoya Boulanger) es disuelta en virtud de una ley sobre las sociedades secretas, luego el propio general se verá golpeado por una orden de busca y captura y el gobierno le levanta la inmunidad parlamentaria obligándole a huir a Bruselas acompañado de su amante. Acusado de conspiración el senado le condena por contumacia “deportación en un penal fortificado”. Marguerite morirá de tuberculosis el 15 de julio de 1891. El 30 se septiembre, Boulanger se suicidará sobre la tumba de su amante.

[2] Tal es la teoría que sostiene el profesor Zeev Steernhell. Cfr. La droite Revolutionnaire. Les origines françaises du fascisme 1885-1914, Editions du Seuil, París 1978

[3] Revue des études juives, Volúmenes 53-54,   Société des études juives (France), École pratique des hautes études (France). Section des sciences économiques et sociales, École des hautes études en sciences sociales, Société des études juives (France). Pág XCI

[4] Le sang et l’encre, Pierre Drieu una psycobiographie, Solange Leibovici, Ediciones Rodopi, Amsterdam, 1994, pág. 277.

[5] Maurice Barrès et Le Nationalisme Français, Zeev Sternhell, Editions Complexe, París 1995, pág. 364.

[6] Georges Weill, Histoire du Mouvement social en France, 1852-1902, F. Alcan, París, 1904, pág. 350.

[7] Maurice Barres (1862-1923), uno de los fundadores del nacionalismo francés y famoso escritor. Es el gran teórico del “culto al Yo” (nuestro primer deber sería defender nuestro yo contra los “bárbaros”, es decir, contra todo lo que debilita nuestra sensibilidad). Su segundo eje son los principios conservadores: defensa de la tierra, de la familia, arraigo en la tierra natal, defensa del ejército, tradicionalismo y nacionalismo republicano.  En su juventud fue amigo del ocultista Stanistas de Guaita. Al llegar a parís en 1884 funda la revista Les Taches d’Encre que hace casi solo. A partir de ahí empieza su evolución hacia el nacionalismo. Influenciado en esos primeros años por Taine y Renan. En 1888 empieza a ser un escritor conocido cuando publica los tres volúmenes del Culto al Yo. Sus libros son especialmente leídos por jóvenes. En 1893 sigue los cursos de Jules Soury en la Sorbonne. Soury se convierte en su maestro intelectual y Barrès asume íntegramente sus principios: respeto a las tradiciones, defensa de la raza y sacralidad de la patria. Escribirá tres volúmenes titulados: Novela de la energía nacional. Al concluir la serie en 1902 puede decirse que ha alcanzado su madurez política y tiene muy claras las ideas que defenderá. En 1899 dará una conferencia en la Ligue de la Patrie Française en el curso de la cual afirmará la “necesidad de restituir a Francia una unidad moral, crear lo que nos falta desde la revolución: una conciencia nacional” y para forjarla apelará tanto a la razón como al sentimiento.  Junto a estas ideas defenderá a partir de 1871 la necesidad de una “revancha” contra Alemania. En 1906 será nombrado miembro de la Academia Francesa. Viajo habitualmente a España y a Grecia escribiendo varias obras sobre nuestro país. (Los datos sobre la biografía de Barres han sido extraídos de Maurice Bàrres, François Broche, Editorial J.C. Lattès, París 1987. Así mismo, en lo que se refiere a las ideas y encuadre histórico, cfr. Barres et le nationalisme Français, Zeev Sternhell, Editions Complexe, París 1985).

[8] Cfr. Nationalisme et antisemitisme en France (vers 1880-1914) , PDF de siete páginas publicado en http://www.banque-pdf.fr/fr_la-droite-en-france.html, pág. 3

[9] Cfr. Nationalisme et…, op. cit., pág. 4.

[10] Cfr. Nationalisme et…, op. cit., pág. 3.

[11] La Ligue de la Patrie Française (1898-1904), grupo nacionalista nacido a raíz del Caso Dreyfus, compuesto por intelectuales, artistas y personalidades relevantes de la sociedad francesa (los pintores Caran d’Ache, Jean-Louis Forain, Edgar Degas, Auguste Renoir, los académicos François Coppée, Jules Lemâitre y Paul Bouget, Su creación fue una reacción a la constitución de la Ligue des Droits de l’Homme. Estaba compuesta por boulangistas y bonapartistas. Se disolvió en 1904 tras la victoria electoral del Bloque de Izquierdas. Sus dos inspiradores principales fueron Maurice Barrès y Jules Lemaître. Para algunos historiadores, la formación de la Ligue responde al tránsito del “nacionalismo abierto” al “nacionalismo cerrado”. En efecto, el nacionalismo era a principio del siglo XIX cuestión de izquierdas y de liberales-demócratas, pero tras la experiencia boulangista quedó como patrimonio de las diversas derechas. Pues bien, La Ligue encarna esta mutación al estar dirigida por patriotas republicanos en busca de soluciones autoritarias. Sobre la Ligue de la Patrie Française pueden consultarse: Jean Pierre Rioux, Nationalisme et conservatisme : la Ligue de la patrie française (1899-1904), Paris, Beauchesne, 1977 y La droite Revolutionnaire. Les origines françaises du fascisme 1885-1914, Editions du Seuil, París 1978.

[12] La Ligue des Patriotes ha pasado a la historia como el primer partido de masas que se estructuró en Francia. Fue un producto del traumatismo generado por la derrota de Sedán y la pérdida de Alsacia y Lorena a manos de la Alemania recién unida. Fundado por Paul Déroulède en 1882 su ciclo vital se extinguió en 1889 para reorganizarse en 18978 antes de que estallara el asunto Dreyfus. A finales de 1981, Déroulède inició una campaña de agitación “destinada a extirpar las raíces de la derrota y de la decadencia”. La carrera de Déroulède había comenzado cuando el ministerio de educación quiso promover los valores patrióticos y creó una comisión de la que él formaba parte. La comisión apenas pudo hacer gran cosa pero siguió trabando y promoviendo esos mismos constituyendo la Liga de los Patriotas. Déroulède creó inmediatamente un semanario, Le Drapeau, en el que Víctor Hugo llegó a publicar un poema. La irrupción de la liga fue un éxito y en pocas semanas contaba con varios miles de miembros la mayoría republicanos. Déroulède se convirtió pronto en un personaje popular y extremadamente conocido. La Liga tenía asociados numerosos gimnasios que sirvieron para difundir los valores de los quera portadora y que contribuyeron a darle un aspecto paramilitar, siendo en esto un precursor de los fascismos posteriores. Déroulède defendía un sistema educativo para los jóvenes basado en la religión de la patria y en la visión militar de la vida (unidad, autoridad, valor, defensa de la comunidad, etc.), valores que habrá que transferir a toda la organización social. Participó como voluntario durante la guerra franco-prusiana siendo herido y hecho prisionero aunque logró evadirse. Luego participó en la represión contra la Comuna de París. Influyen en su pensamiento Reman y Taine.

Su doctrina es simple: un nacionalismo que sitúe a la propia nación por encima de las demás. Es partidario de la revancha contra Prusia, eso supondrá “crear una nueva Francia” y eso solamente se hará cuando exista una sociedad disciplinada dotada de un elevado principio de autoridad y que tenga presentes el resto de valores militares. Déroulède evoluciona en esa dirección (anti-republicana y autoritaria) junto a una parte de la Liga, mientras que la otra se mantiene fiel a los valores originarios nacionalistas y republicanos. Esta división entrañará la caída y la desintegración de la Liga. En 1885, Déroulède se declaró contra el liberalismo y las debilidades del régimen parlamentario. A partir de entonces buscó al “hombre providencial” que debía salvar a Francia y le reconoció en el general Boulanger. Pero no todos en la Liga aprobaron esa opción, a pesar de que la Liga facilitó el servicio de orden y su organización para Boulanger.

En ese tiempo Déroulède replanteó sus objetivos para evitar la escisión interior: se declaró a favor de una república plebiscitaria cuyo jefe fuera elegido por sufragio universal y cuyos ministros serán elegidos entre los mejores ciudadanos aunque no fueran parlamentarios que solamente rindieran cuentas al jefe del Estado no al parlamento. Denunció las injusticias en la distribución de la riqueza a favor de una “democracia social” (fue el primero en utilizar este término) y propuso una democracia directa frente al parlamentarismo. Pero no pudo evitar el que la Liga sufriera una grave crisis interior por la división entre republicanos parlamentarios y plebiscitarios. Déroulède queda en minoría y se produce una escisión que da lugar a la Unión Patriótica de Francia. La Liga perdió 100.000 afiliados solamente en 1898. En diciembre de 1887 los miembros de la Liga organizarán grandes manifestaciones de apoyo a Boulanger y protagonizarán choques con la policía. Ellos serán los artífices del triunfo electoral boulangerista de 1889.

A partir de entonces, la liga será sometida a represión policial y judicial que entrañará su disolución en marzo de 1889 cuando Déroulède es elegido diputado por la candidatura boulangerista. Ese período será el de las grandes convulsiones interiores en la Liga que perderá la mayor parte de sus secciones provinciales. El final de la crisis económica y la Exposición Internacional de París en 1889 entrañarán su pérdida de influencia. En 1994-5 será reconstruida de nuevo. En 1896 será autorizada de nuevo, pero el puesto de presidente reservado a Déroulède quedará vacante y no jugará ningún papel a partir de ahora. La liga reivindica en primer lugar la recuperación de Alsacia y Lorena, la abolición del régimen parlamentario y la recuperación de la dignidad nacional.

Cuando estalle el caso Dreyfus, la Liga se convertirá en la punta de lanza del movimiento antidreyfusard, movilizando entre 30 y 60.000 afiliados en París. Su objetivo es apoyar un golpe de Estado militar. El 23 de mayo el 3 de octubre de 1901 organizarán verdaderas demostraciones de fuerza. Ese año, tras la muerte del presidente Félix Faure, Déroulède, que ha recuperado la dirección del movimiento cree que ha llegado un ciclo parecido al de Boulanger. Intenta junto con el general Roget un golpe de Estado que fracasa y sus protagonistas resultan arrestados y procesados. Las legislativas de 1902 se saldan con un éxito para los candidatos de la Liga. Nuevamente la liga vive un segundo período de vitalidad. Pero a este período de vitalidad seguirá un nuevo bache al que seguirá un período de colaboración con la Liga de la Patria Francesa que se saldará con una ruptura irremediable. A partir de 1905 la liga perderá definitivamente fuerza y se verá absorbida progresivamente por otras corrientes de la derecha tradicional. Cuando Déroulède muere en 1914, le sustituye Barrès al frente de la Liga que es prácticamente una organización aletargada y en regresión.

[13]  Sobre las relaciones de Charles Maurras con los movimientos antisemitas de los años 80 del siglo XIX, puede leerse Le maurassisme et la culture: L'action française. Culture, société, politique (III), Michel Leymarie, Olivier Dard, Jacques Prévotat, Neil McWilliam, Preses Nationales du Septentrion, Villeneuve d’Ascq 2007, especialmente pág. 20 y sigs.