miércoles, 13 de noviembre de 2019

Crónicas desde mi retrete (43) – La peor de todas las fórmulas


Lo peor que tiene la clase política española es que no atiende a razones de ningún tipo, ni mira más allá del día de hoy. Ni perspectiva de futuro, ni lógica, ni por, supuesto, proyecto de Estado. Lo más absurdo de la actual situación es que, PSOE y Podemos hubieran podido ponerse de acuerdo hace medio año y nos hubiéramos evitado nuevas elecciones y meses de incertidumbre y provisionalidad. Ahora, en cambio, tenemos un pacto suscrito a prisa y corriendo que promete estallar en cuanto aparezcan las primeras críticas y el PSOE demuestre su verdadera naturaleza y queden resabiados en Podemos excluidos del reparto de poder.

LOS PUNTOS DEL ACUERDO

Los “ejes prioritarios” del pacto son: el primero de todos, el relativo al “empleo”. Hablan de hacer “crecer” el empleo y “combatir la precariedad”. Difícil sino imposible ante la crisis que se avecina. El segundo es la “lucha contra la corrupción”… pero el juicio por los ERES de Andalucía sigue estancado. “Proteger los servicios públicos, especialmente la educación”, interesante, pero imposible si tenemos en cuenta que el PSOE es el principal responsable del hundimiento de la educación en este país. “Ayuda a la dependencia”, también necesario, pero hay que recordar que la Ley de Dependencia fue una ley zapateriana espectacular que se aprobó demagógicamente sin que se habilitara antes el cálculo presupuestario para hacerla posible. Hoy, sigue en vigor con los mismos problemas que al principio. “Blindaje de las pensiones”, “asegurar su sostenibilidad”, “revalorización conforme al coste de la vida”… ¿cómo no estar de acuerdo? “Apostar por la ciencia como motor de innovación”: declaración voluntarista en un país líder europeo en fracaso escolar y en donde las matemáticas son una asignatura tabú. “La vivienda como derecho y no como mercancía”… Termina el punto con una peregrina propuesta de “controlar la extensión de las casas de apuestas” (que Sánchez hubiera podido controlar en sus dos años de gobierno).

Todos estos elementos, contenidos en el punto 2 tienen un pequeño problema: suponen un esfuerzo presupuestario imposible para un país que se aproxima 1.250.915.000.000 (es decir ¡un billón y cuarto!) de déficit público. Porque para cada una de estas partidas habría que duplicar la inversión y la fiscalidad no da para tanto, aunque la corrupción quedara reducida a cero (que no quedará porque la corrupción es endémica en el país y el PSOE figura entre sus promotores.

En economía el programa acordado es un ensueño voluntarista: “fortalecer a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos”, “impulsar la reindustrialización y el sector primario”, “facilitar creación de riqueza, bienestar y empleo”, vaguedades contenidas en el punto 4 que sigue al tópico punto tercero sobre “amor a los animales” y “ecología”.

Lo mas fácil y lo primero que llegará será la Ley de eutanasia contemplada en el punto 5, cuyo redactado indica que España será “país de memoria y dignidad”. Y sabemos lo que se quiere decir con eso: dinero para excavar fosas, matraca con borrar signos reales o supuestos del franquismo.

“Asegurar la cultura”, “fomentar el deporte” en el punto 6 y, claro está, las “políticas feministas” presentes en todo el punto 7, mera colección de tópicos sobre la temática. “Apoyo decidido a la España vaciada”

El punto 9 es quizás el más importante: “garantizar la convivencia en Cataluña”. Se fomentará el “diálogo siempre dentro de la constitución” (ese chicle que puede estirarse a voluntad). “Se fortalecerá el Estado de las Autonomías” (ese engendro fracasado: y, atención, cuando se dice “fortalecer”, quiere decir más dinero para las autonomías, especialmente para las que más guerra den).

El último punto es el más maravilloso porque entra en contradicción con todo lo anterior: si alguien pensaba que las medidas hasta aquí habilitadas iban a desequilibrar el presupuesto, aquí se nos tranquiliza. En absoluto, lo que la coalición pretende es “justicia fiscal y equilibrio presupuestario”, “control del gasto público”, “reforma fiscal para que se eliminen privilegios fiscales”…


¿QUÉ PUEDE OCURRIR A PARTIR DE AHORA?

La suma de los votos de PSOE y Podemos ni siquiera supone mayoría parlamentaria. Para tenerla, les será preciso el apoyo de otros grupos. ERC, de momento, ya ha dicho que no. Y lo mismo cabe decir de Bildu. Apoyo a cambio de indulto… Bien, pero ¿y en los próximos juicios por el 1-O? Otro tanto cabe decir de JxCat que, de momento, rechaza el programa. Solamente Más País y Compromis (en total 3 miserables escaños de otros derrotados el 10-N) han dado su sí. El PNV está a la expectativa. Y Teruel Existe, pide garantías por escrito, a pesar de que el punto 8 del acuerdo iba en su dirección. Los diputados de Ciudadanos votarán en contra y proponen una “gran coalición” en la que ellos participen.

La investidura no está todavía clara del todo. Queda negociar y en la negociación con todas las fuerzas políticas, se comprobará la solidez del pacto y su viabilidad. Podemos aportaría un vicepresidente que recorrería Europa con chepa, coleta y tres ministerios de tipo “social” (aspiran a Defensa, aunque la OTAN tirará de la oreja a Sánchez para evitarlo).

De momento, en la apertura del IBEX se ha producido un desplome y esta mañana, si el país tuviera más interés por la política y un espíritu crítico más desarrollado, estaría recorrido por la inquietud. Mucho más que ayer.

Es fácil prever que este programa supondrá un ascenso de la deuda pública hasta el billón y medio en el primer año. Porque la única forma que tiene ese programa voluntarista de cristalizar es mediante la inyección de deuda en un momento en el que el mercado laboral está empezando a mermar.

No creemos, ni por asomo, que el programa de “reformas” pueda aplicarse, al menos en los elementos que interesan a la sociedad: lo que implicaría un sesgo antiglobalizador que resulta increíble e impracticable en las actuales circunstancias. Es un programa “voluntarista” que costará caro y que, incluso sería de muy difícil aplicación en momentos de bonanza económica y déficit cero.

Lo primero es convencer a la granizada de partidos menores con representación parlamentaria de que apoyen al nuevo gobierno o se abstengan en la votación. Y esto cuesta más concesiones a cada una de las siglas. Y más y más. En lo que respecta al contenido del pacto, parece claro que las dos únicas iniciativas viables son la Ley de Eutanasia y todo lo relativo a “igualdad de género” y “memoria histórica”. Todo lo demás es voluntarista, tópico y fantasioso.

El PSOE querrá aplicar estas reformas con lentitud esperando que la crisis económica remita en poco tiempo y pueda alardear de buenas cifras en el empleo. Podemos tendrá prisa en que se noten efectos sociales reales de su compromiso con los socialistas. Los primeros alegarán que los compromisos “se están cumpliendo”, los segundo se darán cuenta de la vaguedad de lo que han firmado.

En realidad, lo que ha ocurrido es que la izquierda se está dando cuenta de que las segundas elecciones han supuesto una pérdida para la izquierda de dos millones de votos y el que ha irrumpido el voto a Vox en barrios obreros. La fórmula “frente popular” parece algo demodé y corre el riesgo de que ocurra como en 1936: no con un peligro de guerra civil, sino de transformar el día a día del ciudadano en un sobresalto continuo, cuando no por un tema (la crisis económica), por otro (la “cuestión indepe”) …


COALICIÓN Y MODELO GEOMÉTRICO

En el artículo Un modelo geométrico para entender la política española 2019, aludíamos a un espacio de centralidad y a una periferia política. Decíamos que la lógica política en una democracia liberal como la española, y en un momento de dispersión del voto, con imposibles mayorías absolutas, tendía, casi necesariamente, a la colaboración entre las fuerzas que ocupan ese “espacio de centralidad” (PP y PSOE). Sin embargo, lo que se ha producido es la colaboración una de las fuerzas que ocupan esa “centralidad” (el PSOE), con una coalición de partidos (y partidos que, a su vez, con coaliciones de círculos, Podemos) que se encontraba en el área de la “periferia política”. No ha sido la lógica lo que ha orientado las decisiones de Pedro Sánchez, sino el afán de supervivencia y el odio acumulado por décadas de ver la política como una oposición entre derecha-PP e izquierda-PSOE, algo que pertenece al último cuarto del siglo XX y que se mantiene por inercia, mucho más que por diferencias entre los programas (el comportamiento de ambos en materia económica ha sido en los últimos 40 años exactamente el mismo).

Decíamos que, bajo el gobierno, siempre salido de esa “centralidad”, se encontraba el poder económico como verdadero poder que influía en el día a día de la nación, a través del gobierno. Ahora, sin embargo, lo que tenemos es, un partido partícipe del espacio de “centralidad” que se presta a colaborar con otro partido situado en la “periferia política”, incluso en sectores marginales de esa periferia. Siguiendo ese modelo geométrico, lo que va a ocurrir es que se va a producir una situación “excéntrica”: el poder político y el poder económico van a estar en dos verticales distintas. El espacio de centralidad no va a pivotar sobre el poder económico, sino que va a adquirir un movimiento excéntrico como esos platillos de los malabaristas chinos que giran sobre un eje, oscilando en todas las direcciones. Si ese eje se centra de nuevo, el platillo se cae…
Es fácil prever:
1) Que esta coalición deberá todavía limarse y ganar votos hasta llegar a los 175 diputados o bien cambiar concesiones por votos, aumentando la inviabilidad económica de estos acuerdos.

2) Que el desfase entre poder económico y poder político va a generar tensiones en el interior mismo del PSOE y mucho más en la sociedad española (de las que la caída del IBEX es el primer aviso)

3) Que al pacto tendrá corta duración y se verá regado por un aluvión de críticas interiores, especialmente entre los sectores de Podemos que hayan quedado fuera del reparto de poder y entre las baronías del PSOE. No es un “pacto de futuro”, sino una solución temporal protagonizada por partidos estancados o en retroceso.
4) Que ninguno los puntos de acuerdo entre ambas formaciones no dan solución viable a ninguno de los dos problemas de la sociedad española: la crisis económica que tenemos encima y la “cuestión catalana”, en donde los indepes van a ver las concesiones que Sánchez deberá darles, como un paso adelante en su programa de independencia.
Dicho de otra manera: a partir de ayer, el acuerdo PSOE-Podemos, va a aumentar la inestabilidad de la sociedad española y agravar sus niveles de inseguridad integral.