jueves, 30 de agosto de 2018

365 QUEJÍOS (123) – MOZOS DE ESCUADRA


Servidor es hombre de orden y por tanto le gustaría elogiar –y que se elogie- a cualquier cuerpo de funcionarios destinados a mantener el orden público, luchar contra la delincuencia y, defender a la sociedad. Pero, a veces, resulta que el gobierno de turno convierte a determinado cuerpo de seguridad es una especie de “guardia blanca” destinada a defender, no a la sociedad, sino al propio gobierno. Y entonces ya no puede hablarse de “cuerpos de seguridad del Estado”, sino de “funcionarios armados al servicio de tal o cual gobierno”. No crean, suele ocurrir. No es lo mismo servir a un gobierno concreto que servir a la sociedad. Y claro, para aquel que lleva a Cataluña en el corazón, se plantea un problema cuando se habla de los Mozos de Escuadra. ¿De qué me quejo? De que los Mozos de Escuadra deberían de haber sido una cosa y están derivando hacia otra muy distinta. Pero me quejo todavía más de que Cataluña esté literalmente asolada por la delincuencia. Porque lo está. Y los mozos que tendrían que estar deteniendo choros, andan por ahí preocupados por multar a los que, diablos, ejercen una actividad tan peligrosa para la sociedad, como quitar colgajos amarillos. ¿Es que era preciso mezclar a un cuerpo de seguridad en todo este fenomenal absurdo independentista? Que Cataluña esté partida en dos es una cosa, que los mozos, en la práctica, demuestren ser la policía de media Cataluña es otra muy diferente, incalificable e inadmisible.

Los “mozos de escuadra” nunca fueron la “policía tradicional de Cataluña”, sino que se estrenaron hacia 1721 creados por los partidarios de Felipe V para ayudar en la represión contra los partidarios del Archiduque Carlos y, en concreto contra los “miqueletes”, núcleos que seguían resistiendo. Mal asunto porque los primeros mozos ya combatían a una Cataluña en nombre de otra Cataluña. La sorpresa es que no fueron un invento autonómico, ni nacionalista, sino ¡de la recién creada administración borbónica!

Pasemos por alto el que los mozos siguieron siendo la fuerza de defensa de la Generalitat durante la República… y no la fuerza que defendía a la población catalana. A un mozo de escuadra le cupo el honor de afeitar al cadáver de Macià cuando falleció (y cuentan las crónicas que lo hizo llorando como una Magdalena). Su actuación el 6 de octubre de 1934 fue peripatética. Trescientos mozos fueron comisionados para defender el palau de la Generalitat, pero la mitad de ellos se habían ido a comer cuando el ejército pasó por Plaza de Sant Jaume a preguntar a Companys que diablos había hecho. En esa época, tampoco es que detuvieran a muchos delincuentes (la cocaína corría por Barcelona a raudales)… pero la emprendieron contra la CNT-FAI. Su papel el 18 de julio no fue particularmente relevante, pero estaban allí en donde algún notable de la Generalitat necesitaba protección contra la FAI. Digámoslo ya: el 18 de julio la Generalitat dejó de existir en la práctica. Existió, eso sí, un Companys que se inclinó 90º con el pantalón bajado ante la FAI desde julio de 1936 hasta mayo de 1937 y que luego, en esa misma posición, lo haría ante el PSUC y los agentes enviados por Stalin.

Hay que decir, que en 1932 los medios radicales independentistas ya habían creado una “Escuela de Policía de Cataluña”, porque en su concepto, si en Cataluña debía de haber una policía, debía ser, naturalmente, independentista. Pero, el hecho de que los mozos en el siglo XVIII hubieran sido españolistas y borbónicos fue el argumento que se utilizó para autorizar en 1950, en pleno franquismo, la creación de una “sección de los Mozos de Escuadra”, en la práctica, una policía de vigilancia de los edificios de la Diputación. Con su uniforme tradicional y todo: sombrero de copa, espardenyes y chaquetilla torera. Un poema, vamos.

Y llegamos a nuestros días: lo primero que cabe preguntarse es si los mozos son un cuerpo amado, respetado y querido en Cataluña. Me temo que no. Por tradición, los independentistas están más próximos de la anarquía que del orden. Así que, frecuentemente, las CUP desconfían y critican a los mozos. En cuanto a los unionistas, el hecho cierto, incontrovertible y bien documentado, de que los mozos no investigaran nunca las tramas de corrupción nacionalistas durante el pujolato y su papel ambiguo en las flamaradas independentistas de los últimos años, les han quitado el poco respeto que podían tener para este sector.

La impresión general es que, a la vista de la situación del orden público en Cataluña, los mozos han fracasado por completo. Tampoco son apreciados en su actividad en carreteras. Se les achaca rigidez reglamentaria (con los picos era posible discutir y que te perdonaran multas a cambio de recibir amonestaciones, con los mozos, si te paran, antes o después logran encontrar alguna excusa para multarte. Y esa es la impresión que hay entre los catalanes). Otros cuerpos de seguridad les achacan directamente impericia, ineficacia y estar volcados a tareas que nada tienen que ver con la defensa de la sociedad. Los hay que conocen el mundillo de la seguridad que agradecen la bondad divina que hace que todavía en Cataluña, la Policía Nacional tenga a su cargo el tema de “inmigración”, porque eso es la excusa para la lucha contra el narcotráfico… En síntesis: antes del proceso independentista, la actividad de los mozos era cuestionable para muchos. Hoy, además, se unen sus tics políticos.

http://eminves.blogspot.com/2018/07/iberia-alternativa-mision-y-destino-de.html

No sé, sinceramente. Creo que hay que revisar toda esta historia de las “policías autonómicas” y lo primero de todo, replantear  el concepto mismo de ¿para qué una policía autonómica? ¡Como si las policías municipales no fueran de proximidad! Además, España no es tan grande como los EEUU en donde cada Estado tiene su propia policía. Esta España no es algo tan enorme como para que coexistan Policía Nacional, Guardia Civil, policías autonómicas y policías municipales. Alguien sobra: ¿quién? Obviamente el que muestra una eficiencia y una popularidad menor. Por supuesto, el que suscita más discusiones. Desde luego el que tiene una historia más atribulada y próxima a la historieta. Lo lamento, pero tres décadas después de la creación de los mozos de escuadra, me temo que una parte importante de la actividad de esta policía ha sido política al servicio del nacionalismo y del independentismo. ¿La prueba? Que los choros llegados de los cuatro rincones de la galaxia asolan Cataluña y que, en este contexto, a algún “genio” se le ha ocurrido poner a los mozos a multar a los que retiran lazos amarillos. ¿Se ha vuelto loco alguien o no?