jueves, 14 de junio de 2018

365 QUEJÍOS (46) – LA IZQUIERDA MARCIANA


No me quejo de que haya gentes de izquierdas o que se crean de izquierdas o que se sitúen a la izquierda. Me quejo de que la izquierda es hoy un páramo de ideas. O si lo prefieren más poéticamente, un vergel de tópicos y dogmas. Añoro los tiempos en los que existía una izquierda marxista con pies y cabeza, método analítico, orden y lógica. O me quejo de la desaparición de aquella otra izquierda anarquista que no se complicaba las cosas y sabía lo que quería: libertad. Yo nunca estuve en la izquierda, pero podía hablar con gentes de izquierda, incluso podía discutir con ellos. Hoy resulta imposible discutir con alguien de izquierdas. Dicen que son humanos, pero sospecho que, en realidad, bajo la cama tienen los restos de una vaina: los marcianos los han sustituido por réplicas humanoides.

Marx y Engels elaboraron una “ideología” sencilla en su concepción y en su método. Pero toda “ideología” no es más que un esquema dogmático de interpretación de la realidad que pronto queda desfasado. Responde a un momento concreto de la evolución histórica, pasado el cual, la “ideología” ya no sirve para interpretar la realidad, sino que hay que encajar esa realidad a martillazos dentro del esquema ideológico. Eso fue lo que le pasó al marxismo: nació en pleno capitalismo industrial, pero cuando llegó el capitalismo multinacional perdió fuelle y al final del proceso, poco antes de que el capitalismo globalizado se instaurara tras la Caída del Muro de Berlín, ya era un arcaísmo viviente.

Primero quedaron fuera de juego los “marxistas ortodoxos” que habían hecho de la URSS la columna vertebral de su andamiaje ideológico. La experiencia soviética fracasó y, a partir de los años 50, tras la revuelta húngara y con el cuerpo de Stalin pudriéndose, resultaba difícil negar que los partidos comunistas apenas eran una especie de quinta columna de la política del Estado Soviético en cada país. El “eurocomunismo” lo negó, pero ¿quién se acuerda una del “eurocomunismo” que se quiso presentar como una “tercera vía” entre el estalinismo y la socialdemocracia? Cuando murió la URSS, murió el “eurocomunismo”.

Los maoístas no superaron el encuentro entre Kissinger y Mao Tse Tung ni la llamada “política del ping-pong” que restableció las buenas relaciones entre EEUU y la China comunista, aliadas contra el neostalinismo de Breznev. Los trotskistas, cuyo dogmatismo ideológico los reducía a pequeñas capillas disgregadas, terminaron practicando “entrismo” en cualquier formación de izquierda pujante (eran muchos los que “entraban”, pero pocos los que “salían”; el entrismo fue para la mayoría solamente una posibilidad de socializarse con otros sectores de izquierda y reciclarse en posiciones más digeribles.

Los socialistas alemanes en Bad Godesberg sellaron su abandono del marxismo y se sometimiento al capital. A través de la Internacional Socialista y de organismos como La Comisión Trilateral, esa posición se convirtió en dominante en todo el movimiento socialista… Repercutió tardíamente en España durante la transición cuando el PSOE se incluyó en esta tendencia. Pero luego vino la crisis de 2008 en la que la socialdemocracia mundial optó por defender al capital y a la alta finanza, en lugar de a los trabajadores y a las clases desfavorecidas. Fue la confirmación de que aquello había llegado a la estación término.

¿Que le quedaba a la izquierda? ¿Cuál iba a ser su deriva ideológica? Ya no fueron Marx, ni los clásicos de la socialdemocracia, los que marcaban la ruta a seguir, sino El Correo de la UNESCO: para leer y anticiparnos a los puntos defendidos hoy por la izquierda solamente había que leer esa revista. Ahí estaba todo: derechos de los homosexuales, de las lesbianas y de los transexuales, ideologías de género, aborto libre y gratuito, multiculturalidad, inmigración masiva, una sola religión mundial para una sola raza mundial, una sola cultura mundial, surgido todo ello del mestizaje, derechos de los okupas, de las minorías más minoritarias, ideales finalistas de paz, amor, fraternidad universal… No es una “ideología” porque no hay en ella nada de coherente. Es una “doctrina marciana”, llegada de otro planeta, producto de alucinados y dirigida a provocar alucinaciones colectivas y éxtasis místicos

Imposible discutir con ellos. No nos separan dos formas de considerar la realidad, sino dos mundos completamente diferentes: el del razonamiento socrático y el del dogma transfigurador. Me quejo de que esta izquierda es la única que existe hoy. Me quejo de que la religión tradicional  y la ideología racional han sido sustituidas por supersticiones sociales y que ese es hoy el único camino a la izquierda. No es una ideología, ni una doctrina lo que defiende hoy la izquierda: es un modelo religioso dogmático invertido, por tanto, irracional. De eso me quejo.