Sabemos lo que nos espera: si el “progresismo” domina el parlamento europeo, sabemos que aumentará la inmigración, más y más, que Europa perderá sus raíces más y más aún, que se exigirá a los países del Este con menos inmigración que aumenten la presencia de inmigrantes o se les sancionará, sabemos que en las siguiente convocatoria electoral en 2029, entre el 30 y el 50% de la agricultura actual habrá desaparecido de Europa y los eriales serán convertidos en “huertas solares” y campos de molinetas… EN 2029 YA NO PODREMOS PENSAR EN CÓMO RECTIFICAR LA SITUACIÓN, SINO QUE DEBEREMOS ELEGIR EN QUÉ PAÍS INSTALARNOS PARA HUIR DE LA CATÁSTROFE EUROPEA.
No vamos a hablar del programa socialista para estas elecciones
basado en “más feminismo, más igualdad, mas ecología” que demuestra la indigencia
intelectual del “PSOE” cuyo programa no es más que una fotocopia servil de la
Agenda 2030. Cada vez más, el PSOE es el partido de los subsidiados y de
los “nuevos españoles”: su misma sigla encarna su mentira. Ni es obrero, ni es
socialista, ni es español y, por no ser, ni siquiera es partido sino más bien el
abrevadero del grupo de amigos de Pedro Sánchez.
Pero el programa del PP no es mucho mejor. La publicidad electoral del PP -la tengo delante- es nula, formada
por consignas sin contenido y sin desembocaduras prácticas “Tu voto es la
respuesta: por la igualdad, las libertades y el futuro”… Termina con “es
la respuesta a lo que está sucediendo”, “es la respuesta con la que podemos
mejorar Europa”… Y sabemos por los medios que Von der Leyen ha estado en
España, junto a Feijóo haciendo campaña. Von der Leyen, miembro de la
Democracia Cristiana alemana Y RESPONSABLE DE TODOS LOS DESASTRES QUE HAN
OCURRIDO EN EUROPA DESDE QUE ASUMIERA LA PRESIDENCIA DE LA COMISIÓN EUROPEA EN
2019. Y no han sido pocos. ¿Esta es la persona a la que el PP se asocia en
Europa? Votar por esta candidatura supone, simplemente, garantizar que el
camino de la decadencia va a seguirse con paso firme, como en los últimos años.
Von der Leyen lo ha hecho todo para que siguiera llegando
inmigración masiva a Europa. Lo ha hecho todo para destruir la soberanía
alimentaria europea. No ha hecho absolutamente nada para acrecentar, afirmar o
simplemente rescatar la identidad europea. ¿Y Feijóo la considera el mejor
valor para realzar su cartel electoral?
Tiene razón Vox al recordar que el PP y el PSOE han votado juntos
las mismas opciones en el parlamento de Estrasburgo en el 89% de las votaciones. Así que, no nos engañemos: una cosa es que Feijóo quiera
desplazar a Sánchez en España y otra muy distintas que quiera un cambio de
política -cambio necesario por un simple afán de supervivencia- en la UE. No lo
quiere: quiere que todo siga igual. Rompo pues la papeleta electoral del PP, de
la misma forma que he lanzado a la basura la del PSOE...
No vale la pena aludir a Sumar o Podemos, ni siquiera a los grupos
nacionalistas y/o independentistas. En primer lugar, porque la “izquierda
radical” española está llamada a desaparecer en la medida en que sus políticas
ya las ejerce el PSOE: si quieren sobrevivir en política, tanto Yolanda
como las loquitas y los hombres deconstruidos de Podemos, solo podrán hacerlo a
la sombra del pedrosanchismo. Fuera de esa sombra, mueren. En cuanto a los
indepes, Europa les queda lejos; lo quieran o no reconocer, la UE es una “unión
de Estados nacionales”, no una confederación de federaciones nacionales. No
tienen lugar en Europa y los tiempos no les ayudan: es difícil ser
micronacionalista en una época de mundialismo.
Queda Vox. Vaya por delante que el candidato de Vox y uno de sus
pesos pesados, Jorge Buxadé, es un tipo claro, de comportamiento político
irreprochable y que no utilizan el doble lenguaje, ni la ambigüedad equívoca. Es claro, directo y, lo más significativo, se ganaba
perfectamente la vida antes de dedicarse a la política. La política no es para
él un modus vivendi, sino un acto de servicio, quizás porque en su
juventud militó en Falange Española y antes en la Organización Juvenil
Española. Sea como fuere, está hoy en Vox como vicepresidente del partido. En
el folleto de propaganda de esta opción se reconocen los cuatro problemas que
hemos definido inicialmente: inseguridad, inmigración, futuro… no hay nada que
“chirríe”, nada que parezca falso o demodé. Vox es, en estos momentos, la
opción más segura para imprimir un giro a la UE. Es la opción que recomendamos
votar.
¿HAY OTRAS OPCIONES?
En realidad, se han presentado 34 candidaturas. Hay, claro está,
para todos los gustos. De entre todas hay dos que merecen mencionarse. Una es
la de Falange Española de las JONS, la otra Se acabó la fiesta de
Alvise Pérez. Las mencionamos porque este blog tiene un buen número de lectores
que proceden, o bien de FE-JONS, o bien porque siguen a cualquier outsider
antisistema que aparezca, como Alvise Pérez. Empecemos por este último.
Antiguo miembro de Ciudadanos, pasado luego al mundo “influencer”,
se ha caracterizado por denunciar escándalos y por hacer acopio de denuncias.
El CIS le da un 0’9% de intención de voto, lo que le posibilitaría su entrada
en el parlamento europeo. Pero, el problema es la personalidad del youtuber
y sus intenciones reales.
La figura del outsider no es nueva en las elecciones
europeas: hemos tenidos como outsiders a Jesús Gil, a Ruiz Mateos, a
Joan Laporta… Sus programas eran “personalistas”: simplemente, querían
beneficiarse de su condición de parlamentarios europeos para eludir procesos,
esquivar regulaciones fiscales o, simplemente, llamar la atención. El historial
de Alvise Pérez es desalentador. Ha apostado por UPyD, primero, luego por
Ciudadanos, hasta que ambas opciones se desintegraron. Tiene, pues,
“vocación centrista”, pero es lo suficientemente “listo” como intuir que el
centrismo se ha acabado y que hemos entrado en la era de las confrontaciones.
Hubiera podido integrarse perfectamente en Vox, de no ser porque él defendía
una opción personal. Por una parte, quien quiere ser “influencer” y “youtuber”
tiene que llamar PERMANENTEMENTE LA ATENCIÓN. Y eso se consigue fácilmente
atacando a gente lo suficientemente conocida como para que el ataque
-justificado o injustificado, eso es lo de menos- tenga impacto y genere
interés. Y lleva así desde diciembre de 2019.
En la extrema-derecha hemos visto individuos parecidos. Un tal
“Josele” causó destrozos lanzando un digital de poco lustre en el que acusaba a
la familia Botín de asesinar a no sé quién. Pura fantasía sensacionalista e
ignorancia de la legislación vigente. Obviamente, los Botines presentaron
denuncia. En España, la maquinaria judicial es lenta -terriblemente lenta-
pero, antes o después, llega. Y el tal “Josele” tuvo que “exiliarse”. Ha habido
otros muchos que están en similar tesitura. Faltaba uno con más experiencia y
aspiraciones y ese es Alvise Pérez.
He intentado ubicar el programa o algo que sugiera lo que propone
esta candidatura. Cuesta. Lo que sí he encontrado es mucho material sobre
Alvise. No ha dejado buenos recuerdos en las formaciones por las que ha
pasado. Se le ha llamado “el rey del bulo” y es posible que lo sea a tenor de
los procesos judiciales de los que se ha hecho acreedor y que justifican la
búsqueda de una patente de corso parlamentaria. Por lo que veo, la web de Se
acabó la fiesta es un formulario para reclutar apoderados y representantes.
Poco más. Demasiada bruma en torno a esta candidatura, demasiadas dudas: ¿en
qué grupo se integraría? Una sola certidumbre: puede robar votos a Vox.
Falange Española es el sinónimo de la fidelidad. De eso no hay ninguna duda. He dicho en varias ocasiones que
esta formación está mucho mejor dirigida hoy que en décadas anteriores y que
quienes están al frente de la candidatura son “buena gente”. Pero los problemas
que plantea esta opción son varios.
En primer lugar, es una opción testimonial. “Testimonialismo”
es lo opuesto a “hacer política”. Es una opción legítima, incluso el
manifiesto programa que puede leerse en LA WEB DEL PARTIDO,
lo podríamos suscribir casi en su totalidad. Pero, el problema no es
solamente de HERMANDAD con los ideales y medidas que propone, sino de
POSIBILIDAD de hacerlos efectivos. Y aquí es donde la opción falla: en los
últimos cincuenta años, FE-JONS se ha empequeñecido demasiado como para poder
ser una opción política creíble con capacidad política: es, como hemos dicho,
una “opción testimonial”. El elector de este partido, en el fondo, no es
apenas diferente del de Vox (varía especialmente en que Vox ve la UE como
“reformable”, mientras que FE-JONS la ve como “desechable”). El discurso de
FE-JONS no se diferencia mucho del de Jorge Buxadé, salvo por el hecho que el
de este último tiene mayor eco y credibilidad.
En segundo lugar, vale la pena recordar que FE-JONS es la única
formación de la antigua “ultraderecha” que se presenta a las elecciones. No
están presentes ni Democracia Nacional, ni España 2000, ni Hacer Nación, Facta,
ni la media docena de círculos culturales uniprovinciales surgidos de este
ambiente, ni los medios carlistas, ni los católicos militantes. No hubiera
estado de mas aprovechar toda esta constelación de grupos para armar una
candidatura unitaria que, en todo caso, hubiera sumado algunos miles de votos
más. Las manifestaciones ante la cueva de Ferraz hubieran podido servir
para propulsar esta convergencia y establecer un paralelismo con la situación
francesa o italiana: de la misma forma que existe un “partido parlamentario”
con posibilidades de gobernar en Francia y gobernando ya en Italia, también
existe en ambos países una “vanguardia extraparlamentaria” (Casa Pound, Les
Identitaires) que agita en la calle. La convivencia entre ambos es
saludable porque la lucha política tiene un doble frente: la calle que precisa
agitación y el parlamento que precisa de otros métodos de actuación y de otras
consignas.
Por otra parte, una política de convergencia de grupúsculos
patrióticos es, en definitiva, lo que está haciendo la propia dirección de
FE-JONS en el “Espacio Ardemans”, abierto para todos los grupos que lo reclaman
para alguna actividad, estén o no vinculados al partido.
A nadie se le escapa que FE-JONS va a obtener unos resultados
modestos. Y es lamentable, pero es innegable que figurará entre las opciones de
cola. ¿Vale la pena presentarse a unas elecciones a sabiendas de que ni se
va a llamar la atención, ni se va a obtener algún resultado significativo? Ya
lo hemos probado muchas veces. El sector al que pertenece FE, las “fuerzas
nacionales”, en otras ocasiones ha visto como aparecían dos y hasta tres
opciones más en el mismo espacio: cada una tenía la intención de demostrar que
podía adelantar a las otras… pero, sumados los votos de todos, resultaban
irrelevantes e, incluso en algunos casos, ridículos. Creo que la “carta
unitaria” es la única que queda por jugar a este sector. Lamento el
pesimismo, pero no creo que los esfuerzos y la energía de los dirigentes de
este partido, queden compensados por los resultados que obtengan. Habrá
valido la pena que se presentes si, el “día después”, reconocido el esfuerzo y
los resultados limitados, se reconociera también la necesidad de cambiar de
estrategia. Y la única posible es la “carta unitaria” hacia un frente activista
que plantee movilizaciones y protestas en las calles.
ELECCIONES EUROPEAS (PRIMERA PARTE)
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