Novela negra salpicada de humor e ironías. Dos investigaciones
paralelas emprendidas por un matrimonio de periodistas. Ella centrada en los
años 20 y en la figura de Macià, obsesionada por el ritual fúnebre en el que se
le arrancó el corazón. Él tratando de penetrar en el santo de los santos del independentismo
del siglo XXI. Las dos investigaciones terminan convergiendo en un punto: el
irracionalismo de ayer y de hoy, sello característico de todo nacionalismo. Tal
es la temática de la novela de Ernesto Milá, El corazón de Macià.
– En primer
lugar, ¿se acuerda alguien de Macià y de su figura?
– Realmente,
para la mayoría, es una plaza de Barcelona que, por aquello de las ironías, en
otro tiempo se dedicó a Calvo Sotelo. Sin embargo, en las escuelas se enseña
que fue un “gran líder de Cataluña”, sin ninguna notación crítica. Se trata del
culto en sentido propio: culto intocable, culto dogmático e inamovible, culto
que jamás deberá cuestionarse descendiendo a su papel histórico real, culto
hecho de frases grandilocuentes, actitudes dramáticas y solemnes, culto con sus
sumos sacerdotes y sus monaguillos, sus festividades sagradas y sus rituales.
Culto sectario, en definitiva. No es el único en el que se cae en las escuelas
catalanas, pero sí uno de los más sorprendentes por la distancia que separa al
“Macià ideal” del “Macià real” y que, en el caso de su sucesor, Lluis Companys,
son aún más abismales.
– Tu novela
gira en torno a la figura de Macià?
– En cierto
sentido Macià encarna la “rauxa” (rabia) del independentismo que estuvo
presente en su época y que han conseguido reavivar en nuestros días. En
realidad, mi novela gira en torno a lo irracional. Si he cogido como excusa a
la figura de Macià y el episodio histórico de la extracción ritual de su corazón
después de muerto es porque, en sí mismo, expresa la irracionalidad que desde
los años 30, rodeó al independentismo catalán. Así pues, gira en torno a Macià,
pero no solamente en torno a él, sino en torno a esa misma irracionalidad trasladada
a los días del “procés”, en pleno siglo XXI.
– ¿Crees que
el irracionalismo sigue presente en Cataluña?
– Me parece
evidente. Pensar en la creación de una nueva nación remite, en Europa, casi al período del
romanticismo alemán del siglo XIX, con el que, por cierto, el independentismo, y más que él, su "padre", el regionalismo, estuvo íntimamente vinculado. El problema es que estamos en el siglo XXI. Pensar
que a una nación pequeñita y en la que ni siquiera la mitad de su población
está de acuerdo en su creación y en la que apenas utiliza su lengua
habitualmente un 35–37% de su población, se le pueda aplicar el "principio de
las nacionalidades", enunciado por el presidente Wilson hace 100 años, hoy, en
pleno período de la globalización, me parece algo más que irracionalismo. Sería más adecuado definirlo como locura. Ahora bien, es cierto que en Cataluña los
nacionalistas han gobernado desde hace 40 años y que la estación término de
todo nacionalismo es la independencia. Pero sobre esto podríamos decir que “hay
mucho método en tanta locura”.
– ¿Sin
embargo, el irracionalismo no es sólo patrimonio del independentismo?
– No me he
limitado en el relato a un planteamiento maniqueo: a un lado independentistas
irracionales y a otro constitucionalistas responsables. La clase política no
suele moverse por la irracionalidad, salvo la independentista que los une a
ambos; ese es su gran “factor diferencial”… Ahora bien, la novela refleja la
lucha entre dos corrientes opuestas de las que se sugiere que han estado
presentes a lo largo de la historia. Una es la que tendría a Macià como
figurón; la otra es la reaccionaria y ultramontana. De hecho, el
relato parte de dos hechos históricamente ciertos: el estreno en Barcelona de
una obra de teatro escrita por el nieto de Josep Tarradellas sobre la
amputación del corazón a Macià que, guardado en una cajita, acompañó a su
abuelo durante los años de exilio y, por otro lado, la figura de Mauricio
Carlavilla, escritor español que desde los años 30 denunciaba la existencia de
una conspiración en la que incluía a judíos, masones y comunistas. He de decir
que yo misma me sorprendí cuando hace unos años conocí la obra de Carlavilla y
desde entonces me ha interesado la mentalidad conspiranoica.
– ¿Cuál fue
el detonante para que escribieras la novela?
– Fueron varios,
pero uno merece ser explicado públicamente. En el otoño de 2017 el conocido
escritor norteamericano Dan Brown publicó su novela Origen ambientada en
España y cuya trama se desarrolla, en buena medida en Barcelona. Decidí leer la
obra. Me sorprendió, no ya el desenfoque absoluto de la narración, los cabos
que el autor dejó sueltos, lo grotesco de las situaciones, lo rematadamente
absurdo del guion. Confieso que me partí literalmente de risa al ver los rasgos con los que Brown pinta a
Leticia Ortiz, en la narración “Ambra Vidal”, o el papel “histórico” de la secta
del Palmar de Troya, las alusiones a la bisexualidad del Rey emérito, incluso la ignorancia
sobre la vida de Gaudí o la pobreza de conocimientos del autor sobre William
Blake… por citar solamente unos pocos “detalles” de una novela decepcionante y
que, además, no aportaba nada nuevo a lo que el autor ya había dicho en otras
ocasiones sobre el conflicto entre “ciencia” y “religión” que en la profundidad
de los EEUU debe tener todavía mucho interés pero que en la Vieja Europa se ha
resuelto desde hace más de 100 años. Tras esta lectura me planteé una doble
cuestión: ¿podría hacerlo mejor? ¿es posible realizar una novela ambientada en
Barcelona y que no decepcione a los barceloneses? La respuesta a la primera
pregunta fue, obviamente, afirmativa: de hecho, cualquiera que sepa articular
unas cuantas frases y ponerlas al servicio de un guion, puede hacerlo, como
mínimo, tan bien como el autor norteamericano. Y lo segundo es lo que,
verdaderamente, ha dado vida a esta novela: el "procés independentista". Seguramente muchos barceloneses se
reconocerán en los paisajes, las situaciones y las valoraciones que se
realizan.
– ¿Cómo
definirías El corazón de Macià?
–Es una novela
negra, pero en la que la mayor parte de los acontecimientos que se narran son
históricos… salvo unos pocos detalles que son fruto de la imaginación del
autor. Mi intención es que, al final de la obra, el lector que la haya seguido
se documente por sí mismo y compruebe qué los aspectos más abracadabrantes de
la novela ¡fueron realidad!, tanto en los años veinte, protagonizados por
Francesc Macià como en el siglo XXI con Puigdemont y el “procés”. El corazón de
Macià es uno de esos casos en los que la realidad supera a la ficción y el
autor se ha limitado a reproducir episodios diversos,
deformar algunos rostros e introducir elementos novelados para darle coherencia, intriga e interés.
– ¿Cuál es
para ti el dato histórico que más te ha llamado la atención?
– El episodio
mismo de que un equipo médico, que ni siquiera era el “equipo médico habitual”,
le extrajera el corazón a Macià en el momento de la muerte, lo hirviera en una
caldera, lo vaciara, le llenara de serrín, lo recosieran y lo vendaran
íntegramente con vendas de lino, hechas tras romper cortinas de la Casa dels
Canonges, la residencia oficial de Macià, empapadas en la misma resina con la que se momificaban a los faraones egipcios hace 3.500 años. Y luego
guardarán el corazón en una cajita… Todo esto, ya es de por sí enigmático y
siniestro, pero lo más sorprendente es que la Generalitat nunca, absolutamente
nunca, ha dado explicaciones de por qué se hizo todo eso.
– ¿Qué
ocurrió con el corazón?
– Se lo llevó
Tarradellas y luego lo retornó al mausoleo donde estaba el cadáver de Macià,
durante la transición, en lo que supuso el último episodio de algo que fue, en
realidad, tragicómica.
– ¿Y eso por
qué…?
– El cuerpo de
Macià no estaba en donde Tarradellas creía y, para colmo, cuando se localizó
ocurrió lo más inesperado…
– ¿… que fue?
– …
para eso tendrás que leer la novela o documentarte en la prensa de la época. De
hecho, el final de El Corazón de Macià, es una interpretación de cómo se llegó a
ese final absurdo, grotesco y, por qué no decirlo, siniestro.
– ¿Qué estilo narrativo utilizas?
– Como ya he
dicho, la fórmula es de novela negra. Un matrimonio de periodistas, investigan
cada uno por su cuenta, el independentismo, ella trata de iluminar el siniestro
episodio del corazón arrancado. Él, contratado por el CNI para establecer el
papel de Georges Soros en el “procés”, se encuentra con una extraña logia y con
un bruja rumana contratada por los independentistas. He procurado, cuando lo
permitía la situación, introducir elementos humorísticos más que
caricaturescos, especialmente en la parte final. Al lector no se le escapará la
ironía que destila el texto en todas sus páginas. El arte de una novela negra
es que todas las piezas queden al final bien engarzadas. Creo que en esta
novela lo he conseguido.
– Así pues,
se trata de una novela sobre Macià y cuya trama se desarrolla en Barcelona…
– Sí y no. En
realidad, Barcelona, obviamente es el escenario de la mayor parte de las
situaciones, pero una parte sustancial del relato transcurre fuera de España,
en París y Moscú. Era obligatorio realizar estos desplazamientos. Macià, al
exiliarse, recaló en París en donde se relacionó con gente harto curiosa y que
reflejo en el relato. En un momento dado, y animado por Pepe Bullejos, alias El Cojo, Secretario General del Partido
Comunista de España en aquel momento, fue a Moscú a entrevistarse con los
dirigentes del Komintern. Otra parte, transcurre en el campamento de
refugiados de Argelés a donde fueron a los que se exiliaron al llegar las
tropas de Franco a Barcelona, también pasa por Beauvais y por Edimbugo. Como ves hay muchos escenarios distintos. Pero lo que sí me
gustaría recalcar que todos los datos sobre Macià han sido recogidos de libros
y documentos escritos por amigos y colaboradores suyos y por su propia hija.
– Algunos
elementos que sacar en la novela son propiamente “conspiranoicos”. ¿Por qué esa
insistencia en la masonería?
– Carlavilla y
el padre Tusquets sostenían que Macià era masón, a pesar de que desconocían
algunos de los datos históricos que aporto y que se han conocido con
posterioridad. En mi opinión Macià fue, al menos en un período de su vida,
seguramente cuando era militar, miembro de la masonería y, de hecho, cuando
fundó ERC se rodeó de masones, algo que me parece incontrovertible. Ahora bien,
en mi novela la masonería aparece como “falso señuelo”. Aludo a una sociedad
secreta traída a Cataluña desde el Moscú y que, efectivamente existió en los
bastidores de la revolución bolchevique y prolongó su vida durante todo el
período de Stalin. Esta sociedad apenas es conocida, a pesar de que Lenin la
combatió y le dedicó uno de sus más famosos ensayos.
– Aludes
también a una “bruja rumana”… ¿Tiene algo que ver con la esposa del ex
presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont?
– En absoluto.
El personaje de fondo existe –en Rumanía hay una “reina de las brujas” que
tiene buenos agarres entre la clase política– pero no tiene nada que ver con la
esposa de Puigdemont, también rumana y, por mucho que algunos la hayan definido como “bruja”. En uno de los hitos parlamentarios del "procés", Puigdemont recibió en el Parlament como ofrenda un plato
votivo rumano con símbolos mágicos del folklore popular “romanichel”, el “gallo de Horezu”.
– El libro se
anuncia como “la novela del proceso soberanista”… ¿no es un subtítulo muy
oportunista?
– Sería
oportunista, si no tratara sobre el proceso soberanista. Pero es que está
centrada en él, en los años 20 y en el camino que culminó en el referéndum
frustrado de 2017. Desde 2013, los indepes han considerado que no había otro
problema más que la independencia. Resultaría muy difícil escribir una novela
sobre la Cataluña del siglo XXI y no tocar el “proceso soberanista”, por mucho
que no lo haya hecho desde la óptica que sus impulsores desearían.
– ¿Primera
novela? ¿ópera prima?
– En realidad
no. He escrito bastantes relatos cortos por pura diversión y algunos otros, más
largos, como “negro”. Ya era hora de escribir uno con mi firma ahora cuando
tengo cierta experiencia de la vida y ánimo suficiente para encarar el futuro
con una sonrisa irónica en el rostro. También me gustaría añadir que escribí tres
versiones de esta novela, cada una de las cuales, se iba acortando en relación
a la anterior y al final ha quedado un producto depurado, ameno, entretenido y
que, además está escrito con la intención de informar al lector. No diré el
nombre del escritor catalán que me ha guiado y aconsejado en este recorrido y,
sin el cual, ni siquiera hubiera empezado a redactar la novela. Un brindis para
él. Eludo su nombre, porque conozco bien el rencor y el odio eterno que deparan
los indepes a todos los nacidos en esta tierra que no compartimos sus
chaladuras sectarias.
– El
corazón de Macià ¿será un trabajo
puntual? ¿tendrá una segunda parte?
– En realidad se
trata de la primera parte de una trilogía que deberá tener otras dos partes,
una dedicada a “los pies de Companys”
y otra a la “cabeza de Cambó”… Las tres compondrán un tríptico sobre la
Cataluña que ha exaltado el nacionalismo, el regionalismo y el independentismo,
tres ismos colindantes.
– ¿Y por qué
estas tres asimilaciones corporales?
– Cambó y la
cabeza porque fue un regionalista que intentó pensar “en grande”, no con un
horizonte circunscrito al terruño, sino a todo el Estado. Macià y el corazón
que le arrancaron literalmente, porque en este órgano residen los impulsos
emotivos y sentimentales y él era sobre todo un abuelo exaltado. En cuanto a
la alusión a los pies relativa a Companys, no es tanto por descalzarse en el
momento de su fusilamiento, sino por que gobernó Cataluña con lo más alejado de
la cabeza y generó mucho dolor en esta bendita tierra.
– Esperamos
leer la trilogía completa.
– Y yo disponer
de tiempo suficiente para escribirla.