En 1957, Boleslaw Piasecki, fundador de la ONR-Falange, el partido fascista polaco anterior a la Segunda Guerra Mundial y jefe de una de las redes de la resistencia, había reconstruido su vida, se había reinventado a
sí mismo como dirigente católico del poderoso movimiento PAX, y coexistía con el gobierno comunista de Polonia. Ese año era
considerado como poseedor de una de las mayores acumulaciones de dinero e
influencias del país. El 22 de enero, su hijo Bohdan Piasecki, de apenas 15
años, estudiante de secundaria, resultó secuestrado a la salida de la escuela y
-como luego se supo- fue asesinado el mismo día. Su cuerpo se encontrará el 8
de diciembre de 1958. El cadáver mostraba extraños signos de enseñamiento y su padre
nunca albergó la menor duda de que se trataba de un “crimen ritual”.
Ejemplar del semanario de la ONR-Falanga, que nada nombre característico
al grupo fundado por Piasecki en 1935, el "partido fascista polaco".
La vida de Piasedki siempre estuvo marcada por los “antes” y los “después”:
antes de la fundación de la Falange y después de la interrupción de
actividades, antes de incorporarse al ejército el 1 de septiembre de 1939 y
después de la rendición de Polonia, antes de participar en la resistencia y
después de ser detenido por los alemanes, antes de contribuir a la formación
del movimiento católica antisemita PAX y después del secuestro de su hijo. Este
acontecimiento le marcaría de por vida y seguramente tuvo algo que ver con el
progresivo empeoramiento de su estado de salud que le llevó a la muerte en
1979, con apenas 61 años de edad. Su otro hijo recuerda que su padre, a partir
de ese momento, no cesó en sus esfuerzos por conocer la identidad de los
asesinos. El caso ha pasado a la historia de Polonia como la investigación más
larga realizada por la policía: empezó inmediatamente se tuvo conocimiento del
crimen y solamente se cerró en 1982 (por increíble que pueda parecer, los datos
actuales indican que fueron interrogadas más de 150.000 personas), tres años
después de la muerte del padre que, por otra parte, había invertido una
cantidad extraordinaria de fondos en su propia línea de investigación.
Tras la caída del comunismo, el Instituto de Recuerdos Nacionales
realizó una investigación, mucho más exhaustiva que la que había tenido lugar
inmediatamente después del crimen. Durante décadas, se creyó que el asesinato
se debía a un ajuste de cuentas por el pasado fascista del padre, pero la
moderna investigación del mencionado Instituto tendió a demostrar que se
intentó desviar la atención de la policía presentándolo como un secuestro para
extorsionar al padre. Hoy se vuelve a considerar que se trató de un venganza acompañada por la palabra hebrea NEKAM.
> GUERRA FRATRICIDA ENTRE "COMUNISTAS JUDÍOS"
Y "COMUNISTAS NO JUDÍOS"
En este punto vale la pena introducir el nombre de Antoni Alster,
dirigente de lo que se llamó la “fracción judía del Ministerio del Interior”,
durante los años 50. Sería Alster el que habría planificado la operación para
hacerse con el rescate. Era, por tanto, una “venganza judía” (así lo califica
el redactor de Wikipedia en la corta biografía que ofrece de Boleslaw
Piasecki).
Antoni Alster, jefe de la "fracción judía" del Ministerio del Interior.
De hecho, Alster (1903-1968) fue uno de los primeros activistas
comunistas del país y tras la ocupación soviética alcanzó los más altos puestos
de la burocracia bolchevique en Polonia. Fue jefe del Departamento de
Organización del Comité Central de los Partido de los Trabajadores Unidos de
Polonia, viceministro de Asuntos del Interior, Viceministro de Economía
Municipal, y diputado de la República Popular. Era de origen judío. Había
nacido en Rzeszów, en una familia de industriales. Atraído por el dibujo,
empezó a ejercer como diseñador gráfico en los años 20 e ingresó en 1923 en el
Partido Comunista. Fue detenido al Cracovia durante siete meses al año
siguiente. Permaneció como miembro activo del partido hasta que, en 1938, la
Internacional decretó la disolución de la organización (había sido infiltrado
hasta en su cúpula por agentes del gobierno), que se reorganizó poco después.
Estaba encarcelado en Tarnów cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Liberado
poco después, al iniciasrse la Operación Barbarroja se instaló en la URSS y
colaboró en el esfuerzo bélico contra Alemania. Reorganizó en la clandestinidad
las actividades terroristas del Partido Comunista Polaco, siendo “jefe militar”
de la organización en 1944. Tras la ocupación soviética y la fusión de diversas
organizaciones de izquierdas en 1948, fue elegido miembro del Comité Central
del Partido de los Trabajadores Unidos de Polonia y obtuvo un escaño de
diputado en las elecciones que hoy nadie duda que fueron manipuladas ese año.
En diciembre de 1946, fue nombrado viceministro y destinado al Ministerio
del Interior con el encargo de supervisar el Departamento III de “actividades
antiestatales”, una de cuyas funciones era tratar “asuntos relacionados con la
Iglesia”. Esto le hacía un conocedor del movimiento católico antisemita PAX.
Hubiera sido el siguiente ministro del interior, de no ser porque su fracción (integrada
por judíos comunistas) perdió la partida ante la otra fracción comunista (pero
no judía) de Mieczylaw Moczar, rival de origen católico y campesino,
considerado como “nacionalista y comunista” por el Partido Comunista de la
Unión Soviética. En su biografía en Wikipedia, figura también la connotación de
“antisemita”.
Mieczylaw Moczar, de origen católico y comunista, opuesto a la "fracción judía" y vencedor de la guerra intestina dentro del Partido Comunista Polaco.
A pesar de que los periódicos de la época no registraran la lucha
fratricida entre las dos fracciones del comunismo polaco, lo cierto es que se
trataba de un secreto a voces sobre el que, actualmente, existe mucha
literatura e incluso tesis doctorales. En síntesis, la lucha entre las dos
fracciones había que insertarla dentro del proceso de desestalinización
iniciado en Polonia con Władysław Gomułka en otoño de 1956. Mocsar era
contrario a lo que entonces se llamaba “cosmopolitas” y, junto a su fracción,
proponían un “comunismo nacional” parecido al de Ceaucescu, pero la fracción
rival, estaba compuesta por los comunistas que habían pasado la guerra fuera de
Polonia, en la URSS, gran parte de los cuales eran de origen judío y estaban
involucrados en actividades estalisnistas.
El tira y afloja terminó con la victoria de Mocsar y la destitución de
Alster. Los primeros habían contado con el apoyo exterior de PAX y, por tanto,
de Piaceski y, según esta tesis, la “fracción judía”, se lo hizo pagar
realizando lo que algunos han llamado “crimen ritual”, tan habitual en la
literatura antisemita: un crimen realizado sobre un adolescente, horriblemente
torturado. Gracias a Wikipedia se sabe que éste no fue el único crimen que
cometieron “oficiales de la Oficina de Seguridad de origen judío”. Durante los
años que se mantuvo abierta la investigación, sorprendió que una parte
significativa de los interrogados se hubiera desplazado al Estado de Israel.
Las informaciones que siguen han sido extraídas de la web del
prestigioso diario polaco Rzeczpospolita, de
carácter conservador y liberal.
> EL SECUESTRO
El 23 de enero de 1957 a las 13.45. Un hombre
desconocido se acercó a un grupo de niños que salían del edificio de la escuela
Liceo San Agustín y les preguntó cuál de ellos era Bohdan Piasecki. Luego le
mostró al niño alguna identificación y lo invitó a un taxi que estaba cerca.
Bohdan desapareció dentro del auto. Dos compañeros del estudiante vieron al
desconocido y declararon que tenía una “mirada inquietante”. Un quiosquero que
también vio los hechos, testificó, confirmó la declaración de los amigos de
Bodham, y añadió algunos detalles de cuya veracidad hoy se duda: en efecto,
poco después, encontró trabajo… en el Ministerio del Interior. El quiosquero,
Henryk Rysak, era hijo de un alto cargo del Partido Comunista que había
trabajado en las unidades especiales soviéticas, contra partisanos
anticomunistas. Su testimonio parecía destinado a desviar las investigaciones.
Otro testigo más creçible vio al joven acompañado por
dos adultos en las inmediaciones del edificio en el que luego aparecería
asesinado. Sorprendentemente, este último testimonio se recabó pocas horas
después del secuestro, sin embargo, el entonces ministro del interior,
Władysław Wicha (casado con una mujer de ascendencia judía), no tomó medidas,
ni registró los edificios de la zona.
Władysław Wicha, el ministro del interior negligente en la investigación del secuestro
Preocupado por la tardanza en el retorno de su hijo,
Bolesław Piasecki notificó de inmediato a la milicia el secuestro. Ese mismo
día, los secuestradores contactaron a su padre y le pidieron un rescate por su
liberación. Piasecki recorrió la ciudad con una bolsa de dinero, siguiendo los
misteriosos consejos que dejaron los secuestradores en cajas de cerillas.
Finalmente, después de unos días, los delincuentes rompieron el contacto.
Hoy se sabe que todo había sido un juego cínico para
crear pistas falsas y humillar al padre. Bohdan ya estaba muerto. Le dijeron,
por ejemplo, que caminara por la ciudad con unos cuernos de venado y que
mostrara siempre la cabeza descubierta a pesar del frío insoportable de esa
época. De ahí la hipótesis de la “venganza” contra el padre que se ha mantenido
como la hipótesis más verosímil.
Una de las líneas de investigación apuntaba contra ex
partisanos de las Fuerzas Armadas Nacionales, que se habían dividido tras la
aparición de PAX, otra sostenía que se trataba de simples delincuentes comunes;
los había que defendieron la idea que el crimen se debía a la acción de agentes
de inteligencia extranjeros y, por supuesto, no faltó quien sostuviera que el
propio padre tenía algo que ver: su hijo no había muerto, sino que la aparición
de un cadáver, encubría, en realidad, haberlo llevado al extranjero.
Pero tras unas semanas de investigaciones, no quedó
absolutamente ninguna duda de que el niño había sido secuestrado por personas
de ascendencia judía. Pero ¿por qué en 1957 y no antes? Es fácil explicarlo:
hasta ese año Piasecki era un intocable y estaba fuera del alcance de sus
enemigos al contar con un fuerte apoyo en Moscú, especialmente por su pasado
antisemita. Pero, tras la muerte de Stalin, sus enemigos advirtieron que el
apoyo ruso se había debilitado. Además,
PAX vivía un momento de problemas internos y Piasecki parecía perder el control
de la organización. Por tanto, juzgaron que era el momento oportuno para
asestarle un golpe definitivo y decidieron que matar a su hijo primogénito
sería un golpe mucho más doloroso.
> UN CRIMEN RITUAL, UN ECO ANCESTRAL: NEKAM
Parece una tradición insertada a fuego en el ADN del judaismo que se remonta a la muerte de los primogénitos, una de las "plagas de Egipto", la última y definitiva, de la que solamente se salvaron los primogénitos judíos, siempre que dejaran un signo de reconocimiento en la puerda de sus casas, tal como se narra en Éxodo 11,1-10; 12,29-36
Lo hicieron de tal manera que quedara claro el motivo
y la causa del crimen: se trataba de un asesinato ritual (el corazón y el
estómago estaban atravesados por clavos) que incluía abandonar el cuchillo (de
16 cm con mango de madera) utilizado para el crimen y dejar signos -que Rzeczpospolita califica como “misteriosos”-
dejados dentro del inodoro e inscritos a fuego. Seguramente fue la naturaleza
de estos “signos misteriosos” los que permitieron establecer la identidad
étnica de los asesinos.
Ahora bien, eso respondía a una parte de la cuestión,
pero no al hecho de si el crimen había sido organizado por individuos aislados
de la seguridad del Estado, solos o en combinación con delincuentes comunes de
origen judío, o si se trataba de una operación programada, dirigida y ejecutada
por funcionarios judíos al servicio del viceministro Antoni Alster.
Los detectives contratados directamente por Piasecki,
localizaron a un taxista (Ignacy Ekerling) de ascendencia judía que,
inicialmente, solo era testigo del secuestro. Luego resultó que había participado
en el episodio de manera activa, transportando al secuestrado.
Ekerling había pasado la guerra en la Unión Soviética
y se relacionó con otros judíos oriundos de Varsovia que se encontraban en las
mismas circunstancias. Entre estos se encontraba un amigo de su cuñado,
Mieczysław Katz (miembro del Comité Central del Partido de los Trabajadores
Unidos de Polonia). Se trataba de un delincuente común, Łódź Michał Barkowski
(también conocido como Robert Kalman).
Los investigadores de Piasecki, llegaron a la conclusión
de que Kalman, junto con Stefan Łazorczyk, secuestraron a Bohdan antes de que
éste llegara a la escuela. La escena del crimen fue elegida por el amigo de este
último, el policía Adam Kossowski, que, además, se encargaba de los pisos del
edificio en el que se encontró el cadáver (entonces, calle Świerczewskiego 82
A).
Vista actual del edificio de la Świerczewskiego 82 A (hoy, avenida Solidarnosc) en la que fue asesinado Bohdam Piasecki, que en 1956 estaba recién terminado.
> DE POLONIA COMUNISTA A ISRAEL TIERRA DE REFUGIO
Piasecki informó a la policía de sus hallazgos, pero
fue imposible localizar a dos de los tres: habían huido a Israel. En cuanto a
Ekerling, (recordaba Jarosław, segundo hijo de Piasecki, treinta años después)
le fue denegado el pase por la frontera, gracias a que fue reconocido por
funcionarios miembros de PAX. Otros que también habían aparecido en la
investigación realizada por Piasecki (Stefan Łazorczyk, Zygmunt Rodziewicz,
Szyja Szewc, Toruńczyk y Kostański, igualmente judíos) huyeron también a Israel
poco después del crimen.
La policía obtuvo permiso para registrar el domicilio
de Ekerling, encontrando datos que confirmaban que Boleslaw Piasecki había sido
sometido a seguimiento, así como otros miembros de su familia.
Diez años después de estos hechos, el principal diario
israelí Maariv, que venía a ser, poco más o menos, el portavoz oficial
del gobierno, publicó un artículo titulado “los asesinos del hijo de un
político polaco viven en Israel". El autor del artículo afirmaba que se
trataba de un “crimen político” y que, por tanto, la República Popular de
Polonia no tenía derecho a reclamar la extradición.
Se aludió a las actividades de Symon Wiesenthal y de
su organización Nekama (en hebreo “venganza”). Piasecki, a pesar de que
jamás tuvo relaciones con persecuciones antisemitas y solamente se le podía
achacar un antisemitismo, muy habitual por lo demás en Polonia, ayer y hoy,
teórico, había sido colocado por Wiesenthal en la lista de “criminales de
guerra”. Esto era todavía más incomprensible si se tiene en cuenta que,
Piasecki había formado redes de resistencia contra la ocupación alemana.
Tras publicarse el artículo en Maariv, varios
periodistas intentaron contactar con Wiesenthal en repetidas ocasiones para
preguntarle sobre el asunto, algo a lo que se siempre se negó.
> ¿POR QUÉ EL GOBIERNO COMUNISTA ESCAMOTEÓ LA VERDAD?
> ¿POR QUÉ EL GOBIERNO COMUNISTA ESCAMOTEÓ LA VERDAD?
La policía criminal polaca de la época, admitió todas
las pruebas reunidas por Piasecki, pero no pudo hacer mucho más. A pesar de que
el caso siguió abierto en los siguientes 25 años, y se multiplicaron los
interrogatorios, era evidente que una fracción del Partido de los Trabajadores,
bloqueaba la investigación y no quería que saliera a la superficie la polémica
que se había producido en aquella época entre las dos fracciones que se
disputaban la hegemonía en el Comité Central.
Hoy se sabe que las instancias oficiales llegaron a
incurrir en errores ortográficos deliberados para evitar la identificación de
los tres implicados. De hecho, todo lo que se conoce hoy del caso es lo que
investigaron los detectives contratados por Piasecki.
Éste, en 1959 presentó una acusación contra Ekerling
en 1959, pero las autoridades la desestimaron. La orden de bloquear el asunto
partió del primer ministro Józef Cyrankiewicz, del secretario del Comité
Central del Partido, Jerzy Albrecht y del viceministro de Interior, Antoni
Alster. Pero hoy, algunos medios periodísticos que han investigado el caso,
atribuyen la decisión de realizar un bloqueo judicial al propio presidente de
la República, Władysław Gomułka.
El único motivo para explicar esta actitud es el hecho
de que todos los implicados eran de origen judío y estuvieran relacionados con
un sector del Partido -“el grupo judío”-, así como el que, en una vista
pública, hubieran podido conocerse los extremos más truculentos y rituales del
crimen (los detalles del asesinato ritual solamente se conocieron tras la caída
del comunismo), reavivando el antisemitismo que ha estado latente siempre en la
sociedad polaca y que el comunismo nunca pudo eliminar. Un brote antisemita
hubiera creado un problema que corría el riesgo de descontrolarse (se habían
producido incidentes anticomunistas en Poznań y Varsovia en octubre de 1956
-bajo la sombra del aplastamiento de la Revolución Húngara ese mismo año- y se
volverían a reproducir en 1970, para estallar, esta ver definitivamente con la
revuelta de los astilleros de Danzig en 1980). En aquel momento, el destino de
la Asociación PAX, que coopera con las autoridades, estaba en juego. Mieczysław
Mietkowski (miembro del “grupo judío” que tenía la iniciativa en aquel momento
y subdirector del Banco de Inversiones de Varsovia, tras haberse forzado su
salida de Interior por empleo generalizado de la tortura), ex viceministro de
seguridad pública, advirtió al entorno de PAX que se estaba preparando una
campaña de prensa contra el fundador de la asociación Bolesław Piasecki,
enfatizando que “algo peor” podría suceder. Como sabemos hoy en los archivos
del Instituto de Recuerdo Nacional, la mayoría de los periodistas que urdieron
aquella campaña cooperaban con el Ministerio del Interior. La situación era tan
tensa que Piasecki se reunió con Władysław Gomułka el 2 de enero. Esto no calmó
el ánimo.
Mieczysław Mietkowski, miembro del "grupo judío" del ministerio del interior que amenazó a Piasecki. Tras utilizar sistemáticamente la tortura con los detenidos políticos fue relevado de su cargo y nombrado subdirector del Banco de Inversiones de Varsovia.
> VENGANZA Y ADVERTENCIA A PAX
En cuanto a la “pista Wiesentahl” tiene un pequeño
problema: si se trataba de una “venganza”, ¿de qué? ¿y por qué? ¿Una
advertencia contra la formidable organización católica PAX que seguía haciendo
alardes antisemitas? Sería lo más probable. Hay que descartar que la muerte
accidental de una niña judía de ocho años el primero de mayo de 1937, entre los
milicianos de Falanga y las milicias obreras, estuviera fuera el motivo de la
venganza.
Vale la pena recordar en este extremo que el movimiento PAX, no solamente, era muy poderoso en Polonia en aquellos momentos (lo fue hasta finales de los 60 e, incluso buena parte de los dirigentes de Solidarnosc habían militado en sus filas), como único representante del catolicismo polaco reconocido por el gobierno comunista, sino que, se trataba de una organización discutida en Occidente y presentada como la "quinta columna del comunismo en la Iglesia", algo absolutamente falso que fue desmentido por el hecho de que al morir Piasecki, su funeral fuera oficiadol por el Cardenal Primado de Polonia.
Así pues, venganza... ¿de qué?
El nombre de Piasecki estaba vinculado a su pasado fascista y a que su organización (al igual que PAX) tenía un fuerte carácter antisemita.
Vale la pena recordar en este extremo que el movimiento PAX, no solamente, era muy poderoso en Polonia en aquellos momentos (lo fue hasta finales de los 60 e, incluso buena parte de los dirigentes de Solidarnosc habían militado en sus filas), como único representante del catolicismo polaco reconocido por el gobierno comunista, sino que, se trataba de una organización discutida en Occidente y presentada como la "quinta columna del comunismo en la Iglesia", algo absolutamente falso que fue desmentido por el hecho de que al morir Piasecki, su funeral fuera oficiadol por el Cardenal Primado de Polonia.
Así pues, venganza... ¿de qué?
El nombre de Piasecki estaba vinculado a su pasado fascista y a que su organización (al igual que PAX) tenía un fuerte carácter antisemita.
Durante la guerra, no se produjo ninguna acción
antisemita que pudiera ser achacada a las unidades partisanas de Piasecki. Los
judíos muertos en la zona en la que operaban estas unidades partisanas, no
fallecieron a causa de iniciativas antisemitas, sino en tanto que combatientes
del ejército rojo. Incluso en las propias unidades dirigidas por Piasecki
militaban judíos. Pasado antisemita y pasado fascista, lo suficiente para que la "fracción judía" del Ministerio del Interior quisiera ajustar cuenta con él y lo hiciera tras la muerte de Stalin (que había protegido a Piasecki)
Todos los elementos que se conocen en la actualidad
-tanto el momento en el que se realizó el crimen, como el origen étnico, la
militancia política de los implicados y las luchas fraccionales en el interior
del Partido de los Trabajadores- llevan a un crimen ritual, cometido sobre el
hijo para hacer expiar al padre su antisemitismo de juventud.
Antoni Macierewicz, antiguo miembro de la oposición anticomunista, luego ministro tras la caída del comunismo, entregó al hermano del asesinato en 1991, documentos de archivo sobre el crimen.
> LA VERDAD EN ARCHIVOS PRIVADOS
En 1991, Antoni Macierewicz entregó a la familia
algunos documentos sobre el caso. Macierewicz había sido miembro de la
oposición anticomunista desde los años 70 y fundó el Comité de Defensa de los
Trabajadores (primer ensayo que luego llevaría a la creación de Solidarnosc en
1980). Tras la caída del comunismo ocupó distintos cargos en la seguridad del
Estado: Ministro del Interior, Secretario de Estado en el Ministerio de la
Defensa, Jefe de Contrainteligencia Militar, Subdirector del partido Derecho y
Justicia. A esto se unían ciertos rasgos que lo hacían poco proclive a los judíos:
“El ruido en torno a los pogroms de 1946 ¿pretende eclipsar la responsabilidad
de los judíos por el comunismo y la ocupación soviética?”, había dicho. En otra
ocasión, preguntado sobre si había leído los Protocolos de los Sabios de
Sión, respondió afirmativamente, añadiendo que “la experiencia muestra que
existen tales grupos en círculos judíos”. Luego tuvo que disculparse ante las
protestas de la comunidad judía polaca e internacional e incluso. Así pues,
tanto por su historial político opositor, como por sus convicciones religiosos
y cierto antisemitismo, era la persona adecuada para escarbar en los archivos
oficiales y facilitar cualquier documento, relevante o no, que pudiera estar
custodiado en alguna oficina pública y entregarlo al hermano del asesinado. Sin
embargo, los documentos encontrados eran de poco interés, mero papeleo. El
segundo hijo de Piasecki declaró:
- Mi padre intentó aclarar el crimen hasta su muerte. A partir de ese momento me hice cargo de esta tarea. A pesar del hecho de que se han producido tantos cambios importantes en Polonia desde 1989, todavía no he recibido los documentos clave, sin los cuales resulta imposible resolver el rompecabezas. Los archivos que he solicitado reiteradamente todavía no están disponibles, al menos para mí.
Los archiveros del Estado, consultados por los medios
polacos, alegan que tales documentos, tras la caída del comunismo, se
encontraban en domicilios privados y que todavía no han sido devueltos al
Estado.
- ¡Es
difícil creer que hayan permanecido secretos por tanto tiempo! Medio siglo
después del crimen, ¡a muchas personas todavía les importa que los no sean
revelados los nombres de los ejecutores y de los instigadores del crimen! -
dice el hermano del asesinado.
En efecto, en 1973, un oficial del Ministerio del
Interior entró en contacto con Ryszard Sienkiewicz, colaborador de Piasecki,
proporcionándole documentos sobre los autores del crimen (que confirmaban la
“pista judía” o, al menos, la “pista protagonizada por judíos próximos a
Alster”). Poco después, Sienkiewicz resultó despedido. En 1976, a la vista de
la anterior documentación, Piasecki presentó una nueva demanda contra Ekerling
que quedó sin respuesta oficial. En 1977, Ekerling falleció y el 1979 le tocó el
turno al padre de la víctima que encargó a su hijo segundo que no cesara en las
investigaciones. Éste, el 25 de noviembre de 1981, volvió a solicitar la
reapertura del caso que fue negada por el entonces fiscal del Estado, Jósef
Gurgul, el cual se limitó a reconocer que Ekerling había obstaculizado la
investigación, determinando al mismo tiempo, pero no existían pruebas de su
implicación.
En la actualidad no hay ningún
investigador independiente capaz de sostener otra pista que la del “crimen
ritual” dirigido contra el padre. Es más, poco a poco, se van conociendo más
datos que confirman la hipótesis: a mediados de los años 60, Stanisław
Cichocki, hijo de uno de los dirigentes del Partido Comunista, se reunió en
Tel Aviv con dos antiguos funcionarios del Ministerio del Interior que se había
exiliado a Israel y le reconocieron haber participado en la operación y que, en
absoluto, se trató de un secuestro, sino de un asesinato por venganza.