miércoles, 15 de abril de 2020

> NEKAM ADONAI: EL ASESINATO RITUAL DEL FUNDADOR DE LA FALANGE POLACA, EN 1956. UN EPISODIO DESCONOCIDO DE LA POLONIA COMUNISTA


En 1957, Boleslaw Piasecki, fundador de la ONR-Falange, el partido fascista polaco anterior a la Segunda Guerra Mundial y jefe de una de las redes de la resistencia, había reconstruido su vida, se había reinventado a sí mismo como dirigente católico del poderoso movimiento PAX, y coexistía con el gobierno comunista de Polonia. Ese año era considerado como poseedor de una de las mayores acumulaciones de dinero e influencias del país. El 22 de enero, su hijo Bohdan Piasecki, de apenas 15 años, estudiante de secundaria, resultó secuestrado a la salida de la escuela y -como luego se supo- fue asesinado el mismo día. Su cuerpo se encontrará el 8 de diciembre de 1958. El cadáver mostraba extraños signos de enseñamiento y su padre nunca albergó la menor duda de que se trataba de un “crimen ritual”.

Ejemplar del semanario de la ONR-Falanga, que nada nombre característico
al grupo fundado por Piasecki en 1935, el "partido fascista polaco".

La vida de Piasedki siempre estuvo marcada por los “antes” y los “después”: antes de la fundación de la Falange y después de la interrupción de actividades, antes de incorporarse al ejército el 1 de septiembre de 1939 y después de la rendición de Polonia, antes de participar en la resistencia y después de ser detenido por los alemanes, antes de contribuir a la formación del movimiento católica antisemita PAX y después del secuestro de su hijo. Este acontecimiento le marcaría de por vida y seguramente tuvo algo que ver con el progresivo empeoramiento de su estado de salud que le llevó a la muerte en 1979, con apenas 61 años de edad. Su otro hijo recuerda que su padre, a partir de ese momento, no cesó en sus esfuerzos por conocer la identidad de los asesinos. El caso ha pasado a la historia de Polonia como la investigación más larga realizada por la policía: empezó inmediatamente se tuvo conocimiento del crimen y solamente se cerró en 1982 (por increíble que pueda parecer, los datos actuales indican que fueron interrogadas más de 150.000 personas), tres años después de la muerte del padre que, por otra parte, había invertido una cantidad extraordinaria de fondos en su propia línea de investigación.

Tras la caída del comunismo, el Instituto de Recuerdos Nacionales realizó una investigación, mucho más exhaustiva que la que había tenido lugar inmediatamente después del crimen. Durante décadas, se creyó que el asesinato se debía a un ajuste de cuentas por el pasado fascista del padre, pero la moderna investigación del mencionado Instituto tendió a demostrar que se intentó desviar la atención de la policía presentándolo como un secuestro para extorsionar al padre. Hoy se vuelve a considerar que se trató de un venganza acompañada por la palabra hebrea NEKAM.


> GUERRA FRATRICIDA ENTRE "COMUNISTAS JUDÍOS" 
   Y "COMUNISTAS NO JUDÍOS"

En este punto vale la pena introducir el nombre de Antoni Alster, dirigente de lo que se llamó la “fracción judía del Ministerio del Interior”, durante los años 50. Sería Alster el que habría planificado la operación para hacerse con el rescate. Era, por tanto, una “venganza judía” (así lo califica el redactor de Wikipedia en la corta biografía que ofrece de Boleslaw Piasecki).

Antoni Alster, jefe de la "fracción judía" del Ministerio del Interior.

De hecho, Alster (1903-1968) fue uno de los primeros activistas comunistas del país y tras la ocupación soviética alcanzó los más altos puestos de la burocracia bolchevique en Polonia. Fue jefe del Departamento de Organización del Comité Central de los Partido de los Trabajadores Unidos de Polonia, viceministro de Asuntos del Interior, Viceministro de Economía Municipal, y diputado de la República Popular. Era de origen judío. Había nacido en Rzeszów, en una familia de industriales. Atraído por el dibujo, empezó a ejercer como diseñador gráfico en los años 20 e ingresó en 1923 en el Partido Comunista. Fue detenido al Cracovia durante siete meses al año siguiente. Permaneció como miembro activo del partido hasta que, en 1938, la Internacional decretó la disolución de la organización (había sido infiltrado hasta en su cúpula por agentes del gobierno), que se reorganizó poco después. Estaba encarcelado en Tarnów cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Liberado poco después, al iniciasrse la Operación Barbarroja se instaló en la URSS y colaboró en el esfuerzo bélico contra Alemania. Reorganizó en la clandestinidad las actividades terroristas del Partido Comunista Polaco, siendo “jefe militar” de la organización en 1944. Tras la ocupación soviética y la fusión de diversas organizaciones de izquierdas en 1948, fue elegido miembro del Comité Central del Partido de los Trabajadores Unidos de Polonia y obtuvo un escaño de diputado en las elecciones que hoy nadie duda que fueron manipuladas ese año.

En diciembre de 1946, fue nombrado viceministro y destinado al Ministerio del Interior con el encargo de supervisar el Departamento III de “actividades antiestatales”, una de cuyas funciones era tratar “asuntos relacionados con la Iglesia”. Esto le hacía un conocedor del movimiento católico antisemita PAX. Hubiera sido el siguiente ministro del interior, de no ser porque su fracción (integrada por judíos comunistas) perdió la partida ante la otra fracción comunista (pero no judía) de Mieczylaw Moczar, rival de origen católico y campesino, considerado como “nacionalista y comunista” por el Partido Comunista de la Unión Soviética. En su biografía en Wikipedia, figura también la connotación de “antisemita”.

Mieczylaw Moczar, de origen católico y comunista, opuesto a la "fracción judía" y vencedor de la guerra intestina dentro del Partido Comunista Polaco.

A pesar de que los periódicos de la época no registraran la lucha fratricida entre las dos fracciones del comunismo polaco, lo cierto es que se trataba de un secreto a voces sobre el que, actualmente, existe mucha literatura e incluso tesis doctorales. En síntesis, la lucha entre las dos fracciones había que insertarla dentro del proceso de desestalinización iniciado en Polonia con Władysław Gomułka en otoño de 1956. Mocsar era contrario a lo que entonces se llamaba “cosmopolitas” y, junto a su fracción, proponían un “comunismo nacional” parecido al de Ceaucescu, pero la fracción rival, estaba compuesta por los comunistas que habían pasado la guerra fuera de Polonia, en la URSS, gran parte de los cuales eran de origen judío y estaban involucrados en actividades estalisnistas.

El tira y afloja terminó con la victoria de Mocsar y la destitución de Alster. Los primeros habían contado con el apoyo exterior de PAX y, por tanto, de Piaceski y, según esta tesis, la “fracción judía”, se lo hizo pagar realizando lo que algunos han llamado “crimen ritual”, tan habitual en la literatura antisemita: un crimen realizado sobre un adolescente, horriblemente torturado. Gracias a Wikipedia se sabe que éste no fue el único crimen que cometieron “oficiales de la Oficina de Seguridad de origen judío”. Durante los años que se mantuvo abierta la investigación, sorprendió que una parte significativa de los interrogados se hubiera desplazado al Estado de Israel.

Las informaciones que siguen han sido extraídas de la web del prestigioso diario polaco Rzeczpospolita, de carácter conservador y liberal.


> EL SECUESTRO 

El 23 de enero de 1957 a las 13.45. Un hombre desconocido se acercó a un grupo de niños que salían del edificio de la escuela Liceo San Agustín y les preguntó cuál de ellos era Bohdan Piasecki. Luego le mostró al niño alguna identificación y lo invitó a un taxi que estaba cerca. Bohdan desapareció dentro del auto. Dos compañeros del estudiante vieron al desconocido y declararon que tenía una “mirada inquietante”. Un quiosquero que también vio los hechos, testificó, confirmó la declaración de los amigos de Bodham, y añadió algunos detalles de cuya veracidad hoy se duda: en efecto, poco después, encontró trabajo… en el Ministerio del Interior. El quiosquero, Henryk Rysak, era hijo de un alto cargo del Partido Comunista que había trabajado en las unidades especiales soviéticas, contra partisanos anticomunistas. Su testimonio parecía destinado a desviar las investigaciones.
Otro testigo más creçible vio al joven acompañado por dos adultos en las inmediaciones del edificio en el que luego aparecería asesinado. Sorprendentemente, este último testimonio se recabó pocas horas después del secuestro, sin embargo, el entonces ministro del interior, Władysław Wicha (casado con una mujer de ascendencia judía), no tomó medidas, ni registró los edificios de la zona.
Władysław Wicha, el ministro del interior negligente en la investigación del secuestro
Preocupado por la tardanza en el retorno de su hijo, Bolesław Piasecki notificó de inmediato a la milicia el secuestro. Ese mismo día, los secuestradores contactaron a su padre y le pidieron un rescate por su liberación. Piasecki recorrió la ciudad con una bolsa de dinero, siguiendo los misteriosos consejos que dejaron los secuestradores en cajas de cerillas. Finalmente, después de unos días, los delincuentes rompieron el contacto.
Hoy se sabe que todo había sido un juego cínico para crear pistas falsas y humillar al padre. Bohdan ya estaba muerto. Le dijeron, por ejemplo, que caminara por la ciudad con unos cuernos de venado y que mostrara siempre la cabeza descubierta a pesar del frío insoportable de esa época. De ahí la hipótesis de la “venganza” contra el padre que se ha mantenido como la hipótesis más verosímil.
Una de las líneas de investigación apuntaba contra ex partisanos de las Fuerzas Armadas Nacionales, que se habían dividido tras la aparición de PAX, otra sostenía que se trataba de simples delincuentes comunes; los había que defendieron la idea que el crimen se debía a la acción de agentes de inteligencia extranjeros y, por supuesto, no faltó quien sostuviera que el propio padre tenía algo que ver: su hijo no había muerto, sino que la aparición de un cadáver, encubría, en realidad, haberlo llevado al extranjero.
Pero tras unas semanas de investigaciones, no quedó absolutamente ninguna duda de que el niño había sido secuestrado por personas de ascendencia judía. Pero ¿por qué en 1957 y no antes? Es fácil explicarlo: hasta ese año Piasecki era un intocable y estaba fuera del alcance de sus enemigos al contar con un fuerte apoyo en Moscú, especialmente por su pasado antisemita. Pero, tras la muerte de Stalin, sus enemigos advirtieron que el apoyo ruso se había debilitado.  Además, PAX vivía un momento de problemas internos y Piasecki parecía perder el control de la organización. Por tanto, juzgaron que era el momento oportuno para asestarle un golpe definitivo y decidieron que matar a su hijo primogénito sería un golpe mucho más doloroso. 



> UN CRIMEN RITUAL, UN ECO ANCESTRAL: NEKAM
Parece una tradición insertada a fuego en el ADN del judaismo que se remonta a la muerte de los primogénitos, una de las "plagas de Egipto", la última y definitiva, de la que solamente se salvaron los primogénitos judíos, siempre que dejaran un signo de reconocimiento en la puerda de sus casas, tal como se narra en Éxodo 11,1-10; 12,29-36
Lo hicieron de tal manera que quedara claro el motivo y la causa del crimen: se trataba de un asesinato ritual (el corazón y el estómago estaban atravesados por clavos) que incluía abandonar el cuchillo (de 16 cm con mango de madera) utilizado para el crimen y dejar signos -que Rzeczpospolita califica como “misteriosos”- dejados dentro del inodoro e inscritos a fuego. Seguramente fue la naturaleza de estos “signos misteriosos” los que permitieron establecer la identidad étnica de los asesinos.
Ahora bien, eso respondía a una parte de la cuestión, pero no al hecho de si el crimen había sido organizado por individuos aislados de la seguridad del Estado, solos o en combinación con delincuentes comunes de origen judío, o si se trataba de una operación programada, dirigida y ejecutada por funcionarios judíos al servicio del viceministro Antoni Alster.
Los detectives contratados directamente por Piasecki, localizaron a un taxista (Ignacy Ekerling) de ascendencia judía que, inicialmente, solo era testigo del secuestro. Luego resultó que había participado en el episodio de manera activa, transportando al secuestrado.
Ekerling había pasado la guerra en la Unión Soviética y se relacionó con otros judíos oriundos de Varsovia que se encontraban en las mismas circunstancias. Entre estos se encontraba un amigo de su cuñado, Mieczysław Katz (miembro del Comité Central del Partido de los Trabajadores Unidos de Polonia). Se trataba de un delincuente común, Łódź Michał Barkowski (también conocido como Robert Kalman).
Los investigadores de Piasecki, llegaron a la conclusión de que Kalman, junto con Stefan Łazorczyk, secuestraron a Bohdan antes de que éste llegara a la escuela. La escena del crimen fue elegida por el amigo de este último, el policía Adam Kossowski, que, además, se encargaba de los pisos del edificio en el que se encontró el cadáver (entonces, calle Świerczewskiego 82 A).
Vista actual del edificio de la Świerczewskiego 82 A (hoy, avenida Solidarnosc) en la que fue asesinado Bohdam Piasecki, que en 1956 estaba recién terminado.
> DE POLONIA COMUNISTA A ISRAEL TIERRA DE REFUGIO
Piasecki informó a la policía de sus hallazgos, pero fue imposible localizar a dos de los tres: habían huido a Israel. En cuanto a Ekerling, (recordaba Jarosław, segundo hijo de Piasecki, treinta años después) le fue denegado el pase por la frontera, gracias a que fue reconocido por funcionarios miembros de PAX. Otros que también habían aparecido en la investigación realizada por Piasecki (Stefan Łazorczyk, Zygmunt Rodziewicz, Szyja Szewc, Toruńczyk y Kostański, igualmente judíos) huyeron también a Israel poco después del crimen.
La policía obtuvo permiso para registrar el domicilio de Ekerling, encontrando datos que confirmaban que Boleslaw Piasecki había sido sometido a seguimiento, así como otros miembros de su familia.
Diez años después de estos hechos, el principal diario israelí Maariv, que venía a ser, poco más o menos, el portavoz oficial del gobierno, publicó un artículo titulado “los asesinos del hijo de un político polaco viven en Israel". El autor del artículo afirmaba que se trataba de un “crimen político” y que, por tanto, la República Popular de Polonia no tenía derecho a reclamar la extradición.
Se aludió a las actividades de Symon Wiesenthal y de su organización Nekama (en hebreo “venganza”). Piasecki, a pesar de que jamás tuvo relaciones con persecuciones antisemitas y solamente se le podía achacar un antisemitismo, muy habitual por lo demás en Polonia, ayer y hoy, teórico, había sido colocado por Wiesenthal en la lista de “criminales de guerra”. Esto era todavía más incomprensible si se tiene en cuenta que, Piasecki había formado redes de resistencia contra la ocupación alemana.
Tras publicarse el artículo en Maariv, varios periodistas intentaron contactar con Wiesenthal en repetidas ocasiones para preguntarle sobre el asunto, algo a lo que se siempre se negó.


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> ¿POR QUÉ EL GOBIERNO COMUNISTA ESCAMOTEÓ LA VERDAD?
La policía criminal polaca de la época, admitió todas las pruebas reunidas por Piasecki, pero no pudo hacer mucho más. A pesar de que el caso siguió abierto en los siguientes 25 años, y se multiplicaron los interrogatorios, era evidente que una fracción del Partido de los Trabajadores, bloqueaba la investigación y no quería que saliera a la superficie la polémica que se había producido en aquella época entre las dos fracciones que se disputaban la hegemonía en el Comité Central.
Hoy se sabe que las instancias oficiales llegaron a incurrir en errores ortográficos deliberados para evitar la identificación de los tres implicados. De hecho, todo lo que se conoce hoy del caso es lo que investigaron los detectives contratados por Piasecki.
Éste, en 1959 presentó una acusación contra Ekerling en 1959, pero las autoridades la desestimaron. La orden de bloquear el asunto partió del primer ministro Józef Cyrankiewicz, del secretario del Comité Central del Partido, Jerzy Albrecht y del viceministro de Interior, Antoni Alster. Pero hoy, algunos medios periodísticos que han investigado el caso, atribuyen la decisión de realizar un bloqueo judicial al propio presidente de la República, Władysław Gomułka.
El único motivo para explicar esta actitud es el hecho de que todos los implicados eran de origen judío y estuvieran relacionados con un sector del Partido -“el grupo judío”-, así como el que, en una vista pública, hubieran podido conocerse los extremos más truculentos y rituales del crimen (los detalles del asesinato ritual solamente se conocieron tras la caída del comunismo), reavivando el antisemitismo que ha estado latente siempre en la sociedad polaca y que el comunismo nunca pudo eliminar. Un brote antisemita hubiera creado un problema que corría el riesgo de descontrolarse (se habían producido incidentes anticomunistas en Poznań y Varsovia en octubre de 1956 -bajo la sombra del aplastamiento de la Revolución Húngara ese mismo año- y se volverían a reproducir en 1970, para estallar, esta ver definitivamente con la revuelta de los astilleros de Danzig en 1980). En aquel momento, el destino de la Asociación PAX, que coopera con las autoridades, estaba en juego. Mieczysław Mietkowski (miembro del “grupo judío” que tenía la iniciativa en aquel momento y subdirector del Banco de Inversiones de Varsovia, tras haberse forzado su salida de Interior por empleo generalizado de la tortura), ex viceministro de seguridad pública, advirtió al entorno de PAX que se estaba preparando una campaña de prensa contra el fundador de la asociación Bolesław Piasecki, enfatizando que “algo peor” podría suceder. Como sabemos hoy en los archivos del Instituto de Recuerdo Nacional, la mayoría de los periodistas que urdieron aquella campaña cooperaban con el Ministerio del Interior. La situación era tan tensa que Piasecki se reunió con Władysław Gomułka el 2 de enero. Esto no calmó el ánimo.
Estas circunstancias, Ekerling jamás fuera llevado a juicio.


Mieczysław Mietkowski, miembro del "grupo judío" del ministerio del interior que amenazó a Piasecki. Tras utilizar sistemáticamente la tortura con los detenidos políticos fue relevado de su cargo y nombrado subdirector del Banco de Inversiones de Varsovia.

> VENGANZA Y ADVERTENCIA A PAX
En cuanto a la “pista Wiesentahl” tiene un pequeño problema: si se trataba de una “venganza”, ¿de qué? ¿y por qué? ¿Una advertencia contra la formidable organización católica PAX que seguía haciendo alardes antisemitas? Sería lo más probable. Hay que descartar que la muerte accidental de una niña judía de ocho años el primero de mayo de 1937, entre los milicianos de Falanga y las milicias obreras, estuviera fuera el motivo de la venganza.

Vale la pena recordar en este extremo que el movimiento PAX, no solamente, era muy poderoso en Polonia en aquellos momentos (lo fue hasta finales de los 60 e, incluso buena parte de los dirigentes de Solidarnosc habían militado en sus filas), como único representante del catolicismo polaco reconocido por el gobierno comunista, sino que, se trataba de una organización discutida en Occidente y presentada como la "quinta columna del comunismo en la Iglesia", algo absolutamente falso que fue desmentido por el hecho de que al morir Piasecki, su funeral fuera oficiadol por el Cardenal Primado de Polonia.

Así pues, venganza... ¿de qué?

El nombre de Piasecki estaba vinculado a su pasado fascista y a que su organización (al igual que PAX) tenía un fuerte carácter antisemita. 
Durante la guerra, no se produjo ninguna acción antisemita que pudiera ser achacada a las unidades partisanas de Piasecki. Los judíos muertos en la zona en la que operaban estas unidades partisanas, no fallecieron a causa de iniciativas antisemitas, sino en tanto que combatientes del ejército rojo. Incluso en las propias unidades dirigidas por Piasecki militaban judíos. Pasado antisemita y pasado fascista, lo suficiente para que la "fracción judía" del Ministerio del Interior quisiera ajustar cuenta con él y lo hiciera tras la muerte de Stalin (que había protegido a Piasecki)
Todos los elementos que se conocen en la actualidad -tanto el momento en el que se realizó el crimen, como el origen étnico, la militancia política de los implicados y las luchas fraccionales en el interior del Partido de los Trabajadores- llevan a un crimen ritual, cometido sobre el hijo para hacer expiar al padre su antisemitismo de juventud.
Antoni Macierewicz, antiguo miembro de la oposición anticomunista, luego ministro tras la caída del comunismo, entregó al hermano del asesinato en 1991, documentos de archivo sobre el crimen.
> LA VERDAD EN ARCHIVOS PRIVADOS
En 1991, Antoni Macierewicz entregó a la familia algunos documentos sobre el caso. Macierewicz había sido miembro de la oposición anticomunista desde los años 70 y fundó el Comité de Defensa de los Trabajadores (primer ensayo que luego llevaría a la creación de Solidarnosc en 1980). Tras la caída del comunismo ocupó distintos cargos en la seguridad del Estado: Ministro del Interior, Secretario de Estado en el Ministerio de la Defensa, Jefe de Contrainteligencia Militar, Subdirector del partido Derecho y Justicia. A esto se unían ciertos rasgos que lo hacían poco proclive a los judíos: “El ruido en torno a los pogroms de 1946 ¿pretende eclipsar la responsabilidad de los judíos por el comunismo y la ocupación soviética?”, había dicho. En otra ocasión, preguntado sobre si había leído los Protocolos de los Sabios de Sión, respondió afirmativamente, añadiendo que “la experiencia muestra que existen tales grupos en círculos judíos”. Luego tuvo que disculparse ante las protestas de la comunidad judía polaca e internacional e incluso. Así pues, tanto por su historial político opositor, como por sus convicciones religiosos y cierto antisemitismo, era la persona adecuada para escarbar en los archivos oficiales y facilitar cualquier documento, relevante o no, que pudiera estar custodiado en alguna oficina pública y entregarlo al hermano del asesinado. Sin embargo, los documentos encontrados eran de poco interés, mero papeleo. El segundo hijo de Piasecki declaró:
- Mi padre intentó aclarar el crimen hasta su muerte. A partir de ese momento me hice cargo de esta tarea. A pesar del hecho de que se han producido tantos cambios importantes en Polonia desde 1989, todavía no he recibido los documentos clave, sin los cuales resulta imposible resolver el rompecabezas. Los archivos que he solicitado reiteradamente todavía no están disponibles, al menos para mí.
Los archiveros del Estado, consultados por los medios polacos, alegan que tales documentos, tras la caída del comunismo, se encontraban en domicilios privados y que todavía no han sido devueltos al Estado.
- ¡Es difícil creer que hayan permanecido secretos por tanto tiempo! Medio siglo después del crimen, ¡a muchas personas todavía les importa que los no sean revelados los nombres de los ejecutores y de los instigadores del crimen! - dice el hermano del asesinado.
En efecto, en 1973, un oficial del Ministerio del Interior entró en contacto con Ryszard Sienkiewicz, colaborador de Piasecki, proporcionándole documentos sobre los autores del crimen (que confirmaban la “pista judía” o, al menos, la “pista protagonizada por judíos próximos a Alster”). Poco después, Sienkiewicz resultó despedido. En 1976, a la vista de la anterior documentación, Piasecki presentó una nueva demanda contra Ekerling que quedó sin respuesta oficial. En 1977, Ekerling falleció y el 1979 le tocó el turno al padre de la víctima que encargó a su hijo segundo que no cesara en las investigaciones. Éste, el 25 de noviembre de 1981, volvió a solicitar la reapertura del caso que fue negada por el entonces fiscal del Estado, Jósef Gurgul, el cual se limitó a reconocer que Ekerling había obstaculizado la investigación, determinando al mismo tiempo, pero no existían pruebas de su implicación.
En la actualidad no hay ningún investigador independiente capaz de sostener otra pista que la del “crimen ritual” dirigido contra el padre. Es más, poco a poco, se van conociendo más datos que confirman la hipótesis: a mediados de los años 60, Stanisław Cichocki, hijo de uno de los dirigentes del Partido Comunista, se reunió en Tel Aviv con dos antiguos funcionarios del Ministerio del Interior que se había exiliado a Israel y le reconocieron haber participado en la operación y que, en absoluto, se trató de un secuestro, sino de un asesinato por venganza.