viernes, 18 de octubre de 2019

Crónicas desde mi retrete (33) TODOS BUSCAN UN MUERTO, PERO YA HAY UN CADÁVER EN PUTREFACCIÓN


Trasponiendo a Cataluña aquel chiste alemán podría contarse así: "La Historia le pregunta al Independentismo: ¿Los muertos huelen? y el independentismo responde: "Si". "Entonces tú estás muerto" contesta la historia". El olor a quemado que se percibe en Cataluña me da derecho a adaptar el chiste. Que es como recordar aquella película en la que el niño decía "A veces veo muertos"... Al parecer el muerto tarda en darse cuenta que está muerto... Y todo esto viene a cuento de lo que está ocurriendo esta semana en Cataluña. Alguien que busca el muerto no se ha enterado de que ya está muerto.

La muerte de un ser humano es algo con lo que no puede bromearse, pero, parece evidente que esta semana, en cualquier momento, ha podido ocurrir, especialmente hoy, que se produzca ese fatal “logro” buscado por todas las partes implicadas en la agonía del “procés”. De lo contrario, no puede explicarse el por que la consellería de interior está haciendo todo lo posible para que se produzcan incidentes “visibles” y el ministerio del interior mantiene a Guardia Civiles y antidisturbios en los cuarteles de invierno. Se olvida que ya ha habido un muerto (el ciudadano francés de 65 años que camino 3 km con su esposa antes de perder el conocimiento obligado a caminar con equipaje a causa del intento de ocupación del aeropuerto) y que se han producido episodios de violencia que hacen casi increíble el que hayamos llegado hasta aquí sin víctimas mortales.

Lo cierto es que, a pesar de que los incidentes que se producen están protagonizados por grupos muy minoritarios (no dejan de ser una “iniciación tribal” en la que unos miles de adolescentes quieren certificar su paso a la “hombría”, mediante una “aventura iniciática”), detrás de todo esto, existe un diseño “conspirativo” muy evidente: cada parte pretende instrumentalizar propagandísticamente ese muertecito que tanto se hace esperar, y está preparado para ello.
  • A la gencat le gustaría que el muerto fuera un joven, víctima de una carga de la Policía Nacional o de un tiro que se escapara a un Guardia Civil y, sobre todo, que fuera un civil que pasara por ahí, sin antecedentes, sin aspecto agresivo, el más pacífico de los catalanes.
  • El “gobierno en funciones” del Estado, sin embargo, tiene preferencia porque el muerto lo ocasionara un enfrentamiento entre grupos opuestos –“ultras unionistas” y “freakys indepes”- para poder agitar el consabido llamamiento a “aislar a los extremistas”.
  • Los CDR rezan al “dios del kaleborrokismo” para que algún cuerpo policial, o los “unionistas”, les ocasionaran el muerto y, mucho más si éste es simpatizante suyo y, en cualquier caso, en una manifestación propia.
  • Para la derecha unionista, el muerto ideal sería un Guardia Civil o un Policía Nacional y, en menor medida, un Mosso d’Esquadra, agredido aisladamente por CDR o víctima de las técnicas de kaleborroka importadas del País Vasco. Suficiente para que se aplicara la Ley de Seguridad Nacional.
  • Para la Colau, el muerto ideal es el que le permitiera hablar de “paz y amor”, pero que falleciera fuera del término municipal de Barcelona, en cualquier bloqueo de autopistas, lejos de su demarcación. BCN difícilmente podría soportar que se sumara otro más que terminaría demostrando que es alcaldesa de una “ciudad sin ley”.
  • Los socialistas catalanes apreciarían que el muerto perteneciera a alguna “minoría” (magrebís, manteros, menas, gays, etc) que les permitiera proclamar que la sociedad catalana debe “ser abierta y situarse por encima del unionismo y del independentismo” 
  • y, claro está, grupos como el Omnium y la ANC querrían, un muerto sino una retahíla que hiciera imposible cualquier retorno a la normalidad e implicaran la llegada de “Cascos Azules” que restasen soberanía a las Fuerzas de Orden Público del Estado Español.
Cada cual busca un muerto que poder “arreglar” en beneficio propio. Todos sabéis que es así. ¿No es parece vil y miserable lo que está ocurriendo, TODO LO QUE ESTÁ OCURRIENDO?
  • Un poder autonómico en las nubes que pide “otro referéndum” para el 2020, pero que se niega a algo tan simple como convocar elecciones regionales.
  • Un poder del Estado con el ministro de turno tomando copichuelas con los coleguitas de Chueca como si su “puesto de servicio” no estuviera en Barcelona en este momento.
  • Unos partidos que esperan poder utilizar el muerto para fines electoralistas, victimistas y de movilización o conquista de votos.
  • Unas asociaciones civiles que ambicionan acentuar su presencia social  y sus subsidios cabalgando sobre la pérdida de una vida humana.
  • Unos jóvenes que quieren vivir su “aventura iniciática” en las noches de este “otoño cálido barcelones”, digna continuación al “verano caliente” que ha vivido la ciudad, y de su falta de perspectivas, ideales y la miserie de sus horizontes vitales.
Y luego está la sociedad en su conjunto, los que todavía tienen capacidad de observación y observan, entender y entienden, memoria y recuerdan todas estas estaciones que ha recorrido Cataluña en los últimos 16 años (desde el llamamiento de Pascual Maragall a un “nou Estatut” y desde los “pactos del Tinell”) y están cada vez más ASUSTADOS del giro que está tomando la situación.

Ninguna de las partes implicadas piensa en el catalán medio. Solamente en salirse con la suya en esta alocada carrera hacia el logro del muertecito que están convencidos que beneficiará a su causa.
  • Las responsabilidad no es igual en todas las partes, desde luego. La más pesada recae a hombros de la gencat independentista que han convertido a la institución en un cuartel de bomberos incendiarios. A fin de cuentas, la gencat es la que lleva 15 años a vueltas con la matraca independentista y que ha llegado siglo y medio tarde al reparto de Naciones-Estado.
  • luego está el gobierno del Estado, desde Aznar hasta Sánchez, que siempre ha actuado de la misma manera en Cataluña: dejando hacer al independentismo y amenazarlo con las penas del infierno implícitas en la constitución, olvidando que desde mediados de los 80 la constitución está avejentada, esclerotizada y su credibilidad similar a la de un cuesco con olor a rosas.
Pero no olvidemos que, a fin de cuentas, por mucho que se le haya amputado en las escuelas de capacidad crítica, por mucho que los informativos de TV3 sean verdaderos lavados de cerebro con dinero público, la gran culpable del muertecito que todos esperan, es una parte significativa de la sociedad catalana narcotizada, incapaz de advertir los rasgos esenciales de nuestra época y de entender que se les está vendiendo mercancías políticas averiadas. La gran paradoja de esta situación es que ese sector de la sociedad catalana es, a la vez, víctima y culpable de esta situación:
  • VÍCTIMA porque todo lo que ocurre le perjudica ahora, le ha perjudicado desde que se originó el problema y sus secuelas permanecerán por décadas.
  • CULPABLE porque pudiendo haber cortado electoralmente con todo esto, entregó su confianza a nacionalistas provistos de consignas pancartistas y temas decimonónicos.
Ahora estamos en la fase en que el independentismo empieza a entender -Junqueras y ERC lo han comprendido desde el 2-O- que erraron el cálculo y que están asistiendo a su última batalla. Cuando la personalidad narcisista (todo nacionalista es narcisista) entreve que lo suyo no es ni lo mejor, ni lo más hermoso, salen a la superficie las actitudes histéricas y violentas.

Cuando se extingan los ecos de estos disturbios, cuando se olvide el muertecito que todos buscan, se retornará a la normalidad y esta indicará que la flecha de la historia va en una dirección contraria al ideal independentista. Los fuegos de Barcelona y las autopistas de seis carriles cortadas por 12 manifestantes, ocultan el hecho de que el independentismo, está librando su última batalla.

Las “naciones indias” dirigidas por “Asno Loco”-Torra y “Pies Veloces”-Puigdemont están ante su propio abismo. Negrura y oscuridad para ellos.