Bernard Laporte, antiguo seleccionador francés de rugby y
candidato a la presidencia de la Federación Francesa de este deporte no se ha
callado y, en contraste, con lo “políticamente correcto” ha declarado al diario
Le Parisien: “El equipo francés de
rugby llegó a la final del Mundial en 2011 por casualidad. Fue el árbol que
escondía el bosque. Después, nada. Se ha intentado llenar el vacío
seleccionando a extranjeros: algo que no quiero. Son los franceses los que
deben jugar”.
Antes, en el mes de febrero pasado, en la ciudad de Agen,
Laporte ya había insistido por primera vez sobre este tema: “Si soy elegido
presidente, no utilizaré el reglamento de la IRB que permite seleccionar en el
equipo de Francia a jugadores extranjeros que hayan permanecido en el país tres
años. No quiero más que jugadores franceses”… algo que parece evidente si
tenemos en cuenta que se trata de una “selección nacional”.
Obviamente, lo que Laporte quiere evitar es que se produzcan
situaciones como las del equipo de fútbol francés compuesto mayoritariamente
por etnias no autóctonas, pareciéndose más a la selección de Malawi o de
Argelia que a la de un país europeo.
Problema de un planteamiento de este tipo: ¿Existen
suficientes jugadores en Francia de nivel internacional en rugby? Respuesta de
Laporte: “Mi principal compromiso es aumentar la dotación presupuestaria de
este deporte y promover el rubgy amateur. Lo más urgente, es apuntar hacia la
formación de nuevos jugadores, algo hoy inexistente […]. Se trata de fomentar
escuela de rubgy para empezar a formar nuevos jugadores”.