lunes, 8 de abril de 2019

365 QUEJÍOS (304) – NO PERDER DE VISTA LO QUE TENEMOS POR DELANTE


Las encuestas pueden mentir y deformar la realidad para atraer el voto: pero no tanto. A estas alturas, pocos pueden negar que en la noche del día 28 de abril, Pedro Sánchez obtendrá por primera vez una victoria electoral. Como en las anteriores ocasiones, tampoco será suya sino de las circunstancias. Lo que terminará de demoler al electorado de derechas, es que ERC subirá también en escaños y se configurará como el primer partido en Cataluña. El PP perdería algo menos de la mitad de sus diputados y Cs subiría, pero, sin excesos. Vox competiría con Podemos para la cuarta posición… Así pues, tendríamos un gobierno de izquierdas apoyado exteriormente por los independentistas de ERC. A eso se le llama inestabilidad. Porque Cs, en campaña electoral, dice que no pactará con el PSOE…

¿Es posible que las encuestas estén equivocadas? Es posible, pero no hasta el extremo de dar un vuelco a los resultados que, en este momento arrojan una ventaja para la izquierda y el independentismo de 50 diputados. ¿Pueden darse otras combinaciones electorales? Podría ser. En efecto, los diputados de Cs son inseguros y, a despecho de las declaraciones de Rivera, lo cierto es que, dentro del partido, la tendencia Valls, salida de la nada, refuerzo enviado por el Gran Oriente de Francia para evitar que el “aliado español” salga por peteneras, puede apoyar la formación de un gobierno de centro-izquierda, apoyando al PSOE y teniendo mayoría suficiente para gobernar.

Las encuestas pueden equivocarse o bien manipularse, pero el índice que no se equivoca es el económico. Especialmente, en Cataluña, en donde nadie duda de la victoria de ERC, las grandes empresas están tomando sus medidas. Hoy La Vanguardia publica un significativo artículo sobre el tema: ajustes de plantilla, traslado de actividad, cierre de delegaciones en Cataluña, descenso de la producción. O se debe a la previsión de los resultados electorales, o bien al cambio de ciclo económico que afecta a toda la UE. Las empresas estarían actuando previendo cambios en las legislaciones laborales…

¿El fin del mundo? Como siempre que se declara una recesión -con posibilidades de transformarse en crisis- la izquierda en el poder, realiza su tarea histórica: contener a las masas, ser su corsé para evitar que sus protestas superen ciertos límites y, por lo mismo, apoyar a la banca, a la patronal, mientras que la derecha espera para subir al poder, cuando la situación está absolutamente podrida y aplicar medidas de enderezamiento económico dentro de una óptica liberal. Se ha hecho tantas veces en estos últimos cuarenta años, que no dudamos que volverá a hacerse.

En los dos años que la derecha tiene por delante, será fácil concluir que su espectacular derrota en los comicios de 2019 se ha debido a su desunión y a la Ley d’Hont. Si comparamos la situación en la que estaba España en 2011 y la que estuvo cuando Rajoy cedió los trastos a Sánchez, se verá que los nubarrones de aquella época se disiparon hasta hacer olvidar el nefasto papel de Zapatero en el estallido de la crisis. Pero luego el dontancredismo de Rajoy en la cuestión catalana y el hundimiento interior del PP carcomido por los casos de corrupción, evaporó los resultados de su gestión económica.

Parece difícil que Cs, con las tensiones internas que va a tener que soportar en los próximos años sobreviva. Lo más posible es que se rompa en dos, un ala vaya a reforzar al PSOE y otra se alinee con la derecha. Porque el PSOE tiene que elegir entre asociarse con el nacionalismo independentista para obtener mayoría o bien asociarse con Cs para poder gobernar. Y si lo hace con este partido, la exigencia será liquidar para siempre la cuestión independentista que fue, a fin de cuentas, la excusa para el alumbramiento de Cs y que, según la dialéctica del amo y del esclavo, está ligada a su destino.

Lo que más está sorprendiendo de esta campaña electoral es que los únicos mítines que están registrando asistencias dignas de mención son los de Vox. La impresión es que Vox puede sacar algún diputado más de los que les atribuyen las encuestas. A la hora de la verdad, es muy posible que, parte del electorado de la derecha, se quiera dar el “gustazo”, votando a Vox. Este es el mayor miedo de Casado, cuyo problema es que su partido ha ido perdiendo perfil y ahora le va a ser muy difícil recuperarlo.

¿Se va a romper España? No más, desde luego, de lo que ya está rota. De hecho, lo más probable es que Sánchez, pasadas las elecciones y pasado el juicio por el 1-O, opte por la vía “dura” en la cuestión catalana, especialmente si opta por la alternativa que puede ofrecerle más estabilidad, el pacto con Cs. Por el momento, estas elecciones, harán que Carles Puigdemont, el exiliado de Waterloo, pase de ser un símbolo amenazador, a un triste exiliado por voluntad propia, sin ninguna influencia posible. En cuanto a la CUP, ni siquiera presenta candidatos a las elecciones generales. Así que ERC pasará a ser completamente hegemónica en el campo indepe. La caída del gobierno autonómico será cosa de unas pocas semanas después del 28-A y las elecciones anticipadas en Cataluña, situarán como próximo presidente de la gencat a un candidato de ERC, irremisiblemente.

El independentismo confía en que un gobierno del PSOE, apoyado por Podemos y por todos los independentistas, pueda gobernar sobre el centro-derecha, en cuyo caso tendrían la posibilidad de imponer el referéndum. En ese caso, podrían obtener unos años de gracia para prolongar la vida artificial del “procés”. La otra posibilidad, sería que, con un gobierno de centro-izquierda (PSOE-Cs) la condición impuesta por estos últimos fuera machacar, literalmente, al independentismo mediante la aplicación del artículo 155 ante la primera oportunidad.

La derecha tendrá un par de años después de las elecciones para plantearse nuevas estrategias. Luego, claro está, vendrán las elecciones europeas y ahí sí que Vox puede dar el campanazo. De hecho, se nota en los medios de comunicación que esta posibilidad es la más temida por el “stablishment” de la UE. Si se observa detenidamente los medios de comunicación convencionales y los digitales de mayor audiencia, se percibirá una increíble tendencia a desdramatizar los problemas de la inmigración (ayer apareció un artículo de pura ficción en el que El Confidencial, contaba que en Alemania hay más delitos cometidos por “Adreas” que por “Mohamed”), ocultar el que la inmensa mayoría de violaciones son protagonizadas por grupos étnicos no europeos o que la economía española precisa cada años 260.000 inmigrantes más… ¿Por qué? Simplemente para atenuar los resultados electorales de la candidatura de Vox que, si consigue enviar un equipo nutrido de diputados a las elecciones europeas, puede contribuir -junto con los resultados de otras naciones- a que existe un fuerte grupo anti-inmigracionista en el parlamento que bloquee las tendencias ultraliberales que han convertido a la UE en la pieza regional del sistema mundial globalizado. Así que, atención, a los oportunistas y mentirosos profesionales: la inmigración y la multiculturalidad, sigue siendo el gran y principal problema de Europa… sea lo que sea que resulte de las próximas elecciones generales en España.

Los próximos dos años van a ser difíciles. Muy difíciles en todos los sentidos. El tiempo en el que se tocará fondo, más allá del cual solamente existe la posibilidad de recuperarse. Estas elecciones van a ser una especie de “primarias de la derecha”. Presumiblemente, serán las últimas elecciones con un “centro”. Tanto si gobierna la izquierda+independentismo como si lo hace el PSOE+Cs, las miasmas de la corrección política van a difundir sus sífilis ideológicas como nunca antes para engañar sobre los resultados de la recesión. Esto, y la puerta que seguirá abierta a la inmigración en España serán los elementos que conducirán a una “respuesta nacional” mucho más firme y concreta que el 28-A.