Este país, narcotizado por el Sálvame de Lux, el Gran
Hermano Vip, la liga de fútbol, las chorradas de género y la “cuestión catalana”,
lleva décadas viviendo de espaldas a la realidad e ignorando que el sistema
educativo ha quebrado hace tiempo, que nuestra economía sigue siendo una de las
más débiles de la UE, que nuestra sociedad está en fase de desintegración y
pérdida de rasgos identitarios, que el sistema autonómico es insoportable y que
la clase política tiene el perfil de una asociación de vecinos de barriada o de
un AMPA del extrarradio. Y, claro está, este pueblo no se ha enterado de lo que
ha ocurrido: que se van a celebrar las cuartas elecciones en un año y que,
elección tras elección, nada se resuelve y todo se agrava.
Pero hay tres síntomas de que sectores cada vez más amplios
de la sociedad española están empezando a no creer ni en Papa Nöel ni en los
Reyes Magos, ni siquiera en el parlamento. Son tres síntomas puntuales, pero que
no pueden perderse de vista:
Primer síntoma:
465.000 personas han secundado el jueves la campaña
lanzada en Internet para pedir a los diputados y senadores que renuncien a la
indemnización económicas que se les abona tras la disolución de las cortes
generales: “Si no curras, no cobras”, tal es el lema. Y no dudamos que en las horas
siguientes esta cifra puede triplicarse o cuadruplicarse.
Es de justicia y de derecho: “Si no curras, no cobras”. Y
vale la pena que todos los que leáis estas líneas vayáis al Link de la campaña
y la firméis: “Si
no curras, no cobras”. ¡Que no falte ni uno! Es como llamar por su
nombre a la banda de parásitos que han visto en la política una forma de mucho
sueldo y poco trabajo.
Pero, no nos engañemos, si el parlamento español es un
camelo, inútil e, incluso, incapaz de cumplir su función “legislativa”, podéis
imaginar lo que son las 17 fotocopias reducidas, creadas para alimentar a una
clase política que está dispuesta a pagar la cuota del partido, si recibe a
cambio el 1.000 por 1.
En cualquier caso, esas 465.000 personas (y los millones que
espero hayan firmado mañana) son buena muestra de que un sector creciente del
electorado empieza a ser consciente de que esto no funciona, incluso algunos pensamos
que “esto”, desde el principio, no ha funcionado, ni podía funcionar, ni
funcionará jamás tal como está constituido el parlamento.
Segundo síntoma:
Entre 140.000 y 150.000 ciudadanos han pedido que se les
deje de enviar publicidad a sus casas. Petición inédita, pero necesaria.
Los nuevos comicios costarán la friolera de 140 millones de pesetas y solamente
el PSOE gastará 14,5 de los que 5,5 serán en envíos de propaganda electoral a
domicilio. Las cifras del PP son similares y las de los demás partidos algo
menores. Seamos buenos con esta banda de oportunistas: no les generemos gastos
innecesarios. Total, lo que nos envíen, iría directo a la basura. ¡Cómo si a
estas alturas pudiéramos creer sus hermosos propósitos y sus cantos de sirena
(o más bien rebuznos)!
También aquí, las cifras corren el riesgo de dispararse. Y
se dispararían de no ser porque para pedir la abstención del envío de
propaganda electoral hay que recurrir a la Sede Electrónica del Instituto
Nacional de Estadística y, seamos claros, funciona con el culo. De todas
formas, ofrecemos el enlace para los que tienen certificado digital y Cl@ve o
para los que quieren tenerla: Sede Electrónica
del INE. Felicidades si lográis que no ensucien vuestro casillero con los
envíos de los partidos que han hecho posible la desintegración de este país y
de esta sociedad.
Si no lo conseguís, tampoco os desesperéis, siempre tenéis
la posibilidad de tirar los envíos a la basura de manera visible. Yo recomiendo
hacerlo en papeleras públicas para que la población perciba el rechazo
creciente al sistema de partidos tal como está configurado.
Tercer síntoma:
El fantasma de la abstención. Cuando se celebren las próximas elecciones generales, habrán pasado siete meses desde las anteriores. Y son las cuartas en un año (se voto en las europeas y en las municipales). Demasiada “consulta” para tan pocos resultados. Y, lo que es peor, demasiada evidencia de incapacidad en la clase política cuando se avecina otro nuevo repunte de la misma crisis económica que en 2007-2011.
¿Cuánta gente irá a votar? Menos, desde luego, que en las
anteriores elecciones generales. Por lo demás ¿a quién votar? Ayer salía la
noticia de que el 45% de votantes de Cs estudiaban cambiar su voto. No creo que
en los demás partidos los resultados sean muy diferentes. ¿Os imagináis a
alguien que esté contento con lo que se ha hecho con su voto en los últimos siete
meses? Si hay alguien, debería acudir a urgencias médicas.
Este país ha probado el centrismo, la izquierda y la
derecha, con análogos resultados. Sería inútil discutir ahora cuál de estas
opciones ha sido más nefasta. Queda, claro está, probar a la derecha de la
derecha y a la izquierda de la izquierda y queda articular coaliciones. Pero,
claro, para formar coaliciones y que no registren una rebelión de los votantes,
antes, en campaña, cada partido debería explicar con quién se alía. Y esto
choca con la primera regla del político español en campaña: “No me cabe la
menor duda que ganaremos…”, dicen todos, así que, ¿para qué preocuparse por las
coaliciones? Y luego pasa lo que pasa, que es lo que ha pasado en estos últimos
siete meses: la falta de cultura de coalición, tanto en el electorado como en
la clase política, hace muy difícil que alguien pueda pactar sin que se le
desplome su intención de voto y se esfumen sus apoyos.
Se baraja que la abstención puede situarse en torno al 35%.
Sí, han existido mayores niveles de abstención en otras elecciones, pero no en
un marco como el actual de deshilachamiento progresivo del régimen político
español y de incapacidad manifiesta de la clase política.
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No voy a ser yo quien recomiende abstención, pero si recomendar
que se vote solamente por aquellas opciones que cumpla tres exigencias:
1) Que su programa responda a las necesidades reales y contenga soluciones definitivas y drásticas.2) Que su grupo dirigente esté identificado con ese programa y no sean simples vendedores de humo en busca de cuatro años de buen sueldo y poco trabajo.3) Que su acción pasada haya demostrado que esa opción merece que se confíe en ella.