Info|krisis.- El próximo 25 de noviembre el Consejo de Administración de Frontex
(Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras
Exteriores) dependiente de la UE, tendrán lugar las elecciones para nombrar nuevo
responsable en sustitución del español Gil Arias. La comisaria de interior de
la UE, Cecilia Malström, solamente ha presentado tres candidatos, un francés,
un portugués y un austríaco, para sustituir Arias. Esto ha supuesto una
bofetada para el Ministerio del Interior español que, al menos, calculaba poder
colocar a un candidato propio. Este fracaso es todavía más significativo dado
que la Malström es miembro del Partido Popular Europeo que comparte bancadas
con los diputados españoles del PP. Esta bofetada europea al gobierno Rajoy
indica la nefasta política de fronteras que está llevando a cabo nuestro
gobierno, evidenciada en la incapacidad para contener las avalanchas en la
valla de Melilla. Pero también indica la nefasta política “garantista” de la UE
en relación a la inmigración.
Hace algo más de una semana, El Mundo publicaba una noticia en la que
se aludía a las tensiones en el Ministerio del Interior para nombrar al “mejor
candidato” para hacerse cargo de la dirección del Frontex. Ya, por entonces,
estaba difundido el rumor de que la comisaria de interior de la UE, intentaba
boicotear el nombramiento de un español a causa de la muerte de 15
subsaharianos el pasado mes de febrero en las costas de Melilla. En aquel
momento, la UE acusó a la Guardia Civil de “vulnerar los derechos fundamentales
de los inmigrantes en las plazas de Ceuta y Melilla.
Para la Guardia Civil, el candidato
español más adecuado para la plaza era Gil Arias, hasta ahora Director Ejecutivo
Adjunto del Frontex. La Unión de Oficiales de la Guardia Civil envió un
comunicado en el que apoyaban esta candidatura: “Europa somos todos, pero
frente a la inmigración ilegal y las mafias que la controlan, Europa debe optar
por un español como primera medida de choque”.
El drama de la inmigración masiva de africanos
hacia Europa no es exclusivamente español. A medida que aumenta la presión
migratoria sobre el Magreb, éste tiende a abrir la mano y permitir que cada vez
crucen más había Europa. El descontrol que se ha apoderado de Libia y la falta
de control en amplias zonas de las costas de todo el Magreb, desde el Atlas
hasta la desembocadura del Nilo, hace que la frontera sur de Europa sea la más
permeable de todas. Por otra parte, los inmigrantes que llegan a cualquier país
del sur de Europa, poco después pueden desplazarse hacia cualquier otro del
Norte, justo allí donde tienen familiares y amigos que les indican en qué zona
existen más coberturas sociales y más subsidios y subvenciones. En esto el
Reino Unido es, seguramente, la meca de buena parte de la inmigración. Al menos
mientras no se convoquen nuevas elecciones que darían a Nigel Farage y a su
UKIP un papel relevante en la lucha contra la inmigración masiva.
Los desequilibrios creados desde 2010 por las
“revoluciones árabes” han invertido la aparente tendencia de la inmigración a
disminuir desde el estallido de la crisis económica en 2007. El Norte de África
se ha convertido en un coladero y el Frontex, al menos en teoría, debería
coordinar los esfuerzos de los distintos países de la UE para controlar las
fronteras.
Sin embargo, lo menos que puede decirse del
Frontex es que ha sido un órgano de la UE creado tarde y mal. Tarde porque
llegó medio siglo después de los Acuerdos de Schengen que crearon un espacio
abierto en el interior de la UE. Hubiera sido razonable que una iniciativa de
control de fronteras hubiera aparecido ANTES de la creación de un espacio común.
Desde hace un cuarto de siglo, la heroína que entra en Europa a través del
“corredor turco de los Balcanes”, una vez cruza las fronteras permeables de la
antigua Yugoslavia (Croacia y Eslovenia) encuentra un espacio libre y sin
ningún control fronterizo en el territorio de la UE. Pues bien, solamente en
2005, la UE juzgó necesaria la creación del Frontex. No es por casualidad que
su creación fuera contemporánea a la regularización masiva que se produjo en
España entre febrero y mayo de 2005 que evidenció la incapacidad del gobierno
español de Rodríguez Zapatero para controlar la frontera sur…
Dotado de muy escaso presupuesto, el Frontex es
más teórico que real y, desde luego, no está apoyado por una legislación
europea en materia de inmigración (también aquí el gobierno Zapatero boicoteó
las iniciativas de una política más dura en este terreno, cuando se planteó en
2009). Hasta la fecha el Frontex se ha revelado como un organismo poco efectivo
y de tercer plano, lo que contrasta con la gravedad del fenómeno de la
inmigración y con la saturación que hace décadas se viene experimentando en
Europa.
Solamente en 2011, 104.000 personas fueron
detectadas oficialmente por el Frontex como “inmigrantes ilegales”. En aquellos
momentos, Grecia vivía el momento álgido de su crisis y la deuda española se
situaba por encima de los 500 puntos de diferencial con la alemana. Italia se
tambaleaba por la crisis política. Pues bien, los tres países más afectados en
aquel momento y receptores de esta inmigración masiva eran precisamente España,
Grecia e Italia. La situación era todavía más grave, si tenemos en cuenta que
una cosa eran los “inmigrantes ilegales detectados por el Frontex” y otra muy
distinta los inmigrantes ilegales reales que podían llegar a los 250.000 en
toda Europa y en momentos de crisis económica extrema.
Una de las atribuciones del Frontex ha sido
precisamente la de negociar acuerdos con los países norteafricanos para tratar
de contener los flujos migratorios. Pero, al producirse las “revoluciones
islámicas” en aquella zona, tales acuerdos quedaron sin efecto, o bien
desapareció la autoridad que podía aplicarlos. En otros países como Marruecos,
el problema es la tradicional falta de respeto y de escrúpulos a la hora de
poner en práctica lo firmado. Y siempre, a cambio de una firma, todos estos
países han obtenido ayudas materiales, en equipamientos y en efectivo.
Para colmo, durante estos últimos años, una
Comisión Europea, muy influida por las tesis humanistas-universalistas sobre
multiculturalidad, derechos humanos y poco realista sobre las intenciones de la
inmigración que va llegando y sobre su capacidad de inserción en el mercado
laboral, ha ido haciendo oídos sordos al clamor cada vez más unánime que se
despierta en toda la UE contra las llegadas masivas. Precisamente, Gil Arias
–el “recomendado” por los oficiales de la Guardia Civil y actual “jefe” del
Frontex– explicaba en una entrevista reciente que “el hecho de que haya un auge del extremismo
no influye para nada en nuestras operaciones”... y cuando se refería a “extremismo”,
se refería, simplemente, a quienes abogan por una contención de la inmigración
masiva.
En cuanto a la comisaria de
Interior, Cecilia Malström, procedente del centro-derecha nórdico que apenas
puede entender lo que supone la presión demográfica en la Europa del Sur y está
sempiternamente preocupada por el “respeto a los derechos humanos”, une además
su laicismo que contrasta todavía más con la acrisolada fe opusdeísta del
ministro de interior español, Fernández Díaz. Götemburg, lugar de residencia de
la Malström, a orillas del Báltico y con apenas medio millón de habitantes, con
decenas de parques y jardines en su interior, no es seguramente el mejor lugar
para darse cuenta de lo que está ocurriendo en Lampedusa, Melilla o las islas griegas
del Egeo a donde van a parar los mayores contingentes de inmigración ilegal que
entran en Europa. Para colmo, la sede del Frontex se encuentra en Varsovia… no
cerca de las fronteras conflictivas.
Ante la iniciativa de Malström de
nombrar una terna compuesta por un francés, un portugués y un austríaco, el
ministerio del interior apenas hizo otra cosa que manifestar su descontento en
los pasillos de Bruselas, para luego… apoyar al candidato francés. Hay que
decir, que el presupuesto del Frontex, es de 110 millones de euros de los que
apenas 8 van a parar a España para financiar los programas Hera, Indalo y Minerva,
gestionados por la policía y la Guardia Civil. Poner en marcha tales programas
(de resultados, por lo demás, limitados) solamente ha sido posible por la
presencia de Gil Arias al frente del Frontex.
¿Cuáles son las atribuciones del
Frontex? En general, todo lo relativo a las fronteras exteriores de la UE,
desde formar a guardias fronterizos a coordinar a los Estados miembros en esta
materia, organizar “operaciones retorno conjuntas”, seguimiento del control y
vigilancia de fronteras, etc, todas ellas tareas necesarias y urgentes en la
UE… pero que el Frontex apenas cumple, entre otras cosas, porque, con la actual
legislación europea en materia de inmigración, el territorio de la UE es un
coladero y el inmigrante que llega, prácticamente, es inexpulsable o poco
menos.
De todas formas, la negativa de la Malström
a incluir a un español en la terna para dirigir el organismo y la debilidad de
la reacción española (tanto de interior como de la presidencia del gobierno)
son extremadamente significativas: indican que nuestro gobierno está
completamente desfondado en Europa, que la opinión de “España”, ni siquiera es
tenida en cuenta por los socios del PP en el Parlamento Europeo y que el
centro-derecha europeo está más preocupado por los “derechos humanos” que por
los “derechos de los europeos”. Y nada de todo esto son buenas señales, sino
que indican el grado de irrealidad con el que se mueven las instituciones
europeas y el alejamiento creciente del gobierno español de los centros de
decisión europeos.
© Ernesto Milá – info|krisis – infokrisis@yahoo.es – Prohibida la
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