jueves, 8 de abril de 2021

CRÓNICAS DESDE MI RETRETE: ¿PARA QUÉ “IR A LOS BARRIOS”?

 

Los mítines y los actos públicos pertenecen a otra época, así pues, ir a Vallecas a disputar la "plaza roja" a la izquierda, no parece razonable. Hace tiempo que la izquierda ha perdido la calle, esa calle que hoy, si es de alguien, pertenece a servicios de mensajería, perros defecando, patinetes eléctricos, colgaos y embozados. Cualquier actividad pública de algunos partidos, puede ser considerada como una "provocación" por otros. Eso garantiza aparecer en los medios (véase el moños en Coslada), pero también es contribuir a colocar un baldosín más en la “sociedad del espectáculo”. Es el tiempo de la “post-verdad” en la que lo razonable, la propia ley, los actos de gobierno y las campañas electorales, no apelan ni a la razón, ni al entendimiento, ni siquiera a la civilización, sino a la imagen, a los sentimientos, al espectáculo, en una palabra. Eres la “alternativa”, cuando tienes el valor y los redaños suficientes como para enfrentarte a la “post-verdad”.

Vox se ha equivocado al convocar un mitin en Vallecas. El votante vallecano tenderá a votar de manera natural a Vox, no tanto por convicción, como por rechazo a cualquier otra opción que antes hubieran votado. Vox debería haber esperado a tener mayoría en Vallecas para tomar las calles de aquel barrio, avalados por el resultado electoral. Hacerlo antes era pringarse en unos incidentes provocados por otros que, tanto PP, como PSOE, como el zombi de Cs, denunciaría como “extremismos opuestos”, nada que ver con ellos, pureza inmaculada, representantes prístinos de la democracia y ayatolas de la concordia y el civismo… (vamos lo que el Evangelio define como “sepulcros blanqueados”).

Además, hoy no hace falta ir a los barrios para ganar a los barrios. Las bandas étnicas, la delincuencia llegada de todas las partes del planeta, la inmigración masiva y descontrolada, la transformación de los sindicalistas en consumidores compulsivos de marisco y los fraudes estilo Podemos, hacen campaña en los barrios por cualquiera que se oponga a todo esto. Incluso para Vox.

Sin olvidar que, a los barrios ya no se llega por la calle, sino por las autopistas de la información. Un vídeo viral es mucho más eficiente que un mitin de 5.000 personas (a fin de cuentas, todos ellos, ya convencidos). La “publicidad inteligente” que bombardea a diario a quien, a través de alguna cookie, ha demostrado predisposición hacia los temas de Vox es mucho más eficiente que los sobres de publicidad en el buzón que llegan tanto a un español-de-toda-la-vida harto, que a un Ndongo, a un Wilson Pérez, a un Habibi o a un Cha-lao.

No, definitivamente, no hace falta convocar mítines que ya sabemos cómo van a terminar. Lo que hace falta es enarbolar un programa valiente que confiese lo que otros no se atreven a decir: que España, toda Europa, están al borde del precipicio, que en 10 años seremos irrelevantes en el concierto de las naciones y habremos perdido el tren del siglo XXI. Yo pediría a cualquiera que intente levantar una “alternativa” en España, que no mire a mañana, ni al 4-M, sino a 2030.