miércoles, 8 de junio de 2022

CRONICAS DESDE MI RETRETE: OTAN, VERGÜENZA DE EUROPA, RUINA PARA EUROPA

Las dos grandes guerras económicas del siglo XX, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial tuvieron como desencadenante la política inglesa de evitar que ninguna potencia fuera hegemónica en Europa. Ni el kaiser era un imperialista irredento, ni Hitler quería conquistar una Europa que sabía que orbitaría en torno a 100 millones de alemanes reunificados en 1938 y que, por el mismo peso de su economía, ejercerían de polo en torno al cual se construiría el “nuevo orden europeo”. El resultado de las dos guerras mundiales fue la derrota de Europa. De la Paz de Versalles no queda nada. De la conclusión de la Segunda Guerra Mundial queda la OTAN, ese residuo infame que nunca debería de haber nacido y que no ha sido otra cosa que el reconocimiento del vasallaje europeo a los EEUU. El problema es que los EEUU son un “imperio” en decadencia, inviable a corto plazo, desestabilizado interiormente y que, en cualquier momento, puede descomponerse, no por amenazas exteriores, sino por desplome interior. A los gobiernos europeos, nada de todo esto parece importarles mucho. Presos todavía en la dinámica de la Guerra Fría y castrados por izquierda “altermundialista”, por “ecopacifistas” y por una derecha que se reconoce en el “modelo americano”, Europa agoniza a la misma velocidad que la “capital imperial”.


DE LA CECA A LA CED, DEL CARBÓN Y EL ACERO A LA DEFENSA

En 1945, lo importante era reconstruir Europa y ser conscientes de por qué y cómo se habían provocado los dos conflictos mundiales.

No todos los políticos europeos estaban cegados por las “operaciones psicológicas” que habían presentado al Kaiser, primero, como agresor, y luego a Hitler como bestia sedienta de sangre. Personajes como Jean Monnet o Robert Schuman eran conscientes, de que existía una conflictividad entre Alemania y Francia por la cuestión del carbón y del acero, pero eso podía arreglarse simplemente estableciendo pactos mutuos duraderos y reordenando la economía europea.

Fue así como nació la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) en 1951 reuniendo a Francia, la República Federal Alemana, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Holanda. Con este acuerdo histórico se aparcaban tres guerras que habían mermado a tres generaciones de franceses y alemanes y que siempre habían sido estimuladas por la política tradicional inglesa desde el siglo XVIII: evitar que ninguna potencia europea fuera hegemónica en el continente y torpedear cualquier intento de formalizar un acuerdo París-Berlín-Moscú.

La CECA fue “aceptada” por el presidente Truman. A fin de cuentas, en esos momentos, los EEUU estaban embarcados en la Guerra de Corea y precisaban mantener la alianza con los Estados europeos. No era la mejor ocasión para tirarles de las orejas. Sin olvidar que, en 1951, la URSS ya había realizado pruebas nucleares en Semipalatinks. EEUU, en ese momento, no podía tener fricciones con los “aliados” europeos.

Sin embargo, cuando al año siguiente, René Pleven, jefe del gobierno francés, Jean Monnet y Robert Schuman, plantearon la creación de unas “fuerzas armadas europeas”, sin inclusión, ni de los EEUU, ni del Reino Unido. En efecto, la OTAN se había creado en 1949, pero era excesivamente dependiente de los EEUU y eso convertía al continente europeo en seguro teatro de operaciones en caso de enfrentamiento con la URSS. Inicialmente, los EEUU apoyaron la iniciativa en un primer momento, pensando que la iniciativa les evitaría realizar un mayor despliegue en Europa, y sin merma de su influencia. La Comunidad Europea de Defensa (CED), que debía ser la traslación militar de la CECA, encontró una inesperada oposición en el general De Gaulle anclado en su “pequeño nacionalismo”. Si Francia podía ser, por sí misma, una potencia nuclear, si todavía mantenía un “imperio” en Indochina (que se perdería en 1954), en Argelia (que se perdería en 1962), en África (colonias que se irían perdiendo por goteo desde los años 60, hasta la independencia de Djibuti en 1977), no necesitaba cooperar militarmente con “enemigos históricos”.

En 1954 el proyecto de la CED quedó oficialmente enterrado. Así pues, todos con la OTAN…


LA GRAN ESTAFA DEL REFERENDUM SOCIALISTA SOBRE LA OTAN. ASUNTO OLVIDADO…

Desde entonces la OTAN no ha dejado de crecer: hoy está formada por 30 estados miembros (la última incorporación es Macedonia del Norte en 2020). No es, ni puede ser, una asociación “paritaria” de Estados: quien paga manda, y pagan los EEUU (el 70% del presupuesto es aportado por los EEUU) hasta el punto de ser solamente un instrumento en manos de la política exterior norteamericana en el que los demás socios cuentan solo como comparsas, sin el más mínimo poder de decisión.

Algunas incorporaciones se han realizado utilizando mentiras y engaños de baja catadura. El resultado del referéndum del 12 de marzo de 1986, celebrado en España, por ejemplo, dio como resultado una victoria del SI por 56,8% de votos, sobre una participación que no llegaba al 60% del electorado: 9.054.509 votos favorables (56,85%), contra 6,872.421 votos en contra (43,15%), con 1.127.673 votos en blanco (6,54%) y 191.849 votos nulos (1,11%). Así pues, sobre un total de 29.024.494 votantes, menos de la tercera parte decidieron la entrada en la OTAN que, por lo demás, ya era miembro de la organización desde mayo de 1982 por decisión de Leopoldo Calvo Sotelo. La estafa vino porque en la papeleta de voto se decía que la permanencia de nuestro país en la OTAN decía establecerse en los “siguientes términos: “1º La participación de España en la OTAN no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada, 2º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español, 3º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los EEUU en España”. Pues bien, con este insólito boletín de voto, que más parecía un panfleto favorable al SI, se justificó la permanencia de España en la OTAN ¡a pesar de que las tres condiciones fueran vulneradas desde el primer momento!

España era importante para la OTAN: proporcionaba “profundidad estratégica” y los Pirineos eran -al menos en teoría- una barrera para los tanques soviéticos y nuestro territorio una posibilidad de que, en caso de invasión, se reagruparan fuerzas, se recibieran materiales y tropas para iniciar una contraofensiva.


LA OTAN CRECE, LOS EEUU PROGRESAN EN SU CRISIS INTERIOR

Pero todo esto pertenece a un mundo que en 1983 estaba a punto de caducar. Ocho años después, se disolvería la URSS. Bruscamente, la OTAN se quedó sin enemigo: desde entonces, toda la problemática de la organización ha consistido en construirse un “enemigo” tangible que justificara su existencia: “Milosevic y Serbia”, el “eje del mal”, “el terrorismo islámico”, “Saddam”, “Ghadaffi”, “los talibanes” y, ahora, Vladimir Putin. Ninguno, absolutamente ninguno de estos enemigos tenía suficiente entidad en sí mismos como para justificar la existencia de una alianza que, por definición, solamente debería haber actuado en el “Atlántico Norte”. Sin embargo, salvo en el caso de la guerra contra Sadam, ningún país europeo ha chistado jamás cuando el imperio le ha requerido a toque de pito para contribuir a abatir a tal o cual enemigo.

Pero hay un problema; en realidad, es una contradicción: cuanto más avanza la OTAN sus líneas más síntomas de debilidad muestra el “amigo americano”, menos seguras son las incorporaciones que va sumando y menos pueden aportar a la “defensa común”. Los EEUU de hoy no son los de 1989 cuando cayó el Muro de Berlín. Ni siquiera los que invadieron Iraq y Afganistán. Son los que se retiraron ominosamente de Kabul con la experiencia de la retirada de Vietnam en 1976. Ni siquiera son los del año 2000, cuando el 75% de las patentes internacionales eran norteamericanas. Los EEUU hoy muestran poco “liderazgo mundial”: son líderes, eso sí, en tiroteos masivos, asesinos en serie y parque de armas por centímetro cuadrado. Pero en nada más.

Incluso en los campos científicos más avanzados han sido rebasados por China. Es significativo que la carrera por la telefonía móvil y la conectividad, el 5G esté liderada por China (que ya está ensayando el 6G). Previamente, el 4G había sido promovido por los EEUU (con participación de Samsung), mientras que el 3G era “cosa europea” (de Siemens y de Nokia, especialmente). Los chinos, así mismo, avanzan en dura competición con los laboratorios norteamericanos en el terreno de las biotecnologías o la computación cuántica y están al mismo nivel en la carrera espacial.

En estas circunstancias, la pertenencia a la OTAN tiene todos los inconvenientes para Europa y absolutamente ninguna ventaja. Ni Rusia, ni Putin han demostrado el más mínimo interés en colonizar a Europa. Putin conoce perfectamente la apatía de la población europea por todo lo que se refiere a la OTAN. Ha sido preciso esperar el impacto de las “operaciones psicológicas” desarrolladas en torno al conflicto ucraniano y el choque emotivo de los bombardeos, para lograr que la adhesión de Suecia, Finlandia y Dinamarca, se pudiera conseguir sin grandes protestas sociales (de momento). El conflicto ucraniano, por los demás, ha demostrado que una cosa es acudir a toque de pito para aplicar “sanciones” y otra muy diferente comprometerse militarmente en un conflicto. El político que lanzara a su país a una guerra contra Rusia en defensa de valores abstractos y de situaciones artificialmente creadas, se arriesgaba a hundirse en intención de voto desde el primer momento.


LA CLASE POLÍTICA EUROPEA: TALÓN DE AQUILES DEL CONTINENTE

El talón de Aquiles de Europa es la mediocridad, la falta de sentido de Estado, las carencia intelectuales y culturales, de su clase política que ha conseguido que la UE esté sin defensa y siga teniendo que pagar la hipoteca y la subrogación de su defensa a los EEUU. Sin olvidar que las genialidades sobre rechazo a la energía nuclear y el apoyo a las “energías limpias” es suicida porque Europa carece de materiales estratégicos con los que se puedan construir baterías de litio o paneles solares. En materia de energía, Europa es hiperdependiente de Rusia y de sus suministros de gas y petróleo. Los gobiernos europeos, al querer huir de esta dependencia se han situado en el terreno aun más quebradizo e inestable de las “energías limpias” y de la “transición energética” que complica aun más la cuestión: Europa no tiene cerio, holmio, europio, samario, todos ellos lantánidos ¡procedentes de China en un 80%! Y en menor medida de Rusia, India, Australia, Canadá y Brasil… Los gobiernos europeos apuestan hoy por un modelo energético que ellos mismos no puede desarrollar. Pero, es que, previamente, esos mismos gobiernos, han aceptado que buena parte de la industria manufacturera se deslocalizara hacia China.

Los aspectos energéticos, comerciales, tecnológicos y de defensa, indican el por qué de la decadencia europea y porqué razón el continente es hoy un enano político que no cuenta absolutamente para nada, ninguneado, incluso por su “aliado”, en realidad, su “señor imperial”.

Pero la “madre de todos los errores” de la clase política europea ha sido haber renunciado a la idea de una Comunidad Europea de Defensa (que hubiera supuesto el desarrollo de una industria militar-armamentística y de investigación y desarrollo en nuevas tecnologías, que podía ser tan eficiente como el proyecto Airbus) y haber renunciado a su defensa, enfrentándose, ayer a la URSS y, actualmente, a Rusia. Los EEUU, lo único que han hecho ha sido limitarse a seguir más de dos siglos de política británica sobre el continente.

¿Y ahora qué?

Ahora, la única esperanza es que el desplome interior de los EEUU corte este vínculo de dependencia. En el momento en que eso ocurra -y todo aquel europeo que haya viajado a los EEUU habrá percibido que si no se ha producido un estallido social estos dos últimos años ha sido gracias a las ayudas sociales que han supuesto que 1 de cada 2 dólares actualmente existentes hayan sido impresos en los años de la pandemia, lo que ha disparado la inflación- será “Europa” la que se tendrá que reinventar: pero esto pasa, en primer lugar, con el entierro de la clase política compuesta por “jóvenes líderes globales”, forjada al calor del Foro Económico Mundial, con una partidocracia corrupta que asfixia a la sociedad civil y se nutre de ella mediante exacciones, presión fiscal y demagogia social, buenismo ecológico y memeces emanadas de la Agenda 2030.

Toda una vieja clase política debe morir, para que Europa pueda vivir. Todo un sistema construido para uso y disfrute de la democracia debe ceder, voluntariamente o por la fuerza, la primacía a la sociedad. Esa Europa formada por los Von der Leyer y los Borrell, debe ser reformulada y repensada y quienes han llevado a Europa a la irrelevancia, deberán tener su Nuremberg, sumarísimo, expeditivo y sin perdón. Echad un vistazo al continente, a dónde nos ha llevado su negligencia y convendréis que, para algunos de estos vendepatrias, cuatro paredes para un castigo son tres de más.

Cinco ideas a modo de resumen:

- París – Berlín – Moscú, el eje que garantizaría la paz en el continente.

- Defensa Europea Común, hay que recuperar el proyecto de la CED abandonado en 1954.

- Liquidar la OTAN por “ausencia de enemigo” y por constituir un peligro para la paz (el conflicto de Ucrania lo demuestra).

- Esperar el desplome interior de los EEUU para romper definitivamente el nexo trasatlántico.

- Instauración de una “nueva legalidad” en el continente surgida de la ruptura con la vieja clase política y con su concepto de “partidocracia”.