Renovación en el nuevo gobierno Rajoy: decepción dentro del
PP.- Lo he dicho en varias ocasiones:
la política ha terminado aburriéndome y las escasas posibilidades de renovación
del marco político español, me aburre, todavía más. De hecho, hoy ni siquiera
tenía interés en escribir nada sobre este tema. La vida es bella y la política
una plasta. Es así de simple. O vives de la política o la política no te ofrece
nada interesante: simplemente, te limitas a sufrir la política que otros
quieren imponer a tu país, a tu sociedad y a tu familia. Los que no estamos
afectados por el virus de la “morriña” tenemos por cierto que cualquier lugar
es bueno para vivir y que éste rincón de la galaxia, que ayer contó con un
nuevo gobierno, no es el mejor del mundo. A las pruebas me remito.
Después de este desahogo inicial,
formularé una pregunta: ¿Qué es lo peor que le puede pasar a un votante del PP
o a uno de sus probos militantes? Respuesta: haber ganado unas elecciones y
tener un gobierno que no parezca del PP. El elegido ayer podría haber sido uno
de aquellos gobiernos socialistas cuya composición siempre decepcionaba a los
miembros del PSOE a partir de 1986 o los grisáceos que tanto gustaban a Adolfo Suárez.
De hecho, los elegidos ayer casi componen un gobierno “centrista”, mucho más
que de centro-derecha que es la opción que, a fin de cuentas, ganó en las
elecciones.
La presencia de Cospedal en
Defensa es la única concesión al “aparato” del PP, el resto están tan
integrados en el partido como puede estarlo uno que pasaba por allí. El saber
que controlará el CNI y las FFAA en una legislatura en la que seguramente habrá
que dar el toque de atención definitivo al soberanismo catalán, puede
tranquilizar al votante medio y al militante del PP. Los peperos andaluces
también se considerarán afortunados de tener a uno de los suyos al frente de
interior, logrando desplazar a un catalán… Si bien nadie apostaba porque
Fernández Díaz continuara al frente del departamento, con el paso de los años
había logrado cierta experiencia y un buen nivel de sintonía con los
responsables de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Su sucesor,
Zoido Álvarez, no lo olvidemos no ha logrado que el PP pudiera romper la férrea
defensa socialista; es un fracasado político al que Rajoy le ha dado una patada
para arriba. Ni la Cospedal en Defensa, ni Zoido en interior, por cierto,
tienen la más mínima idea ni de defensa ni de interior…
El resto son, más o menos,
técnicos: Dastís, en exteriores, diplomático, tiene experiencia sobre todo en
la UE, pero nula en sus relaciones con los EEUU, ni tampoco tiene una visión particular
de Oriente Medio, foco de tensiones permanente. Íñigo de la Serna, ingeniero de
caminos, va a parar a Fomento, y abandonando Santander. Mendez de Vigo al
frente de educación no parece tener propuestas para reformar la enseñanza; su tránsito
profesional se ha limitado a la enseñanza superior. El nombramiento de Álvaro
Nadal al frente de industria, energía y turismo, se debe sin duda a su
proximidad a Rajoy durante los últimos cuatro años. Finalmente, y como
corresponde a la tradición de los últimos años, al frente de Sanidad se coloca
a alguien que carece completamente de experiencia en este terreno, Dolors
Montserrat. ¿Su mérito? Hacer nacido en Sant Sadurni d’Anoia y ser hija de su
madre, una conocida empresaria catalana. Cataluña ha perdido influencia en el
gobierno con la desaparición de Fernández Díaz.
¿Sensaciones? La política
económica no variará en absoluto (repiten el trío Montoro – Guindos – Báñez),
ni ocurrirá nada parecido en Educación ni en Exteriores, en donde más
necesarios serían golpes de timón que nos desenganchasen de las tendencias de
los últimos años (quiebra de la enseñanza, inmigración masiva, seguidismo en
relación a la política belicista de los EEUU). Escuderos fieles (pero
inexpertos) en Interior y Defensa, la becaria de siempre (Sáenz de Santamaría) y
poco más. Un gobierno pepero pero que no parece excesivamente pepero, con vocación
centrista, rutinario, sin grandes proyectos, sin reconocer que nuestro país
tiene retos no resueltos por delante y que no hará historia.
Recuerdo a Fukuyama: “los pueblos
sin historia, son pueblos felices”. No es eso: los pueblos sin historia cuando
ha llegado el momento de las grandes decisiones, no es que carezcan de
historia, es que van directos a la ruina. En exteriores hace falta renegociar
el acuerdo con la UE, desengancharse de la OTAN, distanciarse del belicismo de
los EEUU (que se hará exasperante si Hillary vence en las elecciones
norteamericanas). En Educación hace falta “revolución”, de arriba abajo, total,
radical, profunda y definitiva: eso, o cada vez la sociedad española dará más
muestras de que las nuevas generaciones no están capacitadas más que para
servir cañas o irse al extranjero a ejercer sus carreras. Nadie, absolutamente nadie
del gobierno, parece entrar con la idea clara de qué es lo que hay que hacer
para superar de una vez por todas la crisis generada por el soberanismo. Ni
exteriores, ni agricultura, ni el equipo económico, han presentado un nuevo
modelo económico que vaya más allá del turismo y de la construcción, ambos
sectores de bajo nivel añadido y con oscilaciones frecuentes. En justicia no
hay nada que induzca a pensar que ese modelo garantista, ramplón, lento hasta
la exasperación e ineficiente, queda atrás; ni siquiera está claro que cuando
termine esta legislatura, se haya visto alguno de los grandes escándalos
político-económicos: los Eres y el Caso Pujol). Y en cuanto a la llegada masiva
de inmigrantes y al cambio progresivo en el sustrato cultural y étnico del
país, es un tema que ni está en la agenda del gobierno, ni se le espera.
¿Reformas constitucionales? Imposibles a la vista de las actuales simetrías
parlamentarias.
Nada de nada: un gobierno para la
mera gestión del día a día, sin historia. Rajoy parece haberse acostumbrado al
año e “gobierno en funciones”. Suerte tendrá de que en estos años no ocurran
grandes tragedias económicas (que ocurrirán: crisis brasileña, bajada del PIB
chino, decisión definitiva sobre el TIPP), grandes catástrofes internacionales
(veremos qué ocurrirá con las elecciones en los distintos países europeos a lo
largo del 2007, para ver cómo está la UE en 2020 e, incluso, si existe todavía;
veremos qué ocurre en Oriente Medo y si la guerra en Siria no termina por
generalizarse), grandes catástrofes sociales (inmigración masiva hasta más allá
de lo tolerable, atomización social, toxicomanías generalizadas y banalizadas, demografía
bajo mínimos), grandes casos de corrupción (en cada autonomía las redes
corruptas siguen funcionando como en sus mejores tiempos sin que esté previsto
abordar ningún cambio legislativo para enmendarla la situación) y, suerte
tendrá Rajoy, en definitiva, si llega a 2020 en parecidas circunstancias a las
actuales… lo que, a la visto de lo visto, no parece muy probable.
La suerte de Rajoy no dependerá
solamente de esto, sino del estado de la oposición: la tendencia actual es a la
gasificación de la izquierda en una miríada de opciones en fase de recomposición.
Y, por supuesto, de cómo acabe el asunto soberanista en Cataluña. La crisis del
PSOE no ha alcanzado todavía su nivel más grave, Podemos tiene tendencia a
fragmentarse y a que cada grupo regional cobre vida e iniciativa propias.
Izquierda Unida o es el furgón de cola de Podemos o sigue en la marginalidad y
en cuando a las izquierdas independentistas radicales, su falta de credibilidad
no generará grandes problema al Estado, pero si al resto de izquierdas “estatalistas”
o “soberanistas”. Unos y otros se desgastarán entre sí mucho más que en su
enfrentamiento con la derecha. Rajoy, ante todo esto, no tiene nada más que
sentarse a esperar que los cadáveres desfilen ante La Moncloa.
Los nubarrones que anuncian
crisis en el horizonte son muchos y muy obscuros. No solo traen sirimiri sino
tormenta, acaso granizo y pedrisco, aparato eléctrico. El gobierno nombrado
ayer es de gestión, gris, sin ideas, sin ambiciones, sin aspirar ni a realizar
grandes reformas necesarias ni a afrontar crisis de las que Rajoy no les ha
advertido que podrían producirse, acaso por qué él mismo se ha habituado a
gobernar siendo espectador más que actor principal en ese tinglado de la
antigua farsa que es la política española.
Y ahora, vamos a lo serio:
SERIE DEL DÍA: NARCOS, LA MEJOR
BIOGRAFÍA SOBRE PABLO ESCOBAR EN “REALIDAD AUMENTADA”… En el blog de las
series:
SERIE PARA RECORDAR: JIM WEST,
007 EN EL FAR-WEST, en el blog de las series: