Info|krisis.- Debió ser en 1999 o 2000 que me pidieron que
escribiera un artículo sobre los psicópatas. No me había acordado de colocarlo
en info|krisis hasta que en los últimos meses han ocurrido varios crímenes en
nuestro país (el de las dos mujeres de Cuenca, el de la prostituta asesinada
por el seudo-ninja, etc) que me han hecho pensar en lo que escribí hace tanto
tiempo. Entonces no había remedio para los psicópatas. El “humanismo”
occidental se ha cortado la vía de retirada renunciando a la pena de muerte
para casos como estos, de gente programada para hacer el mal y cuya enfermedad
mental no tiene ningún tratamiento. Y no nos confundamos: hace unos años
hablando con el que había sido psiquiatra de la cárcel de Carabanachel, me
decía en relación a uno de los asesinos en serie españoles: “… este no es que
fuera psicópata, es que, además era un hijoputa”. Cuando alguien es un peligro y la cárcel no
basta, ni la medicina tiene remedio, la pena de muerte es la única salida.
Peligro: psicópatas entre nosotro
El asesino del juego del rol, el
chico que mató a su padre de un disparo de ballesta, el que acabó con sus
progenitores y su hermana empuñando una katana, las dos chicas que asesinaron a
su amiga en San Fernando... todos ellos tienen una característica: son
psicópatas. Pero eso no es lo peor: un 10% de la población española presenta
algún rasgo de psicópata y un 2% los tiene todos. En otra palabras 2 de cada
100 personas que nos cruzamos al cabo del día son psicópatas peligrosos. La
mayoría son “psicópatas integrados”. Son tan fáciles de reconocer como
peligrosos. Esta es su vida…
La Organización Mundial de la
Salud ha establecido que el 2% de la población es “peligrosa”: se trata de los
psicópatas. España se cuentan un millón de psicópatas, pero la Justicia sólo ha
detectado (y condenado) a unos 10.000. ¿Dónde están los 990.000 restantes? Muy
cerca nuestro, sin duda. Si pueden, intentarán engañarnos, estafarnos,
arruinarnos y no experimentarán la más mínima sensación de culpabilidad.
LOS PSICOPATAS Y NUESTRA SOCIEDAD
Nuestro tipo de sociedad, al
favorecer los comportamientos egoístas e individualistas, es el mejor caldo de
cultivo para los psicópatas. En los últimos 30 años su número ha crecido
desmesuradamente. Las estadísticas de delitos así lo atestiguan, pero el tipo
más habitual de psicópata es el que está integrado socialmente. Entre la clase
política abundan este tipo de psicópatas, pero también son frecuentes al frente
de empresas, en cargos de responsabilidad o conspirando para alcanzarlos. Su
habilidad para manipular y tergiversar hechos, su ausencia completa de remordimientos,
les facilitan escalar hasta los puestos más altos…
En EEUU, uno de cada cuatro
reclusos son psicópatas. Entre 1960 y 1980 aumentaron un 300%, se redujeron
algo en 1984, pero volvieron a aumentar en un 500% en los 90%. El incremento en
el número de delitos parece tener relación con el "boom" poblacional
de los años 60, cuyos individuos han alcanzado la edad adulta en los 90. En
Inglaterra las cifras son similares.
¿A qué se deben estos
espectaculares aumentos? En la década de los 50 cada niño aprendía en familia a
distinguir la verdad de la mentira, pero hoy, uno de cada cuatro niños
americanos no vive en una familia tradicional. Uno de cada tres de estos niños
ha nacido sin que sus padres estén casados y la mayor parte de sus madres
tienen una educación mínima y una escasísima socialización. La proporción de
nacimientos ilegítimos ha pasado del 5% en los años 60 al 30% hoy en día.
PSICOPATAS DESDE LA INFANCIA
El psicópata se hace… pero se
hace pronto; adquiere los rasgos de su psicopatía desde muy niño. ¿Por qué? Es
casi unánime en ellos la ausencia de la figura del padre. Suelen haber vivido
en el seno de familias en las que el padre, o se había ido del hogar, o había
fallecido tempranamente o, simplemente, se había despreocupado de la educación de
los hijos. De hecho, los psicópatas jamás mencionan al padre; parece como si
jamás lo hubieran tenido.
Desde el momento en que comienza
la época de socialización evidencian unos rasgos que los hacen radicalmente
diferentes de otros niños. Muestran un ego particularmente crecido y hostil
–hasta el ataque de nervios- ante cualquier crítica. Aprenden a mentir y a
enmascarar sus sentimientos; se consideran por encima de los demás y suelen
despreciar a sus compañeros de clase. Sus padres comprueban que cambian pronto
–y continuamente- de amigos. En su edad adulta no les quedan amigos de
infancia. Ni les interesan los estudios, ni mucho menos el daño que puedan
hacer a sus compañeros.
Si bien el factor familiar
–ausencia de la figura paterna- favorece la eclosión de la psicopatía, su
influencia tiene lugar sobre un terreno ya abonado: el cerebros de los
psicópatas no funciona como los demás, tienen una desconexión entre la zona
orbitofrontal y las estructuras subcorticales. De ahí que, pequeños impulsos
emocionales les provoquen reacciones agresivas incontroladas.
EL ADULTO PSICOPATA
Los jueces habituados a tratar
con psicópatas los reconocen inmediatamente: basta contemplar su mirada
característica, llamada “mirada contenida”, los párpados algo cerrados, pero
parpadeando muy poco, intentando como impedir que los ojos les salten de las
órbitas. Suelen estar en tensión. Se considera probado que sudan menos que las
demás personas y que, ni en el momento en que cometen las mayores tropelías, se
les acelera el corazón.
¿Conoce a algún manipulador que
tenga ciertas dosis de encanto? ¿Si? Pues ese es un psicópata. Buena parte de
los psicópatas tienen atractivo para las personas que conocen. Al menos
inicialmente. Gracias a ese atractivo logran parte de sus fines. No les cuesta
trabajo mentir en relación a sí mismos (tienen tendencia a atribuirse títulos
de nobleza o de estudios que en absoluto les corresponden). Pero pronto se pone
de manifiesto que, a pesar de su alta capacidad de simulación, son incapaces de
experimentar la menor empatía por los demás, al ser incapaces de sentir sus
propias emociones. Esta inmadurez emocional hace ellos seres aislados. Carecen
de amigos aunque les gusta alardear de su popularidad. Su problema es que
habitualmente experimentan una fuga completa de la realidad. Tienen algo de
mitómanos; construyen planes fabulosos que habitualmente chocan con la realidad
y, cuando esto ocurre, procuran que los afectados sean sus socios, empleados o
clientes. Un psicópata integrado es capaz de asegurar que un tartamudo podrá
llegar a ser el mejor locutor de radio… en un momento de euforia, por que el
psicópata es incapaz de medir las consecuencias de sus actos.
Habitualmente son víctimas de sí
mismos: un periodista publica un artículo contra un colega que levanta
indignación general… el psicópata no ha medido el alcance de sus actos y la
hostilidad de la que se rodea progresivamente es la consecuencia.
Su trato es completamente
insoportable: nunca se sabe con qué cara llegará a la oficina. O excepcionalmente
eufórico o deprimido y hostil para con todo y hacia todos. Sin solución de
continuidad, alterna uno y otro estados emocionales. Cuesta seguir su
evolución, de hecho carece patrones lógicos.
Poco a poco la gente se va
separando de él: es incapaz de demostrar ningún amor verdadero hacia nadie.
Cuando lo evidencia es falso: es señal de que quiere aprovecharse de la persona
que simula amar, fundamentalmente por motivos económicos o egoístas, en la
medida en que puede ayudarle a escalar. De ahí que su vida familiar sea
imposible y a la larga terminen separándose de cualquier pareja. Es en ese
momento cuando amenazan con suicidarse. Pero no hay problema, se quieren más
que a nadie en el mundo y serían incapaces de intentarlo.
¿Sus relaciones sexuales? Son
curiosas. Habitualmente adoptan rasgos bisexuales ¿motivo? Cualquier “agujero”
es bueno cuando se trata de conquistar los propios intereses. Para ellos la
sexualidad es un medio para alcanzar un fin: la obsesión del momento, el
escalar, el asegurarse una tranquilidad económica, el obtener, en definitiva,
cualquier tipo de beneficios.
¿Quiere un consejo?
No intente
dialogar con un psicópata, hablarán lenguajes diversos. El psicópata se
funciona en una lógica propia: todo lo que le favorece y le facilita alcanzar
sus objetivos es bueno, todo aquello que le impide llegar a ellos, es negativo.
La ética y la normal moral, la ley unánimemente aceptadas, son para él
peligrosas y, por tanto, es hostil a ellas. Al psicópata no le importa hacer
daño, estafar, engañar, arruinar a alguien, no siente el más mínimo complejo de
culpabilidad. Para él, las personas con “cosas” destinadas a satisfacer sus
fantasías y ambiciones. Jamás experimenta la más mínima sensación de
remordimiento.
Ahora bien, si es cierto que en determinados sujetos,
especialmente en aquellos que han sido educados en ambientes católicos, se
evidencia un complejo de culpabilidad latente que es causa todavía de mayores
perjuicios: tiende a sublimar su complejo de culpabilidad encontrando siempre a
alguien más culpable que él. Y eso lo repetirán una y otra vez a lo largo de su
vida como si se tratase de una fotocopia. En este sentido son ciclotímicos: un
empleado desleal los ha hundido (jamás su propio aventurerismo empresarial),
una coyuntura internacional ha impedido que su producto fuera aceptado por los
consumidores (en absoluto el que estuviera mal diseñado), etc. La experiencia
no le sirve para aquilatar conocimientos, es incapaz de asumir los datos
servidos por la experiencia y se encuentra siempre en el mismo punto de
partida. Estos fracasos se deben a que siempre sus razonamientos son
insuficientes.
En realidad, en su estructura mental, no hay lugar para la
lógica cartesiana: su fantasía le marca objetivos que pone en marcha a través
de su voluntad, sin importarle ningún otro razonamiento. Muy habitualmente
confunde sus delirios con la realidad y con la posibilidad racional de
alcanzarlos. Pero, no hay problema, siempre la culpa es de otro.
Y para colmo tienen una mala
memoria patológica. Suelen olvidar lo esencial de lo que han hecho el día
anterior. No es raro que sean incapaces de aquilatar experiencias: para ello
hace falta conservar un mínimo de memoria del pasado.
* * *
Estos son los psicópatas
integrados, los que más riesgo tenemos de que nos afecten en nuestra vida
cotidiana. A la vista de esto, no puede extrañar el la actitud del Gobierno
británico tiene previsto autorizar el encierro de «psicópatas» que no hayan
sido nunca condenados o que nunca hayan sido sospechosos de haber cometido
crímenes, como medida de prevención para evitar asesinatos, según anunció ayer
a los Comunes el ministro del Interior, Jack Straw.
[RECUADRO FUERA DE TEXTO]
LOS RASGOS DEL
PSICOPATA INTEGRADO
Encanto superficial
Egocentrismo
Mala memoria
Demuestra menor reacción afectiva
Amenaza de suicidio.
Razonamiento insuficiente.
No aprenden de la experiencia.
Incapacidad de amar.
Mentiras
Comportamiento fantasioso
Se manifiesta en la adolescencia
Necesidades distintas, códigos
propios
Cosificación
Proyecta sobre otros la propia
culpabilidad
EL TEST DE HARE.
PARA SABER QUIEN ES PSICOPATA
PARA SABER QUIEN ES PSICOPATA
Valoración:
- 2 Puntos: cuando la conducta
del sujeto es consistente y se ajusta a la cualidad o intención del ítem.
- 1 Punto: el ítem se ajusta en
cierta medida pero no en el grado requerido para puntuar dos. Existen dudas,
conflictos en la información que no pueden resolverse en favor de una
puntuación 2, ni tampoco en 0.
- 0 Puntos: el ítem no se adecua.
El sujeto no muestra el rasgo o la conducta en cuestión que propone el ítem.
2 1 0
¿Es locuaz?
¿Tiene encanto superficial?
¿Alardea de sus títulos y su
valía?
¿Suele mentir con descaro?
¿Solo se siente bien en puestos
de dirección?
¿Manipular a los demás?
¿Carece remordimiento?
¿Sus afectos son superficiales?
¿Su carácter es inestable?
¿Carece de empatía con los demás?
¿Carece de amigos de la infancia?
¿Quiere realmente a su pareja?
¿Tiene tendencia al aburrimiento?
¿Su estilo de vida es
parasitario?
¿Tiene reacciones poco meditadas?
¿Tiene mala memoria?
¿Sus proyectos carecen de
realismo?
¿Su carácter es impulsivo?
¿Adopta decisiones e iniciativas
irresponsables?
¿Ha tenido algún tipo de
problemas con la ley aunque haya salido absuelto?
Totales
Puntuación:
Total:
Conclusión:
0-20: normales.
21-30: grupo medio.
31 o más: psicópata.
© Ernesto Milá – info|krisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com –
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