Info|krisis.- El 28 tendrá lugar el
encuentro de Mariano Rajoy con Pedro Sánchez y dos días después la reunión con
Artur Mas para afrontar de una vez por todas la recta final del problema
catalán”. A pesar lo banal e intrascendente que parece a primera vista el
encuentro con Sánchez, este primer encuentro condicionará el tono de la
conversión con Rajoy. Efectivamente, hará falta ver si el PSOE sigue en la
misma línea de apoyo a la Constitución o insiste en su alocado proyecto
federal. Todo induce a pensar, pues, que lo que suceda antes del verano será
decisivo para lo que pueda acontecer en el último cuatrimestre del año.
Rajoy ha declarado que “hablará de todo” con
Mas, incluso de aquello sobre lo que hasta ahora no ha querido hablar: el
derecho de autodeterminación expresado en el referéndum para el que la
Generalitat ya ha echado la cuenta atrás. Hasta hace diez días, la posición de
Mas era extremadamente débil: más que impulsar el proceso independentista, el president de la Generalitat se ha visto
arrastrado por él. Con unas encuestas que le son ampliamente desfavorables,
refrendadas por el resultado de las elecciones europeas en Cataluña, aislado
internacionalmente (o con unos apoyos que, en sí mismos, no permiten ir muy
lejos), con unas cifras económicas modestas, infraestructuras educativas y
sanitarias con mal funcionamiento y con el turismo como único ingreso
apreciable, acosado por los casos de corrupción, Mas es, antes del encuentro,
un cadáver político sin remisión. Su suerte depende del hasta ahora
insignificante secretario general del PSOE.
Federalismo y “tercera
vía”
En Cataluña, el nuevo secretario general,
Miquel Iceta, ha reiterado su proyecto de “España
federal” y “tercera vía catalana”.
Providencialmente, una encuesta de poco interés, realizada entre apenas 50
miembros de la patronal catalana, ha sido considerada por el PSC como un
refuerzo para su político… cuando la muestra era tan exigua que cabe preguntar
si refleja siquiera la opinión de la patronal y, por lo demás, en ningún
momento en la encuesta los encuestados afirmaban apoyar la posición del PSC.
Sin embargo, en Cataluña, ya nadie se preocupa de cómo es la realidad, sino de
adecuar la realidad a sus necesidades. Y el PSC es, quizás, el partido que en
estos momentos está en situación más precaria.
Pedro Sánchez, el diputado mudito, mal
conocedor de la política catalana, viajó a aquella autonomía a poco de resultar
elegido Secretario General del PSOE. Allí se entrevistó con el recién nombrado
para el cargo equivalente en el PSC y éste le informó de la posición. Pedro
Sánchez identificó en la “tercera vía” su proyecto de “España federal” y volvió
a Madrid con la idea de que el socialismo catalán le apoyaría… mientras se
mantuviera en esa posición. La brevedad de su estancia y el hecho de que no
sondeara otras opiniones latentes en el PSC, ni tomara contacto con la realidad
social catalana, le impidió comprobar la pérdida en picado de influencia de
este partido en esa autonomía… ocasionada, precisamente, por su ambigüedad en
materia autonómica.
Federalismo ¿qué
federalismo? ¿cómo llegar a él?
La cuestión es que en la entrevista entre
Sánchez y Rajoy, falta saber si el nuevo secretario general del PSOE acudirá
con el “chip” cambiado o bien este partido seguirá siendo defensor del orden
constitucional tal como está definido en el
Preámbulo y en el Título Primero
de la Constitución. No está nada claro. Para cambiar el articulado de la
Constitución hacen falta dos tercios de los votos del Congreso de los
Diputados, un referéndum nacional, en caso de salir adelante, la disolución de
las cámaras, la convocatoria de nuevas elecciones y… todo ello para satisfacer
algo que nunca satisfará a los independentistas catalanes: una España federal…
Además existe otro problema: ¿Qué es un Estado
federal? Porque, a primera vista, España ya parece un Estado federal. De hecho,
en 1978 la proximidad del franquismo y de los “poderes fácticos”, impedía que
se llamara a las cosas por su nombre, utilizándose el eufemismo de “Estado de
las Autonomías” a lo que en, realidad, era una estructura federal.
Cuando Pascual Maragall aludía hace 20 años al
“federalismo asimétrico” un concepto de este tipo era imposible de encajar en
un marco constitucional moderno y hubiera sido lo más parecido a un Reino
medieval que agrupara a regiones dotadas cada una de fueros distintos. Algo que
no existe hoy en ningún lugar del mundo. Por lo demás, aquellos fueros eran el
resultado de una Tradición, y se habían concedido a cambio de unas actuaciones
o servicios destacados a la Corona. Las razones de una “asimetría” en la
actualidad no serían más que privilegios debidos a condiciones económicas o
bien a presiones políticas o, incluso, terroristas. Así pues, cuando los
socialistas hablan de “Estado federal” es muy difícil saber qué es lo que
tienen en mente, si es que tienen algo.
El PSOE ha olvidado
quien es su “papá” y su “mamá”
Pedro Sánchez ha olvidado –la bisoñez en el
cargo le excusa- que sería bueno que recordara: el PSOE no representa solamente
la opinión de sus militantes, sino que representa, especialmente y, sobre todo,
durante décadas, la expresión de determinados intereses económicos de
oligarquías locales y europeas. A fuerza de ejercicios de democratismo ingenuo
(primarias, elección por votación de secretario general) algunos socialistas
han terminado por creer que su formación es independiente y soberana. Existen
porque la banca española les ha permitido que existieran y ni siquiera les ha
reclamado sus muchas deudas. Existen porque han recibido comisiones de las
grandes empresas que han querido obtener obra pública e infraestructuras.
Existen porque la socialdemocracia alemana y la internacional socialista,
durante décadas “brazo armado” de lo que en EEUU se llamó en los años 80 “el
dinero viejo”, las grandes multinacionales, los intereses industriales ligados
al sector metalmecánico, construyeron un PSOE que había estado ausente de España
por cuarenta años y se lo ofrecieron a Felipe González a cambio de su sumisión
en materia económica e internacional.
Esta situación se ha prolongado desde el
Congreso de Suresnes hasta ahora: 42 años, ni más ni menos. Personajes como
Pedro Sánchez no lo recordarán, ni tampoco parece que ninguno de los dirigentes
más antiguos del PSOE se lo hayan recordado, pero el hecho es que si el PSOE no
asume su papel de ser la columna de centro-izquierda del régimen político
español nacido en 1978 ¿qué es? ¿A quién le interesa? No desde luego al poder
del dinero, fundamentalmente conservador y cobarde y que elude siempre cambios
drásticos. El problema del PSOE es doble: de un lado su búsqueda de un espacio
electoral que le permita remontar la crisis del post-zapaterismo; de otro
contener a Podemos, que,
literalmente, se está “merendando” la intención de voto del PSOE. Pedro Sánchez
(e incluso algunos barones del PSOE) siguen creyendo que su crisis es meramente
coyuntural y que la búsqueda de un rostro nuevo y juvenil, y un nuevo eslogan
electoral, les harán tener la mayoría absoluta en las próximas elecciones. Pero
el problema es mucho más complejo.
Sánchez – Rajoy – Mas
mutuamente condicionados
Sánchez tendrá ocasión de exponer a Rajoy sus
“genialidades” sobre el “Estado federal” y la reforma de la constitución y el
presidente del gobierno deberá tener muy en cuenta la opinión del que hasta
ahora es “líder de la oposición” en su encuentro con Artur Mas. Porque una cosa
es que Sánchez le reafirme su compromiso con la unidad del Estado y su lealtad
a la constitución y otra muy diferente que ponga el énfasis en la “reforma de
la constitución” y en la “España federal”… lo que supone, objetivamente, un
refuerzo al “derecho a decidir” y al referendo propuesto por Mas.
El tiempo juego en contra de Sánchez: ahora o
nunca. Después de las próximas elecciones municipales, cuando se haya
confirmado por segunda vez la merma electoral del PSOE, no sólo en unas
elecciones municipales, sino también en las autonómicas, el peso específico del
PSOE será menor que ahora. Y tras las próximas elecciones generales puede estar
al nivel de UPyD o de C’s. El “gran partido socialista” pasaría a formar parte
del pelotón de los “pequeños partidos”. O Sánchez hace valer todavía la inercia
que tiene la sigla socialista después de cuatro mandatos de Felipe González y
dos de Rodríguez Zapatero, o dentro de poco los bancos le empezarán a reclamar
el pago de sus créditos e intereses pendientes, los teléfonos ya no traerán
llamadas de los presidentes-directores generales de las multinacionales, ni
siquiera los pequeños Alí-Babás locales se preocuparán por contactar con los
concejales socialistas a efectos de recalificaciones y obtención de contratos.
Paradójicamente, la entrevista de Rajoy con el
“diputado mudito”, condicionará de manera decisiva la que tenga por Artur Mas
dos días después. Una promesa de mantener la posición contraria del PSOE al
referendo postulado por Mas, reforzaría la posición de Rajoy. Por el contrario,
si Sánchez no entiende que en política hace falta algo más que ser un panfleto
parlante, Rajoy se encontraría debilitado y se vería obligado a ceder ante
Artur Mas.
¿Y la unidad del Estado? ¿Y la peliaguda
cuestión de arrojar por la ventana siglos de historia común? Todo esto parece interesar
muy poco a políticos que solamente tienen como objetivo el sobrevivir en el
candelero del poder.
© Ernesto Milà – infokrisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com –
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