lunes, 15 de junio de 2015

El vuelco político de las municipales y lo que representa


Info|krisis.- Lo que hemos visto este fin de semana con la constitución de los nuevos ayuntamientos no deja lugar a dudas: la derecha ha perdido poder, sigue siendo el partido mayoritario, pero de mayorías relativas, mientras el centro y la izquierda están fracturados, pero en buena parte del país, sumados, forman mayorás. El PP está pagando ahora su error histórico que data desde los tiempos de Fraga (probablemente el gran responsable del desastre de constitución que se alumbró en 1979): “sin enemigos a la derecha”. Falto de aliados, el PP se encamina hacia un desastre electoral en noviembre, a menos que en los próximos meses los pactos de izquierdas no dejen lugar a dudas sobre su incapacidad para gobernar las ciudades en las que ayer tomaron posesión. Y no está claro lo que ocurrirá. Lo único claro es que pintan bastos sobre la coyuntura mundial (la crisis inmobiliaria brasileña se está agudizando cada mes) cuando aun no se han disipado en España los efectos de la crisis iniciada en 2007.

El primer aviso se produjo antes de las elecciones municipales: la aproximación de C’s al PSOE en Andalucía apenas quince días después de celebradas las elecciones regionales no dejaba lugar a dudas. El partido que había nacido con la excusa de “luchar contra la corrupción” (C’s) se aliaba ¡con el “partido de la corrupción”! Porque si en Andalucía ha sido posible escándalos como el de los EREs o el de los cursos de formación para parados, es solamente porque durante treinta y tantos años ha gobernado de manera continuada un partido clientelar y corrupto. En Andalucía no ha habido lucha por el poder, lo único que se ha producido es lucha en el interior del PSOE por gestionar el poder: Escuredo, Borbolla, Chávez, Zarrias, Griñán, Díaz… El PER ha mantenido al PSOE en el poder, pero no al margen de las luchas intestinas por ese mismo poder. Sin olvidar, por supuesto, que el AVE Madrid-Sevilla fue la “madre de todas las corrupciones” en Andalucía durante el felipismo (el “Caso Juan Guerra” fue una simple anécdota). Todo aquello salió gratis a los dirigentes  socialistas que se salvaron sin grandes problemas de las imputaciones y los años de cárcel que hubieran sido preceptivos de haber existido justicia en Andalucía. Pero, ya se sabe que fue por aquellas fechas cuando el jerezano Pacheco, líder del PSA, sentenció que “la justicia era un cachondeo”… Y, ciertamente, lo era.


Aquellas aguas trajeron estos lodos: cuando C’s se encontró con una inesperada bolsa de diputados dirigidos por un oportunista de la peor especie que había recorrido todo el espectro político en los diez años anteriores intentando hacerse un espacio a codazos (sin conseguirlo), supo que había llegado su hora. Marín negoció el apoyo a Susana Díaz a cambio de algunos ayuntamientos. Albert Rivera solamente le pidió una cosa: que la formalización del pacto se hiciera después de las elecciones municipales, o de lo contrario, C’s perdería ese perfil con el que se presentaba en todo el territorio nacional (el partido anticorrupción, con americana y pelo corto, nada de panas ni de coletas, nada de aspectos desgarbados y tatus). Lo siguiente fue preservar la imagen democrática de C’s iniciando una caza interior de brujas y purgando a todo aquel que hubiera tenido una presencia episódica en listas de Falange o de PxC… Con ese marchamo, C’s ha obtenido un gran éxito. Pero también ha perdido la virginidad. Especialmente en Andalucía que, en los próximos meses constituirá su verdadero cáncer.

Las nuevas clases políticas, las nuevas siglas emergentes, no parecen ser mucho mejores que las viejas, al menos en sus contenidos. Buscan ocupar el poder, como sea y con quien sea. En un momento en el que el salario medio de este país son 1.400 euros (haciendo la media entre los sueldos de la Botín y de los sub-mileuristas, en realidad, estamos hablando de sueldos medios de 800-1000 euros, una vez restadas las mentiras estadísticas), cobrar 2.300 como “altruistamente” han declarado las nuevas alcaldesas de Madrid y Barcelona, es decir poco, porque no se alude ni a primas por asistencia a plenos y a comisiones de trabajo, dietas y acceso a “cajas negras” o a porcentajes por comisiones. Y dudo mucho que alguno de los nuevos cargos municipales denuncie que por cualquier contrato con la administración y por toda intermediacion se cobran comisiones.

Por lo demás, una cosa es votar a una lista y otra muy distinta ver el aspecto de los concejales una vez elegidos, oírles hablar, no en campaña sino las tomas de posesión, conocer sus tuits pasados, observar sus tatus, su aspecto presente… ha resultado demoledor incluso para muchos de sus votantes. ¿Son alternativos? Sí, a condición de considerar a los porreros compulsivos como signo de “alternativismo”.  Porque algunos de los nuevos concejales de las grande ciudades son solamente eso, porreros compulsivos. Podía esperarse: desde que Alfonso Guerra comprobó en 1983 que tres millones de ciudadano votarían a quien prometiera la “despenalización de las drogas”, han pasado 32 años: lo justo para que los nacidos entonces pudieran ejercer de concejales entre porro y porro. Luego les resulta raro que alguno llegue tarde a las votaciones porque se ha dormido…

Con la constitución de 1978 se inició una decadencia de la sociedad española. Decadencia cada vez más pronunciada y acusada. Decadencia que implicaba también desintegración. No es que la constitución fuera culpable de este proceso de caída acelerada, es que la constitución ha favorecido este proceso que está implícito en todas las formas de modernidad que se han apoderado de “Occidente”, queridas, promovidas y provocadas por los actores económicos: solamente es posible dominar durante mucho tiempo a una sociedad, a condición de atomizarla, desmovilizarla y adormecerla: “nuevos modelos familiares”, pensamiento único y legalización del porro. En este modelo de sociedad, votar implica que siempre gobernarán quienes sintonicen con estas tendencias mayoritarias. Céline decía: “Nunca voto, siempre estoy convencido de que los imbéciles son mayoría”.

Pero los “pactos” a los que están llegando la “vieja banda de los cuatro” y la “nueva banda de los cuatro” son absolutamente inimaginables. En Villena estuvo a punto de alumbrarse un acuerdo de gobierno PP-Podemos, que finalmente no llegó a concretarse por la aparición del primer tránsfuga de la legislatura. C’s se ha aliado con Podemos en unos lugares, con los socialistas en otros, con los populares donde conviniera… sin que Rivera se inmutara lo más mínimo: total, las elecciones generales se celebrarán a finales del otoño y la memoria popular es corta. Podemos, después de negar que alguna vez pudiera pactar con el PSOE lo ha hecho con ese mismo PSOE que, por activa y por pasiva, había insistido en lo mismo. Sin olvidar que las distintas marcas vinculadas a Podemos en las regiones periféricas, han obtenido sus votos de sectores no soberanistas… pero, los entregaran al soberanismo con un desinterés y una indiferencia absolutas por la “cuestión nacional” y sin tener ni la más remota idea de lo que es una “nación”, ni un “destino histórico”, ni nada mas allá de las cuatro reglas.

Se suele aceptar que la clase política dirigente de Podemos está bien preparaba. Se trata de universitarios con títulos superiores. Pero eso no basta para aceptar que alguien está preparado para gobernar. Hace falta experiencia directa de gestión y sobre todo claridad y lucidez mental. En lugar de eso, la constitución de los nuevos ayuntamientos ha evidenciado demasiado olor a porro y a litrona, miseria cultural, pobreza humana y aculturización que ha sorprendido incluso a los que no teníamos particular encono contra Podemos. El fracaso está anunciado y será fulminante. De aquí a las elecciones generales, muchos de estos gobiernos municipales (e incluso autonómicos) habrán caído, se habrán evidenciado los primeros casos de corrupción e incluso algún “reporter Tribulete” habrá sacado a la superficie los sueldos reales de quienes hoy dicen que no superarán los 2.300 euros de remuneración. ¿Cómo reaccionará el electorado al percibir que, una vez más, siempre, eternamente resulta traicionado? Reaccionará distribuyendo su voto entre las opciones actuales y opciones que aún estar por venir. Atomización e inestabilidad, tal es nuestro destino político.

El problema es que estos nuevos gobiernos de amateurs, contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, SI pueden ser más nefastos que los viejos gobiernos municipales: a su falta de preparación en gestión, a su amateurismo, profesan tópicos propios de la izquierda más utópica, y, sobre todo, odian todo lo que no es lo propio. El odio en política es una muestra de primitivismo. Cuando un porrero compulsivo odia, sus tuits son los que hemos conocido estos últimos días escritos por concejales que van a gobernar grandes ciudades.

En Barcelona, solamente queda dictar alguna medida “ecológica” para cortar en seco la llegada de turistas (que han situado a la ciudad ante la disyuntiva de muerte por sobredosis de turismo o muerte económica). Y no dudamos que el nuevo gobierno municipal la adoptará. Barcelona en apenas 10 años habrá desaparecido como ciudad europea. La Sagrada Familia concluida mostrará su extraordinaria fealdad al último japo que se atreva a llegar para fotografiarla, pero en su entorno ya no habrán barceloneses. A menos, claro está, de considerar a mujeres cubiertas con velos islámicos como las “nuevas barcelonesas”. CiU, PSC y ERC han dejado a la ciudad de Barcelona sumida en una crisis irreversible: ya poco importa quién gobierne, Barcelona no tiene salida airosa se adopten las medidas que se adopten y mucho menos con un gobierno municipal como el recién estrenado. Y Barcelona es el espejo de la decadencia para otras ciudades españolas. El vídeo Bye, bye Barcelona (https://www.youtube.com/watch?v=kdXcFChRpmI&feature=iv&src_vid=eH7GBl_m-oU&annotation_id=annotation_3650869879) no ha sido elaborado por ningún reaccionario sino por un grupo de ciudadanos de distintas tendencias preocupados por la deriva de la ciudad. Ninguno de ellos tiene el valor de reconocer la irreversibilidad del proceso de decadencia, pero el documento vale la pena verlo y horrorizarse por lo que está ocurriendo ante nuestros años.

Hay que congratularse de que la derecha haya perdido peso, sí. Ni Rajoy, ni antes Aznar, ni Fraga, lo hicieron bien y de nada sirve discutir si los socialistas lo hicieron igual de mal o peor. Fraga fue uno de los responsables de la constitución. Aznar ideó un modelo económico inviable que era pan para entonces y hambre para el futuro. Y Rajoy se ha preocupado tan solo de demostrar que el país era atractivo para los grandes inversores, los señores del dinero y los fondos inmobiliarios. Es bueno que hayan recibido el varapalo del electorado y la puñalada de las simetrías electorales que ellos mismos crearon. Pero, que nadie se engañe: lo que sube es igualmente problemática y acelerará el proceso de decadencia tanto a nivel nacional como a nivel local. Y todo esto en medio del olor a porro cada vez más persistente en nuestra sociedad, banalizado y convertido en cobertura que oculta el hecho real: que la gente joven carece de futuro en este país y, lo que es peor, que evidencia la ausencia de voluntad de la juventud para labrarse un futuro en la que fue tierra de sus padres.


© Ernesto Milá – infokrisis – ernestomila@yahoo.es – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.