miércoles, 25 de julio de 2018

365 QUEJÍOS (88) – MALDITOS CLICKBAITS


Clickbait, dícese también en castellano “ciberanzuelo”, “cibercebo”. Se trata de un neologismo que indica aquella práctica perversa en diarios digitales y webs consistente en difundir titulares sensacionalistas que no tienen nada que ver con la realidad del artículo al que van unidos, a efecto de conseguir un mayor número de visitar y, por tanto, a la posibilidad de aumentar los ingresos publicitarios. Es un recurso, frecuentemente utilizado por la prensa amarilla y el marketing viral. No es un “fake”, una simple noticia falsa, sino más bien un titular engañoso. Pues bien, me quejo de que esta práctica se ha convertido habitual en Internet.

Lo peor de un analfabeto es que crea que sabe leer. Lo peor de los lectores compulsivos de digitales es que crean que por leer uno o veinticinco, están informados. Luego pasa lo que pasa: que las muestras que dan de su nivel de conocimientos sobre algunas materias, literalmente, dan risa. Eso me recuerda a la transición, cuando existía un diario que se llamaba El Alcázar que era el órgano de expresión de la extrema-derecha. Recuerdo uno de sus titulares a primera página y a seis columnas: “37 policías asesinados por los comunistas”, titular que indudablemente llamaba la atención en un momento en el que el gobierno de UCD había amnistiado a los últimos etarras presos y volvían a reproducirse secuestros y atentados. La noticia no era falsa, sólo que El Alcázar añadía en letra mucho más pequeña, casi ilegible que el suceso había ocurrido en Filipinas… Era natural que si en aquellos momentos, alguien del ambientillo, quería estar informado de lo que sucedía en España, comprara El Alcázar por aquello de la camaradería, y otro diario para enterarse de lo que estaba ocurriendo.

Y es que El Alcázar fue un avanzado de los clickbaits. Hoy esa práctica se ha vuelto habitual entre digitales de extrema-derecha, de tal manera que la única forma de ir seguros por la vida es… no consultarlos, a menos que uno quiera ejercer constantemente el duro trabajo de la comprobación en cada noticia, incluso en las más irrelevantes. Para merecer ser consultadas, los medios de comunicación deben ser creíbles, veraces y originarios:

- Creíbles al no utilizar ni clickbaits ni fakes para excitar los “likes”.
- Veraces en tanto que lo que cuentan y lo que ha ocurrido tiene un paralelismo que indica, al menos, ciertas dosis razonables de objetividad.
- Originarios porque son capaces de dar noticias propias, no de apropiarse de noticias dadas por otros medios, a las que se ha cambiado el título.

Se dirá que todos los sectores de opinión utilizan el clickbait para multiplicar sus visitar y, consiguientemente, sus ingresos publicitarios, así que ¿porqué iba a ser criticable el que en determinado sector político se hiciera también? Si, por ejemplo, El Plural o Libertad Digital utilizan con frecuencia este recurso, ¿por qué otros digitales situados no van a poder hacerlo? El argumento es casi convincente, salvo que se recuerde que lo que no puede tolerarse es que una parte de la población esté desinformada y otra, simplemente, mal informada, informada de manera torticera o intoxicada. Personalmente opino que todos aquellos que desinforman a la opinión pública, la manipulan y la distorsionan para obtener un beneficio de 0’10 céntimos por click, merecen el ostracismo y la indiferencia. O la calificación de “shit” (mierda) que debería de ser otra posibilidad para calificar una noticia o un post.

En realidad, de lo que me estoy quejando no es de que unos medios digitales zarrapastrosos y, desde el punto de vista periodístico, incluso bochornosos, se busquen la vida como puedan, incluso de manera miserable, sino de que esos medios tengan lectores y luego vayan reproduciendo esas noticias evidenciado su falta de capacidad crítica, su escaso nivel intelectual, su ignorancia y falta de discernimiento. En EEUU esto puede ser normal porque está en la médula de su joven historia: el paleto norteamericano suele ser tan ignorante como el más sofisticado postmoderno de Manhattan, de Frisco o de Los Angeles. Desde el Motín del Té de Bostón han vivido en eso que hoy se llama “la postverdad”, esa distorsión deliberada de la realidad tendente a modelar las actitudes de la población. Pero en la Vieja Europa, la gran novedad es que, no solamente el ciudadano de nivel intelectual medio, sino incluso las élites culturales están careciendo

- de objetividad (esfuerzo reiterado por asimilar el mundo tal cual es, sin distorsiones, apriorismos o desviaciones).
- y de capacidad crítica (posibilidad de explicar porqué el mundo es así y no es de otra forma y capacidad para discernir los efectos de cada actitud).

Solamente en un país con estos rasgos culturales dominantes, el clickbait se convierte en la norma de los digitales. Me estoy quejando, a ver si lo digo de una vez, de que el clickbait no es la causa del empobrecimiento cultural de los españoles, sino uno de sus efectos más perversos. Y tristes.