Desde hace unas
semanas está corriendo por la web un documental titulado Bye, bye Barcelona (https://www.youtube.com/watch?v=mSAPqGijeiY&feature=youtu.be)
que alerta sobre el peligro de una ciudad que cada vez se parece menos a lo que
conocimos hasta no hace mucho. Nacido en Barcelona y alejado voluntariamente de
ella, habiendo escrito varios libros sobre la Ciudad Condal, sus tradiciones y
cultura, no puedo por menos que lamentar este proceso cuyos responsables tienen
nombres y apellidos.
Varias novelas de Ruiz Zafón encuentran su leit-motiv en la rememoración de una
Barcelona fue “fue y ya no es”. Una Barcelona que ha ido cambiando
aceleradamente hasta convertirse en irreconocible. Ruiz Zafón tiene diez años
menos que quien esto escribe, así que, en su modestia, el autor de estas líneas
puede argumentar que ya no queda absolutamente nada de aquella Barcelona que
conoció de niño. Y no se trata solamente del lógico cambio al paso con los
tiempos, sino de una mutación que alcanza al alma misma de la ciudad. Esta
mutación tiene distintos responsables. Vale la pena pasar revista al proceso
que ha llevado a esta situación y su alcance para los barceloneses.
