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lunes, 15 de septiembre de 2025

SANCHEZ - PALESTINA – SIONISMO – INMIGRACIÓN – SOLIDARIDAD 1ª Parte: la agitación pro-palestina de Sánchez


SANCHEZ - PALESTINA – SIONISMO
– INMIGRACIÓN – SOLIDARIDAD

1ª Parte: el por qué de la agitación pro-palestina del gobierno Sánchez

Un planteamiento político, para ser eficiente, debe ser coherente y atender a los intereses generales: si hoy, ni siquiera los votantes del PSOE entienden las actitudes de Pedro Sánchez es, precisamente, porque ha sacrificado toda coherencia a su única política: mantenerse en el puesto de control todo el tiempo que pueda para salvar lo salvable desde el punto de vista personal. Pero eso -que es “coherente” desde el punto de vista personal- supone que sus decisiones en el día a día sean cada vez más incoherentes: para mantenerse en el poder debe satisfacer las exigencias de todos sus aliados y, cuanto más lejanos están, más está dispuesto a sacrificar; por el contrario, si se trata de aliados en el gobierno -Sumar- puede tratarlos como a simples becarios.

Mientras no tiene inconveniente en ceder a la gencat la recaudación de impuestos, en Andalucía, territorio en el que la sigla PSOE ha perdido toda esperanza de recuperar el poder y en donde el propio partido ha pasado a ser tercera fuerza política, por detrás de Vox, en algunas provincias y, para colmo, en la votación para aprobar la ley de reducción de jornada laboral, que debería haber sido la coronación de dos años de trabajo por parte de Yolanda Díaz, optó por ausentarse del parlamento y acudir al prestreno de una deleznable película, para que la derrota cantada por la actitud de Junts no le afectase negativamente y a sabiendas de que esta bofetada en la cara de Sumar no tendría repercusiones para él porqué, a fin de cuentas, Yolanda Díaz sabe perfectamente que su carrera política está amortizada y que, el fin del gobierno Sánchez supondrá el propio fin de su vida política.

Bueno ¿Y qué tiene que ver todo esto con el título del presente comentario? Mucho. Desde hace diez días, la “Vuelta a España”, una competición ciclista en declive, ha registrado una movilización de la izquierda con la excusa de la “solidaridad con Gaza”. Empezó con protestas de algunos vascos que añoraban los tiempos del “kale borroka” y Sánchez vio la posibilidad de estimular esta actitud para evitar que el tema de la corrupción polarizase la vida política.

Sánchez empezó a percibir que la actitud ordenada a sus escuderos de justificar cualquier corruptela con el consabido “y tú más” dirigida al PP, estaba redundando en el crecimiento de Vox. Se está viendo en Cataluña en donde, Vox vuelve a adelantar en intención de voto al PP, gracias a la fuga de votos que está experimentando el PSC en los barrios obreros. Lo ha confirmado cualquier encuesta no realizada por el CIS que demuestra que Vox es la fuerza más votada entre los jóvenes, entre los trabajadores y en el mundo rural y que sigue ascendiendo, mientras que el PP, no desciende, pero su progresión es mucho más lenta.

Utilizar los medios de comunicación para reavivar el “caso novio de Ayuso” y tratar de hacer una equivalencia entre los casos que afectan a su propia familia, una vez más ha demostrado ser pólvora mojada. Y esto cuando se aproxima una imputación al PSOE por “financiación ilegal”.

Constado que el “y tú más” no funcionaba, Sánchez ha optado por estimular las manifestaciones de solidaridad con Gaza durante la “Vuelta a España”. Interrumpir el evento, no parecía que arrastraría consecuencias negativas: era una competición que no suscitaba excesivo entusiasmo, no era un match de fútbol Barcelona-Real Madrid, que hubiera tenido mayor impacto propagandístico, si se trataba de mostrar solidaridad, pero con un alcance negativo en intención de voto y, para colmo, tenía suficientes peones de brega entre las últimas mohicanas y los hombres deconstruidos de Podemos. Y, además, Marlaska, estaba al mando de las “fuerzas el orden”.

El resultado ha sido, un final abrupto de una competición que de otra manera apenas hubiera suscitado interés mediático. Se ha dejado hacer a los manifestantes propalestinos, se ha estimulado desde los medios de comunicación oficialistas, incluso por el propio presidente… y el resultado ha sido que en todo el mundo se habla de la “Vuelta a España”. Si Sánchez quería otra baza para estar más aislado de los aliados tradicionales de España en política internacional, hay que reconocer que, ha dado en el clavo.

Pero el problema de fondo no es constatar lo evidente, sino adoptar una política de Estado en relación a la cuestión de Oriente Medio. Hoy España carece de política internacional. Y la política internacional no es como la local, en la que las decisiones que se toma afectan solo en el interior de las fronteras; se trata de decisiones que afectan a otros países.

Hay un tema que Sánchez sabe que no puede tocar: la solidaridad con Ucrania… Y no lo toca. Sabe perfectamente que el riesgo de extensión del conflicto es mínimo, por mucho que la OTAN venga alertando del riesgo de una ofensiva rusa desde hace diez meses. Se limita a callar, a no desmentir las declaraciones de Rute, Starmer y Merz, a pesar de que lo hayan ninguneado en sus reuniones con Zelenzky. Ni puede acceder a la subida del 5% en el presupuesto de defensa (y mucho menos, ahora que ha concedido autonomía fiscal a la gencat), sabe que subir un poco más los impuestos acortará su permanencia en el poder, sabe que el electorado es contrario a la participación en una guerra de la mano de la OTAN y sabe que, en este tema, tiene pocas opciones. Así que se limita a aprobar una subida “creíble” del gasto en defensa, a pesar de que es consciente de que debería de estar incluida en unos presupuestos que jamás se aprobarán y que, por tanto, la palabra que ha dado a la OTAN jamás se podrá cumplir. Pero la cuestión de Gaza le compromete a poco, no le obliga a nada y, por lo demás, tiene la ventaja de desviar las miradas de los casos de corrupción presentes y futuros.

Y todo esto con un añadido: si tenemos en cuenta que buena parte de los 9.000.000 de extranjeros que se han establecido en España, son musulmanes, Sánchez calcula que eso le granjeará simpatías en ese sector de la población. Los votos “españoles” que pierde, le deberían compensar por los votos de los “nuevos españoles” que calcula recuperar. No puede extrañar que se haya lanzado en tromba, con las pocas fuerzas físicas que le quedan, a una nueva actitud hipócrita: la solidaridad con Gaza.

Para esta “solidaridad”, tan hipócrita como todas las actitudes de Sánchez, cuenta como aliados con la extrema-izquierda nacional (las menguadas bases de Sumar y de Podemos), la extrema-izquierda vasca (Bildu) y el independentismo catalán (esencialmente ERC y CUP), además, claro está de los funcionarios y cargos electos del PSOE, a la vista de que sus “bases” están desde el zapaterismo en estado gaseoso. Esto, que, en sí mismo, no es mucho, cuenta con el apoyo de los “opinadores” de RTVE y de los medios oficialistas (interesados también en no seguir perdiendo espectadores y lectores).

Es dudoso que la tensión pueda mantenerse más allá de unas semanas. Sánchez cuenta con que Netanyahu va a llegar hasta el final en su plan de incorporar la franja de Gaza (rica en acuíferos necesario para convertir el desierto del Negev en un vergel) al Estado de Israel y expulsar a lo esencial de la población palestina. Pero una campaña anti-israelí de este tipo tiene unos riesgos, incluso en política interior: las masacres judías en Gaza -que no el “genocidio”- tienen su contrapartida en atentados enloquecidos de Hamas en el interior de Israel. El “oficialismo” pedrosanchista trata de ocultarlo, pero estos ataques pueden generar “efecto imitación” con atentados yihadistas, incluso en Europa y, con unos partidos populistas que ya huelen el poder en media Europa, le va a resultar muy mantener la “tensión solidaria” con Gaza.

Sánchez ha intentado transformar lo “obvio” (el rechazo a la guerra, el derecho del pueblo palestino a disponer de un territorio, los sufrimientos de la población palestina, las malas condiciones sanitarias de la zona) en beneficio propio, por simple cálculo electoral y como campaña publicitaria para desactivar el impacto de los casos de corrupción que le acosan y que la acosarán en las próximas semanas. Los cinco informes que está preparando la UCO, van a suponer la apertura de más frentes judiciales. Es difícil que la delincuencia, la okupación y la inmigración masiva, el desvío de fondos hacia el “negocio de la inmigración” (que compete tanto al gobierno central como a los de determinadas comunidades autónomas regidas por el PP, Madrid incluido), se olviden o se hagan perdonar gracias a la “solidaridad con Gaza”…

En realidad, la hipocresía de Sánchez en este tema es un “efecto colateral” más de la larga agonía de su gobierno que se inició el mismo día en el que llegó al poder tras las elecciones de 2023. Una agonía ineluctable, permanente e insalvable.

Fuera de las anécdotas -y el gobierno de Sánchez será considerado en el futuro como la peor anécdota de la reciente historia de España- la cuestión de Gaza pide una reflexión profunda y global sobre el tema de Oriente Medio, sobre las políticas que debería adoptar la Unión Europea, también sobre el papel del sionismo y sobre las estrategias utilizadas por la resistencia palestina después de la derrota árabe en la “Guerra de los Seis Días” (1967) y de la “Guerra del Yon Kipur” (1973). Todos estos datos nos facilitarán el espinoso problema de una toma de posición coherente -que remite a lo dicho en el primer párrafo- sin la cual, no es posible establecer alternativas sólidas. 

Por que de lo que se trata es de evitar mecerse como una caña al viento.