Mostrando entradas con la etiqueta Sociedad Thule. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sociedad Thule. Mostrar todas las entradas

martes, 20 de diciembre de 2022

Hitlerismo y ocultismo (6 de 7) – UNA EXCENTRICIDAD LLAMADA ARIOSOFIA

 


En 1848, año de revoluciones en Europa, en la pequeña localidad norteamericana de Hydesville, las hermanas Fox iniciaban las “manifestaciones espiritistas” en su domicilio. Pocos años después, el eco de aquellos espíritus llegaría a Europa cautivando a socialistas utópicos como Robert Owen[2]. En el Reino Unido, los fenómenos espiritistas causaron particular impresión inspirando a autores como Bulwer Lytton, mientras que en Francia, Víctor Hugo creía firmemente en aquellas “manifestaciones”. En toda Europa aparecieron médiums que ejercían como “canales” para la manifestación de no importa qué “espíritus”. Aquel fenómeno pronto se convirtió en una moda frívola con la misma extensión que hoy pueden tener los videojuegos… Poco importaba que las propias hermanas Fox reconocieran años después que todo había sido simulación o que entre los médiums existiera un número desmesuradamente alto de alcohólicos (las propias hermanas Fox lo eran), de estafadores o, simplemente, de individuos con problemas mentales.

Pronto los espiritistas se dividieron en dos ramas: quienes querían constituir un nuevo movimiento religioso y aquellos otros que aspiraban solamente a examinar la fenomenología desde un punto de vista científico. De la primera tendencia, de sus prácticas, de algunos aspectos de su fenomenología, surgió la Sociedad Teosófica en 1875. Sus tres fundadores, Helena Petrovna Blavatsky, Henry Steel Olcott y William Quan Judge habían sido espiritistas, pero, a efectos de hacerlo aceptable para un público más culto (y, por tanto, económicamente más “rentable”) rectificaron algunos aspectos del espiritismo “religioso” e incorporaron algunas de las líneas de la rama “científica”. De hecho, el propio nombre de “teosofía” sugería que la sociedad se quería dedicar al estudio de la “sabiduría divina”. Cuando la Blavatsky empezó a redactar sus largas y farragosas obras afirmó que no eran obra suya sino que habían sido dictadas mediante “escritura automática” por “los mahatmas” o “guías del universo” (que derivaban de la idea de los “Superiores Desconocidos” aparecida en algunas corrientes masónicas y martinistas del siglo XVIII[3]).

Con el paso del tiempo, la Sociedad Teosófica, fundada en Nueva York, irradió a todo el mundo y pudo contar especialmente con una pléyade de personalidades procedentes de la nobleza (especialmente femenina) y del mundo de los negocios. A pesar de que penetró en todos los países europeos, su implantación fue desigual. Alemania fue uno de los países en los que la Sociedad Teosófica tuvo un desarrollo más agitado. En la India, se le tachó de “agente del colonialismo inglés” y esa misma sospecha caló en Alemania, país done, además, apareció la personalidad de Rudolf Steiner que en 1902 se convirtió en secretario de la rama alemana de la Sociedad Teosófica. Dos años después su radio de acción abarcó también a Austria. Durante la gestión de Steiner la teosofía consiguió arraigar en Alemania. Cuando se aproximaba la Primera Guerra Mundial, en 1912, Steiner se escindió de la teosofía y fundó un movimiento propio, la Sociedad Antroposófica, cuya sede central se encontraba en Dornach (Suiza). Sin embargo, hasta la llegada de Steiner la teosofía alemana fue extraordinariamente débil como realidad orgánica, a pesar de que las obras de la Blavatsky habían tenido cierta difusión[4].

Una de las teorías teosóficas más peregrinas era la de las “razas matrices”[5] en la que la Blavatsky menciona a la “raza aria” como la actualmente hegemónica. Dentro de ella, en el período en el que escribía sus divagaciones, afirmaba que dominaba la “cuarta sub–raza”, la céltica que sería sustituida por la “quinta sub–raza teutónica”… No es raro que una tendencia de los ocultistas del área germanofona quisiera entender que ellos, los “arios” estaban predestinados a ser hegemónicos en virtud de esta peregrina doctrina que adaptaron a su diseño pangermanista.

En 1902, un teosofista, Guido von List operó la fusión entre ocultismo y pangermanismo. Adaptó la doctrina de las “razas matrices” a su particular perspectiva, eliminó las consideraciones sobre las subrazas y simplificó el esquema reconociendo únicamente a cinco razas: la astral, la hiperbórea (que habría habitado en el Polo Norte), la lemuria (que habitaba una isla situada en el hemisferio Sur, en el Índico), la raza atlante (que habitaría en el continente perdido situado más allá de Finisterre) y, finalmente, la raza aria. Con esta última se cerraba el ciclo y se aproximaba a la restauración del ciclo primordial, la Edad de Oro. En 1911 escribió que esta restauración cristalizaría en la reaparición de un Imperio germánico, racialmente puro derivado de la “religión armanista”. En cuanto al “armanismo”, expuesto por List (y, en realidad, una simple creación suya) era el nombre que daba a lo que en su particular y peculiar visión consideraba como “antigua religión germánica” previa a la implantación del cristianismo por Carlomagno. Descubría nociones que nunca han sido identificados por el estudio científico de las religiones en la Germania antigua, pero que eran habituales en el pensamiento teosófico: la idea de la reencarnación y la idea del karma. El armanismo sería la religión germánica reservada a una pequeña élite de iniciados, es decir, el esoterismo germánico, mientras que el “wotanismo” sería la forma religiosa exotérica abierta a todos. List sostenía que al cristianizarse Germania, los iniciados armanistas siguieron existiendo refugiados en las corporaciones artesanales, la orden de los templarios, la Santa Veheme, la francamasonería, las órdenes de los rosacruces, la heráldica y las formas arquitectónicas. Por todo ello consideramos a la ariosofía como una forma de “teosofía germanizada”.

Las teorías de List conseguirían difundirse solamente en sectores pangermanistas interesados por el ocultismo (a fin de cuentas les ofrecía una forma “nacionalista”, una especie de ocultismo “germanizado”) que cristalizaron en la formación de la Sociedad List y en 1911 en la constitución de la Orden Superior de los Armanes que no sería sino la élite esotérica (o, si se quiere, en el “círculo interior”) de la primera. Dentro de esta se constituyó la Logia Wotan dirigida por Hermann Pohl de la que emanó en 1912 la Germanenorden cuya rama bávara era la Sociedad Thule, tal como hemos visto.

List y su particular doctrina sería una de las fuentes de esta corriente. La otra estaría en las ideas sostenidas por Jörg Lanz von Liebenfeld, que, aun siendo diferentes en su forma a las de List, respondían a la misma intención de estructurar una teosofía germanizada. Lanz fue a quien debe su nombre esta tendencia: “ariosofía”, literalmente, “sabiduría de los arios”. El “manifiesto” de Lanz es un libro publicado en 1905 cuyo título induce a la sonrisa: Teozoología o la tradición de los simios sodomitas o el electrón de los dioses… El título, en realidad, resume el contenido: en tiempos primigenios existiría una “raza aria pura” que habría procedido de “las estrellas” y que engendraban mediante “electricidad”. La pareja originaria, Adán y Eva, eraa considerada por Lanz como hombres–dioses. Fue Eva la que mantuvo relaciones sexuales con un simio, alumbrando el nacimiento de razas inferiores (de hecho, interpretaba la atracción de mujeres “arias” por hombres “oscuros” a este hecho). El “verdadero” episodio protagonizado por Eva era, para Lanz, un símbolo del “pecado original” cometido por la “raza aria”: copular con simios, la “caída” era, pues, el mestizaje”. Pero esta “caída” les privó de sus poderes originarios (que eran, poco más o menos, divinos y, en cualquier caso, paranormales). La restitución al “estado primordial” no podía realizarse sin recuperar la “sangre pura de los arios”. Cuando los arios nuevamente sean puros, podrán, no solamente recuperar sus poderes perdidos, sino establecer también un Estado Ario Mundial (que Lanz llama “tercera edad” que sigue a la edad de oro de los orígenes y a la edad de hierro generada cuando la raza de las estrellas copuló con los simios…). Una de las medidas que Lanz proponía para alcanzar tal estado de pureza era la castración de los “simioides” y de cualquier otra “especie inferior”

Se observará que existen similitudes entre este planteamiento y el bíblico. A fin de cuentas en ambos casos se trata del estado edénico primordial que se interrumpe bruscamente al producirse una “caída”. En cuanto a la doctrina de las “edades” es, verosímilmente una adaptación de las bíblicas edades del “Padre”, del “Hijo” y del “Espíritu Santo”. Lanz, deliberadamente, había realizado una reinterpretación de los textos bíblicos en clave… sexual. La suya ha sido definida como una “gnosis sexo–racista”. Lanz, en su juventud había sido miembro de la Orden del Císter y conocía la exégesis bíblica que intentó adaptar a su planteamiento racista. Es curioso constata como, en cada ocasión en la que aparece el tema de la “sangre” en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, Lanz lo interprete en clave racista. La “búsqueda del Grial”, igualmente, no sería sino el proceso a través del cual, mediante relatos alegóricos y símbolos, se alude a la búsqueda y restauración de la pureza de la sangre aria.

A pesar de lo excéntrico de estas teorías, cayeron en un campo de cultivo abonado por el ocultismo de matriz teosofista y por el nacionalismo pangermanista. Poco después de la publicación de su teoría, Lanz abordó la publicación de la revista Ostara que se hizo portavoz de estas doctrinas y cuyos cuadernos aparecieron regularmente entre 1905 y 1913 como vehículo doctrinal de la “ariosofía”. La Orden del Nuevo Temple, así mismo fundada por Lanz en 1907 (y disuelta en1942 por el Tercer Reich), el Lumen Club austríaco (buena parte de cuyos miembros pertenecían al NSDAP), la Sociedad Ariosófica (creada en 1928), en Instituto Swástika creado en 1925, el Centro Cultural Ariosófico de 1931, la Sociedad del Edda, fundada en 1925 por Rudolf John Gorsleven, miembro también de la Sociedad Thule, fueron otras tantas organizaciones que surgieron a partir de las teorías de Lanz.

Lanz, dividió la “ariosofía” en dos ramas: a una le atribuyó un carácter “científico” (la teozoología), mientras que otra tuvo un carácter religioso (el ario–cristianismo). A partir de 1920 se generalizará el uso de la palabra “ariosofía”. Para él, “ariosofía” sería el estudio sobre el “conocimiento esotérico de los arios”. Pero una acepción más amplia atribuirá a este término el estudio de todos los cultos y teorías, místicas, míticas, religiosas y esotéricas sobre los ario–germanos. Y en esta última acepción, cabían tanto las tesis de Lanz como las de List y toda la galaxia de grupos y revistas que se identificaban con el ocultismo völkisch.

Faltaría hablar –y tiene sentido que lo hayamos dejado para el último lugar– de Karl María Willigut, cuyas excentricidades iban solamente un poco más allá de todo lo anterior. En efecto, se debe a Willigut haber creado la “religión irminista” de la que no hay rastro en los tratados de historia de las religiones. Willigut decía tener “visiones” derivadas de una capacidad de la que alardeaban algunos ocultistas de principios del siglo XX: la “memoria ancestral”. Determinados lugares, olores, sensaciones, despertaban en el vidente el recuerdo de lo que había ocurrido en otro tiempo en esos mismos espacios y le permitían así penetrar en una pre–historia que de otra manera se mostraba infranqueable a la vista de documentos objetivos. Willigut decía haber reconstruido por este procedimiento la antigua religión germana vigente doce mil años antes de nuestra era. Para él, el Cristo de los evangelios, no era otro que el dios germánico Krist (del cual, obviamente, no hay datos en ningún otro lugar más que en los delirios de Willigut) que adoraban las tribus de tales enclaves. El papel de los misioneros cristianos consistió en apropiarse del recuerdo del dios Krist y desfigurar las tradiciones germánicas.

La figura de Willigut no tendría el menor interés sino como una variante colateral de todo el magma ariosófico, de no ser porque consiguió seducir durante unos años a Heinrich Himmler y entrar en su Estado Mayor personal. Y esto nos lleva a la etapa final de nuestro estudio: la Orden Negra.

LA PENETRACIÓN ARIOSÓFICA EN LAS SS (OTRO MITO)

Hasta aquí, los amantes del ocultismo estarán decepcionados: si Hitler no tuvo nada que ver con la ariosofía, si esta tendencia era un pequeño grupo incluido dentro del subgrupo de la “revolución conservadora” conocido como völkisch, si la Sociedad Thule dio lugar al antecedente inmediato del NSDAP que pronto quedó fuera de la órbita de sus creadores, si, para colmo, las sociedades ariosóficas fueron prohibidas en 1942… entonces ¿es que no hay ninguna relación sólida entre lo ocultista y la política seguida por el Tercer Reich? La respuesta, en principio, es negativa. No, no la hubo. Ahora bien… existió dentro del régimen nacionalsocialista una institución, las SS, que deparaban un tipo de enseñanzas que, si bien tienen una relación tangencial con todo esto, mantienen algunas relaciones e intereses comunes con el ambiente ariosófico. Y, por otra parte, en uno de los departamentos de las SS (el Estado Mayor Personal de Himmler) encontraremos a personajes vinculados al mundo esotérico y a la ariosofía. Vale la pueda, pues, establecer los límites de esta relación.

Hay que encuadrar a las SS en el contexto del nacional–socialismo y a la figura de su impulsor Heinrich Himmler. Será entonces cuando podamos ubicar con mayor facilidad figuras como Otto Rahn (el estudioso sobre el tema cátaro) o Karl María Willigut. Podremos interpretar mejor la expedición de las SS al Tíbet o la existencia de instituciones como la Anhenerbe. Y, finalmente, estaremos en condiciones de entender cuál era el proyecto que la dirección de las SS se fijaba para la Europa que debería de haber surgido de una eventual victoria de las armas alemanas.

Sobre la expedición al Tíbet se han elaborado todo tipo de teorías[6], cuando la verdad era extremadamente simple: bastaba con examinar los cientos de horas que habían filmado y los miles de fotografías que se han conservado para percibir que se trató de una expedición de carácter científico. No parece que haya nada en ella –como en la aventura del alpinista Heinrich Harrer, autor de Siete años en el Tíbet– que remita a aspectos esotéricos y muchos menos a una intencionalidad ocultista. El hecho de que la expedición tuviera lugar en un país que en ese momento estaba cerrado a cualquier influencia exterior y que constituía un misterio para Occidente era, precisamente, lo que lo hacía atractivo desde el punto de vista científico.

Se ha repetido hasta la saciedad que la expedición estaba guiada por el deseo de localizar al “rey del mundo” y de encontrar la “puerta secreta que abría la ruta del Agartha”[7]. Pauwels y Bergier inundan con una amalgama de nombres entremezclados, datos auténticos seguidos de informaciones falsas, o simplemente grotescas (atribuir un valor más allá del literario –muy cuestionable por lo demás– a la obra de un electricista inglés que firmaba sus libros de aventuras con el seudónimo de Lobsang Rampa[8]), para luego desatarse en una sucesión de incoherencias que les lleva a intentar demostrar que existió un nexo entre la figura mítica del “Rey del Mundo”, Hitler, el Tíbet, la Sociedad Thule y el tan pintoresco como inexistente “monje de los guantes verdes”[9] que circularía por Berlín durante el Tercer Reich y cuya pista ha sido esquiva para cualquier historiador, salvo para la pareja firmante de El Retorno de los Brujos[10]. Y, sin embargo, todo era tan absolutamente simple que resulta incomprensible que la piedra arrojada por los autores de este libro a las aguas de la verdad, haya tenido efects que duren todavía hoy[11].

La expedición al Tíbet se realizó en el marco de las actividades de la Ahnenerbe y estuvo dirigida por el SS–Standartenfhürer Schaeffer. Una expedición de este tipo era lógica desde el punto de vista científico: en primer lugar porque el Tíbet era casi completamente desconocido para Occidente; luego porque la Ahnenerbe era una institución científica cuyo anagrama resumía perfectamente los objetivos que se proponía: "Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana". La sociedad, fundada el 1 de julio de 1935, se integró en 1940 en el organigrama de las SS. Estuvo bajo la presidencia de Himmler, Walther Wüst y Wolfram von Sievers. Sus campos de investigaciones fueron la arqueología, la antropología y la etnología. A lo largo de su existencia fueron variando las influencias que experimentó. Inicialmente, nació de la voluntad de Himmler, Walter Darré y Hermann Wirth, los tres interesados en la cuestión racial y al mismo tiempo defensores del origen nórdico–germánico de la cultura. Hasta ese momento, Alfred Rosemberg había vetado la difusión de la obra de Wirth (de origen holandés) en el interior del NSDAP. En 1934, Wirth se entrevistó por primera vez con Himmler[12] y éste aceptó constituir un instituto de investigación que, además, fuera capaz de difundir y popularizar entre la población los temas de estudio que afectaban a las raíces del germanismo.

Sin embargo, a poco de la fundación de la entidad surgieron los primeros problemas: Himmler consideraba que el germanismo se había formado en torno a la casta guerrera, mientras que Wirth y Darré, opinaban que este papel correspondía al campesinado. A medida que avanzó el tiempo, Himmler fue afinando la misión de las SS y variando la función que inicialmente había atribuido a la Ahnenerbe.

Himmler quiso reunir en torno suyo a la élite de todas las actividades científicas, intelectuales, técnicas, militares y educativas que se desarrollaban en Alemania. Eso garantizaba la supervivencia del régimen nacionalsocialista más allá de la desaparición del führer por muerte natural. En efecto, de la guerra debía de salir una élite heroica forjada bajo el signo de las dos “S” rúnicas y, no solamente entre los pueblos de habla germánica, sino en toda Europa. En efecto, a partir de 1941, las Waffen SS o SS–Armadas, incorporaron a voluntarios de naciones extranjeras que en 1944 ya constituía la mitad de sus efectivos[13] (unos 914.000 hombres). Los planes de Himmler iban mucho más allá de la constitución de una élite militar. Después de la guerra, el Nuevo Orden Europeo debía de haberse reconstituido en torno a esta élite que, de regreso a sus países de origen se habría hecho cargo progresivamente de los gobiernos que hasta ese momento estaban en manos de “colaboracionistas”, muchos de ellos procedentes de la derecha conservadora y autoritaria.

El eje formado entre las SS y la Hitler Jugend, habría garantizado posibilidad de que el régimen hitleriano fuera algo más que un paréntesis en la historia debido a la irrupción de la personalidad carismática de Hitler. Vale la pena recordar que hasta último hora, prácticamente hasta los primeros días de mayo de 1945, fueron precisamente estas dos instituciones las que opusieron una resistencia más fanática al avance de los aliados en el Este y en el Oeste. Cuando el Almirante Dönitz firmó la rendición del Reich, los grupos clandestinos del Wehrwolf que siguieron resistiendo y saboteando la retaguardia aliada estaban formados por miembros de estas dos organizaciones. Así pues, el plan de Himmler no era descabellado sino que estaba regido por una lógica aplastante y eso explica incluso por qué las relaciones con el Vaticano se tornaron frías: en efecto, la Iglesia aspiraba en Alemania, como había hecho en Italia, a mantenerse al margen de la trayectoria del régimen a cambio de hacerse cargo de la educación de la juventud[14]. Sin embargo, la suerte de las armas les fue adversa y las SS terminaron siendo consideradas (al igual que la Ahnenerbe o el propio NSDAP) como “organización criminal” y duramente tratados en la postguerra.

En los juicios de Nuremberg y en los documentos que se conservan de la Ahnenerbe y de las SS, no hay nada que pueda ser considerado como esotérico u ocultista. Como máximo se sabe que en los cursos de formación que se realizaban (no para las Waffen–SS, sino para las SS) se daban clases sobre runas, mitología y religiosidad germánica, pero siempre dentro de los criterios científicos ortodoxos[15], nunca según los patrones ariosóficos según las cuáles las runas serían el “filtro astral” utilizado para la adivinación e incluso defendían la existencia de un “yoga rúnico” para el que los trazados de los símbolos indicarían posiciones del cuerpo[16]). Se ha dicho con frecuencia que Himmler era “apasionado del ocultismo”, pero no hay constancia de tal afición fuera del dato de que leía libros sobre “los relatos míticos sobre el pasado heroico de su país y los tratados de ocultismo”[17]. También consta que estuvo afiliado a la Sociedad Alemana de Palingenesia[18]. Pero no hay absolutamente ningún dato más sobre su pertenencia a ninguna sociedad secreta o iniciática, ni siquiera a ningún grupo ocultista o ariosófico. Tampoco estuvo vinculado a la Sociedad Thule. Le interesaba, sin embargo, el pasado mítico[19]. Ese fue uno de los motivos por los que participó en la creación de la Ahneberbe. Quiso que las SS fueran la élite de Alemania, que en su interior formaran los mejores hombres, los más preparados, los más capaces; por eso patrocinó la expedición al Tíbet o integró en sus filas a científicos como Wernher Von Braum y el equipo que diseñó la V–2 (que luego proseguirían su obra con el Programa Apolo que culminó con la llegada del hombre a la Luna[20]). Muchos profesores universitarios, científicos, investigadores en determinados campos en los que Himmler estaba personalmente interesado o que, simplemente, eran de carácter estratégico, recibieron el grado de miembros de las SS y algunos fueron incorporados a su Estado Mayor Personal.

Tal fue el caso de Otto Rahn, el renovador en Alemania de los estudios sobre el catarismo quien elaboró una teoría sobre las relaciones entre el Parsifal de Wolfram von Eschembach y el catarismo occitano. Para Rahn, el Parsifal enmascararía la cruzada contra los cátaros (a los que consideraba depositarios del Grial). Himmler becó las investigaciones de Rahn (el cual es posible que durante su estancia en las inmediaciones de Occitania realizara también algunos trabajos de inteligencia e información para las SS[21]) y publicó a sus expensas los dos libros que escribió[22]. La importancia de Rahn, empieza y termina por el hecho de haber elaborado una teoría que, a fin de cuentas, demostraba que lo sucedido en la Occitania del siglo XII estaba relacionado con la cultura germana. Rahn, en sí mismo, no tuvo absolutamente ninguna importancia, ni influencia en el interior del Tercer Reich.

Diferente fue el papel desempeñado por Karl María Willigut, alias “Weisthor”, en el entorno de Himmler que se prolongó durante un tiempo. Himmler conoció a Willigut en 1934, cuando contaba 67 años y durante los cuatro años siguientes mantuvo una relación relativamente estrecha con él. Finalmente, el General SS Karl Wolf, uno de los más próximos colaboradores de Hitler, consiguió enterarse de los trastornos psiquíatricos que había tenido Willigut desde los 40 años, habló con su familia y consiguió deshacer el favor que Himmler le deparaba. Willigut, oscuro militar, se había interesado por las sociedades secretas y el ocultismo, ingresando en la masonería austríaca. Años después, tras haber ocupado diversos cargos, dimitió. Se sabe que hacia 1903 empezó a interesarse por la literatura ariosófica y los trabajos de Guido von List[23]. Hasta 1932 su destino no se cruzó con el del NSDAP. Ese año conoció a Frieda Dorenberg, una de las miembros fundadores del NSDAP (tenía el carné número 6 y fue llamada “la conciencia del partido”, que pertenecía, como Willigut a la Sociedad del Edda y creía en la doctrina airosófica. Le invitó a acudir a Munich y a integrarse en un círculo local de esta corriente, los Hijos Libres de los Mares del Báltico y del Norte) en donde repitió las excentricidades sobre su origen y filiación como descendiente de Wotan, irminista y “rey oculto de Alemania”. Fue unos meses después, en el verano de 1933, cuando un antiguo amigo suyo, convertido en miembro de las SS, le presentó a Heinrich Himmler. Las supuestas capacidades de “memoria ancestral” de Willigut (que utilizaba el seudónimo de Weisthor) interesaron al Reichführer el cual lo nombró en 1933 jefe del Departamento de Pre y Proto–Historia, dependiente de la Oficina Central de la Raza y la Colonización y ascendido posteriormente al rango de coronel de las SS Allgemeine. A él se debe la elección del castillo de Wewelsburg como sede central de la organización, el diseño el Totenkopfring (anillo con la calavera) distintivo de las SS y algunos rituales utilizados en ceremonias (como la del bautismo de hijos de miembros de las SS o las fórmulas utilizadas en sus bodas). Tal fue toda su aportación a la “orden negra”. No hubo más. La Ahnenerbe rechazó el ingreso de Willigut en su organización. A partir de 1936 fue cayendo en el alcoholismo y el tabaquismo y, finalmente, jubilado. La unidad que dirigía fue disuelta a principios de 1939, en cuanto a el, se le concedió una pensión y una asistenta, falleciendo en 1946.


[1] La mayoría de referencias contenidas en este parágrafo han sido extraídas de Les racines occultistes du nazisme, Nicholas Goodrick–Clarke, op. cit., especialmente de los capítulos 8 (págs. 127–150) y 9 (págs. 151–176)

[2] Cf. El Mandril de la Blavatsky, Peter Washington, Edición digital, pág. 16. Cf. también Lo paranormal, los ovnis y la izquierda del abuelo, Ernesto Milá, revista El Viejo Topo, julio de 1996.

[3] El mito de la revolución masónica. La verdad sobre los masones y la revolución francesa, los iluminados y el origen de la masonería moderna, Eduardo R. Callaey, Editorial Nowtilus, Mdrid 2007, pags. 110–113.

[4] Para una crítica a las posiciones de Steiner y de la Blavatsky y, al mismo tiempo, para una aproximación histórica a la teosofía y a la antroposofía puede leerse El teosofismo, René Guénon, Ediciones Obelisco, Barcelona 1986 y El Mandril de la Blavatsky, op. cit. En ambas obras se percibe que en la Europa de finales del XIX el nacionalismo afectaba también a la difusión de este tipo de ideas ocultistas. En efecto, si la teosofía no pudo arraigar en aquel país como en otros, fue precisamente por la rivalidad anglo–alemana que desembocaría en la Primera Guerra Mundial (es significativo, por ejemplo, que la formación de la Sociedad Antroposófica precediera en solo dos años al estallido de la guerra, cuando la guerra ya parecía inevitable).

[5] Guénon la resume con bastante exactitud y pocas líneas: “Siete «razas madres» se suceden en el curso de un «período mundial», es decir, mientras la «ola de vida» permanece en un mismo planeta; cada «raza» comprende siete «sub–razas», de las cuales cada una se divide a su vez en siete «ramas». Por otra parte, la «ola de vida» recorre sucesivamente siete globos en una «ronda», y esta «ronda» se repite siete ve–ces en una misma «cadena planetaria», después de lo cual la «ola de vida» pasa a otra «cadena», compuesta igualmente de siete planetas, y que será recorrida a su vez siete veces; hay así siete «cadenas» en un «sistema planetario», llamado también «empresa de evolución», y, finalmente, nuestro sistema solar está formado por diez «sistemas planetarios»; por lo demás, hay alguna fluctuación sobre este último punto. Nosotros estamos, actualmente, en la quinta «raza» de nuestro «período mundial», y en la cuarta «ronda» de la «cadena» de la que forma parte la Tierra, y en la que ocupa el cuarto rango; esta «cadena» es igualmente la cuarta de nuestro «sistema planetario», y comprende, como ya lo hemos indicado, otros dos planetas físicos, Marte y Mercurio, más cuatro globos que son invisibles y que pertenecen a «planos superiores»; la «cadena» precedente es llamada «cadena lunar», porque es representada en el «plano físico» sólo por la Luna. Por lo demás, algunos teosofistas interpretan estos datos de una manera bastante diferente, y pretenden que en todo esto no se trata más que de estados diversos y de «encarnaciones» sucesivas de la Tierra misma, y que los nombres de los otros planetas no son aquí más que designaciones puramente simbólicas; estas cosas son verdaderamente muy oscuras, y no acabaríamos con ellas si quisiéramos hacer notar todas las aserciones contradictorias a las que han dado lugar. Es menester agregar también que hay siete «reinos», que son tres reinos «elementales», más los reinos mineral, vegetal, animal y humano, y que, al pasar de una «cadena» a la siguiente, los seres de uno de estos reinos pasan en general al reino inmediatamente superior; en efecto, son siempre los mismos seres los que se supone que cumplen su evolución mediante múltiples encarnaciones en el curso de los diferentes períodos que acabamos de enumerar” (R. Guénon, op. cit., pág. 86).

[6] El nacional–socialismo y el Tíbet (I de II), deshaciendo mitos, situando problemas, combatiendo exageraciones, Revista de historia del Fascismo nº 29, febrero 2014, págs. 94–118; El nacional–socialismo y el Tíbet (I de II), deshaciendo mitos, situando problemas, combatiendo exageraciones, Revista de historia del Fascismo nº 30, marzo–abril 2014, págs. 92–95.

[7] Pauwels y Bergier, op. cit., pág. 188.

[8] Ídem, pág. 164.

[9] Ídem, pág. 188.

[10]En Berlín, un monje tibetano, apodado «el hombre de los guantes verdes» y que anunció tres veces en la Prensa, con exactitud, el número de diputados hitlerianos enviados al Reichstag, recibía con regularidad a Hitler. Era, al decir de los iniciados, «detentador de las llaves que abren el reino de Agarthi»”. Pauwels y Bergier, op. cit. (pág. 188). Cabe decir que no existe la menor pista sobre el origen de esta información más allá de esta referencia y los autores de este libro no explican el origen de su fuente. En realidad, El Retorno de los Brujos se convierte en absolutamente abracadabrante entre las páginas 188 y 196, pasando del geopolítico Karl Haushoffer, al explorador Schaeffer, y de éste al esoterista René Guénon, mezclando menciones a Austwitchz, al desierto del Gobi, con citas extraídas del libro de Rauschning y fragmentos del Dalai Lama, etc: un verdadero “popurrí”, siguiendo una técnica similar a la utilizada por la Blavatsky (lanzar una abundancia extrema de datos procedentes de las fuentes más diversas, todas ellas sin cribar, ni referenciar), a efectos de obtener una síntesis sincrética que en este caso tendería a demostrar que el Tercer Reich tenía una cúpula que respondía a tres rasgos: irracionalidad, criminalidad y satanismo.

[11] Véase, por ejemplo, el artículo publicado en la revista Año Cero, nº 242, septiembre de 2010, artículo Hitler: médium, mago, mesías o poseso, págs. 10–22, o el libro Sangri–La: la cruz bajo la Antártida, Julio Murillo, editorial Leer–E, Pamplona 2010. Ambos textos son lo suficientemente recientes como para demostrar que la ola desencadenada por El Retorno de los Brujos todavía goza de buena salud.

[12] El texto más completo sobre la historia de la Ahnenerbe es, sin duda, Das “Ahnenerbe“ der SS 1935–1945. Ein Beitrag zur Kulturpolitik des Dritten Reiches. Michael H. Kater, Auflage, Oldenbourg, München 2006. En castellano solamente existe Ahnenerbe, la demencia científica de los nazis, José Antonio Solís Miranda, El Arca de Papel Editores, 2007, libro poco fiable que sostiene que el inspirador de la Ahnenerbe era… Karl María Willigut.

 

[13] Para una historia de referencia sobre las SS puede leerse La Orden de la Calavera, Heinz Höhne, Plaza & Janés, Barcelona 1976.

[14] Sobre la educación en el Tercer Reich puede verse: Historia Social del Tercer Reich (Richard Grunberge, Editorial Ariel, Barcelona 1971), especialmente los capítulos La Juventud (pág. 284–301), La Educación (pág. 303–322) y Las Universidades (pág. 323–342).

[15] Adrian Weale, SS Una historia nueva, Turner Publicaciones, Madrd 2013, especialmente el capítulo XIV La militarización de los “soldados políticos”

[16] Un eco de esta temática puede encontrarse en la obra El Libro Mágico de las Runas, Fabiana Daversa, Editorial Kier, Buenos Aires 2004.

[17] Adrian Weale, op. cit., pág. 67.

[18] H. Höhne, op. cit., pág. 59.

[19] Himmler elaboró para las SS una doctrina que remitía a los ideales románticos de la nobleza y el honor y puso gran empeñó en dar una expresión concreta a este aspecto de su “orden de caballería”. (…) Siempre tuvo apego a los relatos míticos que le había enseñado su padre. Por lo demás, y aunque no conviene dar demasiada importancia a su fe en el ocultismo, es innegable que incorporó ciertos aspectos de este a su pensamiento” (A. Weale, op. cit., pág. 27).

[20] Para una biografía esencial de Von Braun y sus relaciones con Hitler y el nacionalsocialismo, véase Ciencia, Política y poder: Napoleón, Hitler, Stalin y Eisenhower, José Manuel Sánchez Ron, Fundación BBVA, Bilbao 2010 , pág. 126–134

[21] Tal es la tesis de Christian Bernadac que presentó en su obra Le mystere d’Otto Rahn, le Graal et Monsegur; du Catharisme au Nazisme, Éditions France–Empire, París 1978, pág. 226 y sigs. Para Bernadac, Rahn era una mezcla de investigador y agente de inteligencia. Después de que Himmler ordenada a las SS que presentaran su “certificado de pureza racial”, Rhan (que tenía antecedentes hebreos) simuló su suicidio y siguió trabajando para las SS con el nombre de “Rudolf Rahn” (se da la circunstancia de que la secretaria de Otto Rhan y de Rudolf Rhan era la misma mujer). Rudolf Rahn participaría en la revuelta antibritánica de Irak en 1940 y posteriormente sería embajador alemán en Roma después de la caída de Mussolini y durante la República Social Italiana, subordinado al general SS, Karl Wolf.

[22] La Corte de Lucifer, Otto Rahn, Círculo Latino, Madrid 2005 y La Cruzada Contra el Grial, Otto Rahn, Editorial Hiperión, Brcelona 1994.

[23] Su primo Willy Thaler le presentó a Jörg Lanz von Liebenfels, el fundador de la Orden del Nuevo Temple. Willigut consiguió interesar a Lanz, el cual envió a uno de sus hombres de confianza para que elaborara un informe sobre el desconocido durante el invierno de 1920–21. Así, Lanz supo que Willigut se consideraba el “rey secreto de Alemania”, último descendiente de la “religión irminista”. Willigut se consideraba dotado de “memoria ancestral” o capacidad de reconstruir los sucesos que habían ocurrido en un paraje concreto a los miembros de su raza. En esa época lanzó una revista pangermanista, ariosófica e “irminista” titulada Der Eiserne Besen (La escoba de acero) orientada contra católicos, judíos y masones. En 1924 fue detenido en plena calle –tras denunciar su esposa que sufría trastornos mentales– e ingresado en una institución psiquiátrica de Salzburgo durante dos años y medio. Los miembros de la ONT siguieron en contacto con él y obtuvieron finalmente su salida del sanatorio. Los médicos reconocieron que no era peligroso para la sociedad y que sus creencias –incluida la de remontar su árbol genealógico a Wotan– eran “poco comunes”. Se instaló en Salzburgo convirtiendo su hogar en un centro de recepción de las diferentes corrientes ariosóficas (extraído de Karl María Willigut: le Raspotine d’Himmler, Christian Bouchet, Avatar Éditions, París 2007).

HITLERISMO Y OCULTISMO (1 DE 7) – EL GRAN EQUIVOCO Y LA GRAN FALACIA

HITLERISMO Y OCULTISMO (2 DE 7) – HITLER Y SU PRESUNTA AFICIÓN AL OCULTISMO

HITLERISMO Y OCULTISMO (3 DE 7) – MILENARISMO ARIOSOFICO Y HITLERIANO

HITLERISMO Y OCULTISMO (4 DE 7) – LA SOCIEDAD THULE: MITO Y REALIDAD

HITLERISMO Y OCULTISMO (5 DE 7) – HITLER, UNA EXTRAÑA PERSONALIDAD

HITLERISMO Y OCULTISMO (6 DE 7) – UNA EXCENTRICIDAD LLAMADA ARIOSOFIA

HITLERISMOY OCULTISMO (7 DE 7) – ALGUNAS CONCLUSIONES










martes, 13 de diciembre de 2022

Hitlerismo y ocultismo (4 de 7) – LA SOCIEDAD THULE: PRINCIPIO, FIN, RENACIMIENTO FRUSTRADO.


Detrás de todos los artificios, informaciones erróneas, deliberadas o simplemente ignorantes, hay una verdad: que el Partido Obrero Alemán, antecedente inmediato del NSDAP, fue una emanación de la Logia Thule, siendo ésta una organización ariosófica y por tanto ligado a un movimiento ocultista völkisch. Este dato innegable corre el riesgo de ser malentendido: lo anterior puede admitirse como dato histórico a condición de admitir igualmente que pronto Hitler deshizo cualquier vínculo que pudiera existir entre ambas organizaciones y que, cuando Hitler puso el pie por única vez en el local de la logia, ésta ya había iniciado su declive.

Hoy se conoce lo esencial sobre la Logia Thule y sobre sus circunstancias. Puede decirse que fue un fuego de paja que brilló con extraordinario fulgor en los meses previos a la instauración en Baviera de la República de los Consejos Obreros, y cuyo declive se inició en el mismo momento en el que los cuerpos francos liberaron la ciudad. La historia de la Logia Thule es, pues, inseparable de la aventura personal de su fundador, Adam Alfred Rudolf Glauer, más conocido como Rudolf von Sebotendorf. Era un hombre, sin duda, especial, predispuesto para la vida aventurera, apasionado del ocultismo y con una iniciativa y energía poco comunes. Unas notas sobre su vida, son el preámbulo imprescindible para conocer su obra, la Logia Thule.

Es difícil recabar datos sobre Glauer–Sebotendorf antes de 1918. Los historiadores suelen recurrir a tres obras autobiográficas en las que se encuentran algunas pinceladas sobre su vida: El talismán de los rosacruces[1], La práctica antigua de la masonería turca[2] y una nota publicada en 1922 en el Astrologisches Lexikon que utiliza Goodrick–Clarke para componer el capítulo 11 de su libro[3]. Pero los dos libros escritos por Sebotendorf no pueden tomarse al pie de la letra, tratándose, más bien, de novelas alegóricas (muy habituales entre los rosacruces[4]). La recopilación que realiza Goodrick–Clarke también parece excesivamente imaginativa en algunos aspectos. Por lo demás, la vida de Glauer antes de 1918 tendría especial interés para los amantes del ocultismo, pero a efectos de nuestro trabajo nos sirve sólo para descubrir las influencias doctrinales que había experimentado cuando ese año organizó la Logia Thule. Y para ello no hay más remedio que recurrir a su obra Antes de que Hitler llegase[5] que es la que vamos a utilizar como guía en esta parte.

Hay que tener en cuenta el contexto en el que fue escrito Antes de que Hitler llegase. La edición original se remonta solamente unos meses después de la subida de Hitler al poder[6]. Visiblemente, Sebotendorf intenta aprovechar la relación que tuvo quince años antes con algunos de los personajes de la cúpula del Reich (Hess, Rosemberg, Streicher, Feder…) y el hecho, puramente fortuito, de que el núcleo originario que dio vida al DAP fuera una emanación de la Logia Thule. Para ello recurre a varios temas:

1) Recordar continuamente, desde la dedicatoria de la obra, a los siete miembros de la Logia Thule que fueron asesinados durante la Revolución de los Consejos Obreros de Baviera[7].

2) Recordar que el antecedente del NSDAP era el Partido Obrero Alemán (DAP) y que éste había surgido como emanación de la Logia Thule[8].

3) Recordar que el diario nacional del NSDAP, el Völkischer Beobachter, era una transformación del Münchener Beobachter que Thule había utilizado como medio de expresión[9].

4) Presentarse como antecedente y heraldo del NSDAP[10].

5) Insistir particularmente en el dualismo entre arios y judíos[11], similar al que había utilizado Hitler en Mi Lucha[12].

El intento de Sebotendorf de congraciarse con la cúpula del Estado no tuvo éxito quizás porque pretendía ir demasiado rápidamente y no supo acercarse al único sector en el que hubiera podido tener algo de audiencia (en el entorno de Himmler). No midió bien sus pasos, ni tuvo en cuenta que una cosa eran los orígenes del movimiento nacional–socialista y otra muy distinta la orientación que Hitler le dio. Quizás es que no había reparado en que algunas de las alusiones de Hitler en Mi Lucha, contrarias a la ariosofía, alejaban al führer de aquellos orígenes, indiscutibles por lo demás, en los que el DAP había sido emanación de un grupo ocultista. Eso era, precisamente, lo que Hitler deseaba evitar. Los méritos de Sebotendorf no fueron jamás reconocidos. Lo entendió bien cuando las SA lo retuvieron durante unas semanas y al salir de la prisión volvió a establecerse en Turquía y bastante tuvo con cobrar, como hemos visto, una pequeña ayuda de la Abwher hasta pocos meses antes de su suicidio.

A pesar de ser muy inseguras las fuentes biográficas sobre Sebotendorf que se refieren a antes de 1918, su vida podría resumirse a grandes rasgos en la de un aventurero atraído por el ocultismo y que pudo penetrar en extraños grupos ocultistas turcos. Había nacido en Hoyerswerda, en Sajonia el año 1875. Sus padres eran trabajadores. No concluyó sus estudios así que se embarcó en un buque que le llevó en 1898 hasta Nueva York. Luego en otro con el que visitó Nápoles. Y, finalmente se enroló como electricista en el Prinz Regent Luitpold en 1900, con rumbo a Australia. Intentó buscar oro en Australia, pero la empresa no prosperó y terminó a bordo de otro buque en el puerto de Alejandría. En el Cairo se encuentra con Hussein Pacha, un influyente propietario turco. Luego viajará a Constantinopla a través de El Pireo y de Izmir en donde se encontrará de nuevo con Pacha quien lo contrata. El imán de la mezquita de Beykoz le enseñará la lengua turca. Rápidamente se integrará en la sociedad de aquel país que ejerció una particular atracción sobre su espíritu. Sigue trabajando para Hussein Pacha pero, al mismo tiempo, y sin que se sepa los motivos, seguramente porque su patrón está vinculado a grupos sufíes, se ve súbitamente atraído por el ocultismo. Se relaciona con los derviches de la secta Mevlevi[13] y visita el Egipto de las grandes pirámides. Va acompañado por un tal “Ibrahim” quien le instruye sobre la antigua gnosis egipcia. Completará sus conocimientos cuando contacte con la familia Termudi, judíos originarios de Salónica, cuyo patriarca estudia la Khabala y la alquimia rosacruciana[14]. Se trata de una familia propietaria de una banca y con negocios de exportación, cuyos miembros eran masones del Rito de Menphis. El propio Sebotendorf explica que los Termudi lo introdujeron en la masonería y le legarían una importante biblioteca ocultista. En uno de esos libros, encontró una nota de la que extraería el material esencial para su libro Antigua Prácticas de la Masonería Turca. En 1908 empezó a sostener que el misticismo sufí y la sabiduría rúnica tenían el mismo origen. Todos estos datos se deducen de la lectura del Talismán del Rosacruz y, por tanto, son testimonios únicos. imposibles de contrastar.

Se sabe, en cambio, con certidumbre, que en esos años realizó varios desplazamientos a Alemania e incluso que se casó el 25 de marzo de 1905 con Klara Voss, hija de un granjero sajón, para divorciarse dos años después, el 5 de mayo de 1907. Otro diario alemán en 1908, dio cuenta de que Glauer–Sebotendorf había sido procesado por falsedad y otros fraudes ante un tribunal berlinés[15]. Nuevamente los datos biográficos que emanan de él, lo sitúan en 1909 otra vez en Turquía a la que no fue ajena la Logia Unión y Progreso a la que estaba afiliado y que aspiraba a la formación de un Estado liberal. En ese momento, él mismo se define como partidario de la occidentalización de Turquía. Nos cuenta que tras ese retorno dio conferencias sobre esoterismo y ocultismo en su apartamento de Beyoglu. Con los asistentes y quienes le eran fieles fundó una logia mística en diciembre de 1910, mientras, paralelamente, abordaba el estudio de los derviches Baktashi. Intentaba encontrar puentes entre las órdenes sufíes y la masonería para favorecer la europeización del país. Dijo haber escrito dos estudios, uno en turco sobre mística alemana y otro en persa sobre los míticos alemanes Tauler y Boehme.

Se observará que Glauer todavía no era “Sebotendorf”. Las explicaciones que da sobre cómo llegó a adoptar este apellido están envueltas en sombras. Afirma haber recibido la nacionalidad turca en 1911 y haber sido adoptado por un barón alemán, Heinrich von Sebotendorf, residente en Turquía. La adopción se realizó conforme a la ley turca pero no fue reconocida en Alemania[16]. Los dos miembros más jóvenes de la familia Sebottendorf debieron testificar en favor de la adopción. En 1914, Siegmund Sebottendorf von der Rose, lo adoptó de nuevo y, al fallecer, su esposa, ratificó la adopción ante un notario de Baden–Baden[17]. Goodrick–Clarke confirmó que, efectivamente, Glauer se convirtió en ciudadano turco en 1911[18]. El viejo barón Sebottendorf falleció en 1915. El apellido tenía su origen en barones bálticos de la Alta Edad Media, uno de los cuales, Carl Moritz von Sebotendorf, se estableció en Austria en el siglo XVIII.

Tenemos, pues, a Sebottendorf en Turquía de 1909 a 1913, participando en la segunda guerra balcánica de octubre a diciembre de 1912 en la que resultó herido. A principios de 1913 se estableció en Berlín. Se ignora lo que hizo en esos meses, y no ha podido confirmarse que invirtiera en el proyecto de carro de combate diseñado por Friedrich Göbel que resultó un fracaso. Realiza algunos viajes a Wiesbaden para entrevistarse con Siegmund von Sebotendorf y se sabe que vivió en un barrio elegante a orillas del Elba, Kleinzschachwitz. Se hico construir un chalet grande y confortable valorado en 50.000 marcos oro. Al parecer, estos fondos procedían de la fortuna de su segunda mujer, Berta Anna Iffland con la que se había casado el 15 de julio de 1915. Terminará estableciéndose poco después en Bab Aibling, una villa termal bávara.

Es justamente en ese momento, cuando a raíz de una serie de viajes entre Fráncfort y Berlín, Sebottendorf, visitó a su abogado, Georg Gaubatz para resolver definitivamente el tema de su nacionalidad. Éste le enseñó un anuncio que proponía a los alemanes “rubios y de ojos azules y de origen puramente ario”, unirse a una organización llamada “Orden de los Germanos”. El anuncio terminaba con tres runas que intrigaron a Sebottendorf, el cual escribiría a la dirección indicada y se haría miembro de la organización. En septiembre de 1916 decidió visitar al jefe de la Orden, Hermann Pohl.

Pohl era miembro de los Grupos Hammer, una de las organizaciones ariosóficas. A finales de 1911, había enviado una circular a medio centenar de colaboradores, todos ellos caracterizados por un antisemitismo radical, anunciándoles que el Grupo Hammer de Hamburgo, al que pertenecía, había decidido constituir una logia sobre postulados racistas y dotada de un ritual germánico neo–pagano. Añadía que el proyecto contaba con el apoyo total de Theodor Fritsch[19]. En Antes de que Hitler llegase, Sebottendorf alude a todo esto: alude a Theodore Fritsch–Leipzig como “un hombre del que Judá no pudo deshacerse”[20] y que “fue el primero en abordar el problema de forma científica y sus libros constituyen, todavía hoy, los textos clásicos del movimiento antisemita”. Y unas cuantas líneas más adelante añade tres párrafos en los que resume sus fuentes doctrinales:

“Al comienzo del siglo pudo contemplarse a tres austríacos enfrentarse a la judería. El primero fue Guido von List. Los libros de List, que trataban del conocimiento ario–germánico, aunque fueran demasiado lejos en el sentido de la mística, constituyen, hasta la fecha, una fuente inestimable y no deben caer en el olvido” (…) el segundo fue Lanz von Liebensfeld (..) Había publicado una serie de folletos con el título de Ostara, los Libros de los Rubios. Liebensfeld había intentado recrear el texto original del Nuevo Testamento a partir de los escritos de los Padres de la Iglesia. Estos libros fueron secuestrados y destruidos” (…) El tercero fue el barón Wittgenberg, el auto de (…) tres obras básicas, en las que demostraba el impacto y la influencia judía sobre la nobleza, el arte y la ciencia alemana. El barón Wittgenberg se suicidó en 1920, enfrentado a la ignominia, al tener conocimiento que su mujer y su hija habían caído en manos de un banquero judío”[21]. El último era miembro de la Sociedad de Thule junto a su esposa[22]. Los otros dos, como veremos, son los nombres en torno a los cuales se concentró el fenómeno ariosófico del que la Orden de los Germanos era una de sus expresiones organizadas.

Sebottendorf recuerda que en la fiesta de Pentecostés del año 1912 se celebró el Congreso de Thale en la que se creó la “primera logia secreta antisemita”. Sebottendorf cuenta que a partir de esta reunión se constituyeron logias en las que podían integrarse mujeres en pie de igualdad “para facilitar encuentros de sangre pura”. Se trataba de demostrar que casi todas las enfermedades y miserias tenían su origen en el caos racial. Pero lo más importante era que todos los asistentes eran pangermanistas: “[el objetivo era] la reunificación de todos los pueblos de sangre germánica”[23]. Pero otras fuentes no percibieron aquella reunión con tanto optimismo: “A pesar de la presencia del viejo Theodor Fritsch, este encuentro carece de Papa y todos esos aprendices a cardenales paganos están dispuestos a destrozarse entre sí. Los discípulos de Guido von List y de Jörg Lanz von Liebensfeld no tienen el menor problema en presentar los proyectos más locos. Haría falta un libro entero para enumerar a todos los profetas y todas las sectas que florecían entonces en esa Alemania de la inmediata preguerra. El congreso de Thalé aparece rápidamente como una cacofonía estéril, en la que cada fiel intenta excomulgar a sus vecinos, en nombre de una tradición que está aún por definir y reencontrar (…) Los más serios congresistas de Thalé –pues entre tantos iluminados también estaban presentes gentes serias– comprenden rápidamente la necesidad de un “aparato clandestino” para organizar y controlar lo que aparecía, por esencia, como una manifestación colectiva de individualismo. No eran tan infieles en esto al verdadero espíritu de Thule. Ya le he explicado hasta qué punto Hermann Pohl era un verdadero maníaco del secreto. Su prudencia reyaba a veces con la pusilanimidad, en cuando al “padre” Fritsch era un agitador parecido a  Drumont en Francia. También, va a nacer, en el mismo seno de la Germanenorden, que ya está creado desde hacía un año o dos, el Geheimbund, una asociación clandestina cuyo fin será encontrar la verdadera tradición nórdica e imponer un fin común a todos estos grupúsculos que se desgarran entre sí”.

En realidad, las fechas que maneja Mabire están confundidas. La logia fue fundada el 5 de abril de 1911 y Hermann Pohl elegido como Gran Maestre. Diez días después se constituyó una Gran Logia eligiendo como Gran Maestre a Fritsch. El 12 de marzo de 1912 la organización pasó a llamarse Germanenorden, Orden de los Germanos, es a esta reunión a la que se refiere Mabire.

A partir de entonces las logias proliferaron especialmente en el Norte y en el Este de Alemania. Aspiraban al “renacimiento religioso de los Ario–Germanos” y a la construcción de un “Imperio Armanista”, con la consiguiente expulsión de “razas inferiores parasitarias y revolucionarias”. El primer boletín de la Orden apareció el julio de 1912[24]. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, la Orden de los Germanos cuenta ya con un centenar de logias abiertas y varios miles de simpatizantes. Sin embargo, la llamada a filas y la escasez generada por el conflicto detienen la actividad de las logias. No será sino hasta la Navidad de 1917 (la fiesta de Yul en la tradición nórdico–germánica a la que se refieren los ariósofos) cuando se decida la reactivación de la Orden[25]. En esa reunión, Sebottendorf está presente como uno de los afiliados más activos y dinámicos. Después de anunciar la creación del órgano de expresión de la Orden y de un boletín interior, Runen, financiados y dirigidos por él, se le nombró Gran Maestre de Baviera. Ha sido durante los años de la guerra cuando, gracias a su formación ocultista, Sebottendorf ha ido escalando y ganando la confianza de los dirigentes de la Orden de los Germanos. A partir de ese momento, el reclutamiento de miembros de la Sociedad registró una mayoría de abogados, jueces, profesionales, profesores universitarios, aristócratas del entorno de la dinastía bávara de los Wittelsbach, comerciantes y hombres de negocios[26].

Es fácil percibir en la Orden influencias de distintos medios ocultistas. De la Orden de los Iluminados de Baviera, Sebotendorf retiene uno de sus aspectos organizativos: la organización de “círculos concéntricos” a modo de correas de transmisión[27]. De la Antigua y Mística Orden Rosa Cruz fundada en 1915 por Harvey Spencer Lewis imitó la captación de nuevos socios mediante anuncios en prensa convencional[28]. De la Sociedad Teosófica, extrajo la estructuración entre “visitantes” y “amigos”, siendo los primeros los que están en período de prueba[29].

Desde 1916, los boletines internos de la Orden de los Germanos mostraban en la portada una rueda solar superpuesta a una cruz. Pronto la orden prosperó en Baviera con el nombre de Sociedad Thule (el nombre fue propuesto por el escultor Walter Nauhaus, brazo derecho de Sebottendorf), hasta el punto de que los primeros locales se quedaron pronto pequeños para albergar a los nuevos afiliados y hubo que recurrir a alquilar unos salones del Hotel de las Cuatro Estaciones con capacidad para 300 personas, inaugurados el 17 de agosto de 1918: menos de tres meses después se producía la revuelta de los marineros de Kiel y la desbandada del Ejército Imperial.

La decoración del local se encomendó a uno de los afiliados, el Maestro Grielh quien adornó la sala con ruedas solare. Nauhaus diseño la insignia: un escudo con la esvástica atravesada por dos lanzas para los varones y con la esvástica dorada para las mujeres[30]. En noviembre de 1918 la Sociedad Thule contaba con 1.500 miembros en Baviera de los que 150 residían en la ciudad de Munich.

Tenemos, pues, una Orden de carácter ariosófico, que utiliza la esvástica como símbolo, cuyos miembros son pangermanistas, racistas, antisemitas y monárquicos[31]. Se trata de una sociedad ocultista, pero las implicaciones de los postulados ariosóficos la deslizan casi inmediatamente por la pendiente de las políticas reaccionarias. Y como reaccionarios que son, los miembros de la Sociedad Thule se sienten horrorizados por la derrota de noviembre de 1918 y por el estallido de la agitación bolchevique en Alemania. Esto les refuerza en sus convicciones reaccionarias. Al observar que existe agitación bolchevique protagonizada por elementos de la clase obrera, Sebottendorf alumbra la idea de crear una “correa de transmisión” (o un “círculo concéntrico”) para integrar a los obreros en la tarea de reconstrucción del germanismo.

El período que transcurre entre noviembre de 1918 y la insurrección comunista de Baviera que llevará a los trágicos sucesos de abril de 1919 es de gran agitación: seis meses en el curso de los cuales, Sebottendorf se convierte en uno de los personajes clave de la contra–revolución y a su organización en una poderosa central antibolchevique. Entre sus afiliados se cuentan aristócratas, alta burguesía comerciante, estudiantes, oficiales del ejército, funcionarios y un número no desdeñable de mujeres. Un miembro de la nobleza. Anton von Padua Alfred Emil Hubert Georg Graf von Arco auf Valley, que había intentado ingresar en la Sociedad Thule sin conseguirlo al ser de ascendencia judía por parte de madre, disparó y asesinó a Kurt Eisner, primer ministro de la República de Baviera[32]

. Dicho asesinato precipitó los acontecimientos y forzó a Sebottendorf a crear un Kampfbund (liga de combate) para responder a la nueva situación creada en Baviera.

En ese momento, dependían de la Sociedad Thule el Partido Nacional Liberal de Hans Dahn y la Deutsche Schulverein de Wilhelm Rohmeder que, junto a los pangermanistas, habían sido acogidos en los locales del Hotel de las Cuatro Estaciones[33]

. El Partido Alemán Socialista y los círculos que luego, como veremos, darían vida al Partido Obrero Alemán, también compartían el mismo local. No era extraño que el gobierno legal de Baviera, exiliado en Bamberg, considerase a Sebottendorf y a su organización como uno de los más sólidos puntos de apoyo. Además, desde el mes de noviembre de 1918, Sebotendorf había constituido una pequeña estructura clandestina armada que era mucho más de lo que disponían otros círculos contra–revolucionarios muniqueses.

Al igual que la Organización Cónsul creada por el Capitán Ehrhardt, el Kampfbund de la Sociedad Thule tiene un departamento de falsificación de documentos y sellos de caucho, un servicio de información propio que consigue establecer un “mapa” de la izquierda bolchevique en Munich, grupos de acción que sabotean camiones e instalaciones del gobierno de los Consejos, falsifican pases y billetes de tren. Y, por supuesto, recopilan armas. El alijo inicial había sido reunido para los pangermanistas de Lehman[34]

y estaba compuesto por unas cuantas decenas de pistolas y munición que fueron almacenados en los locales de la entidad. Los miembros del Kampfbund trabajaron en la creación de una “guardia cívica”, la Bürgerwehr, que debía estar dirigida por dos miembros de la Sociedad Thule, Rudof Buttman y Heinz Kurz[35], proyecto que fracasó al estallar la revuelta de los Consejos Obreros. Al producirse, el gobierno bávaro se refugió en Bamberg y desde allí autorizó a que los miembros del Kampfbund recibieran entrenamiento militar en Eching. Para salir del Munich controlado por las patrullas de guardias rojos, los hombres de Thule hicieron uso de los pases y de los billetes de tren falsificados. Trescientos hombres y simpatizantes de Thule consiguieron llegar así a Trenchtlingen donde constituyeron el Cuerpo Franco Oberland, protagonista del asalto que liberó a Munich del gobierno de los Consejos después de combates que se extendieron desde el 30 de abril hasta el 3 de mayo de 1919[36].

Pero, mientras las vanguardias del Oberland se aproximaban a la ciudad, en el Liceo Luitpold había ocurrido una verdadera tragedia: siete miembros de la Sociedad Thule habían sido detenidos por los guardias rojos y fusilados en la mañana del 30 de abril bajo la increíble acusación de “saqueadores”.  Los siete fusilados eran todos miembros bien conocidos de la Sociedad. Entre ellos figuraba la Condesa Heila von Westarp y el Príncipe Gustav Franz Maria von Thurn und Tasis, el Barón Kart von Treucher de Rebersburg y el brazo derecho de von Sebottendorf, Walter Nauhaus, “guardían de las genealogías” de la Sociedad Thule. El impacto de estos fusilamientos repercutió en la agresividad de los combatientes del Oberland que aceleraron las operaciones y alcanzaron el centro de la ciudad con dos días de anticipación. El hecho de que los principales dirigentes de la revolución de los Consejos Obreros fueron de origen judío, Axelrod, Levien y Leviné, como lo había sido también el asesinado Kurt Eisner, reavivó el antisemitismo en Baviera y generaría en los quince años siguientes un anticomunismo de intensidad muy superior a cualquier otro länder alemán que facilitó la eclosión del NSDAP en los meses siguientes[37]

.

Sin embargo, el problema era cómo había caído la lista de miembros de la Sociedad Thule en poder de los bolcheviques. Algunos atribuyeron la responsabilidad a Sebottendorf. Al parecer, se produjeron disensiones en el interior de la Sociedad precisamente por este motivo que obligaron al Barón a alejarse[38]

. El 22 de junio de 1919 asiste por última ver a una ceremonia de la Sociedad. Sebottendorf lo explica a su manera: “Se estaban incubando ásperas luchas intestinas, que conducirían a la Sociedad Thule a su final”[39]. Responsabiliza de los ataques que recibió a “los judíos del Partido Social Demócratas” y, a continuación dedica tres densas páginas a exponer el por qué la prensa le acusó de vivir bajo una identidad falsa, haber abandonado “cobardemente” a la Sociedad Thule, nacionalizarse turco para escapar al servicio militar, haberse apropiado de bienes. El diario berlinés Deutsche Zeitung en el número 291 de 1919 se hizo eco de estas acusaciones. Sebottendorf añade que “La acusación tenía aún más triunfos guardados en la manga”[40].

Sea como fuere, Sebottendorf renunció a su defensa pública. El Deutsche Zeitung, hay que recordarlo, era un diario de derechas entre cuyos lectores se encontraban precisamente aquellos que formaban la mayoría social de la Sociedad Thule. Es presumible, pues, que estas informaciones sobre Sebottendorf llegaran a la redacción a través de miembros de la propia Sociedad. Escribió: “Igual que los siete mártires se habían inmolado por el ideal, Sebottendorf se sacrificaba por el Movimiento. Se quitaba de en medio para no asfixiar al brote verde que acababa de emerger en aquella tierra”[41]

. Se estaba refiriendo al Partido Obrero Alemán (DAP).

  • Es importante considerar las fechas y los episodios concatenados que llevarán a la formación del DAP:
  • En otoño de 1918, simultáneamente a la revuelta de los marineros de Kiel, Sebottendorf concibe la idea de incorporar a los obreros a los ideales ariosóficos y encarga a Karl Harrer, miembro de Thule la formación de una organización autónoma para introducirse en ese medio.
  •  El 25 de diciembre de 1918 en el Boletín nº 15 de la Germanenorden se pedía la constitución de un Partido Obrero Alemán Socialista e incluso se publicaba un embrión de lo que debía ser su manifiesto[42].
  • En octubre de 1918 se funda el Politischer Arbeiter Zirkel (PAZ) compuesto por entre 3 y 7 miembros, de los que al menos uno de sus miembros, Anton Drexler,  está afiliado a la Sociedad Thule, Anton Drexler.
  • En diciembre de 1918, a propuesta de Drexler, el PAZ se transforma en Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán).
  • El 22 de junio de 1919, Sebottendorf asiste por última vez a una ceremonia de la Sociedad Thule.
  • Hitler participa “algunas semanas más tarde”[43] en la jornada de luto organizada en los locales de la Sociedad Thule (enviado por el capitán Mayer de la inteligencia militar)
  • El 12 de septiembre de 1919 Hitler asiste a la primera reunión del DAP.
  • En diciembre de 1919, Hitler redacta un reglamento para el comité de dirección del DAP, previniendo especialmente situaciones en las que exista un “gobierno paralelo” sobre el partido procedente “de un círculo o logia”.
  • En enero de 1920, Harrer abandona el Comité de dirección.
  • Febrero de 1920: el DAP se convierte en National Socialistische Deutsland Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán Nacional Socialista).
  • Esta sucesión de fechas y episodios indica a las claras:

    1) Que Hitler y Sebottendorf nunca se conocieron personalmente.

    2) Que tanto el Círculo Alemán de los Trabajadores como el DAP son emanaciones de la Sociedad Thule.

    3) Que ambas formaciones eran un “círculo concéntrico” para penetrar en el mundo obrero.

    4) Que Hitler, desde el primer momento, arranca al DAP de la influencia de Thule.

    5) Que el PAZ es el antecedente remoto del NSDAP, pasando por el DAP.

    Así pues, las aspiraciones de Sebottendorf de tener responsabilidad en el alumbramiento del núcleo originario del NSDAP está, ciertamente, fundada. Cabe decir, de todas formas, que en los primeros panfletos, actas y carteles que se conservan del DAP antes de la entrada de Hitler, no se percibe influencia ariosófica u ocultista. En cualquier caso, la génesis del DAP es innegable.

    Otro punto que apoya la vinculación de Thule con el NSDAP es la simbología. Uno de los miembros del NSDAP que había pertenecido a la Sociedad Thule, Friedrich Krohn, disponía de una biblioteca de 2.500 libros sobre temática völkisch. En mayo de 1919, Krohn redactó una memoria titulada ¿Conviene la esvástica como símbolo del movimiento nacional–socialista? Los dibujos que acompañaban a la memoria proponían una esvástica dextrógira que argumentaba de manera sincrética aduciendo la explicación budista que la daba como “talismán de buena fortuna”. Hasta ese momento, los grupos völkisch habían utilizado con relativa frecuencia la esvástica, sin atender a su orientación levógira o sinistrógira y había aparecido indistinta y reiteradamente en los boletines y revistas de la Germanenorden. Los locales y el sello de la Sociedad Thule fueron adornados con esvásticas sinistrógiras, que en la tradición budista, sin embargo, son símbolo de muerte y decadencia.

    Hitler, por su parte, reconoce el tributo debido a Krohn: “Un dentista de Starnberg realizó un dibujo muy parecido al que yo imaginaba, con la única diferencia de traer la esvástica con las astas curvadas sobre un disco blanco. Después de innumerables ensayos, logré precisar una forma definitiva: sobre un fondo rojo, un disco blanco y, en el centro, la esvástica en negro. Igualmente pude encontrar una relación apropiada entre la dimensión de la bandera y la del disco y entre la forma y el tamaño de la esvástica. Y así quedó”[44]. Es importante destacar que la memoria de Krohn está fechada en mayo de 1919, cuando Sebottendorf está todavía al frente de Thule, pero cuando Hitler todavía no ha llegado. Así pues, es presumible que a la hora de elegir símbolo, Hitler leyera la monografía de Krohn y la asumiera. Pero no era la versión dextrógira de Krohn, sino la sinistrógira por la que se decidió Hitler. La misma que usaba la Sociedad Thule y que adornaba su sello.

    En cuanto a lo colores, eran los propuestos por Krohn: esvástica negra, en disco blanco sobre bandera roja. Hitler explica: “Negro, blanco y rojo tampoco fue discutido. En cuanto a su efecto, esta última composición de colores se llevaba la palma sobre todas las demás, por su brillante armonía. Por mi parte, me pronuncié en favor de la conservación de los antiguos colores, no sólo porque, como soldado, para mí son los más sagrados, sino también por su efecto estético, ya que mejor que cualquier otra combinación armoniza con mi propio modo de sentir”[45]. El 20 de mayo de 1920 la esvástica así diseñada estuvo presente por primera vez en la reunión que abrió las actividades del grupo del NSDAP de Starnberg. Así pues, la esvástica de Thule y de la Germanenorden, rediseñada por Hitler a partir de los bocetos e ideas de Krohn, se convirtió en emblema del NSDAP. Las reivindicaciones de Sebottendorf eran, en este terreno, hasta cierto punto, razonables.

    Y ya hemos visto que era igualmente razonable la génsis del Völkischer Beobachter, diario nacional del NSDAP con varios millones de ejemplares de tirada en 1933, del pequeño, viejo, aburrido y pequeño–burgués Münchener Beobachter que comprara Sebottendorf a los herederos de su propietario, Franz Eher. Entre julio de 1918 y mayo de 1919 el diario se compondrá en los locales de la Sociedad Thule[46]. Así pues, no hay duda: el diario de Hitler es, inicialmente, el diario de Thule y, más en concreto, el de Sebottendorf.

    Por el contrario, no es razonable considerar a Hitler como un “hombre de Thule”. Es cierto que puede establecerse una filiación entre ambas siglas, el DAP y el PAZ, y que ambas constituyeron la “prehistoria del nazismo”, pero también es cierto que el partido que concibe Hitler desde el momento mismo en el que se afilió es muy diferente al que tenía en mente Sebottendorf o Harrer. Hitler nunca hubiera admitido el dirigir o pertenecer a un partido sometido a una logia (lo dejó escrito tempranamente en diciembre de 1919) y el hecho de que su propuesta fuera aceptada, unido a la dimisión de Harrer (el hombre de Thule en el comité de dirección del DAP), indica que en ese momento, el partido ya había quedado liberado de la tutela de la Germanenorden y de su Gran Maestre en Baviera.

    Hitler no quería convertirse ni en reformador religioso, ni en dirigente de un conventículo ocultista, por muy ariosófico y germanista que fuera. Su idea era que el bolchevismo solamente podía ser derrotado mediante un partido de masas. No albergaba el menor interés por difundir una concepción religiosa, cualquiera que fuera. Había escrito en Mi Lucha: Las ideas y las instituciones religiosas de un pueblo deben permanecer siempre inviolables para el jefe político: ¡De lo contrario que deje de ser político y se convierta en reformador si tiene madera para ello!”[47]. La metafísica no era lo suyo, ni sentía particular interés por la rehabilitación del viejo paganismo germánico. Martin Bormann que estuvo permanentemente a su lado en los últimos años de la Guerra Mundial publicó una recopilación de sus escritos sobre la guerra y la paz en los que se encuentra este fragmento: “Si alguien experimenta necesidades de orden metafísico, yo no puedo satisfacerle con el programa del partido. Pasará tiempo hasta que la ciencia pueda responder a todas las preguntas. No es pues oportuno lanzarse ahora a una lucha con las iglesias. Lo mejor es dejar morir al cristianismo d muerte natural… Nada me parecía más insensato que restablecer el cuto de Wotal. Nuestra vieja mitología había dejado de ser viable después de la implantación del cristianismo. No muere más que lo que está dispuesto a morir… Un movimiento como el nuestro no debe dejarse llevar por las digresiones de orden metafísico. Debe atenerse al espíritu de la ciencia exacta. El partido no tienen por qué ser una falsificación de la religión…” (notación del 14 de octubre de 1941, citada en J. Mabire, op. cit., pag. 278).

    Hitler no solamente no “hereda” el legado ariosófico que hubiera podido residir en el DAP, sino que se encarga de destruirlo en beneficio de su proyecto de “partido de masas” frente a “conventículo ariosófico”.

    Antes de que eso ocurra, Sebottendorf se retira y la Sociedad Thule tarda poco en pasar a la atonía. Tras Sebottendrf había dirigido la sociedad Hans Dahn, el hombre propuesto por la Germanenorden. Sin embargo dimitió pronto siendo sustituido por Johannes Hering[48]. En 1925, el grupo apenas contaba con 25 afiliados. El 1929, el Gran Maestre, Sesselman y su mano derecha Wagner, fueron requeridos para que presentaran las cuentas de los últimos años. Contestaron que la Sociedad Thule no tenía ya miembros. El Tribunal Mercantil la declaró disuelta en junio de 1930. Hasta que Sebottendorf regresó a Munich con intención de reactivar la orden…

    En el aniversario del fusilamiento de los siete rehenes de la Sociedad en el Liceo Luitpol, Sebottendorf intentó reunir a los antiguos miembros de Thule para conmemorar al acontecimiento. Sesselman, sin embargo, se opuso. Aun así, setenta y cinco antiguos miembros de Thule pudieron reunirse en la Catedral y decidir en el banquete que siguió que la Sociedad Sería reactivada. En la Asamblea General que tuvo lugar días después, Sebottendorf fue elegido “führer”. Los hermanos Walterspiel, propietarios del Hotel de las Cuatro Estaciones le ofrecieron la posibilidad de que volviera a utilizar las mismas salas que habían sido de la Sociedad Thule en 1919. El 9 de septiembre de 1933 se celebró el XV aniversario de la fundación de la Sociedad. Se leyó una carta enviada por Sebottendorf al consejo pedagógico de Tohmeder en la que “le anunciaba que no regresaría a Munich hasta después que, en Alemania, la Esvástica señalase la victoria del movimiento”[49]. En la mesa presidencial se encontraba el burgo–maestre de la ciudad que recogió la petición de que la municipalidad elevara un monumento a los siete miembros de la Sociedad fusilados en 1919.

    Poco después, en los primeros días de 1934, Sebottenderf sería detenido por las SA, pasando en prisión hasta el 2 de marzo. Su libro tiene como una última referencia la reunión de la Sociedad Thule correspondiente al 1 de noviembre de 1933, en la que dimitió nombrando a Franz Dannehl como Gran Maestre, asistido por Heinz Kurtz y por Hans Georg Grassinger como responsable de propaganda. La publicación del libro Antes de que Hitler llegase, no gustó a las autoridades: implicaba vincular el nacimiento del NSDAP a una secta ocultista y a un líder que se había dedicado a oscuras actividades ocultistas y a la práctica de la astrología. No era esa la imagen que Hitler y su gobierno querían dar de sus comienzos políticos. Ni Hess (que algunos pretendían que había sido el enlace entre Sebottendorf y Hitler[50]), ni Rosemberg (miembro de Thule pero cuya doctrina se distancia extraordinariamente de los puntos de vista ariosóficos), ni Streicher (igualmente miembro de Thule, pero atraído solamente por el antisemitismo), ni Gottfried Feder (cuyo papel en el Tercer Reich estuvo muy disminuido), ni Darré o Frank, que también habían participado en las actividades de la Sociedad, expresaron nunca ningún tipo de frase, gesto o acto que implicara el reconocimiento de que seguían ostentando los mismos ideales que en su juventud cuando formaron parte de la Sociedad Thule.

    ¿Qué fue de Sebottendorf tras abandonar Munich en 1919? Desde 1913 se había interesado por la astrología y, una vez fuera de la capital bávara, convirtió esa afición en su actividad preferencias. Sucedió a Ernst Tiede como director de la revista Astrologische Rundschau en octubre de 1920. Se trataba de una publicación astrológica que gozaba de gran prestigio, incluida dentro del universo völkisch. El propio Tiede era discípulo de Lonz von Liebenfeld. Compuso siete tratados de astrología que aparecieron entre 1921 y 1923 y que fueron elogiados por sus contemporáneos como muestras de claridad y precisión. Luego se estableció en Lugano y terminó un estudio sobre los derviches Baktashi y su relación con alquimistas y rosacruces. Al parecer retornó a Turingia en 1924 y luego entre1929 y 1931 viajó por los Estados Unidos y Centroamérica. Se ignora lo que hizo entre su retorno del continente americano y su reaparición en Munich en 1933. De lo que sí se tiene certeza es que tras comprobar que el nuevo gobierno no se creía en la obligación de deberle nada e incluso de que no soplaban buenos tiempos para la ariosofía, decidió expatriarse de nuevo a Turquía a través de Suiza. Allí entrará a trabajar como agente de la Abwehr como confidente. Su superior y la persona que cada mes le pagaba un discreto salario, Herbert Rittlinger, describió los últimos años del Gran Maestre de la Sociedad Thule[51]. Cuando Turquía entró en guerra con Alemania y estos se vieron obligados a desmantelar su embajada en Ankara en septiembre de 1944, Rittlinger entregó a Sebottendorf cierta cantidad de dinero para que pudiera sobrevivir durante un año. El 9 de mayo de 1945 –según fue informado Rittlinger por amigos suyos después de la guerra– Sebottendorf se suicidó arrojándose al Bósforo[52].

    La influencia de la Sociedad Thule (y, por tanto, de la ariosofía) fue mínima en el desarrollo del NSDAP. En el precedente, el DAP, existe un antes y un después en su vinculación a la Sociedad Thule: antes de que Hitler llegara, el DAP era una simple correa de transmisión de Thule, después, el partido quedó completamente fuera del radio de acción de esta sociedad.


    [1] Der Talisman des Rosenkreuzers, Rudolf von Sebottendorf, Editorial Geneimes Wissen, Graz 2007.

    [2] La práctica antigua de la masonería Turca, Rudolf von Sebottendorf, Ediciones Camzo, Torrevieja 2008.

    [3] Les racines occultistes du nazisme, Nicholas Goodrick–Clarke, Ed. Pardés, Puisseaux, 1989. Págs. 193 y sigs.

    [4] Tanto Las bodas químicas de Christian Rosenkreuz (Editrial Obelisco, Barcelona 2004), como la Fama Fraternitatis (Muñoz Moya Editores, Sevilla 1988) o la Confesio (incluido en la Trilogía Rosacruz, Ediciones Rosacruz, 2002) son libros alegóricos que definen mediante símbolos los objetivos de la Orden Rosa. Posteriormente, quienes se reclaman como miembros de la rosacruz han heredado la misma tendencia a novelas sus experiencias y enseñanzas: véase Zanoni de Bulwer Litton (Editorial Cántico, Alicante 2012)

    [5] Antes de que Hitler llegase, Rudolf von Sebottendorf, Ediciones Camzo, Torrevieja 2012.

    [6] La dedicatoria de la obra está fechada el 9 de noviembre de 1933 (op. cit., pág. 48).

    [7] Cf. La propia dedicatoria, pág. 47–50, el Capítulo VIII, El período de sacrificio de la Sociedad Thule, págs. 181–212, su intento de conmemorar a los fusilados en 1933 (pág. 251), la petición de que elevar un monumento a las siete víctimas de Thule (pág. 252), fotos de cuatro de los siete fusilados (págs. 260–261) y reproducción del recordatorio de los asesinatos (pág. 270).

    [8] Menciona al Círculo Obrero Alemán y a la Comunidad de Trabajadores Alemanes como emanaciones de Thule (pág. 223) y dice explícitamente que el primero se transformó en el DAP, añadiendo que Harrer se opuso inicialmente a que el movimiento adoptara la denominación de “partido” (pág. 232) y que la Comunidad de Obreros Alemanes se transformaría luego en Partido Alemán Socialista que se integraría en el NSDAP (pág. 233).

    [9] Para demostrarlo dedica el Capitulo XI: Génesis del Völkischer Beobachter, págs. 243–248, describiendo el origen del diario, los motivos por los que lo compró y transformo en órgano de expresión de la Sociedad Thule, haciendo hincapié de manera minuciosa en los cambios en el accionariado, concluyendo: “El 16 de noviembre de 1921, el nombre de Hitler, residente en Munich, calle Thierscha 15, apareció por primera vez, en el Registro del Tribunal de Primera Instancia de Munich, identificado por su pasaporte, como Presidente del Partido Obrero Alemán Nacional Socialista y propietario de todas las acciones” (pág. 248).

    [10] Puede leerse en la dedicatoria “[este libro] cubre el período que se extiende desde los tímidos inicios del movimiento (…) hasta la aparición del führer Adolf Hitler” (pág. 47). “Él culminó nuestros esfuerzos. Nosotros aportamos los elementos iniciales que él supo conducir hasta el final” (pág. 47). Utiliza cierto equívoco: “Este libro expone la situación existente antes de que el führer se afiliara al Movimiento” (pág. 48), lo que podía entenderse –y de hecho así se ha entendido en muchas ocasiones– que Hitler estuvo afiliado a la Sociedad Thule (no lo estuvo y, de hecho, ni siquiera conoció a Hitler).

    [11] “Conocemos por la Historia que el Ario es un constructor, mientras que el judío, por el contfario es un destructor” (Sebottendorf, op. cit., pag. 61). “¿Existe pensamiento más antagónico, lo uno de lo otro, que el pansaminto alemán y el judío?” (ídem, pág. 99).

    [12] “El antípoda del ario es el judío” (Hitler, op. cit., pág. 183).

    [13] Los Mevlevi (el término árabe mawlana, mevlana en turco, “nuestro maestro”) o “derviches giróvagos” que conoció Sebottendorf tiene sus orígenes en la tariqah fundada por el poeta sufí Jalal al–Din Mihammad Rumi en el siglo XIII. Son famosos porque practican la Sema, una danza en la que solamente participan varones, acompañados solamente por una música emanada de flautas, laudes y tambores, dando vueltas sobre sí mismos con los brazos extendidos y meditando. Los especialistas ven en esta danza el resultado de un sincretismo entre sufíes turcos y ascetas hindúes. A través de la danza intentan conseguir el éxtasis. Organizados como orden sufí (tendencia mística del Islam) gozaron de gran prestigio en la administración otomana. Kemal Ataturk prohibió la orden en 1923 que volvió a restaurarse en 1950. (The New Encyclopedia of Islam, Cyril Glassé, Stacey International, London 2002, pág. 307–308).

    [14] Hay que tener presente que la tradición rosacruciana establece que tras la firma de la Paz de Westfalia, los “últimos rosacruces” emprendieron el camino de Oriente, hacia “la India” que otros interpretan como “Turquía” (es ahí en donde algunos eruditos del esoterismo localizan a Nicolás Flamel, el famoso alquimista francés, Cf. Il libro delle figure gerogrífiche, N. Flamel, Studio Storico di Éugene Canseliet, Edizione Mediterránee, Roma 2003, págs. 19–50). “El análisis de los contenidos de los manifiestos rosacrucianos que aparecen en el siglo XVII evidencian que el movimiento proponía una reforma social en profundidad, similar –y no por casualidad– a la que habían intentado los templarios cuatrocientos años antes. Tras el lanzamiento de los manifiestos rosacrucianos, se evidenció que el intento había fracasado. La Paz de Westfalia rompió la unidad del Sacro Romano Imperio y selló la fractura de Europa en “estados modernos”, frecuentemente enfrentados por rivalidades nacionales. Así pues, no había nada que hacer, era imposible reconstruir la idea “imperial” tomando como base a alguna de las fracciones surgidas del estallido del Sacro Imperio. Lo prudente, entonces, era retirarse a la clandestinidad. A partir de la Paz de Westfalia, dejan de aparecer nuevos manifiestos rosacrucianos. Andreae afirma que su obra ha sido una “broma”, casi lo que hoy llamaríamos “un experimento sociológico”. La leyenda afirma que los “verdaderos rosacruces” se retiraron a la India” (…) Es en ese momento, cuando emerge la leyenda según la cual los últimos rosacrucianos abandonarían Europa para trasladarse a la “India”. La alusión a la “India” ha de interpretarse como un país simbólico; el Indostán está, por lo demás, situado, desde el punto de vista de Europa, en el Este, en el lugar por donde nace el sol, así pues, supondría un remontarse a los orígenes. Por otra parte, era en la India en donde se situaba el mítico reino del Preste Juan al que fueron a parar también los caballeros del Grial..(E. Milá, Por la Cruz a la rosa, EMInves, edición digital, pág. 60. La cita original procede de Heinrich Neuhaus, Pia et ultimissimo admonestatio de Fratribus Roseae–Crucis, nimirum: an sint? quales sint? unde nomen illud sibi asciverint, Danzica, Schmidlin, 1618 – 1623, pág. 5.


    [15] Glauer dará su versión de este incidente (Antes de que Hitler llegara, op. cit., pág. 218) atribuyéndolo todo a un poder notarial entregado de manera algo ligera siendo castigado por la pena de incapacitación.

    [16] Antes de que Hitler llegase, op. cit., pág. 219.

    [17] Ídem.

    [18] Goodrick–Clarke, op. cit., pág. 200, nota 21. Da su  version sobre el asunto del apellido y cómo llegó a incorporarlo legalmente a su nombre en op. cit., pág. 200–201.

    [19] Citado por Godrick–Clarke, op. cit., pág. 183.

    [20] Op. cit., pág. 67.

    [21] Ídem, pág. 68.

    [22] La lista completa de miembros de la Sociedad Thule, fue incluida por Sebottendorf como apéndice de su libro Antes de que Hitler llegase, sin embargo, en la edición española no fue incluido. Puede encontrarse en lengua castellana en Las claves ocultas del poder mundial: Club Bilderberg. Masonería. Bin Laden, Jorge Lesta y Miguel Pedrero, Editorial EDAF, Madrid 2009, págs. 229–235.

    [23] Sebottendorf, op. cit., pág. 69.

    [24] Ídem, pág, 183–184.

    [25] Ídem, pág. 77.

    [26] Goodrick–Clarke, op. cit., pág. 212.

    [27] Ídem., pág. 78.

    [28] Ídem. Sebottendorf añade: “Quien respondía al anuncio recibía, a vuelta de correo, el formulario de adhesión número 1, en el cual se exponía brevemente el tema de la cuestión racial. A continuación se explicaba que era necesaria una Orden para la programación de estas ideas, una federación secreta, a la cual quien quisiese pertenecer debería cumplimentar, en una hoja aparte, una Declaración de Limpieza de sangre” (pág. 79). Debía de garantizar que por su sangre ni por la de su esposa circulaba sangre judía o de razas de color. A continuación “… recibí el formulario de adhesión número 2 que llevaba impresa la Svástica y la imagen de Wotan” (ídem)

    [29] Ídem., pág. 79. El autor añade: “Tras un cierto período de prueba, era admitido con el grado consistía en un compromiso ceremonial durante el cual el nuevo miembro debía jurar fidelidad absoluta al Maestro”.

    [30] Ídem, pág. 92.

    [31] En su libro, Sebottendorf en varios lugares asume la defensa de la monarquía Guillermina: le libera de cualquier responsabilidad en el estallido de la Primer Guerra Mundial (“El Emperador Guillermo no quiso nunca la guerra, pues, retrasó tanto como pudo la entrada en la contienda, esperando siempre que el milagro se produjese, hasta que fue ya demasiado tarde para Alemania”, pág. 95), se declara monárquico y predica este sistema (“¡Alemania necesita la Monarquía! ¡Sin un Gobierno así tiende a desmembrarse”, pág. 96).

    [32] Op. cit., pág. 122: “El conde Anton Arco auf Valley tenía sangre judía en las venas, por parte de madre, nacida Oppenheim, su apellido de soltera. Era, pues, un jüdling –medio judío– y, por ese motivo, no fue admitido ni en la Sociedad Thule, ni en el Kampfbund. Con su gesta quiso demostrar que también un semi–judío era capaz de pasar a la acción”.

    [33] Goodrick Clarke, op. cit., pág. 212.

    [34] Goodrick–Clarke, op. cit., pág. 209.

    [35] Ídem.

    [36] El relato pormenorizado de los combates puede seguirse en Sebottendorf, op.cit., pág. 171–180, y en J. Mabire, op. cit., págs. 202–238.

    [37] “A casa de su propaganda y de su acción contra–revolucionaria, y también a causa del martirio de sus rehenes, la Sociedad Thule y la Germanenorden tuvieron una influencia mayor en la creación de una atmósfera agria y llena de rencor en Munich, la cual permitió a movimientos extremistas como el nacional–socialismo, prosperar” (Goodrick–Clarke, op. cit., pág. 211)

    [38] Goodrick–Clarke, op. cit., pág. 215.

    [39] Sebottendorff, op. cit., pág. 217.

    [40] Ídem., pág. 220.

    [41] Ídem.

    [42] Ídem., págs. 224–232.

    [43] Ídem., pág. 217.

    [44] A. Hitler, op. cit., pág. 294.

    [45] Op. cit., pág. 293–294.

    [46] Goodrick–Clarke, op. cit., pág. 208–209; Sebottendorf, op. cit., pág. 243 y sigs.

    [47] A. Hitler, op. cit., pág. 73.

    [48] Sebottendorf, op. cit., pág. 221.

    [49] Ídem., pág. 251.

    [50] J. Mabire, op. cit., pág. 281–282.

    [51] Geheimdienst mit beschränkter Haftung. Bericht vom Bosporus. ein wenig bekanntes Kapitel Zeitgeschichte aus erster Hand; Deutsche Verlgs–Anstalt, Stutgard 1973. Rittlinger fue escritor, fotógrafo, espía durante la guerra y, sobre todo, explorador especializado en canoas. Su primer libro data de 1932, trata sobre rafting en los Cárpatos Orientales. Conoció a Trostky. Viajó por todo el mundo y varios de sus libros fueron considerados bestsellers con tiradas de cientos de miles de ejemplares. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió inicialmente como soldado siendo destinado al aparato de propaganda alemán en Francia. Luego entró a trabajar como agente de la Abwehr para el almirante Canaris. Después de la guerra siguió escribiendo libros de viajes y de aventuras, recorriendo el mundo con su cayak. También destacó como fotógrafo especializado en desnudos naturistas.