Infokrisis.- Cuando uno intenta analizar
fenómenos como el Movimento 5 Stelle y a su fundador, Beppe Grillo, debe de ir
con cuidado. Las posibilidades de realizar un diagnóstico erróneo sobre algo
que en principio no tiene una línea política, ni estrategia, ni estructuras
políticas, es enorme. Por otra parte, el fenómeno, como todos los que aparecen
en este momento de declive de las
democracias, es contradictorio y cada cual puede creer ver en él aquello que
apoya o lo que rechaza.
Supe de Beppe Grillo este verano en Cerdeña
cuando uno amigos me citaron como la gran esperanza de la política italiana. Antes
de las elecciones generales italianas, a Grillo y a su formación apenas se les
daba entre un 13 y un 18% de votos, lo que no era poco y se le atribuía el
tercer lugar, por supuesto, tras el “respetable” Mario Monti, el “gestor eficaz”…
La inquietud de los analistas se debía a que con esos porcentajes, Grillo podía
condicionar la formación de cualquier gobierno de derechas o de izquierdas. Y
no se sabía muy bien, qué condiciones pondría. Si tenemos en cuenta que “el
dinero es cobarde”, de su resultado dependía el que Italia (y, de rebote
España) vieran alterada al alza los puntos diferenciales de su deuda.